Capítulo 7

—A-así es, señor Zeke. —respondí apenada

—No hacia falta la necesidad de utilizar la violencia, ¿sabe?

—Es que yo... Lo confundí con un pervertido. —hice una leve reverencia— ¡Perdón!

—Está bien. —cambió su semblante a uno serio— Necesitamos charlar sobre nuestro próximo movimiento...

Al igual que él, mis expresiones se mostraron tensas al tocar ese tema.

Al menos Zeke ya sabía que mantenía una relación cercana con su medio hermano, Eren, por lo tanto también era consiente de que yo apoyaba su infiltración en Marley.

Ambos hermanos aceptaron sin protestar mi ayuda, pues yo les estaría brindando información sobre los puntos débiles del Ejército Marlyano, ya que al ser considerada una ciudadana de Marley, me daban a detalle más información que a los propios guerreros eldianos.

—Como falta poco para el festival, intuyo que Eren ya te explicó su plan, ¿no?

—De hecho, he quedado con varias dudas. Eren no me dio tanta información con respecto a... —estaba buscando la palabra correcta para suavizar las cosas, pero no venía nada a mi cabeza— La masacre de Marley. —completé con una mueca

—Entonces yo seré el que tendrá que explicarte. —rascó su oreja— Supongo que Eren no quiso asustarte con los detalles.

—Primero vamos a un lugar seguro. —propuse, pues debíamos ser precavidos con estas cosas y él lo sabía. Zeke aceptó y me guió al bosque, vigilando que nadie nos viera, ya que también la gente podía inventar rumores


Pasada casi una hora, Zeke terminó de explicarme todo el plan, sin embargo ahora me era más difícil apoyarlos, sabiendo a detalle cómo sería la masacre.

Mi conciencia me carcomía al reconocer lo que harían con los marlyanos y eldianos en el festival, pues también habrían personas inocentes ese día, mas el resentimiento por mi pasado nublaba mi visión sobre lo que estaba haciendo.

Eren y Zeke de alguna manera sentían lo mismo que yo, solo que a ellos los consumían sus pasados y el deseo de libertad.

Pasado un tiempo, me alisté para ir nuevamente al hospital.

Por el camino, mientras estaba en una visita a mis recuerdos pasados, se me vino a la mente la bochornosa conversación que tuve ayer con Pieck.

Flash Black.

—Entonces, ¿es un secreto? —me preguntó la azabache de manera curiosa

—Bueno... Se podría decir que sí.

—¿Como un amor prohibido?

—Eh... Tal vez... —respondí retrocediendo por el acercamiento de Pieck hacia mi espacio personal

—¿En serio lo amas o solo es morbo por lo prohibido?

—¡P-por supuesto que no es por eso! —exclamé exaltada— ¡Mis sentimientos son reales!

—Entonces ustedes... —hizo una seña con sus manos, la cual no entendí

—¿Ah? ¿Qué significa?

—Si ya se entregaron, tonta. —Pieck dejó de hacer las señas raras

—¿Eh? ¿De qué hablas? —fingí no entenderle

—Agh, odio cuando no captas las indirectas.

—¡Hey, sí las capto!

—Claro, claro. —suspiró rendida— Agh, no quiero discutir.

—Ajá. —me crucé de brazos

—Porque no estoy de humor. —añadimos al unisono, sonriendo al final de la frase

—Bueno, a lo que me refería es si ya se hicieron uno. Ya sabes, cuando un hombre y una mujer tienen se-

—¡Si sé a lo que te refieres! —la imterrumpí al instante— ¡No lo digas!

—¿Por qué? Es normal.

—¡Igual es algo privado! —añadí sonrojada

—Ah, ¡se me había olvidado que aún tenías una parte inocente!

—¡No lo digas tan alto!

—Entonces eso significa que sí lo haz hecho con él.

Me limité a asentir, recibiendo por respuesta un grito tan agudo que creí sangrar por los oídos.

—¡Auch! Mis oídos, animal. —me quejé

—Los animales no sueltan chillidos agudos. —se defendió

—Es que tú eres uno exótico.

—Y tú tampoco te quedas atrás, eh. —hizo otra vez la seña rara y me sacó la lengua de manera juguetona

—¿Qué? —la miré con el ceño fruncido

—¡Mejor cuéntame de tu nueva conquista! —cambió de tema— ¿Cómo se conocieron? ¿Él fue quien te corrompió? ¿Planean tener hijos? ¿Puedo ser la madrina? —me bombardeó de preguntas emocionada

—Pues aún no he pensado en eso, después de todo mi futuro es incierto al estar en el Ejército de Marley. —añadí con cierta aflicción

—Tú misma lo haz dicho, no sabes tu futuro, ¡así que debes de vivir tu día a día sin arrepentimientos! —me animó

—Sí, ¡tienes razón!

