Extra- Vacaciones
- Mmmm... ¡ Qué calor! - Llegó el verano y con el las altas temperaturas. - No se como aguantas esto. - Decía Hotaru a su hermano quien parecía totalmente tranquilo lo cual la molestaba aún más. - ¡ Oh, vamos onichan! - empezó a zamarrearlo para que le prestara atención.
- Hotaru, por favor ya hace bastante calor como para que lo empeores. Y no es que aguante, sino que intento no pensar en eso. - Suspiraba para terminar.
Tras la época de exámenes y con todo el verano por delante, era el momento perfecto para tener citas sin preocuparse por las clases, tan solo había un problema, sus parejas estaban de viaje. Ámber por su parte estaba visitando a unos familiares en Aguaclara, mientras que Xiao había viajado hasta Liyue para visitar a los suyos, volverían pronto pero los gemelos estaban irritados pensando en que los planes que no podrían ser.
Mientras se hundían en su desdicha, el timbre sonó, dando paso a un joven de anaranjado cabello al cual no podrían rechazar.
- Buenos días. - Ambos gemelos alzaban la mano de mala gana en respuesta. El calor y su humor no les daban para esbozar siquiera una sonrisa. - Veo que estáis desanimados. - La mirada de los dos hermanos era un poema. - Bueno, pues alegrad esas caras... - seguía sin haber respuesta. - Oh, vamos chicos me voy de viaje... - misma reacción, inexpresividad total inundaba sus rostros. - y vosotros venís conmigo. - Ahora si levantaron sus rostros. Estaban acalorados y bastante susceptibles debido al conjunto, y algo me dice que alguien sería asesinado pero simplemente volvieron a apoyar su cabeza en sus respectivos lugares y lo dejaron pasar.
Días después se encaminaron con otro aire más calmado y relajado de viaje a Liyue. Al final se dieron por vencidos al pensar que necesitaban cambiar de escenario, ya que el estar de aquella manera solo favorecía a su malestar mental, y en nada ayudaba, aunque Sora tenía la pequeña esperanza de encontrar a Xiao aunque fuera solo durante unos minutos, lo cual parecería algo poco probable en principio ya que de todo el territorio de Liyue no iba a ser precisamente el mismo al que fueran, ¿o quizás si?
Llegaron finalmente a la posada de Wangshu, un lugar muy calmado a la par que relajante. Se podían ver algunas mesas a un lado de su terraza y un edificio bastante alto, el cual parecía estar construido sobre un árbol. Según lo que contaba Nobile, que al parecer no era la primera vez que visitaba el lugar, un cuento popular lo describía a las mil maravillas:
« La posada que se encuentra en el extremo sur del Pantano Dihua sirve como algo más que un lugar de descanso para los huéspedes. Dicen que la Posada Wangshu es el lugar perfecto para tener una cita bajo la luz de la luna. Es más, según los cuentos populares, incluso los nobles Adeptus disfrutan de dicha luz en este lugar. »
Era algo curioso cuanto menos, si, pero tenía su encanto como el lugar en si. Mientras Hotaru y Nobile conversaban sobre que hacer, Sora miró hacia arriba. Observaba el árbol tan enorme y fuerte a la vez que bello, pero más que eso una silueta llamó su atención. Un joven de cabello oscuro que miraba al horizonte. ¿ Acaso era...? Sin pensarlo dos veces Sora corrió hacia el ascensor que había a la izquierda, subió hasta la planta superior, y entró al edificio para tomar las escaleras que lo llevarían hasta el lugar que observó desde abajo. Al llegar no encontró nada ni nadie en el lugar. Miró hacia los lados, pero tampoco halló nada. Al no ver a nadie, pensó que su mente tan solo le había jugado una mala pasada, "incluso aunque estemos en la misma tierra, aun así no tenemos porque encontrarnos", es por ello que se dio por vencido e iba a volverse por el mismo camino, cuando la señora encargada de la posada lo detuvo.
- Oh vaya, supongo que él no está, ¿ podrías ayudarme? - Sora no entendía nada así que no dijo una palabra. - Perdona, primero debería presentarme. Mi nombre es Verr Godet, y soy la jefa de la Posada Wangshu, encantada. - Parecía una persona encantadora, cosa de lo que se arrepentiría pensar rato después. Debido a que le faltaba mano de obra, este terminó de camarero en la planta baja del lugar.
