Capitulo cuatro
Defteros sonrió para sí mismo mientras preparaba la pasta, su imaginación comenzó a volar. Se imaginó a Degel parado junto a él en la cocina, ayudándolo a preparar la cena. Se imaginó la forma en que Degel sonreiría mientras mezclaba los ingredientes, la forma en que sus ojos brillarían mientras hablaban y reían juntos.
Se sintió un poco emocionado al pensar en la posibilidad de compartir una velada íntima con Degel. Se imaginó la forma en que la luz de las velas iluminaría el rostro de Degel, la forma en que su sonrisa iluminaría toda la habitación.
Mientras seguía preparando la pasta, Defteros no podía evitar sentirse un poco nervioso. ¿Qué pasaría si Degel aceptaba su invitación? ¿Qué pasaría si la velada resultaba ser todo lo que él había imaginado?
Defteros se sacudió la cabeza, intentando calmarse. No debía adelantarse a los acontecimientos. Primero, debía invitar a Degel a cenar y ver cómo respondía. Pero no podía evitar sentirse emocionado ante la posibilidad de compartir una velada especial con el chico que había estado enamorando en secreto durante tanto tiempo.
Su celular comenzó a sonar cuando este aparato le aviso que llegaba la hora de salir. Sonrió para sí mismo mientras salía de su casa, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. La hora indicada había llegado, y sabía que Degel probablemente estaría regresando de la escuela por el mismo camino que siempre tomaba.
Se puso en marcha, caminando a un ritmo relajado mientras miraba alrededor, intentando parecer casual. No quería que Degel se diera cuenta de que lo estaba esperando, así que intentó actuar con naturalidad.
Mientras caminaba, Defteros no podía evitar sentirse un poco nervioso. ¿Qué pasaría si Degel no estaba de buen humor? ¿Qué pasaría si no quería hablar con él? Pero se recordó a sí mismo que no tenía nada que perder, y que valía la pena intentarlo.
De repente, vio a Degel a lo lejos, caminando hacia él con su mochila en la espalda. Defteros se sintió un poco emocionado, y se preparó para sonreír y saludar a Degel cuando se encontraran.
Defteros se agachó rápidamente, haciendo como que se le habían caído unas monedas. Se concentró en recogerlas, intentando parecer absorto en la tarea mientras esperaba a que Degel se acercara.
Mientras se agachaba, Defteros no podía evitar sentirse un poco nervioso. ¿Qué pasaría si Degel no se daba cuenta de que estaba allí? ¿Qué pasaría si no quería hablar con él?
Pero justo cuando estaba empezando a sentirse ansioso, escuchó el sonido de pasos acercándose. Defteros se enderezó un poco, intentando parecer casual mientras miraba hacia arriba.
Y allí estaba Degel, parado frente a él con una expresión de curiosidad en su rostro. Defteros sonrió, intentando parecer relajado mientras saludaba a Degel.
Degel sonrió y saludó a Defteros con una voz cálida y amistosa - Hola, ¿cómo estás?- preguntó, sin darse cuenta de la tormenta emocional que se estaba desatando en el interior de Defteros.
Defteros intentó controlar sus emociones, tratando de mantener una expresión neutral en su rostro. Pero no podía evitar sentir un escalofrío en su espalda al escuchar la voz de Degel, tan cercana y tan familiar.
- Hola - Respondió Defteros, intentando mantener su voz firme - Estoy bien, gracias. ¿Y tú?
Degel asintió, sonriendo de nuevo -Estoy bien, gracias. ¿Qué pasa? ¿Te caíste?
Defteros se rió nerviosamente, intentando disimular su nerviosismo - ¡Ah, sí! Se me cayeron unas monedas. Nada importante.
Degel sonrió de nuevo, y Defteros se sintió como si su corazón estuviera a punto de explotar. ¿Cómo podía alguien ser tan amable y tan guapo al mismo tiempo? Defteros se sintió como si estuviera en un sueño, y no quería despertar nunca.
