Capitulo 9 "El reclamo de Vaemond Velaryon"
CINCO AÑOS DESPUÉS.
La noticia de que el primo de la serpiente marina, Vaemond Velaryon, habia solicitado una audiencia con la reina se habia esparcido mas rapido que la polvora. Todos lo sabian, la legitimidad de los hijos de la heredera al trono de hierro seria cuestionada y si el fallo era en su contra poco y nada podria hacer al momento de suceder a su padre en el trono.
Tanto el principe Aemond como su esposa contaban con diecinueve dias del nombre cumplidos. Los años habian pasado, los dioses habian dado nuevos regalos: La fortaleza roja estaba mas viva que nunca. Aegon junto a su esposa Helaena pasaron de tener a sus mellizos Jaehaerys y Jaehaera a su vastago menor, el príncipe Maelor Targaryen mientras que Aemond y Aemma ya no tenían solo a sus gemelas Visenya y Rhaenys sino que dos nuevas princesas habian llegado a sus vidas, Naerys y Alyssane Targaryen. Sin mencionar que ademas de ello se encontraban en dulce espera ya que en búsqueda de aquel hijo varón tendrían a su ultimo vastago y por gracia de los dioses al fin lo conseguirían (solo que ellos no lo sabian). Por parte de los dragones de escamas negras la princesa Rhaenyra habia traido otro principe al mundo, Viserys Targaryen y estaba esperando a su ultima vastaga solo que su desenlace no seria nada agradable.
Mientras que Aemma se encontraba bordando con su tia Helaena cotilleando informalidades por la amistad que tenian Aemond estaba entrenando como siempre. Su esposa estaba con sus sobrinos/primos e hijas menores mientras que el entrenaba junto a Cole siendo observado por sus pequeñas gemelas.
Asi los negros habian llegado y mientras que el canalla y la princesa se encontraban en los aposentos del viejo rey los hijos de esta decidieron ir al campo de entrenamiento ya que querian visitar el lugar donde pasaban tiempo con su difunto padre Sir Harwin Strong. Claro que por su característica cabellera castaña eran el cotilleo de los que estaban presentes sin observar al tuerto entrenar.
- ¿Cual es tu problema?- Pregunto Jacaerys a su hermano.
- Todos nos estan viendo. Nadie me cuestionaria como heredero de driftmark si me viera mas como Laenor Velaryon que como Sir Harwin Strong- Menciono el menor que estaba mas sensible de lo normal debido a que el seria el blanco de críticas junto a su madre al tratarse de la herencia de Driftmark y ser el heredero de la serpiente marina.
- No importa lo que piensen.
En eso algo en la multitud les llamo la atención topandose con un espectáculo que estaba robandose las miradas de todos los presentes. Se trataba del príncipe Aemond Targaryen superando a su maestro Sir Criston Cole despues de años de entrenamiento. Los príncipes de castaños cabellos estaban impresionados de como su tio les habia superado en tamaño mirandolo con admiración (y en el caso de Lucerys con temor también). Si bien Jacaerys era bueno con la espada todavia le faltaba para alcanzar al tuerto y su hermano menor no era habilidoso en este arte.
- Bien hecho mi principe, va a ganar torneos muy pronto.
- Me importa una mierda los torneos- Menciono el Targaryen para luego concentrarse sus "cuñados"- Sobrinos, ¿han venido a entrenar?- Pregunto sonriente apuntandoles con la espada fijando su atencion en la persona que mas odiaba. Asi sus gemelas se acercaron a abrazarle pasando el una mano por sus cabellos platinados lo que hizo que los adolescentes se quedaran pasmados al ver que se trataban de sus sobrinas ya que habian perdido contacto con su hermana.
Los Velaryon estaban por presentarse cuando entro Vaemond junto a sus hombres. A diferencia de como habian recibido a la heredera de Viserys Targaryen este si fue esperado por el personal real y le llevarian de inmediato con la reina verde lo que mostraba quien se veria beneficiado cuando se debata la sucesión.