El tiempo pasaba y el cansancio se hacía presente. De una forma u de otra se las terminaron apañando para que saliera bien, al final tan solo quedó una comanda un tanto peculiar. Como había mencionado, el desempeño de Sora se llevó a cabo en la zona baja, sin embargo esta persona quería que se le entregara en el lugar donde aquella tarde todo empezó. El joven se preguntaba quien habría en un lugar como ese, y una palabra se vino a su mente "Adeptus". Aquella palabra por alguna razón, le recordaba a los sueños que había tenido tiempo antes durante el festiva de Mondstad.
Escasos segundos pasaron para que Verr se presentara delante de él y le entregara el plato. Era una especialidad del lugar, "tofu de almendras". ¿ Un dulce?, antes de que pudiera preguntar, la dueña de la posada tan solo lo giró y empujó en señal de que avanzara. Mientras subía las escaleras hasta el lugar, volvió a recordar aquella silueta. ¿ De verdad se lo imaginó?
Observó hacia delante, sin prestar mucha atención a su alrededor soltó el platillo sobre una mesa no muy alta.
La vista era hermosa, al irse el sol y solo haber estrellas la iluminación con lámparas de farolillos hacía que el lugar fuera increíble. Pero un momento, algo no cuadraba, como que había una mesa y estaba decorado cuando temprano esa misma tarde aquel lugar estaba desierto y vacío. Apresuradamente se giró hacia la mesa donde estaba el plato. Allí estaba sonriendo, sentado a la mesa y haciendo un gesto para que el joven de cabello rubio se sentara a su lado.
Sora no podía creer lo que estaba viendo, estaba nervioso pero muy feliz de ver a la persona que más anhelaba su corazón. En lugar de hacerlo tranquilamente, se abalanzó sobre el pobre Xiao haciéndolo caer sobre su espalda y quedando Sora sobre éste.
- Te he echado de menos. - decía sonriendo. Xiao suavizó su expresión ante estas palabras, no podía enfadarse con Sora además, él sentía lo mismo. Incluso el tiempo que pasaran separados fuera corto, aún así deseaban verse el uno al otro. Al final terminaron sentados mientras degustaban el tofu de almendras.
- Como siempre esta delicioso, gracias. - el joven de cabello rubio se sorprendió, nunca se imaginó que un simple dulce le gustara tanto, pero ahora que lo pensaba...
- Xiao, este lugar... - quizás era una tontería, calló por un momento. - es hermoso. -
- Si, aquí es donde conocí a la persona de la que me enamoré por primera vez. - "¿enamorarse?, ¿quién era aquella persona?", Sora comenzó a formar malos pensamientos en su cabeza, haciendo que su cara fuera un poema, estaba triste por no ser su primer amor. Nunca imaginó que podría llegar a escuchar esas palabras por parte de Xiao. Este último al percatarse del semblante que el joven mostraba, calló en la cuenta de que quizás el otro no recordaba aquello, es por ello que tomó sus manos y alzándolas hasta la altura de su barbilla las besó haciendo que Sora se sorprendiera y decidiera mirar fijamente al moreno. - Acaso no lo recuerdas. - En ese momento al joven de largo cabello rubio le quedó claro, todos aquellos sueños de viajes a distintos lugares, todas aquellas peleas con todos esos enemigos, todo aquello no era solo un sueño, todo ocurrió aunque no estaba seguro del momento.
Entre todos los recuerdos, el de sus últimos momentos juntos vino a su mente. Una última conversación daba lugar mientras ambos sangraban. Xiao estaba tumbado y a punto de ser consumido por un aura oscura, Sora mantenía su mano agarrada pidiéndole que se quedara con él. Lágrimas de sus ojos bajaban como si de lluvia se tratara. Las palabras "quédate conmigo" se repetían una y otra vez, sin embargo el moreno solo pudo decir " la próxima vez que nos encontremos compartamos un tofu de almendras donde nos conocimos por primera vez". Al igual que en aquel entonces, Sora comenzó a llorar. Era increíble que después de tanto tiempo cumpliera aquello. Un beso seguido de un abrazo no faltaron. Al final se quedaron observando como una lluvia de estrellas adornaba el hermoso cielo que una vez compartieron, y que a partir de ese día lo seguirían compartiendo incluso después de su muerte.
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