—Debes prepararte en caso de que se dé el momento. —Pieck fue hasta su armario y rebuscó entre sus ropas, desarreglando su habitación al arrojar sus prendas por los aires— ¡Al fin! ¡Lo encontré!

—¿Qué cosa? —pregunté curiosa. Me dio mala espina escuchar la risita de Pieck

—¡Esto! —respondió mostrándome eufórica un traje que utilizan las camareras en los bares

Consistía en una falda muy corta de cuero negro y un corsé rojo, que de seguro me dejaría sin pulmones al ponérmelo.

—Sabía que esto lo necesitaría para alguna ocasión, ¡y ahora tú eres la ocasión! —exclamó acercándose peligrosamente a mí— Y Pokko decía que era un gasto en vano.

—¿Qué tiene que ver Porco en esto? ¿Acaso tú y el...

—Eh, no malinterpretes las cosas por favor. —negó con sus manos frenéticamente— Solo me acompañó de compras y tuvo que presenciar mi elección de ropa.

Esos dos se estaban volviendo más cercanos cada día.

—Hubieras visto su cara, ¡nunca lo vi tan rojo! —soltó una carcajada sonora, iba a callarla, pero ella se rió con más fuerza, asustándome. Colocó sus manos sobre su estómago y golpeó la mesa

—¡Vas a hacer que los vecinos se quejen!

—Si hubieras visto lo mismo que yo, ¡estoy segura de que también estarías riéndote!

—No lo creo. —respondí divertida

—¿Y bien? —Pieck se calmó

—¿Qué cosa?

—Te lo pondrás, ¿verdad? —me extendió el conjunto de antes

—Ah, no. Yo no me pondré eso. —contesté sin siquiera pensarlo

—Sí que lo harás.

—¡Que no!

—Sí.

—No.

—Sí.

—No. —seguimos así un rato, hasta que Pieck ganó al darme la contraria y hacer que acepte involuntariamente. Había caído en la trampa más común del mundo— ¿Eh? ¡Yo no quería decir "sí"! ¡Me engañaste!

—¡Ja! ¡Gané! —exclamó triunfante— Ahora pruébate esto sin quejarte, quiero ver cómo te queda.

—Ni me he casado con él y quieres que me ponga ese traje.

—No importa, estoy segura de que lo harán y tendrán muchos hijos.

No, gracias, no quiero soportar tanto dolor.

—Dudo que eso pase. —murmuré decaída

—Huy, quién pensaría que la inocente Tn... —hizo una pausa dramática, provocando ansiedad en mí, pues Pieck era difícil de predecir— ¡A HECHO COSITAS CON SU NOVIO! ¡AY, MI PEQUEÑA TN YA NO ES VIRGEN!

—¡Pieck Finger! —grité molesta

—¡Oye, cállate! ¡Aquí hay niños, mujer! —nos gritó un vecino

—¡No dejas dormir! —dijo otro, siendo apenas las dos de la tarde

—¡Sino te callas voy a llamar a las autoridades! —un señor sacó su cabeza por la ventana, seguido de los demás

—¡Lo sentimos! —respondimos ambas

Los vecinos bufaron y volvieron a sus labores.

—¿Estás molesta? —me preguntó Pieck, no le respondí— Perdón, me emocioné.

—Está bien. —me crucé de brazos— Ya me acostumbré a tus locuras.

—¡Por eso te adoro! —me abrazó alegre

Fin del Flash back.

Choqué contra un poste al estar distraída y lo primero por lo que me preocupé, fue si alguien vio esa escena, desafortunadamente había gente que lo había hecho.

Avergonzada, huí de ahí.

¿POR QUÉ TENGO TAN MALA SUERTE?

Al llegar, me escabullí tratando de que nadie me viera dirigiéndome al sótano del hospital.

Toqué un par de veces la puerta y Eren la abrió con cautela. Al ver por la pequeña apertura que era yo, me dejó entrar rápidamente, casi metiéndome a jalones dentro del sótano.

—Llegas a tiempo. —comentó

—Al menos esta vez si llegué temprano, pero no pude traerte comida.

—No importa, podemos comer lo que nos ofrecen en el hospital.

—Bien.

—Siéntate. —obedecí y tomé asiento al lado de él

—Ahora ya sabes todo el plan, ¿cierto?

—¿Cómo sabes eso?

—Zeke es mi hermano, no me oculta nada.

—Bueno, igual en el plan no haré casi nada. —le resté importancia al asunto

—Aún así, tienes que ponerte a salvo.