Los hermanos se acercaron a las princesas Targaryen dispuestos a presentarse agachandose a su altura para saludarles como correspondia (cosa que al futuro matasangre no le agradaba siendo esto demostrado por su expresión molesta)
- Soy el tio Jacaerys- Menciono el mayor con una calida sonrisa. Parecia agradarles a las chiquillas que le devolvian el gesto.
- Yo soy el tio Lucerys Velaryon- Solo que esto tuvo una reacción opuesta haciendo que le corrieran y se fueran detras de su progenitor.
- Strong- Menciono Visenya con repulsión. Eso hizo que los hijos de Rhaenyra abrieran sus ojos sorprendidos ya que lo sabian a tan corta edad.
- Bastardo- Le siguio la pequeña Rhaenys mirandole asustada y molesta, una mezcla de sentimientos.
- ¡Le sacaste un ojo a mi padre!- Le gritaba entre lagrimas la gemela mayor mirandole con odio.
- Shhhh... mis niñas. Tranquiliciense, su papi esta bien- Mencionó el major acariciandole sus blancos cabellos nirandoles de forma amorosa. Semblante que cambio al dirigirse a sus sobrinos cambiando al odio en segundos- Crei advertirte que no te acercaras, ¿sabes que aun tienes una deuda pendiente?
Por suerte la situacion no llego a mayores ya Aemond se llevo a sus hijas antes que las cosas se pusieran complicadas. De todas formas los príncipes de escamas negras no podian odiar a unas niñas ya que sabian que era producto de su entorno y este era como las criaban sus padres (en este caso padre)
...
Horas después, la gemela menor, Rhaenys se encontraba triste en sus aposentos habiéndose negado a almorzar. Fue regañada por su padre después del entrenamiento. La pequeña conoció a la princesa Baela y al ser su tía aprendió algo en particular, algo que repitió cuando conoció a sus abuelos justo cuando el tuerto se encontraba con ellas, terminando por darle un fuerte regaño.
El heredero de Aegon Targaryen y mellizo de Jaehaera Targaryen había escuchado por las criadas que su querida prima, la princesa Rhaenys, se negaba a comer aunque nadie sabia la verdadera razon por esa actitud.
El niño era de buen corazón, al igual que su hermana pero más extrovertido a pesar de tener algunas deformidades en como tener seis dedos en una de sus manos y en sus pies pero eso no le acomplejaba. Incluso socializar se le daba mejor que a Jaehaera, quien tenía la belleza de una Targaryen sin imperfecciones Pero era tímida y reservada al punto de ser alguien demasiado retraída y vista como un bicho raro, llegando a ser molestaba por niños de la corte y algunos hijos de criadas ya que no solía dar nombres de los chiquillos. Siendo sus vínculos más cercanos su padre y mellizo, seguidos por Helaena y Visenya.
_Para calmar la angustia de la hija del tuerto fue a los jardines a cortar unas flores amarillas, escondiendolas en la mano para acercarse lentamente a su prima. Quería ser un caballero aunque termino asustandole, algo que provocó una carcajada en el joven principe.
— Oh, lo siento, es que fue gracioso — Se disculpaba entre risas— No era mi intención asustarte, querida prima. En realidad quería darte esto, escuché que estabas triste y no podía dejar que lo estes— Acto seguido le dió las flores aunque algunas estaban dobladas por haberlas tenido atrás sin tanta preocupación_— Su apariencia era más linda, lo juro por los dioses— Expreso el chiquillo.
— Me asustase, Jaehaerys— Río.
— Diana dice que un buen susto es bueno para el apetito— Aquella dulce muchacha que había sido víctima del futuro usurpador tenia una relación cercana con los príncipes hasta su lamentable expulsión— ¿Tus tripas estan rugiendo ya?
— Oh, muchas gracias Jaehaerys, ¡están perfectas!— Exclamó sonriente— Las amo, son preciosas. Por un momento pensé que eran insectos, ¡estaba asustada! Y si, mis tripas están rugiendo.
