Capítulo 6

Caminaba con el rostro agachado mientras recordaba el día que se llevaron a Eren.

No pude detenerlo, ya que ese asunto se salía de mis manos. A pesar de poseer dinero y un alto nivel social, no podía retener a Eren sin el consentimiento del hospital.

Flash Back.

—¿Qué? ¿Por qué? Habíamos quedado en que él —señalé a Eren, quien aún seguía dentro de la casa— ...podía vivir aquí conmigo sólo si brindaba ayuda económica al hospital. —hablé persuadiéndolo para que no se lo llevaran luego de que habíamos aclarado todo entre nosotros dos

—Según me han informado, esto sucedió debido a que han habido protestas donde deseaban sacar a sus familiares o conocidos del Hospital Psiquiátrico. Eso ocasionaría un gran alboroto en la ciudad de Liberio. —informó acomodando sus lentes— El hospital no puede admitir tal cosa, por lo tanto tenemos que llevarnos al joven Kruger.

Apreté la tela de mi vestido ante sus palabras negativas. Miré a Eren de reojo y negué con la cabeza, impidiendo que viniera.

—Señorita Ta, no se niegue por favor.

Ni me molesté en hacerlo pasar dentro de mi casa. Tal vez estaba siendo algo grosera, pero no tenía tiempo de pensar en educación.

—Al menos puedo saber cómo se enteraron que Er... —paré de hablar y me corregí:— Digo... ¿Cómo se enteraron que el joven Kruger salió del hospital?

—Bueno... —vio hacia los lados como si vigilara que nadie nos escuchara— Algunas personas los vieron juntos desde hace días, por lo que comenzaron a correr los rumores.

¡Malditos vecinos chismosos! ¿Acaso su vida es tan aburrida cómo para andar divulgando la vida personal de otros?

—Pero...

Antes de que pudiera terminar de protestar sentí una toque en mi hombro. Al voltear vi a Eren apoyado en el marco de la puerta con ayuda de sus muletas, él le dirigió una mirada filosa al señor, provocando que este carraspeara su garganta incómodo.

—Iré.

¿Disculpa, Eren?

—Pero necesito hablar a solas con la señorita Tn.

—Bien. Que sea rápido. —contestó

Entramos sin ánimos de darle respuesta al señor. Veía mis pies como si fuera lo más interesante, pues no quería que Eren notara mi mirada afligida.

—No te pongas así. Compórtate de acuerdo a tu edad.

Tenía razón, ya tengo dieciocho años, y voy por los diecinueve. Pronto me volveré vieja... Ugh, qué dramática era.

—No quiero que te vayas. —respondí aún cabizbaja— Después de haber arreglado el malentendido yo quería...

—Oye. —me interrumpió— Vas a poder visitarme, no hay necesidad de que te pongas así. —agregó en tono neutral

Perfecto, volvió el Eren frío y distante de antes.

Maldije internamente al señor plantado en la puerta y al hospital.

Eren me tomó de los hombros haciendo que lo mirara directamente a los ojos, o bueno, su ojo ya que el otro estaba tapado con la venda. Me dio un corto beso aprovechando que el señor no nos podía ver.

—Entonces te visitaré la veces que pueda y te traeré comida. —hablé con más ánimos— Porque allá cocinan horrible, ¿no? —Eren se limitó a asentir

—¡Ya nos tenemos que ir, señorita Tn! —gritó el señor desde la puerta. Por cosas como estas odiaba las visitas— ¡Ya llevo mucho tiempo esperando!

—Tch. —bufó Eren— Ya vamos con ese amargado. —tomó sus muletas fingiendo no poder caminar

Amargado también era él, pero como siempre el burro hablando a orejas.

Apenas Eren salió por la puerta el señor se lo llevó a rastras sin importarle su "condición física".

Fin del Flash Back.

Iba a visitarlo en mis ratos libres, sin embargo mis visitas disminuyeron debido a mi cargo en Marley, pues yo era necesaria para las estrategias.

Esta era una de las pocas veces donde pude conseguir permiso para relajarme, así que fui al Hospital Psiquiátrico.

Gracias a que la puerta de la habitación no tenía cerradura, simplemente la abrí esperando que Eren se encontrara dentro.

