•Epílogo•
Desperté debido a los gritos.
Siento que he dormido por varios días...
- ¡Hey! ¡Ven aquí mocoso!
Me fui reincorporando poco a poco mientras quitaba la colcha que tenía tapado mi cuerpo, sentándome en el sillón de madera, estirándome hasta el punto de escuchar pequeños crujidos que salían de mis huesos.
- ¡Nooo! ¡Quiero estar así, al aire libre!
Siguió escapando sin importarle los gritos y pequeñas maldiciones que le dirigía su padre.
- ¡¿Qué has dicho?! ¡Si estás corriendo desnudo por toda la casa, te vas a resfriar!
- Obedece a papá, Seiya
- ¡Ya oíste a tu hermana, mocoso!- gritó- ¿Porqué no eres cómo ella y obedeces?
- ¡Déjame ser libre, papá!
- Ya eres demasiado libre, ¿qué no te da vergüenza caminar mostrando tus...?- miro de reojo a la pequeña y cuidó de lo que estaba por decir- Solo ven aquí, hay que cambiarte
- ¡Nooo!- repitió
- ¡Que hijo más desvergonzado y vulgar tengo!- gritó con notable molestia en su voz. Al parecer ya se le acabó la paciencia
- ¡Mami! Papá me está molestando- corrió hacia mi y comenzó a quejarse
Le sonreí tiernamente y acaricié su cabeza.
- Tienes que cambiarte- ordené
- ¡No quiero!
¡Ahg! Es igual de terco que su padre.
Seguí sonriendo y puse un semblante oscuro a la vez que aclaré mi garganta para poner una voz más seria y amenazante.
- Sino lo haces puede que tus pollitos desaparezcan mañana
El me miro con miedo y asintió yéndose a cambiar con ligeras lagrimitas en sus ojos.
- Mamá da más miedo que papá
- Si, y aún no la has visto enojada
- Creo que da más miedo cuando le quitan su comida
- Huy, eso si que da miedo- susurraron entre ellos
Eren se acercó a mí y me abrazó desde atrás, besando mi cuello, aprovechando de que los niños no nos prestaban atención por el momento.
- Seiya salió igual a ti- comenté
- ¿Ah?
- Es terco, y a cada rato nos chantajea con eso de la libertad que tiene cada uno como persona a pesar de solo poseer cuatro años de edad, aparte de que se parecen físicamente
- ¿Y eso qué? Yo no soy tan terco- se cruzó de brazos.
Rodé los ojos y vi cómo Seiya e Ymir comenzaban a leer uno de los libros que les trajo Eren, apoyando su espalda en uno de los árboles resguardándose del sol.
- No pensé que Ymir iba a ser mi hija- comenté, pues hace tiempo que no hablamos con respecto a eso
- Yo al principio tampoco lo creí
- Pero aún me queda una duda.- me di la vuelta y lo mire fijamente- Si yo ya estaba embarazada, y ya había conocido a Ymir en los caminos, ¿cómo es que ella reencarnó como nuestra hija?
- Acuérdate que en los caminos el tiempo transcurre de diferente manera, así como logré influir en mi padre viajando en el pasado a través de mis memorias, seguro Ymir también encontró una manera de manisfestarse ante nosotros estando aún en tu vientre, o tal vez ya lo tenía todo planeado
- Ya veo...- hice una pausa desviando la mirada- No te entendí- el me miro mal y dio un suspiro. Reí nerviosa por eso
- No importa, solo necesitas entender que Ymir reencarnó como nuestra hija porque así lo quiso ella
- ¿Entonces fue su voluntad?
- Quien sabe.- respondió encogiéndose de hombros- Anda, tengo hambre
- Esta bien, pero esta vez tú me ayudarás a cocinar
- Pues ya que- caminó con pasos pesados hacia la cocina
Nos adentramos a la casa no sin antes dirigirles una última mirada hacia nuestros hijos.
- Dentro de un rato entran a casa, hace frío- ellos asintieron
Según lo que me enteré, hace aproximadamente siete años Eren logró su objetivo, y cumplió su promesa...
- Pásame la sal
- Claro
Me agaché para sacar el tarrito de sal y dársela.
- Ten
- Gracias- murmuró con un ligero tono carmín en sus mejillas, ¿por qué se sonrojó?
