Prólogo

Narrador omnisciente

—Los titanes aparecieron saliendo del mar. Estos medían entre tres a quince metros, por lo tanto se les veía inmunes al daño debido a su altura y regeneración, y aparentemente su única forma de sobrevivir era comiendo a los humanos. Pasado el tiempo se descubrió que todo fue obra de Ymir, una joven de raza eldiana que hizo un pacto con el demonio de la tierra, así otorgándole el poder de los titanes, y no solo para ella, sino también para su raza, siendo únicamente nosotros, los eldianos, capaces de convertirnos en esas bestias come humanos. —se levantó de aquella silla de madera y cogió una escoba para comenzar a barrer

Se colocó un pañuelo que cubriera su boca y nariz, ya que la mujer era alérgica al polvo y sus sentidos estaban más sensibles debido a su condición. Sujetó su cabello azabache en una coleta baja y respiró hondo para controlar sus mareos. Estaba embarazada.

—Ella trajo consigo tragedias para el mundo, exceptuando a los de su raza. —continuó contando la historia de sus antepasados conforme seguía limpiando— Trece años después ella murió, dividiendo sus poderes en nueve. El titán de ataque, titán colosal, titán acorazado, titán femenino, titán bestia, titán cuadrúpedo, titán mandíbula y finalmente el titán martillo de guerra. Estos fueron heredados de eldiano a eldiano, causando sufrimiento a la humanidad. Hasta que hubo un traidor entre los eldianos, a causa de su traición y unión con las naciones enemigas, el mundo pudo lograr la paz, y tras lograr ganar la batalla, el rey de los eldianos se fue a una isla, llevándose consigo a unos cuantos de su raza. —limpió con cansancio el sudor de su frente y volvió a sentarse en la silla— Amenazó al mundo en que si atacaban la isla, él iba a mandar a los millones de titanes colosales a destruir la tierra hasta dejarla árida. Ellos escaparon y jamás se les volvió a ver, sólo los eldianos que nos quedamos recibimos el alojamiento de los marlyanos, siendo utilizados como armas de batalla y humillándonos cruelmente con el pretexto de que así pagaríamos nuestros pecados... Matándonos por placer, pero aún así no podemos hacer nada... Somos débiles ante ellos... —rápidamente limpió la lágrima traicionera que se deslizó por su mejilla al recordar las muerte de su prima siendo aventada desde un edificio por un soldado marlyano

El mundo en esos días fue muy injusto y cruel, pero quién tiene una vida perfecta. Desde que nacías, tenías que adaptarte a la injusticia del mundo.

—Espero que tú cambies algo, Tn. Estoy segura de que traerás paz a este mundo. —agregó obteniendo  una patadita suave en respuesta, provocando que su madre soltara una carcajada— Veo que tu también lo crees, pero tendrás que pasar por dificultades, pequeña. La vida de un eldiano en Marley es muy difícil, y en tu caso va a ser mucho más debido a que llevas ambas sangres... Por eso nos iremos de Liberio, planeo tenerte en la isla Paradis hasta que tengas una edad donde entiendas las circunstancias —recibió una patadita más fuerte que la anterior— Lo sé, no te gusta la idea de alejarte de tu padre, ¿verdad? Pero esto lo tengo que hacer por él, porque lo amo y estoy dispuesta a irme a la isla Paradis sólo para que tu padre esté bien —sonrió al recordar a su pareja

La joven madre fue a la isla Paradis, escapándose de Marley en un pequeño barco conseguido por su supuesta pareja, pues él también estaba de acuerdo en que se fuera, sin importarle en lo más mínimo lo que le podría pasar.

Tú, una pequeña de orbes azulados, con aparentemente siete años de edad, conversabas con tu madre tranquilamente, sentadas en un sillón viejo.

—Madre. —llamaste con timidez— ¿Me vas a decir por qué no podemos ir a Marley? Quiero conocer a papá. —hiciste un pequeño puchero con tus labios

—Si, tienes razón. —respondió tu madre— Creo que ya es hora.

Saltaste alegre, pensando que por fin conocerías a tu padre.

—Además de que ya llevo mucho tiempo ocultándolo... —murmuró en un tono bajo, para que así no la oyeras

—¿Eh? ¿Qué cosa?

—No, nada.