—Con permiso. —dije apenas audible— ¿Eh? —vi que se encontraba dormido, y aunque durmiese plácidamente, tenía aún ese semblante serio. Me acerqué más hasta la cama donde yacía Eren, notando que tensaba su mandíbula

Acaricié su cabeza al igual como mi madre lo hacía conmigo de pequeña, dándome cuenta de que Eren tenía su cabello más suave que el mío.

Fui bajando mis caricias hasta su mejilla. Algo indecisa besé dicha zona, con cuidado de no despertarlo, sonreí al notar que disminuyo la tensión que portaba su rostro.

Cuando estaba por apartarme, Eren me tomó de la nuca y me acercó a su rostro para comenzar a besarme con lentitud. Había sido tan rápida su acción que tardé en corresponderle.

—Perdón, te desperté.

—De todas maneras ya estaba despierto. —le restó importancia

Solté un suspiro derrotado al ver que sus ganas de hablar no eran muchas, así que decidí sacar la comida de mi bolso.

—Te traje el desayuno. —este consistía en un vaso de leche y dos panes con queso, pues no me dio tiempo de preparar algo más decente, ya que le di el día libre a Jordan

—Ya se acerca el festival. —mencioné viéndolo de reojo— ¿Qué es lo que planeas hacer?

Eren estaba por darle una mordida a su pan, pero al escucharme paró su acción.

—Cuando Willy Tybur esté en el escenario, dando su discurso motivacional, atacaré a Liberio junto a la Legión de Reconocimiento.

—Sé que es una gran oportunidad para ustedes, pero va a ser arriesgado. —advertí— Marley pondrá más seguridad ese día.

—Igual lo haré.

—¡Habrán vidas inocentes! Eren, no puedes...

—Eso ya está decidido, Tn. —me interrumpió— No lograrás convencerme esta vez, no hay nada que me haga cambiar de opinión ahora.

—¿Vas a arriesgar la vida de gente inocente? Niños, ancianos, mujeres...

—Si es necesario, lo haré.

—No podré hacerte cambiar de opinión, ¿en serio?

El castaño me ignoró y continuó comiendo su pan con queso. Me crucé de brazos aún parada, mientras pensaba en el futuro.

¿Si quiera lograré sobrevivir a ese ataque?

—Tú confías en mí, ¿no es así?

—¿A qué viene la pregunta?

—Responde.—insistió

—Sí, confío en ti. —respondí casi automáticamente

—¿Seguirías amándome pese a lo que vas a presenciar ese día?

—No lo sé...

—Ya veo. —Eren desvío la mirada hacia el suelo

—Pero permaneceré a tu lado sin importar qué. Confío en que lo que sea que hagas, es por el bien de los demás y el mío. —al añadir aquello, su expresión se relajó

Agradezco que haya sido sincero conmigo. Aveces es sorprendente cuando logro sacarle una sonrisa o hacer que su semblante se suavice.

Me senté en sus piernas de manera tímida, y nuevamente agradecí que Eren no se la haya cortado.

Acarició mi espalda baja con una de sus manos mientras con la otra me sostenía por la cintura. Me tensé al sentir cómo  desabrochaba mi vestido, causando que cuando la tela cayera al suelo me cubriera con las manos. Ni sabía por qué me comportaba tan tímida si antes ya me había visto desnuda, sin embargo me daba algo de vergüenza, pues mi cuerpo no era algo de lo que me sintiera orgullosa de mostrar. Eren me tomó de las manos y las apartó.

—No tengas vergüenza, nadie es perfecto. —me susurró en el oído. Esas simples palabaras me dieron más seguridad

Me guió hasta un lugar más cómodo y me eché quedando boca arriba en la diminuta cama, viendo que Eren se despojaba así mismo de sus ropas sin prisa alguna.

Me agarró por los muslos y frotó su, ya pronunciada, erección contra mi parte íntima por sobre mi ropa interior. Exhalé aire para llenarme de valor y cambié de posición quedando yo encima de Eren, él se descolocó unos segundos por mi acción, mas no dijo nada, sólo sonrió ladino.

—Qué atrevida. —me dijo sin quitar esa sonrisita coqueta

Estaba por responderle hasta que metió, de manera repentina, sus dedos dentro de mi ropa interior y comenzó a jugar con mis labios vaginales. Al no poder aguantar más, yo misma fui la que me despojé de la ropa interior que traía puesta.

