9.- Emoji, el arte del nuevo leguaje
El lunes por la mañana se dirigió Jully a su trabajo. No había tenido contacto con Ale en todo el domingo. Moría de ganas de charlar con ella para que le platicara los pormenores de su cita con el doctor papito de los ojos verdes. Tomó su celular y le marcó.
—Hola Jully. Buen día. ¿Cómo estás? —Alejandra trató de conservar la posición de thai chi mientras contestaba el teléfono.
—Bien. ¿Y tú? Sé que nos veremos en la noche hoy, pero creo que quiero saberlo todo respecto a tu cita. Vamos. Cuéntame. Porque los vagos mensajes de WhatsApp con Emoji, y no escribir nada. Fue realmente frustrante.
—Me tienes muy decepcionada. Yo pensé que conocías mejor a tu casi hermana. Eso explica cada detalle de la cita.
Contestó Alejandra en tono fatalista. Debido a que su amiga no había descifrado su noche por las imágenes enviadas. A la vez tratando de contener la risa porque ni ella habría podido interpretar el mensaje que le mandó.
—Alejandra, por Dios. Crees que soy vidente. Bueno, si se trata de sacar conjeturas. Te puedo decir que la mitad de la noche fue un asco y en la otra terminaste envuelta entre sus sábanas. Dentro de nueve meses seré tía de gemelos. Acerté en todo, ¿verdad?
Julieta contestó con la ceja derecha levantada y mirando al infinito. Imaginando lo sucedido en la cita.
—¡Vamos amiga! ¡No puedes pensar tan bajo de mí! ¿Cómo crees que sería capaz de hacer eso en el primer encuentro? Nunca me atrevería a continuar con una cita que a mitad de la noche fuera un asco. Para terminar entre sus sábanas.
Por las carcajadas tan fuertes producidas por su comentario. Alejandra perdió la postura y concentración. Se rindió, con el ejercicio. Terminó acostándose de espaldas, con las piernas flexionadas como si fuera hacer abdominales en el piso frío. Siguió con la plática.
—A por lo que veo la cita fue un éxito. ¿Entonces, tendrás gemelos?
—No. Serán cuatrillizos.
—Bien, agradezco ser la primera en saber. Te dejo porque tengo que trabajar.
Julieta decidió colgar el teléfono, ya que Ale siempre se extendía mucho en la plática. Ella la amaba por eso, pero en ese momento ya habían pasado más del tiempo necesario en la llamada. Tenía asuntos urgentes que atender.
—¿Tan fácil te das por vencida? Ahora ya noestas interesada en conocer mi mágica noche con el doctor papito. Está bien vicepresidentedel grupo Altamirano. Entiendo que su tiempo es muy valioso para desperdiciarlocon su querida y mejor amiga. Solo quiero agregar en la aclaratoria del mensajeenviado que el emoji de carita de fastidio.
Fue porque me dijo que la comida era para que nos sintiéramos cómodos con nosotros mismos. Yo asumí que era informal, con este calor usé un pequeño short de mezclilla con pechera. Una blusa de tirantes y mis, converse. Él me recogió vistiendo jeans. Una playera de cuello en v blanca y unos converse. Hasta ahí todo bien. Llegamos al restaurante. No sabes qué pena me dio. Cuando yo me fui de Guadalajara no estaba, o al menos no recuerdo haberlo visto. El Sausara es un lugar de comida India. Era de lo más elegante. Me sentí humillada, por el modo en que me veían las mujeres. Me sentí igual en la época en la que Cuquita se la pasaba valorando mi atuendo y mi forma de comportarme cuando era niña. Te lo juro que me empequeñecí.
—Ves. Te lo dije, te hubieras puesto algo más formal. Lo clásico de la primera cita.
—Estoy cansada de los prototipos impuestos por la sociedad. Al igual que tú, pero no estaba preparada para eso. Por otra parte. Quiero mostrarme tal cual soy, ya que en verdad me interesa este chico. Prefiero que corra de mí. Antes de que trate de cuartar mi libertad de expresarme y sentir.
—Pues al parecer te demostró que él piensa lo mismo de los estereotipos. No se presentó a la primera cita contigo sin presunciones. Lo cual indica que va por todo, o no.
—Sí. Me encantó esa faceta que conocí de él. —Ale suspiró al recordarlo y continúo descifrando su cita.
— Esta otra fue por el temor a que a la entrada nos dijeran. Que se necesitaba código de etiqueta. Te juro que ya nos hacía a los dos en el puesto de hamburguesas más próximo al establecimiento. No dijeron ni pío de cómo íbamos vestidos. Así que fue un profundo alivio.
Alejandra exhaló el aire que había contenido al recordar su nerviosismo. Continúo hablando con su amiga.