Bueno, da igual.
Hace siete años, cuando apenas abrí los ojos despertando de mi sueño, Eren apareció al lado mío con una sonrisa y se lanzó a abrazarme, por mi parte lloré al ver que Eren estaba bien. Correspondí a su abrazo con más intensidad, sin importarme que Historia, su esposo y su bebé recién nacida estaban presentes, pues aún estaba la casa (cabaña) de ellos. Por supuesto que me sorprendió ver que Historia tenía una bebé de ojos azules claros como los de ella y un pequeño mechón de cabello cenizo como el de su padre, al preguntarles me respondieron que Historia había entrado en labor de parto minutos después que me dormí, justo cuando el retumbar ya había iniciado.
Al salir de la casa Eren me obligó a meterme al bosque, explicándome que no todo salió como lo tenía planeado, pues Armin y los demás lograron encontrarlo y le dieron una oportunidad, por lo que no pudo exterminar a toda la humanidad, así que seríamos perseguidos por todos.
Desde ese día fuimos fugitivos, sin embargo logramos encontrar un lugar seguro y tranquilo para nosotros gracias a Armin, quien nos dio la ubicación de una isla lejana la cual vio en uno de los mapas. La isla era habitada por algunas personas; no nos causaron problemas debido a que ellos no sabían nada de la identidad de Eren, ya que no tenían tecnología ni armamento suficiente, por lo que era poco concurrida y conocida por el mundo, eso nos daba ventaja y nos hacía sentir aliviados...
- ¿Qué más se debe agregar?- se preguntó en voz baja sacándome de mis pensamientos- Creo que esto
- ¡No! ¡Eso es rocoto, baka!- le regañe
- Pero se parece a la manzana- murmuró para sí mismo
Lo mire con cara de "¿en serio?", si la manzana es MUY DIFERENTE al rocoto. Solté un suspiro y nuevamente le di instrucciones sobre los ingredientes para hacer el almuerzo.
Espero no salir envenenada después de cocinar con el. Ay, extraño la comida de Nikolo...
Menos mal que el aveces viene junto con Armin, Pieck, Annie, Mikasa, Connie y Jean. Solo ellos son los únicos que saben de nuestra ubicación, y solo ellos conocen la verdadera identidad de nuestros hijos además de los residentes de esta isla, por lo que Seiya e Ymir si tendrían la libertad de salir a explorar el mundo.
Al quedar como fugitivos Armin comenzó a esparcir el rumor de que Eren había quedado tan herido que era probable su muerte, así, calmando a la humanidad con ese falso rumor.
- ¡Mami! Oí que tocaron la puerta.- informó Seiya- ¡Yo voy a abrir!
- ¡Espera Seiya! Yo te acompaño, te puede pasar algo si vas solo- Ymir fue tras el persiguiendo a su hermanito menor
- ¡Son los tíos!- gritaron desde la sala
- ¿Ah? ¿Cuál de todos?- preguntó Eren alzando la voz para que lo escucharan
- ¡Son todos!
Me asomé por la puerta de la cocina comprobando que en verdad habían venido absolutamente todos.
- Oh, parece que tendremos que preparar más comida- añadí con una sonrisa
- Perdonen las molestias, vinimos sin avisar- dijo Armin rascando su mejilla
- No hay problema- contesté. Eren apretó mi mano e hizo una mueca
- Yo quería estar a solas contigo en la cocina...- susurro en mi oído. Traté de disimular mi sonrojo por lo que dijo
- Si quieres podemos ayudarte en algo
- No es necesario Pieck- moví las manos negándome a la vez que trataba de apartar a Eren en un intento nulo
- ¿Qué dices? Por supuesto que si, no quiero terminar envenenada por Jaeger- Annie se acercó a nosotros y separó a Eren de mí, este miro mal a Annie, a lo que ella lo fulminó con la mirada
- Controla a tu bestia, Armin
- ¡¿A-ah?!- ambos pegaron a Eren
- Ou.- hice una mueca fingiendo sentir el mismo dolor que sintió Eren- Bueno, los que quieran ayudar pueden venir a la cocina conmigo. Eren, tu quédate descansando de los golpes que te han dado
El bufó y asintió, sentándose en el sofá de brazos cruzados.