_Los insectos era un lindo pasatiempo que el heredero de Aegon Targaryen y la princesa Helaena compartían. El principe tenía un ojo sensible, su naturaleza extrovertida no le quitaba el buen gusto y su sensibilidad. Quizás aquellas ingresas criaturas no le daban asco o miedo por ser su manera de conectar más a profundidad con Helaena, algo que su hermana no podía hacerlo del todo._
— A todos les parecen feos pero esto es bonito para todos, ¡todos aman las flores!
— ¡Amo las flores!, ¡con mis hermanas hacemos muchas coronas de flores para nuestros padres!, ¡muchas gracias!, ¡me gustaron mucho!— La pequeña daba saltitos de felicidad, de lo más entusiasta.
— Me alegro que te gustarán— La sonrisa del principe era amplia, marcando el oyuelo izquierdo que se le formaba cada vez que reía, el derecho por su lado no se formaba— El amarillo es un color muy bonito, te quedaria lindo en un vestido. Es... mi color favorito
— ¿De verdad?— Preguntó curiosa la niña.
El albino se sentó al lado de la melliza menor de Aemma Targaryen, buscando ser su confidente.
— ¿La abuela no se enojaría de que usaramos otro color fuera de verde?
— No lo creo, mi padre en ocasiones usa negro al igual que mi madre y tú madre usa vestidos amarillos y celestes. Creo que siempre y cuando no sean rojos y negros juntos estará bien aunque no sé porque.
— ¡Entonces le pediré a mi madre que me haga uno!— Dijo sonriente— O a una de las criadas si ella no tiene tiempo.
La interacción era muy tierna pero su estómago empezó a rugir otra vez en la chiquilla.
— ¿Por qué no quisiste comer?. La comida es buena, un dragón necesita comida, eso dicen mis padres— Sonrio— Tu sonrisa es muy linda, digna de una princesa— Rhaenys era el primer amor (y lamentablemente único) del principe. Solía decirle a sus padres que le gustaría casarse con ella al crecer. Para el era bella, encantadora y dulce_— Yo aún tengo hambre, podemos comer juntos, ¿gustas?
— Es que... Hice enojar a mi padre— Dijo la niña temerosa.
—¿En qué hiciste sentir mal a tu padre?. A mí el tío Aemond me da un poco de miedo, es muy serio en comparación a mi padre— Comentaba ligeramente temeroso_— Es bonito que tú padre no desaparezca, yo muchas veces no se dónde el está... El termina volviendo con olor extraño y hablando de una forma graciosa, creo que le gusta jugar a desaparecer, quizás juega a las escondidas con mami— En su mente de niño buscaba darle una lógica a porque había noches en las que no veía a su progenitor, el niño idealizaba cosas, lo amaba a fin de cuentas— A Jaehaera no le gusta, ella es miedosa y tiene miedo de que lo agarre un mounstro o gente mala pero eso no existe. Dime, ¿tu papá alguna vez desaparecio?, ¿el juega a las escondidas con la tía Aemma?, ellos están más tiempo juntos porque el no es tan juguetón, ¿no?
—La tía Baela me enseñó a decir malditos Hightower y me parecía gracioso así que repiti eso frente a mi padre y a él no le gusto. Me regaló y comparto con Visenya, ella siempre es la mejor y yo comento muchos errores— Confeso entre lágrimas aunque cuando su primo le dijo para comer juntos ella sonrió— Y si me gustaría, ¡tenía mucha hambre!— Río mientras su panza rugia — Mi padre no me da miedo, solo es serio con los demas— Dijo apenada— ¿Olor extraño?. Quizas no se baña. Tu padre parece que ama jugar a las escondidas. Los míos también, desaparecen juntos y cuando los encuentro con mis hermanas están raros, riéndose y acomodándose la ropa. Supongo que a todos los adultos les gusta jugar a las escondidas— Concluyó la pequeña.
Despetar una sonrisa en su querida Rhaenys había sido más que suficiente. Le gustaba ese efecto que solía tener en las personas, el hacerles reír, el tratar de mejorar su día. Sabia conectar en lo emocional, posiblemente eso llegaba a hacer que muchos pasaran por alto su deformidad..