Los colores se apoderaron de mi rostro al agarrar el miembro de Eren y posicionarlo en mi entrada, gemí inconscientemente al introducirlo. Me moví en círculos de manera lenta, provocando que Eren gruñera impaciente y me tomara de las caderas obligándome a que fuera más rápido, arqueé mi espalda al sentir cómo Eren me embestía empujando su cadera hacia arriba debido a que yo me encontraba encima suyo.

Eren se incorporó, recargándose en sus codos para poder besarme y así mismo morder mi labio inferior. Cambió de posición colocándose arriba, embistiendo mi vagina con rudeza mientras me tomaba del cuello sin hacer presión.

—Eren. —pronuncié su nombre entre gemidos

—Vamos. Pide por más, nena. —habló con la voz ronca

¿Me está pidiendo que le ruegue? No haré eso, no quiero perder mi dignidad.

—O-oye, ¿por qué paras? —cuestioné al notar que el castaño dejaba de moverse

—Si no lo dices, no sigo.

Es un hijo de... su madre.

Solté un suspiro que no necesariamente era de excitación, mas bien uno rendido.

—Eren, por favor sigue. Quiero más. —me di un golpe mentalmente al escucharme a mí misma

Eren soltó una, apenas audible, risita burlona y siguió con los movimientos antes de que le golpeara.

Ni sé de dónde sacamos tanta energía para hacer esto...

Pasado un tiempo, fruncí mi entrecejo al notar el peso de Eren sobre mí, con su cabeza recostada sobre mis pechos, abrazándome como un niño a su oso de peluche.

Me removí incómoda. Estaba por empujar a Eren para hacerlo caer al suelo y ver su cara de molestia, sin embargo me di cuenta que el muy idiota no había salido de mi interior.

Inhalé aire para poder tranquilizarme, ante todo el autocontrol.

—Eren... Levántate, idiota. —le desperté de la forma más bonita

—¿Hmmm? ¿Qué hora es?

—Ya va a ser medio día, creo.

Eren se levantó de golpe, sentándose encima mío, causando que su miembro se hundiera más profundo en mí al no salir ayer. Solté un jadeo por su acción de manera inconsciente, pero él parecía no entender.

—¡Eren baka! Sal ya. —me miró extrañado y después de unos segundos pareció darse cuenta. Fingió una mirada de inocencia

—Ah, no me había acordado.

—Puedo quedar embarazada. —le reproché

—No lo creo, no aún... —negó con rapidez— No estamos preparados.

En Marley había un aproximado del noventa por ciento de mujeres que daba a luz antes de los veinte años. Eso sólo constaba para las que no servían al ejército, así que sólo yo y las portadoras de titán cambiante aún no nos casábamos, además de Yelena.

—Me duele todo el cuerpo. —cambié de tema

—Pero lo disfrutaste, nena. —sonrió ladino para molestarme

Puse los labios en línea recta y oculté mi rostro con ayuda de las sábanas.

—Aveces pienso que eres bipolar, Eren. —escuché que bufó en respuesta, mirándome mal— Como sea, no quiero irme todavía.

—¿Ya te vas?

—Si, tengo que organizar algunas cosas del Ejército en casa, si tengo información te la daré. —respondí simple— Por cierto, mañana también puedes decirme el plan que haz ideado para atacar Marley

—Bien.

Decidimos dar un paseo antes de que me fuera. Me fijé en una pequeña silueta que venía corriendo hacia nosotros, que al reconocer me asusté.

—¡Señor Kruger, señorita Tn! —nos saludó alegre

—Hola, Falco.

—Que bueno verte de nuevo por aquí. —traté de hacer una sonrisa

Espero que no se acuerde de la condición anterior de Eren. No, no pasará porque utilicé una parte de mi poder en Falco para cambiar sus recuerdos al igual que con las enfermeras que atendían a Eren, pues ellos eran los más cercanos al castaño.

—Mi hermano me dejó venir a última hora. —explicó entusiasmado— No pensé encontrarla junto al señor Kruger.

Eren y yo nos relajamos al escucharlo. Falco no sospechaba nada.

—Es verdad, hoy postergaron la reunión para más tarde. —recordé sabiendo que tendría más tarea por hacer

—Colt me habló de eso, dijo que estaban haciendo los preparativos para el festival.