—La carita sin boca es porque literalmente me quede sin habla. El lugar está precioso. Quiero que vallamos tú y yo a cenar ahí un día. Me dijeron que de noche luce más, ya que todo es más brillante. Créeme que te encantará. Es como un tipo de terraza, fusionado con un vivero rodeado por ventanas enormes polarizadas. Con árboles alrededor de las mesas y de estos cuelgan lámparas. El techo también es de ventanales, los cuales están cubiertos por pequeños foquitos led encendidos. En el centro del restaurante hay una especie de estanque artificial donde tienen peces de diferentes colores. En una de las esquinas se encuentra una estatua enorme de Shiva. El suelo es ocre que simula como si estuvieras pisando el exterior. El contraste es bellísimo y se encuentra en una superficie alta. Se alcanza a ver el bosque de la primavera. Todo es hermoso. El ambiente es ligero. Los meseros fueron muy amables. En el fondo se escuchan melodías hindús muy relajantes. Quede enamorada del lugar.
—Acepto la invitación. ¿Cuándo me llevas a cenar?
—¿Qué te parece que en cuanto te sane con mi terapia, vamos a celebrar ahí?
—Eso es injusto. ¿Qué tal si tardas mucho? Soy una mujer con hambre.
—Lo siento amiga. Tendrás que ganarte esa salida.
—Pues ya qué. —Contestó Jully completamente decepcionada.
—Bueno. Déjame terminar de contarte. La cuarta carita es porque me presentó a su única hermana. Que por cierto es la dueña del lugar. Es una de las personas más encantadoras que he conocido. Lo que me hizo casi hacerme pipí de la risa es que la pareja llegó a instalarse en nuestra mesa. Hubieras visto las miradas que Joel le dedicó a Carmen y a su cuñado. Lo que sucedió es que él no contaba con que se encontraba en el país. No esperaba que regresara una semana antes de su viaje a las islas Canarias, ya que todos los años hacían la visita en este tiempo para convivir con la familia de su esposo. Como nos vieron tan casuales y cómodos no pensaron que era nuestra primera cita. Así es que decidieron ir a platicar de su viaje. Por el hecho de que tenía más de un mes sin ver a su hermano. Él se veía que estaba muy molesto con ella. Por educación se quedó callado, pero antes de salir del restaurante. Le susurró al oído que le agradecía por haber echado a perder nuestra primera cita. Ella se puso muy roja y comenzó a disculparse profusamente. Argumentando que nunca lo imaginó, ya que tenía desde la preparatoria que no lo veía salir con mujeres. Eso hizo que Joel enrojeciera como un jitomate. Le reclamó que ahora lo acusaba de antisocial, o con preferencias diferentes. Carmen me dio un beso en cada mejilla y me dijo al oído, que la perdonara. Que le diera una oportunidad más a su hermano. Que se veía que le gustaba mucho. Tanto como para engañar a su profesión con una mujer.
—No lo puedo creer. Qué pena. Pobre. Mientras más hablaba, más hundía a su hermano. ¿Qué más pasó? —Preguntó Julieta intrigada.
—Le dije al oído que a mí también me gustaba mucho. Le pedí que no se preocupara por lo ocurrido. Que comprendía del todo a su hermano porque yo tenía más de dos años, que no salía formalmente con un chico. Le confesé que también me había casado con mi carrera. Carmen le dijo a Joel en voz alta. "Hermano, me gusta esta chica para ti. Cuídala". Ella se despidió de beso de su hermano. Joel todavía dolido por lo ocurrido. Le dijo que era mejor que nos retiráramos. Antes de que yo decidiera que no estaba interesada en él, por algún otro comentario fuera de lugar.
—Este fue porque en cuanto nos subimos al carro. Se disculpó por llevarme al único lugar donde era posible que fracasara nuestra primera cita. Que dado que era uno de sus lugares favoritos por la comida y la vista. No pudo detener el impulso de compartir sus gustos conmigo. Juraba que no se encontraba su hermana en Guadalajara. Me aseguró. Que no era raro. Ni antisocial. Solo que había priorizado en su vida el estudio antes que la diversión. Que salía con mujeres cuando realmente se sentía atraído por ellas. Sin embargo, que por la especialización. No había estado con nadie formal desde entonces. Lo invité al cine. Terminamos viéndola película de End Game.
Y la cara sonriente con ojos de corazón. Es porque te puedo confirmar que me encantó. Confieso que amo total y completamente a Iron Man. Es mi crush.
—Yo quiero un híbrido de los tres. Iron Man, Capitán América y Thor. —Julieta se carcajeó imaginando su hombre híbrido.
—Jully. Creo que te convertiste en una golosa.
—No me convertí. Siempre lo he sido.
—Finalmente. Nos dirigíamos a cenar. Debido a que él pasó un mal momento con su hermana. No tocó la comida y se sentía muerto de hambre. Cuando ya íbamos al nuevo lugar. Recibió una llamada de emergencia del hospital. En ese instante mi corazón quedó roto.
Él no tomó la llamada, pero su coche se encuentra programado para contestar en automático en altavoz. Termine escuchando la conversación. Le comentaron que era urgente que se presentara en el hospital, ya que uno de sus pacientes necesitaba un bypass coronario. Por cierto, su especialidad es en cirugía cardio torácica.
—Espera, entonces en realidad, ¿qué edad tiene?
—Treinta y cinco.