- Mikasa, ¿tu también vienes?
Ella me miró y asintió de manera lenta. A pesar de que ya han pasado años, el ambiente sigue siendo tenso entre nosotras, pero agradezco que gracias a ella es que la maldición de los titanes se detuvo, pues al parecer Ymir aún amaba al rey Fritz pese a los maltratos que este le daba, por lo que seguía obedeciendo sus órdenes aún después de morir. Sin embargo, al ver que Mikasa perdonó la vida de Eren y lo dejó ir pese a que ella lo amaba profundamente, la misma Ymir acabó con la maldición de los titanes, por lo que ahora todos los ex portadores de los titanes cambiantes ya no tienen la maldición de los trece años de vida, son como cualquier persona...
- Auch- me quejé
- ¿Qué pasa? Te noto más distraída que de costumbre
- Eh, no... solo estaba pensando- le respondí a Pieck. Ella asintió y me ayudó a curar mi quemadura junto con Annie
- Listo, ya terminé de hacer el curry- avisó Mikasa dándole una probada a su comida
- Yo aún no termino la ensalada.- se quejó Pieck- Vaya, soy muy lenta
- O Mikasa es muy rápida- interrumpió Annie de manera burlona
Nos ayudamos entre nosotras y por fin terminamos de cocinar.
Narra Eren
- ¡Sayonara! (¡Adiós!)
- Despídanse ustedes también niños
Como tenía cargado a Seiya, este me miro haciendo un puchero. Le reprendí con la mirada y me obedeció de mala gana. Ugh, se supone que falta mucho para la etapa de rebeldía.
- Adiós- ellos devolvieron el saludo poniéndose sus sombreros y desaparecieron de nuestro campo de visión
- Entremos- tomé a Tn con mi mano libre mientras con la otra cargaba a Seiya
Tn asintió y tocó el hombro de Ymir sacándola de sus pensamientos, ella sonrió y entró corriendo a la casa. Ymir se parece más a Tn en comportamiento, aparte de que sacó el color de su cabello y ojos.
- Papá, ya bájame, no soy un niño- Seiya se removió en mis brazos
- Solo tienes cuatro años- respondí bajándolo, e inmediatamente el corrió junto con su hermana
- ¡Ya tengo cuatro y medio!
- Jaja, es inútil que discutas con el- me tomó de la mano y me sonrió. Creo que Seiya si se parece un poco a mi, solo un poco...
- Por suerte Pieck me ayudó a poner la cena antes de que se fueran, así que podemos comer de una vez
Asentí y guié a nuestros hijos al comedor, a pesar de que nuestra casa no era tan grande, teníamos lo esencial como un comedor, cocina, baño y cuartos.
- Mami, ¿cómo se conocieron tu y papá?- preguntó Ymir, ¿a qué se deberá la pregunta?
- Oh, pues...
- La primera vez que la vi fue en un lugar lejano llamado Liberio- contesté interrumpiendo a Tn
- Ah, fue en ese lugar...
- Ese es el lugar donde nació tía Annie, ¿verdad?- preguntó Seiya- La novia de tío Armin- agregó
- Si.- respondió Tn dejando de comer- Pero en mi caso, yo vi por primera vez a su padre en la isla Paradis, no en Liberio
- ¿En serio? Pero nunca te vi- interrumpí extrañado
- Solo te vi por la ventana, en ese entonces debía estar escondida ya que mi madre no me quería involucrar con los eldianos de la isla
- Uh, me hubiera gustado conocerte a esa edad- apreté su nariz con ternura. Ella rió por eso y aparté mi mano al ver que le comenzaba a faltar el aire
- Y... ¿cómo se enamoraron?- preguntó Ymir de manera inocente
Ambos nos miramos.
- Bueno, es algo difícil de explicar- contestamos al unisono
Creo que ya no deberían pasar mucho tiempo con Pieck...
- Entonces, ¿en qué situación surgió su amor?- volvió a preguntar con curiosidad
- Se podría decir que fue complicado- me rasqué la nuca desviando la mirada con un ligero sonrojo
¿Por qué tanta curiosidad? Yo no le preguntaba eso a mis padres, solo quería unirme a la legión.