Asi, principe y princesa se sentaron a compartir el pan como en muchos de sus almuerzos compartidos. Los niños habían comido por su parte el día de hoy ya que los adultos tenían su enfoque en las visitas de los negros. La cena de esta noche sería de todos los primos y sobrinos de ambos bandos solo que sin peleas ya que por su edad los pequeños eran demasiado inocentes como para estar corruptos por las rencillas familiares._
Dando sus buenos bocados el Targaryen ya iba por más de la mitad del plato, el comía bastante rápido, era muy acelerado. Fue interrumpido por la pregunta de Rhaenys, haciendo que deje de masticar para quedarse unos segundos pensativo.
— ¿Conociste a Joffrey y a los demás?, ¿no te dió miedo?— Preguntó la pequeña con miedo.
— Siii, ¡joffrey es muy simpático!, ¡Es un gran niño!— _Sonrio_— Mi hermana no se les acercó, le tiene miedo. Eso sí, la vi que miraba mucho al príncipe Aegon a escondidas al igual que a tu hermana Visenya. Las dos lo miraban a su forma aunque tú hermana se atrevió a hablarle, mi hermana corrió por la vergüenza— Decia apenado por lo último—¿Tu pudiste conocerlos a todos?, yo no.
— Oh. A mí la tía Baela me trajo juguetes y mis abuelos fueron muy amables. Mi abuelo es como el abuelo Viserys peor nomás guapo y mi abuela Rhaenyra es muy hermosa y menor que el. Ambos fueron cariñosos y el abuelo Daemon me prometió que iríamos volar en dragón algún dia— Estaba muy ilusionada, con el brillo en sus ojos.
Jaehaerys Concordaba con lo de Rhaenyra.
— Parece dulce y amable, una mujer muy hermosa, debe ser de las mas bonitas del reino después de ti— Admitio_— Avísame cuando vuelvas de volar con tu abuelo. También quiero ver los juguetes de la tía Baela. No la conozco, no sé cómo luce pero escuche que tiene el cabello como si fuera un hombre. Podríamos jugar a la guerra de dragones de juguete, ¿No crees que sería divertido y único?
El primer amor, el más puro, el de la niñez. En otro mundo, de haber sido otras circunstancias habría sido una historia de amor de las canciones de Poniente, aquellas que parecian nacidas de los relatos de un bardo por su romatisismo. Sin embargo la vida tenía otros planes para aquellos príncipes.
— ¡Eso haré!, ¡Eres muy único!— Exclamó la niña.
— Tu eres muy única. eso es un lindo cumplido— Respondio el chiquillo_— Eres brillante como una estrella, Rhaenys. Algún día podríamos ver una y ponerle a una tu nombre— Expreso con dulzura aunque luego miro por la ventana notando que por el clima estaba anocheciendo más temprano de lo normal, a fin de cuentas habían almorzado tarde— Mira, esa podría ser la estrella Rhaenys, ¡es la más brillante!
— Y eres mi prima favorita así que yo sería la de abajo porque siempre vamos a estar juntos, ¡yo te quiero mucho Rhaenys!
Palabras que quedarían marcadas en la historia de su vínculo, unas que adquirirían un significado más triste para futuro. La guerra no discriminaba al igual que la muerte, la muerte era el único "ser" que se llevaba a quien sea sin importar su origen, sexo, edad. Algo tan hermosamente horroroso, paradójico hasta cierto punto.
Una criada entro diciendole al príncipe que ya tenía que irse a bañar. Faltaba poco para la cena de los niños al haber almorzado tan tarde. No tendría mucho apetito así que tuvo que dejar su comida a la mitad para el espacio para la cena.
— Debo irme ahora— Dijo acercándose a ella— Pero me ha gustado comer contigo, ¡nos vemos en la cena!— Beso su mejilla con timidez estando más rojo que el cabello de un Tully para luego irse corriendo de la pena, no sabía cómo expresar sus sentimientos, solo era un niño.
