Testimonio entre ruinas

Bitácora de trabajo
Por: Carolina Del Moral

Martes 19 de septiembre 2017

1:19 p.m.

Hace solo algunos minutos la tierra se ha movido casi tan fuerte como exactamente 32 años atras en aquel 19 de septiembre de 1985, una aterradora coincidencia que seguro recorre la mente de todos los mexicanos.

En mis veinte años de carrera periodística no había presenciado con mis propios ojos una tragedia de tal magnitud como la que hoy inunda mis sentidos de dolor y sufrimiento.

1:45 p.m.

Junto con mi equipo periodístico hemos salido a hacer un reportaje a las calles de la Ciudad de México, encontramos decenas de historias y testimonios que revelan el dolor de un pueblo que tras algunos minutos del sismo registrado a las 13:14 horas de esta tarde de martes busca entre los escombros a sus familiares y amigos, rogando a Dios encontrarlos con vida.

2:19 p.m.

Bajamos de la camioneta en las calles de Coyoacán, un edificio ha colapsado completamente y tres ambulancias parten del lugar, una de ellas del Forense, siendo reemplazadas por otras dos unidades. A algunos metros de distancia una camioneta sin puerta delantera ni tripulantes yace abandonada bajo un poste caído. Cuerpos de rescate sacan de entre los escombros del edificio a algunas personas, los vecinos se reunen alrededor de la zona para brindar su apoyo y nosotros accedemos para grabar nuestra nota.

2:30 p.m.

Justo rodamos nuestro informe cuando entre los restos de la edificación se asoma lo que parece ser un cuaderno empastado de color rojo con algunos corazones rosados en su contraportada. Al terminar de rodar, me agachó a levantarlo y pese a que la curiosidad me invade, guardo aquel libro para terminar mi trabajo periodístico.

7:30 p.m.

Son las 19:30 de la tarde, han pasado seis horas desde el sismo, frente a mí una taza de café y un montón de documentos editoriales que hablan al respecto de lo sucedido esta tarde, parece extraño, pero siento que ninguno me provoca esas sensaciones que helaron mi sangre en las primeras horas de la jornada, son tan simples y técnicos.

8:05 p.m.

Detrás de la PC, está la libreta que recogí de los escombros, al parecer es el momento propicio para leer sus páginas de autoría hasta el momento anónima. Hojeo el encuadernado y noto que se trata del diario de una adolescente de secundaria que narra con sus propias palabras sus vivencias, tal vez pensando que jamás nadie lo leería, confesando sus secretos más íntimos. Logro percatarme que le han sido arrancadas varias hojas, pero no las más importantes. Me envuelvo en su historia. La última página está fechada con el día de ayer, justo la noche previa al terremoto.

Todo indica que es el texto que buscaba para mi nota periodística con contenido humano, mas ahora me siento en la necesidad de buscar a su autora pues su caso me ha provocado gran interés y necesito saber cómo afrontó la tragedia y qué es de ella y los suyos a quienes me permitió conocer a través de su querido diario. Comparto con ustedes las páginas de este diario esperando toque su corazón así como tocó el mío.


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