Capitulo nueve
Degel miró las flores de nuevo, y luego dirigió su mirada hacia la casa de enfrente. Algo en su interior le decía que Defteros era el que había dejado ese regalo. No sabía por qué, pero tenía una sensación intuitiva de que era él. Se levantó del sillón y se acercó a la ventana, mirando hacia la casa de Defteros. La casa estaba oscura, pero Degel podía sentir una presencia allí, como si Defteros estuviera mirándolo desde la sombra.
Se sintió un poco nervioso, pero también emocionado. No sabía qué significaba el regalo de las flores, pero sabía que era un gesto significativo. Y si Defteros era el que lo había dejado, entonces eso significaba que él sentía algo por Degel.
Degel se quedó allí durante un momento, mirando hacia la casa de Defteros y tratando de procesar sus sentimientos. Luego, se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta, sintiendo un impulso repentino de ir a hablar con Defteros y descubrir la verdad sobre el regalo de las flores.
Para ese mismo instante, Defteros se estaba preparando para dormir, había apagado las luces y se había metido en la cama. Estaba a punto de cerrar los ojos cuando escuchó el sonido de la puerta. Se detuvo en seco, su corazón comenzó a latir un poco más rápido.
- ¿Quién podría ser?- Preguntó Defteros, sentándose en la cama y mirando hacia la puerta. No esperaba visitas a esa hora de la noche.
Defteros se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta, intentando ser lo más silencioso posible. Al llegar a la puerta, se detuvo y escuchó... Podía escuchar el sonido de alguien respirando al otro lado de la puerta.
Defteros sonrió ligeramente, su corazón latiendo un poco más rápido. "¿Podría ser...?", se preguntó, sin terminar la pregunta. Abrió la puerta y se encontró con Degel, parado en la entrada con una mirada curiosa en su rostro.
- Hola Defteros - Saludó Degel con una sonrisa, voz baja y suave - ¿Qué pasa? Te pillé a punto de dormir, ¿verdad?
Defteros sonrió también, con un rostro iluminado por la luz de la luna que entraba por la ventana - Sí, estaba a punto de dormir - Pero no importa. ¿Qué te trae aquí a esta hora?
Defteros se hizo a un lado, invitando a Degel a entrar en la casa. Degel aceptó la invitación y entró en la casa, cerrando la puerta detrás de él.
Defteros se dirigió hacia el salón, encendiendo la luz y sentándose en el sofá - ¿Quieres sentarte?- preguntó, haciendo un gesto hacia el sofá.
Degel asintió y se sentó al lado de Defteros, mirándolo con curiosidad - Gracias por las flores, fue muy amable de tu parte.
Defteros se sorprendió ligeramente al escuchar las palabras de Degel. No había esperado que Degel dedujera tan rápidamente que él era el remitente de las flores.
- ¿Cómo...?- Comenzó a preguntar Defteros, pero luego se detuvo y sonrió - Supongo que no soy tan sutil como pensaba - Dijo, riendo ligeramente.
Sonrió también, con esa mirada fija en la de Defteros - No, no lo eres... Pero me gustó la sorpresa. Fue muy amable de tu parte.
Defteros se sintió un poco nervioso bajo la mirada de Degel, pero también se sintió emocionado. Había estado esperando el momento adecuado para hacer un gesto romántico hacia Degel, y parecía que había elegido bien.
- Me alegra que te gustara. Quería hacer algo especial para ti.
- Jamás alguien había hecho algo por mi.
Defteros se sintió conmovido por las palabras de Degel. Nadie le había regalado detalles de corazón... Eso significaba que Degel valoraba la sinceridad y el esfuerzo que se ponía en un regalo, más que el valor material en sí.
- Me alegra saber eso - Dijo Defteros, sonriendo. - Porque para mí, los detalles son lo que hacen que un regalo sea verdaderamente especial. No es solo sobre el precio o el valor material, sino sobre el pensamiento y el esfuerzo que se pone en él.
Degel asintió, su mirada fija en la de Defteros. - Exactamente. Los detalles son lo que hacen que un regalo sea personal y significativo. Y me encanta que hayas pensado en mí de esa manera.
Fue entonces que Defteros se sintió emocionado al escuchar las palabras de Degel. Se daba cuenta de que había conectado con él de una manera que no había esperado. Y eso lo hacía sentirse muy especial, nuevamente sonrió para cambiar de tema, antes de que Degel notara su nerviosismo - Bueno, si quieres cenar de nuevo, puedo preparar algo para nosotros. ¿Te gustaría?
Degel se rió ligeramente y negó con la cabeza. -No, no es necesario. Es mejor que regrese a dormir. Pero gracias por la oferta.
Defteros asintió - No hay problema. Entiendo que estás cansado. Pero podemos cenar de nuevo juntos en estos días, si te parece bien.
Me parece bien. Me gustaría eso - Le devolvió el mismo gesto con una sonrisa.
Defteros se levantó y acompañó a Degel a la puerta - Buenas noches, entonces... Que descanses bien.
Degel sonrió de nuevo y se despidió - Buenas noches, Defteros. Gracias por las flores y por la compañía.
Defteros cerró la puerta detrás de Degel y se quedó allí un momento, sonriendo para sí mismo. Se sentía contento y emocionado por la posibilidad de cenar de nuevo con Degel en los próximos días.
Se dio la vuelta y miró a su hermano quien se acercaba después de oír voces.
- ¿Quién era? - Preguntó Aspros, sentándose en el sillón y frotándose los ojos - He escuchado demasiado ruido.
Defteros se sentó en la cama de Aspros y sonrió. - Era Degel... Vino a visitarme inesperadamente.
Aspros se sorprendió y se sentó más derecho para escuchar con más atención - ¿Degel? ¿Qué quería?
Defteros se encogió de hombros - Solo quería hablar un rato, de hecho... - Se llevó una mano a la cabeza - Le di un regalo y nos sentamos a charlar un poco.
Aspros se rió - Un regalo, ¿Eh? Parece que Degel está empezando a gustarte de verdad.
Defteros se sonrojó ligeramente y se rió también al ver qué lo habían descubierto - No sé qué decir... Pero sí, me gusta. Me gusta mucho.
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