—Aunque me digas eso, no sabré con exactitud dónde será el desastre. Todo Marley será un caos, podría morir de diferentes formas, ya sea por una bala perdida o aplastada.

—Entonces es mejor que te muestre mis memorias, así encontrarás el escondite indicado.

—Supongo... —me preparé mentalmente para lo que vería y estiré mi mano para que Eren la tomara— ¿Listo?

Él cerró sus ojos, concentrándose en los recuerdos que me iba a mostrar.

—Listo. —respondió aún con los ojos cerrados y extendió su brazo hacia mi dirección, para tomarme de la mano

Al instante, varias imágenes catastróficas pasaron por mi mente. Entre los recuerdos de Eren estaba cuando él iba atacar a Liberio y conforme iba avanzando en sus memorias, el panorama empeoraba.

Eren apartó su mano de la mía cuando terminé de ver lo necesario.

—Estás tomando demasiado riesgo de esta manera, ¿en serio crees que la Legión llegará a tiempo?

—Lo que me importa ahora mismo eres tú, Tn. —evadió el tema mientras acomodaba la venda que cubría uno de sus ojos

Me sentiría culpable si descubrieran a Eren, ya que yo fui la que dio la idea de simplemente cubrirse con una venda, pues no quería que Eren volviera a sentir el dolor de perder la vista al dañarse así mismo, con el fin de seguir infiltrado. Después de todo, regeneró su pierna y ojo por mi causa.

—Hmmm... —mi intuición me decía que ocultaba algo

Eren acarició mi mejilla con suavidad, provocando que me sonrojara por su acto. Pese a tener un semblante neutral, lograba enternecerme con sus actos.

Me extrañaba que estuviese tan cariñoso hoy, pues nunca se había comportado así conmigo antes.

—No me pasará nada ese día, tranquila.

—De acuerdo, confío en ti.

—Siempre cumplo mis promesas. —nos miramos fijamente, pero de pronto mi estómago rugió

Definitivamente este día era el peor para mí, ¡ya voy pasando varias vergüenzas frente a la gente!

—Tengo hambre.

—Voy con las enfermeras para pedirles comida.

—Te acompaño. —me levanté de la silla, seguido de él

—No, voy a ir yo solo.

—¿Eh? ¿Por qué?

—Nadie sabe que estás aquí, ¿o sí?

—Tal vez... —Eren me miró con cara de póker

—Voy a tratar de venir rápido. —cogió sus muletas

—Cierto, ya nadie recuerda que antes no tenías una pierna.

—Sí. Gracias a que les cambiaste la memoria a todos los del hospital con ayuda de Zeke, ahora ya no hay necesidad de que me preocupe por cortarme la pierna cada vez que la regenere.

Afortunadamente, Zeke se ocupó de los enfermeros eldianos y yo de los marlyanos, así que no hubo tantos problemas, solo cuando unas tres personas se dieron cuenta de la mentira y, lamentablemente, Zeke terminó eliminando las evidencias con unos cuantos disparos.

—Desearía poder borrar los momentos vergonzosos que me han pasado.

—Puede que sean vergonzosos para ti, pero son graciosas para los demás.

—¿Eso fue algún tipo de consuelo?

—Tal vez. —respondió vacilante. Negué con la cabeza divertida y vi como se apoyaba en las muletas, pues Eren aún debía de utilizarlas al inventar que su tobillo estaba mal

—¿Ya te haz acostumbrado a las muletas? ¿No quieres que te ayude a subir las escaleras?

—Puedo solo. Aunque sea incómodo, tengo que usarlas todo el tiempo para que los demás no sospechen. —agregó volviendo a su actitud de siempre

Lo seguí con la mirada, hasta perderlo de vista en las escaleras que guiaban al exterior.

Según tengo entendido, los enfermeros les daban una pequeña porción de comida a sus pacientes, literalmente dando las sobras de sus comidas. Incluso aquí, trataban como ganado a la gente que sirvió a Marley en la guerra.

—Ya llegué, nena. —avisó interrumpiendo mis pensamientos

—¿Qué han hecho de comer esta vez?

—Pues... Lo de siempre, pan y sopa con agua.

Me quedé seria por un pequeño lapso de tiempo y pasados unos segundos una idea pasó por mi mente, causando una sonrisa en mí.

—Ahora vuelvo. —avisé mientras rebuscaba dinero en mis bolsillos

—¿A dónde vas?

—Voy a traer comida.

—Es peligroso que una mujer ande sola por las calles tan tarde.

Tenía razón, apesar de que las leyes en Marley eran estrictas, los crímenes no disminuían.

—Te acompañaría, pero no puedo arriesgarme...