—Vamos. Dímelo, ¿sí? —le seguiste insistiendo, puesto que eras terca, como cualquier otro niño

—Verás... —tu madre desvió la mirada, buscando las palabras correctas para explicarte del tema— Primero voy a cerrar las ventanas, nadie debe de escucharnos. —escapó de ahí y cerró las ventanas, cerciorándose de que no haya ninguna grieta o agujero en la casa— No podemos ir con tu padre, debido a que él es marlyano y yo soy una eldiana.

—No entiendo, madre. —ladeaste tu cabeza hacia un lado de manera inocente

La mayor soltó un suspiro por segunda vez en el día, tratando de encontrar una manera más fácil de explicar.

—Los marlyanos y los eldianos no se pueden mezclar, todo aquel que lo haga será convertido en un titán puro, vagando por esta isla para pasar toda su vida comiendo humanos... Ese es nuestro castigo. —susurró lo último mirándote con lástima

—¡Eso es injusto! —brincaste en tu sitio, aparentando estar molesta— Nosotros no hemos hecho nada, fueron nuestros antepasados. No nos merecemos el desprecio de la humanidad

—Cálmate, Tn. —pidió intentando tapar tu boca— Sabía que pensarías así. —te regaló una sonrisa maternal, provocando que dejaras de protestar y la miraras con más atención— Ven.

Tu madre tomó asiento en un sillón y palmeo al costado suyo con la mano, así que corriste hacia ru madre y la abrazaste con tus pequeñas manos, reposando tu cabeza en su pecho, pues te transmitía calidez.

—¿Por qué hacen eso? —cuestionaste nuevamente, con notable curiosidad. Querías saber más sobre el conflicto entre Marley y Eldia

—Eso es... Es porque nos quieren hacer sufrir de la misma manera en la cual lo hicimos con ellos hace miles de años. —explicó— Piensan que así pagaremos nuestros pecados. —hizo comillas en lo último, soltando una risa amarga. Ella también estaba en contra de las discriminaciones de los marlyanos hacia su pueblo, Eldia

Era una revolucionaria, perteneciente a la facción Anti-Marley.

—Sin embargo, yo pienso igual que tú. Desde que nacemos nos hacen cargar con crímenes que nunca cometimos. —frunciste el ceño— Muchos en Liberio piensan que se lo merecen, pero yo pienso que por algo nacimos, que cada uno tiene un deber en este mundo.

—En ese caso... —te apartaste repentinamente de tu madre— Yo traeré la paz para los eldianos, ¡no permitiré que sean castigados por los malvados marlyanos! ¡Viva Eldia!

—T-Tn. —ella te sonrió nerviosa

Solo eras una niña que tenía diferentes puntos de vista, pues tu madre te contó la historia desde su perspectiva.

—Estoy segura de que, cualquier persona que se proponga un objetivo, logrará ganar con esfuerzo y sacrificio.

—¡Sí! ¡Liberaré a los eldianos del odio del mundo! —exclamaste alzando tus brazos con emoción

—Me alegra que me hayas comprendido, hija. —le sonreíste, asintiendo con la cabeza

—Te quiero, madre.

—Yo también, Tn... Al igual que lo hace tu padre. —respondió bajando su tono de voz a uno angustiado

Pocos meses después salieron de la isla Paradis con ayuda de tres guerreros élite, clasificados como los más aptos para ir a la isla Paradis, sin embargo ellos fueron engañados por tu madre, quien les había mentido diciendo que era la prometida de la honoraria familia Tybur. Obviamente le creyeron al ver que tus ojos eran azulados, una característica perteneciente a esa familia.

Pasadas unas semanas desde que regresaron a Liberio, los tres guerreros descubrieron la verdad sobre su relación secreta con un marlyano  y además averiguaron sobre tu sangre, por lo que chantajearon a tu madre, exigiéndole que fuera a un edificio abandonado junto contigo. Tu madre no tuvo más opción que aceptar, pues no podía arriesgarse a perderte a ti ni a su pareja.

Apenas ambas llegaron, fueron atacadas por los soldados y, lamentablemente, tuviste que presenciar como tu madre era violada y asesinada, llenándote de impotencia al no poder hacer nada, solo escuchar los gritos desgarradores que soltaba.