—Guau, se ve más chico, se come los años, Ale, pronto tendrás que alejarte de él o te robara tu juventud, no vez lo que le sucedió a la pareja de los Carrasco, la mujer le gana con once años y se ven de la edad.
—Eres una bobita. Eso no es cierto,solo me lleva diez añitos de vida.
—Ya te perdí, lo huelo, pero allá tú, cuando estés más vieja que yo no te quiero oír llorando. —Julieta reía, porque Alejandra se comportaba a la defensiva por un simple chiste.
—Bueno, me platicó toda la triste historia del señor. En ese momento comprendí, que no me gustaba ese hombre, por el contrario, me encanta y el hecho de que tenga el poder de salvar la vida de otra persona lo hace completamente más atractivo para mí. Le dije que comprendía que tuviera que ir al hospital, que si quería yo podía regresar a mi casa en Uber. Él me comentó que aún tenía tiempo. Lo único que le pedí, ya que me quede muy impresionada por la historia del señor, fue que me avisara por WhatsApp cuando terminara para saber que todo había ido bien con el pobre paciente. Me dejó en mi casa, se despidió con beso en la mejilla y se fue, y yo me quede un poco desilusionada,por qué esperaba que fuera en la boca. Te juro que hasta revise mi aliento. Como el día de tu compromiso casi no dormí y por lo ajetreado del domingo, me hizo caer rendida a las ocho de la noche. ¿Puedes creerlo?, a las tres de la mañana me llegó el tan esperado mensaje de que todo había salido bien, y el señor se encontraba estable, como le conteste al instante comenzamos a platicar. Le dije que me acosté sin cenar, ya queme quede con las ganas de haberlo hecho con él. Me preguntó que se me antojaba, obvio que en esos instantes moría por una hamburguesa, se despidió de mí porque tenía un asunto pendiente; yo quería seguir hablando, más entiendo que es un hombre ocupado. Después de un rato me llamó de nuevo y estábamos platicando muy animados. A la media hora timbran en mi casa. Me espanté, checo la cámara, el interfono y descubro que era él con la cena. Comimos y platicamos más a fondo. Me preguntó por,ti y te mando saludos. Todo estaba delicioso, cuando ya se iba nos besamos y fue intenso, lo mejor de mi vida, y no paramos de hacerlo hasta que terminamos en la cama. Fue hermoso, único, y no me avergüenzo de sucumbir en la segunda cita. Lo juro, nunca lo había hecho. Tú sabes que he tenido tres parejas, así que soy más experimentada que tú.
—No inventes Alejandra, eran unos ñoños, tus tres novios, y saliste con él una sola vez, ¿por qué dices que te acostaste con él en la segunda cita?
—Lo sé, pero tú cuentas con un hombre en tu lista. Y son dos días diferentes. Por lo tanto, se consideran dos citas con él.
—Va,si eso te hace sentir mejor. Continúa con lo que pasó.
—Finalmente el corazón rojo.
Fue porque debo confesarte que siento miedo. Creo que me he enamorado a pesar de que solo llevo poco de conocerlo. Está mal. Lo sé. Es solo que necesito parar de psicoanalizarme todo el tiempo y arrojarme a la vida. Deseo dejar de poner barreras. Quiero florecer como mujer. Siempre fracaso por limitarme. Y esta química, pasión o enamoramiento que estoy sintiendo por Joel. Siento que es lo más verdadero que he experimentado en toda mi vida. Confiaré esta vez y si solo me quería por un acostón casual. Pues que así sea. Creo que lo superaré, pero no me adelantaré. Esperaré a ver qué es lo que sucede con la relación y que sea lo que Dios quiera.
—Mira, según mis antenitas de vinil. Yo creo que él va en serio. Tú oíste a la cajera de la clínica. Nunca había pagado la cuenta de ninguna otra chica. También está lo que dijo su hermana. Y ahorita donde se encuentra tu doctor papito.
—Se marchó temprano. Tenía que valorar a sus pacientes. Se despidió de mí besando tiernamente mis labios.
—Entonces, por lo que veo. Tendremos que suspender nuestra primera sesión, para que puedas pasar tiempo con Joel.
—Claro que no, señorita. Usted ya hizo un trato conmigo y ahora lo cumple. O ¿me quedarás mal por primera vez en tanto tiempo?
—No. Está bien. Te veo a las ocho. Que te parece, si te dejo porque tengo mucho trabajo y llevamos horas charlando.
—Nos vemos a las ocho de la noche en punto. En mi departamento.
Cuando terminó la conversación. Julieta se sintió alegre por su amiga. Aunque un poco vacía por dentro. Le gustaría contar con esa chispa en su relación con Roberto. La comenzó a invadir el miedo de nunca sentir eso. Se tranquilizó y se puso a valorar la conexión que mantenían. Llegó a la conclusión de que su amor hacia su prometido era más maduro. Más firme. Le encantaba tener relaciones con él. Era muy atractivo y a pesar de que no contaba con quién compararlo. Pensaba que no tenía que ponerse de esa forma, por tonterías. En pocas palabras estaba conforme con él.
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