—Ya lo sé. —respondí sacando el dinero de mi bolsillo. Miré a Eren por el rabillo del ojo— Soy una guerrera marlyana, así que no me harán nada.

—Ten cuidado. —susurró de manera casi imperceptible

—No te preocupes. —le sonreí leve— ¡Volveré pronto!

Narra Eren

Me recosté en uno de los pequeños muebles en mal estado y cubrí mi rostro con uno de mis brazos, recordando todo lo que he vivido con Tn.

No tengo dudas con respecto a lo que siento, en verdad me enamoré de ella y solo espero no dañarla con mis actos.

Sé que aveces soy un idiota con ella, pero... Hoy se lo diré. Estoy decidido, hoy daremos un paso más en nuestra relación.

Aunque sea algo apresurado, siempre me he caracterizado por no ser tan paciente, incluso sentía que se me agotaba el tiempo, debido a la guerra que tendríamos contra Marley.

Pasando varios minutos meditando, me acordé que Tn dijo que no iba a demorar, así que me preocupé por ella, pues era muy descuidada aveces.

Me levanté del sillón y acomodé mi camisa, listo para salir, mas el sonido de la puerta abriéndose me detuvo.

—¡Ya llegué! —avisó en tono animado

—Te demoraste.

—Oh, perdón por preocuparte.

—No estoy preocupado. —me crucé de brazos

—Claro. —sonrió juguetona. Solté un suspiro y la ayudé a dejar las cosas que trajo sobre la mesa

Al estar todo arreglado, me sentí nervioso por lo que iba a proponerle hoy.

Estar en Marley hizo que mis sentimientos eventualmente se volvieran neutros, hasta el punto de tener una mirada vacía cada vez que me veía al espejo, sin embargo al estar junto a Tn, mis emociones se mostraban con más libertad.

De alguna manera ella me hacía sentir libre.

—Compré pizza y bebidas, además fui a mi casa por unas mantas. —explicó entusiasta, supuse que se debía por pasar un día juntos

—Tn. —la llamé tomando su mano

—¿Si?

—Tal vez no sea el momento ni el lugar adecuado para esto, pero... —dudé si continuar

—¿Qué? Sino me lo dices no podré entender lo que te sucede, puedes confiar en mí, Eren. —me miró expectante— Te apoyaré.

—Bueno, emmm... —traté de ocultar mis nervios— Tn, yo... Agh, nunca seré bueno con esto de las propuestas... —murmuré

—¿Propuestas?

¿Lo dije en voz alta? Rayos.

Volví a tomar aire, buscando una manera clara y corta para decirle mi propuesta de matrimonio.

—Eren. —susurró con sorpresa al ver que me estaba arrodillando frente a ella

—Yo... —saqué una cajita negra de mi pantalón, sintiendo un leve calor en mis mejillas. Seguro me he sonrojado

—¿Te... casarías conmigo? —abrí la cajita, dejando a la vista un anillo de plata, teniendo un pequeño zafiro en forma de flor al centro

Los ojos de Tn se volvieron llorosos, provocando que me pusiera más ansioso por su respuesta.

—Sí, ¡acepto! —se abalanzó sobre mí, abrazándome desde el cuello y depositando un corto beso en mis labios

Al separarnos, le coloqué el anillo y junté nuestras frentes. Me sentía extrañamente feliz y completo, luego de tantos años.

—El anillo está muy bonito, ¿dónde lo conseguiste?

—Es un secreto. —respondí sin querer contar aquella larga historia, aunque valió la pena, pues quería lo mejor para Tn

Le di una sonrisa sincera, como pocas veces lo hacía, ya que no podía ocultar mi felicidad efímera.

—Vamos a comer.

—¡Sí! —exclamó con la misma actitud entusiasta, tomando una rebanada de pizza en sus manos

—Te pareces a Sasha cuando estás por comer.

—Y tú te pareces al capitán Levi cuando actúas frío. —contraatacó. Se me había olvidado que Tn conocía la personalidad de algunos miembros en la Legión, pues ella los vio en mis memorias anteriormente

Cuando terminamos de comer nos sentamos en el sofá, quedando abrazados.

—Mañana voy a pedir que te den permiso para salir del Hospital.

—¿Ah? ¿Por qué?

—Saldremos a comprar tu anillo.

Es cierto, yo aún no tengo uno. Solamente le compré a ella.

—Si es posible voy a chantajear al Director, pero tú te vienes conmigo.

—Tonta. —besé su frente— Entonces te estaré esperando.

Seguimos abrazados, hasta que Tn se dejó caer dormida en mi pecho, así que la cargué hasta la cama y me acosté a su lado, tapándonos con la cobija que ella trajo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top