—Sobrevive, Tn. Haz que mi muerte no sea en vano. —fue lo último que alcanzó a decir antes de morir asfixiada

Al ver que tu madre ya no se movía, los soldados se abalanzaron contra ti, una pequeña niña sola e indefensa. Ellos aprovecharon en desgarrar tu ropa, ya que te encontrabas inmóvil, solo recordando las últimas palabras de tu madre.

Una descarga eléctrica recorrió tu cuerpo, sintiendo la ira y sed de venganza. Agarraste la soga con la que mataron a tu madre y en un ágil movimiento la colocaste alrededor del cuello de un guerrero marlyano, el cual se encontraba más cerca, matándolo de la misma manera en la cual mató a tu madre.

Los otros dos guerreros se quedaron viendo la escena sin poder moverse, debido a lo escalofriante que les resultaba que tú, una pequeña niña, haya asesinado a su compañero sin pestañear. Sin embargo, para cuando ellos reaccionaron ya era tarde, tú habías tomado el arma del hombre que yacía muerto en el suelo, matando instantáneamente al otro soldado con un disparo en la cabeza.

El último sobreviviente era un eldiano, el cual estaba por sacar su arma para dispararte, pero fuiste más rápida y le disparaste en la mano y pies continuamente, ocultando tu mirada bajo tu flequillo, dejando al soldado eldiano desangrándose en el suelo. Te subiste encima de este y lo golpeaste con una fuerza sobrehumana, matándolo a sangre fría.

Sin ningún remordimiento de lo que habías hecho, te fuiste a botar los cuerpos de los guerreros, vengando así la muerte de tu madre.

Trepaste un árbol y esperaste a que los animales salvajes se tragasen las evidencias, quedándote sola en aquel bosque por varios meses y así no levantar sospechas. Te valiste por tu propia cuenta y aprendiste nuevas técnicas de combate, además de memorizar algunas técnicas que viste en las memorias del guerrero eldiano.

Por suerte solo hubo un titán cambiante cuando ocurrió el incidente de tu madre, pues de lo contrario no habrías ganado esa batalla. Para tu buena suerte, nadie sospecharía que habías al portador del Titán Cuadrúpedo.

—Parece que hoy lloverá. —susurraste viendo las nubes oscuras que se asomaban por el cielo— Tengo que practicar este poder sin importar qué obstáculo se me presente...

Después de un tiempo analizaste cómo es que pudiste ver las memorias del Titán Cuadrúpedo, ahí descubriste que al tener contacto físico con algún portador titán, eras capaz de acceder a sus memorias con tan solo tocarlo.

De ese modo, recordando los combates que había tenido el portador del Titán Cuadrúpedo, extendiste tu experiencia en batalla a esa corta edad.

Al regresar a Liberio, tu padre tuvo que hacerse cargo de ti, ya que aún nadie sabía que poseías ambas sangres, así que tu padre te hizo pasar por una marlyana.

Todo iba mejorando en tu vida. Convivías con tu padre y tíos, jugaban y reían, pero hubo algo que arruinó esa felicidad efímera.

Un día escuchaste una conversación entre tu padre y abuelo, enterándote de que él había entregado a tu madre a los guerreros que la asesinaron, confesado solo por dinero y su seguridad propia.

Seguiste escondiéndote detrás de la puerta, asomando tu oído para escuchar mejor.

—¡Jajaja! Ay hijo. —se burló el abuelo

—Ya padre, no te burles de mi desgracias. —lo vio con molestia

—Es inevitable, ¿cómo pudiste meterte con una eldiana y tener una hija? ¡Que mala suerte te cargas! —siguió burlándose

Apretarse fuertemente tu vestido, preocupada de lo que tu padre iba a responderle al abuelo. Tenías la leve esperanza de que te defendiera.

—¡Tch! Solo la cuido mientras Criss está de viaje con nuestros hijos. —respondió rodando los ojos al recordar a su exigente esposa y niños caprichosos, los cuales, por suerte, aún no conocías— La mocosa tiene más suerte que yo, demasiada suerte diría yo. —murmuró entre dientes

—Papá... —tapaste tu boca reprimiendo sus sollozos. Tragaste saliva y saliste corriendo de ahí

Ya no querías oír más, estabas cansada de tantas mentiras y engaños.