—Eh... si. —desvié la mirada

Lástima que no todo saliese como uno quisiera, y el festival no sería la excepción.

—No hacen muchos festivales, ¿verdad? —preguntó Eren

—Cierto, como usted estuvo en la guerra por varios años seguro no debe de estar enterado de los cambios en Liberio. N-no es que lo diga de mala manera, ¡sólo se me olvido! —agregó nervioso

—No hay problema. —negó con la cabeza restándole importancia 

—E-eh, y respondiendo a su pregunta... Ya no hacen festivales como antes. —Falco bajó su cabeza triste— La gente de Marley nos lo ha prohibido.

—Hmp,ya veo.

—Ahora que lo veo mejor... —Falco nos analizó con la mirada— ¿Qué no ha usted le faltaba un miembro de su cuerpo...? Su pierna... —Eren y yo nos tensamos

Creí que había logrado cambiar su memoria, pero al parecer mis poderes son demasiado débiles en comparación con los de la sangre real.

—Falco, no seas irrespetuoso. —le regañé

—¡Lo siento! Es que... —rápidamente le tiré un golpe simulando que estaba molesta, Eren aprovechó que Falco estaba sobando su cabeza y estiró su mano cambiando sus recuerdos de manera permanente

—¿Eh? ¿Qué estaba haciendo? —preguntó desconcertado, mirando para los lados

—Conversábamos del festival. —Eren se adelantó a responder

—Ah, si. —Falco rascó su nuca— ¿Hmmm? Señorita Tn, ¿qué son esas marcas en su cuello?

—¿Qué? —comencé a sudar frío— P-pues... Es que yo me rasqué mi cuello y... —hice una pausa buscando una excusa creíble— No calculé mi fuerza... Emmmm, por eso me quedaron marcas.

Aparenté estar tranquila, esperando que Falco me creyera.

Subí mi mano hacia mi cuello, tratando de tapar las marcas que me dejó Eren ayer.

—Oh, en ese caso debe tener más cuidado, señorita Tn. —me sonrió amable

Bendita sea tu inocencia Falco.

—Si, lo tomaré en cuenta.

—Bueno. —vio la hora en el reloj de la pared que se encontraba en una torre alta— ¡Ya me tengo que ir a entrenar! ¡Así superaré a Gabi!

—¡Suerte! —grité animándolo

Esperaba que me hubiera escuchado, ya que prácticamente había salido corriendo luego de despedirse.

La fecha exacta del festival es dentro de tres días, según el comandante Magath. Por suerte llegué temprano a la reunión, sino me hubieran dado otro sermón.

Di un salto en mi sitio al sentir una mano tocar mi hombro. Era de noche y eso me hacía sentir más insegura, así que cogí el brazo de la persona para hacerle una llave, haciendo que se arrodillara. Puse presión en mi agarre sin intención de querer soltarlo.

—Si te mueves te rompo el brazo. —advertí seria

No muchas personas han presenciado esta actitud en mí, sin embargo los que lo han hecho dicen que doy miedo.

¿Tan fea me veo cuando me molesto?

Estaba tan distraída en mis pensamientos que no me dio tiempo de reaccionar cuando mi prisionero se libró de mi llave.

Retrocedí unos pasos, poniéndome a la defensiva. Aún no podía observar por completo el rostro del señor debido a su altura y la, apenas notable, luz de luna que se filtraba por sus lentes impidiéndome ver sus ojos. Sólo podía distinguir su barba junto con una mueca, la cual demostraba dolor y molestia.

—¿Qué es lo que quieres? —regunté acercándome a paso lento— Responde, no tengo toda la noche.

—Señorita Tn.

¿Sabe mi nombre? Ah, cierto, soy conocida por participar en las guerras.

—¿Podríamos hablar tranquilamente? —acomodó sus lentes— No quisiera pelear contra usted y salir gravemente lastimado.

El "desconocido" también se acercó hacia mi dirección, así que me preparé para darle otro golpe.

—No te acerques.

—No le haré daño, sólo quiero conversar. —me respondió tranquilo

Esa voz, el tono, sus lentes, l-la barba... Ups, lo confundí con un pervertido.

Reí nerviosa y dejé de ponerme a la defensiva.

—Parece que ya me reconoció, ¿no es así?

Sonreí nerviosa y asentí viendo cómo se acercaba hacia mí, mostrando su rostro.

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