Defteros se sintió como si su corazón se hubiera detenido en ese momento. La mano de Degel, extendida hacia él, parecía una oferta de ayuda y de apoyo, pero también parecía algo más. Parecía una conexión, una conexión física y emocional que Defteros había estado anhelando durante tanto tiempo.
Defteros miró la mano de Degel, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. Luego, lentamente, extendió su propia mano y la colocó en la de Degel.
La sensación de la mano de Degel envolviendo la suya fue como un choque eléctrico. Defteros se sintió como si hubiera sido conectado a una fuente de energía, una que lo hacía sentir vivo y conectado.
Degel sonrió y comenzó a tirar de Defteros para ayudarlo a levantarse. Defteros se sintió como si estuviera flotando, como si su cuerpo estuviera siendo levantado por la mano de Degel.
Cuando Defteros finalmente se puso de pie, se sintió un poco mareado. Pero no era solo por la falta de equilibrio. Era por la sensación de estar cerca de Degel, de estar conectado con él de una manera que nunca había experimentado antes.
Defteros se sacudió la cabeza, intentando salir de su mundo de ensoñación. Se dio cuenta de que había estado perdiendo la noción de la realidad, y que debía cambiar de tema rápidamente antes de que Degel se diera cuenta de su estado de ánimo.
- Hey, Degel - Dijo Defteros, intentando sonar lo más casual posible - ¿Qué planes tienes para esta noche?
Degel se encogió de hombros - Nada en particular. ¿Por qué?
Defteros sonrió, intentando parecer relajado. - Bueno, estaba pensando en preparar una cena especial con mi hermano esta noche y... Bueno, el tiene que quedarse hoy por una junta importante y me preguntaba si te gustaría acompañarme, no me gusta cenar solo - Mintió, una pequeña mentira piadosa.
Degel se sorprendió un poco, pero luego sonrió. -Suena divertido. ¿Qué vas a preparar?
Defteros se sintió aliviado de que Degel hubiera aceptado su invitación - Voy a preparar unas pastas frescas que mi madre solía hacer cuando éramos niños... Son deliciosas.
Degel se rió - Bueno, si son tan deliciosas como dices, entonces no puedo perderme la oportunidad de probarlas.
Degel había aceptado la invitación de Defteros sin pensarlo demasiado, pero en realidad, había una razón detrás de su decisión. La cena con Kardia y sus padres había sido incómoda, y Degel se había sentido solo y un poco deprimido después de eso.
La idea de pasar el resto del día solo en su casa no le atraía en absoluto, y cuando Defteros le había invitado a cenar, había visto una oportunidad para cambiar de ambiente y olvidarse de la incómoda cena anterior.
Quizás, pensó Degel, un nuevo ambiente y una conversación agradable con Defteros podrían ayudarlo a olvidar la sensación de soledad y desconexión que había estado sintiendo últimamente.
Así que, con una sonrisa, Degel había aceptado la invitación de Defteros, sin saber que estaba a punto de entrar en un mundo de emociones y sentimientos que lo harían cuestionar todo lo que creía saber sobre sí mismo.
Defteros se sintió como si estuviera flotando en el aire cuando escuchó que Degel aceptaba su invitación. Su corazón comenzó a latir con fuerza y su mente se llenó de emociones y pensamientos contradictorios.
Intentó controlarse, pero no pudo evitar sonreír de oreja a oreja. Su más grande sueño, el sueño de estar cerca de Degel, de compartir un momento especial con él, se estaba haciendo realidad.
Defteros se sintió como si estuviera viviendo un sueño, un sueño que había estado cultivando durante tanto tiempo. Y ahora, finalmente, estaba a punto de hacerse realidad.
Intentó calmarse, recordándose a sí mismo que debía mantener la calma y no hacer nada que pudiera arruinar el momento. Pero no podía evitar sentirse emocionado, sentirse como si estuviera al borde de algo grande.
- Genial - Dijo Defteros, intentando sonar lo más casual posible - Me alegra que puedas venir. Te prometo que la cena será deliciosa.
Degel sonrió y asintió, y Defteros se sintió como si estuviera flotando en el aire de nuevo. Sabía que esto era solo el comienzo de algo especial, algo que podría cambiar su vida para siempre.
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