- ¿Por qué? ¿Por qué fue complicado?- ambos niños ladearon su cabeza sin entender
- Porque...- no sabía cómo explicarles, no encontraba las palabras correctas para decir que todo fue un caos debido a la guerra que había en ese tiempo
- Fue un amor en tiempo de guerra
Mire a Tn asombrado por su respuesta, ella me sonrió y tomó mi mano por debajo de la mesa, le devolví la sonrisa y aproveché en acariciar su pierna de manera cariñosa.
Nos dispusimos a comer nuevamente en silencio.
- Oigan, su madre y yo tenemos que darles una noticia- ellos pararon de comer y me miraron atentos
- ¿Qué es?
- ¿Es buena o mala?- preguntaron
Tn y yo nos sonreímos en complicidad.
- Es buena, supongo
- ¿Por qué supones?- cuestioné mirándola con una ceja arqueada
- Porque yo soy la que se lleva el dolor, tu no
- Ugh, los síntomas de cambios de humor ya están comenzando
Al decir eso mi linda esposa me tiró un golpe por debajo de la mesa.
- ¡Ay!- me quejé sobando mi pierna
- Como sea.- nuevamente dirigió su mirada hacia a nuestros hijos, quienes nos miraban sin entendernos- Van a...
- Van a tener un nuevo hermanito- interrumpí. Tn me fulminó con la mirada, me limité a sonreírle esperando que no me haya salido una mueca que demostrara mi nerviosismo
Nuestros hijos alzaron sus cejas emocionados y preguntaron si era verdad lo que decíamos, respondimos con un simple asentimiento de cabeza y ellos se pusieron a festejar brincando por toda la sala.
- Se supone que yo iba a decir eso- dijo cruzada de brazos
- No te molestes nena
Guié mi mano a su vientre dando una sonrisa, espero que estos días continúen siendo iguales. Sé que no todo en la vida es felicidad ni utópico, pero mientras tenga a mi familia y amigos estoy dispuesto a luchar por ello.
- ¿Qué dices? Hoy preparamos postre, ¿si Tn?- pregunté dejando de acariciar su vientre al escuchar mi estómago rugir de hambre
- Ya has comido, si sigues así te pondrás como una vaca
- Hey, tu eres la embarazada, no yo- me tiró otro golpe en la canilla, por lo que hice una mueca de dolor acompañado de un pequeño puchero. ¡Esta vez si dolió mucho más que los otros!
Narra Tn
- Hey, tu eres la embarazada, no yo- le tiré otro golpe en su canilla haciendo que hiciera una mueca de dolor, hasta me pareció ver que hizo un pequeño puchero
Desde que terminamos con la guerra, ha sido más abierto con sus emociones y se expresa más, ya no tiene esa mirada vacía de antes...
Sin embargo... Se ha vuelto más terco y llorón...
- ¡Quiero mi postre!- exclamó. Se acercó a mi oído después de terminar de hacer su berrinche- Además, debes recompensarme por el golpe nena- susurro en tono sugerente para después separarse y dar una sonrisa de inocencia
Y también es un poco pervertido...
- ¡Si, queremos postre!- exclamaron nuestros hijos dejando de festejar para venir hacia nosotros
- Bueno... ya han comido demasiado dulce esta semana, así que no- respondí algo nerviosa.
Me preparé para escuchar sus berrinches y lloriqueos.
- Mami, prepáranos postres, ¿si?
Iba a volver a responder que no, pero Eren, Seiya e Ymir hicieron ojitos frente a mi tratando de convencerme. Solté un suspiro dándome por vencida.
- Está bien
- ¡Si! ¡Postre!- gritaron los tres
Vi como Eren y nuestros hijos sonreían con un brillo en sus ojos. Negué con la cabeza divertida y me dispuse a ir a sacar los ingredientes para hacer el postre.
- ¿Te ayudamos?
Me asomé y vi a nuestros hijos con un cucharón de madera en sus manos y un mandil puesto al igual que Eren.
Sonreí grandemente y les di el pase para que me ayudaran.
Después de esto tendríamos un completo desastre, ya que ni Eren ni ellos sabían cocinar, pero aún así eran momentos que atesoraría y guardaría, porque por más pequeños e insignificantes que se vean, me alegraban y sacaban una sonrisa.
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