Capitulo 2
Brown ya había completado su entrenamiento y se sentía preparado para unirse al ejército, donde pensaba que podría demostrar todo lo que había aprendido. Desde niño, había escuchado historias sobre los grandes héroes militares de su país y había soñado con unirse a sus filas para luchar por su patria. Sin embargo, justo cuando estaba listo para dar ese paso decisivo, recibió una noticia que lo cambiaría todo.
Un día antes de su entrada oficial al ejército, Brown fue convocado por uno de los oficiales de alto rango para una reunión urgente. Al llegar a la sala, el ambiente era sombrío. Los rostros de los presentes reflejaban una mezcla de derrota y desesperanza. El oficial que encabezaba la reunión comenzó a hablar con un tono grave y pausado, informando a todos los aspirantes de la situación crítica en la que se encontraba el país.
El país de Brown, que durante años había sido una potencia militar y comercial, acababa de perder una guerra devastadora contra su principal rival comercial, el país vecino. La noticia cayó sobre Brown como un balde de agua fría. El conflicto había durado más de lo esperado, y a pesar de la fortaleza de su nación, la guerra había sido costosa en todos los sentidos: pérdida de soldados, desgaste económico y la destrucción de infraestructuras clave. Pero lo que más impactó a Brown fue la siguiente parte del comunicado.
El oficial, con una expresión seria, declaró que el gobierno había decidido rendirse y declarar la neutralidad de la nación. No habría más guerras, no habría más ejércitos. El país había decidido que la mejor manera de sobrevivir era mantenerse al margen de cualquier conflicto futuro. Se disolvía el ejército de manera oficial. Todos los aspirantes que, como Brown, esperaban convertirse en soldados, tendrían que buscar otros caminos.
Aquello dejó a Brown en shock. Había dedicado años a su formación, y ahora, el sueño de convertirse en un caballero en las filas del ejército se desvanecía en un instante. Su mente se llenó de preguntas. ¿Qué haría ahora? ¿Cómo podría seguir adelante sin la estructura militar en la que había depositado sus esperanzas? Era una realidad difícil de aceptar.
Pero Brown no era del tipo que se rendía fácilmente. Sabía que debía adaptarse a las nuevas circunstancias si quería sobrevivir y prosperar. Mientras reflexionaba sobre su situación, escuchó hablar de una organización llamada los Exploradores. Esta organización, aunque no tenía el prestigio del ejército, se había vuelto esencial en los últimos tiempos. Los Exploradores eran responsables de una tarea peligrosa pero vital: cazaban y eliminaban criaturas antropomorfas que habitaban las zonas más salvajes del país. Estas criaturas representaban una amenaza constante para las poblaciones humanas, y los Exploradores se habían convertido en la única línea de defensa.
A pesar de que no era su primer plan, Brown decidió unirse a los Exploradores. Era su única opción viable para continuar poniendo en práctica las habilidades que había aprendido durante su formación. Sabía que no sería fácil, pero la caza de criaturas podría darle la oportunidad de probar su valía de una manera diferente. Al unirse, fue asignado al nivel más bajo de la organización: Explorador de Cobre. Este era el rango más básico, una posición que ocupaban los nuevos reclutas que todavía no habían demostrado su valía en el campo.
Brown aceptó su nuevo rol con determinación. Sabía que tendría que comenzar desde cero, pero estaba dispuesto a trabajar duro y ganarse un lugar respetable entre los Exploradores. Pronto le llegó su primera misión. Le entregaron un pergamino sellado con su tarea: tenía que matar a seis ogros que habían estado aterrorizando una aldea cercana. Los ogros eran criaturas brutales, conocidas por su gran tamaño y fuerza descomunal. Estos seres antropomorfos, que habitaban los bosques y montañas, a menudo atacaban asentamientos humanos, destruyendo todo a su paso y devorando a quienes se cruzaban en su camino.
La misión no era sencilla, y Brown lo sabía. Aunque había recibido un excelente entrenamiento, los ogros eran oponentes formidables, y enfrentarse a seis de ellos sería una verdadera prueba de fuego. Pero lejos de desanimarse, Brown se llenó de un extraño sentido de propósito. Esta era su oportunidad para demostrar su habilidad y coraje. Si podía superar esta prueba, quizás su vida como Explorador podría ser tan significativa como lo había imaginado en el ejército.
El viaje hacia la aldea que debía proteger lo llevó a través de terrenos difíciles. Montañas rocosas y densos bosques cubrían el paisaje, creando un ambiente perfecto para que los ogros acecharan a sus víctimas. Brown avanzaba con cautela, siempre atento a cualquier señal de peligro. El aire estaba cargado de tensión, y el sonido de sus botas crujientes contra el suelo parecía amplificarse en el silencio del entorno.
Al llegar a las afueras de la aldea, encontró las primeras señales del ataque de los ogros. Grandes árboles arrancados de raíz y casas destrozadas indicaban que las criaturas no estaban lejos. Los aldeanos que habían logrado sobrevivir lo miraban con miedo y esperanza, sabiendo que él era su única oportunidad para deshacerse de los monstruos que asolaban su hogar.
El enfrentamiento con los ogros no tardó en comenzar. Brown se adentró en el bosque donde los rastros eran más frescos. En cuestión de minutos, los gruñidos guturales de los ogros resonaron a través de los árboles. Brown apretó su espada y se preparó para lo que sería la batalla más dura de su vida.
El primer ogro apareció ante él, su piel rugosa y verde cubría un cuerpo colosal. Sus ojos inyectados en sangre se clavaron en Brown, y con un rugido, cargó hacia él. Brown esquivó el primer golpe con agilidad, pero sabía que no podía simplemente escapar. Tendría que usar todo lo que había aprendido en el Colegio para sobrevivir. Moviéndose rápidamente, golpeó con su espada, buscando los puntos débiles en la gruesa piel del ogro.
La pelea se volvió frenética, y pronto los demás ogros se unieron a la refriega. Brown se vio superado en número, pero no permitió que el miedo lo paralizara. Usó su entorno a su favor, desplazándose entre los árboles para evitar los brutales ataques de las bestias, golpeando con precisión cuando encontraba una apertura. Su cuerpo se movía con la fluidez que había adquirido en su entrenamiento, y su mente permanecía enfocada en la misión.
Uno a uno, los ogros comenzaron a caer. Brown, agotado pero determinado, siguió luchando hasta que solo quedaba el último. Con un último esfuerzo, clavó su espada en el corazón de la criatura, sintiendo cómo el peso de su victoria finalmente recaía sobre él. Los ogros habían sido derrotados, y Brown había superado su primera prueba como Explorador de Cobre. Pero mientras observaba los cuerpos inmóviles de los ogros, supo que esto era solo el comienzo.
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Fin del capitulo 2
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