—No te lo perdonaré, padre. —susurraste para ti misma. Tu mirada se mantuvo ida mientras las lágrimas salían de manera involuntaria

Al día siguiente acusaste a tu padre, diciendo que éste hacía pactos con demonios y que pensaba traicionar a Marley. Apenas los guerreros escucharon tus declaraciones, fueron a arrestar al padre y a toda su familia, incluyendo a sus hijos, hermanos y verdadera esposa.

Tu padre fue condenado a vagar por la isla Paradis, junto con su familia marlyana, viviendo con el miedo de ser comidos por los titanes.

—Comandante. —llamaste

—¿Qué quieres? —el susodicho te miró de reojo

—¿Van a mantener esto oculto de los demás, verdad? No quiero que me juzguen a mí también por la traición de mi padre. —bajaste la cabeza, fingiendo tristeza

—Esta bien, niña. Los únicos que sabrán de esto, serán los altos mandos y yo. —respondió comprensivo, ya que después de todo eras como una marlyana más— Ni la prensa o los otros guerreros se enteraran.

Gracias a tu petición, nadie se enteró que tenías sangre de dos naciones enemigas a muerte, pues nadie te investigó al mantener oculto el caso de tu familia marlyana.

También lograste subir de nivel social rápidamente, a causa de la supuesta contribución hacia Marley y a los catorce años, apenas terminaste terminaste el entrenamiento para guerrero marlyano, fuiste enviada a una guerra contra otra nación, en la cual saliste victoriosa.

Actualmente tenías un cargo alto, siendo una guerrera marlyana respetada por todos.

—Eres una chica prodigio en campo de batalla, pero también eres despistada y torpe. —confesó mirándote con diversión, pues le divertía molestarte

Bufaste viendo a Zeke indignada por lo dicho.

—Vamos, no te molestes.

—Tú no molestes. —le diste un golpe en las costillas

—Agh. —se quejó haciendo una mueca de dolor— Deberías tenerme un poco de consideración, Tn.

— ¡Oh, mira! ——cambiaste de tema señalando una tienda de pizza— Voy a comprarme, se me ha antojado. —saliste corriendo

—¡Cuidado que te caigas! —su grito no sirvió de nada, pues ya te habías tropezado con tus propios pies

—E-estoy bien.

—Nunca cambia. —Zeke negó con la cabeza, para luego soltar una carcajada

Miraste de manera asesina al rubio de lentes, así que éste tragó saliva y fue a ayudarte.

—No, gracias. Puedo sola. —te incorporaste limpiando el polvo de tu uniforme

Conociste a los portadores de titanes, al igual que a sus candidatos, en el cuartel general de Marley. Incluso algunas veces ayudabas con los entrenamientos y lograbas establecer una amistad con ellos, sin embargo estabas dispuesta a luchar contra ellos si era necesario. Siempre siendo fiel al lugar donde naciste, la isla Paradis.

Ideaste múltiples planes para ayudar a los eldianos e hiciste todo lo posible para que Marley no atacara la isla, temporalmente.

Hasta que decidiste acercarte más a los portadores de titanes cambiantes, para así husmear en sus memorias.

—Oye, Tn. —Colt se acercó a ustedes— ¿Vienes a comer con nosotros pizza?

—Claro, ¡justo estábamos por comer eso! —añadiste con una sonrisa

De repente sentiste un escalofrío y seguido de ello, te llegó un recuerdo borroso, de un futuro no muy lejano.

—Una pizza familiar, por favor. —pidió Colt cuando entraron al restaurante

—Claro, ¿desean algo más?

—Yo quiero un helado como postre y de entrada el pan especial. —dijiste tímidamente

—Glotona. —dijeron Zeke y Colt al unisono, recibiendo una mala mirada de tu parte

—Como si ustedes no lo fueran, cerdos. —esta vez tú fuiste la que recibió una mirada asesina de su parte

Nuevamente tuviste la misma sensación de antes, un escalofrío te recorrió, pero también sentías que alguien se acercaba.

Recordaste aquella imagen que llegó a tu mente hace unos minutos, donde aparecía una persona de cabellos castaños y ojos color verde esmeralda, los cuales parecían irradiar fuego a través de su mirada, por el odio que transmitía. Lamentablemente, lo demás estaba borroso, pues su rostro no lo podías distinguir.

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