...
El momento de la audiencia llego siendo una tortura para los dragones de escamas negras. Si bien la heredera elegida por su padre queria empezar con su defensa no se le permitió iniciar dandole la palabra a su "retador" que hasta llego a decirle que no reconocería la sangre Velaryon aunque se la enseñara haciendose un corte. Asi la mujer tenia que soportar las acusaciones estando notoriamente incomoda tratando de disimular por su familia. Incluso Aemma a pesar de no estar en buenos terminos con su madre sintio el instinto de abrazarla por ese momento tan bochornoso.
- Princesa Rhaenyra, ya puede hablar por su hijo Lucerys Velaryon.
- Si voy a seguir con esta farsa empezare a recordarle a la corte que hace mas mas de 20 años en este salon...
Nadie esperaba aquel milagro. Las puertas se abrieron anunciando la llegada del viejo dragon, una movida que los verdes no vieron venir y que por supuesto, arruinaba sus planes.
- El rey Viserys de la casa Targaryen, el primero en su nombre, rey de los Andalos y de Rhoynar y de los primeros hombres, señor de los siete reinos y protector del reino.
Todos estaban en un silencio sepulcral. Si, se decia que a los hombres orgullosos no les gustaba ver hacia arriba pero en este caso agachaban la cabeza para mirar a quien por primera vez parecia tomar una postura activa y no pasiva como se le conocía, actuar como un rey. Solo que no era uno yendo a su trono sino que lo hacia hacia su amada hija, lo que le quedaba de su amada Aemma Arryn, la que murió por deber y el ahora tenia el amor como su motor principal. No importaba su debilidad, su figura se enaltecia en esa caminata tan lenta, dolorosa que a mas de uno le causaba sentimientos encontrados y cuando la corona cayo nadie tenia permitido levantarla, solo pudo hacerlo el hermano de este viendolo por primera vez como su rey en aquella reconciliación de hermanos que con una accion decia mas que mil palabras y asi por primera vez el trono de hierro aceptaba a Viserys y este lo aceptaba a el. Despues de tantos años se hacian uno en el ultimo dia de su vida.
El trato que hizo la primogénita del hombre que estaba sentado en el trono parecia haber funcionado. Rhaenys Targaryen le ayudo a defender su postura a pesar de creer que asesino a su hijo ya que de esa forma su nieta Baela seria reina de los siete reinos al casarse con Jacaerys y Rhaena Targaryen consorte de Lucerys Velaryon permaneciendo la sangre alli para no ser reemplazada. Para ellos era un ganar-ganar y claro que la situación podia haber terminado alli pero nadie esperaba que el hombre que solicitó la audiencia tuviese una catarsis en plena audiencia.
- Usted rompio la ley y siglos de tradición al nombrar a su hija heredera y ahora se atreve a decirme quien merece heredar el nombre Velaryon- Controtaba de esa forma el hermano de Corlys- No, no voy a permitirlo.
- ¿Permitirlo?- Pregunto el viejo rey molesto por esa respuesta tratando de mantener ese temble sereno que le caracterizaba- No olvide con quien habla, Vaemond.
-¡Eso no es un autentico Velaryon!- Grito en colera lleno de impotencia Vaemond estando ya desesperado por defender lo que era suyo bajo su perspectiva ya no importandole si se ganaba un castigo del rey- Y menos aun... sobrino mio
- Marchaos, esto es suficiente- Le dijo Rhaenyra a sus amados hijos ya que era una madre muy sobreprotectora.
- Lucerys es mi legitimo nieto- Pronuncio el rey irritado en lo que el dolor le permitia imponerse- Y usted simplemente es un segundo hijo de Driftmark.
- Usted puede llevar su casa como se le de la gana. Pero no decidireis el futuro de la mia- Respondio el Velaryon- Mi casa sobrevivió a la maldición y a un millar de tribulaciones mas y que me condenen los dioses- La ultima frase fue dirigida al principe Lucerys causando nerviosismo en el menor- Y que me condenen los dioses pero no dejare que se extinga por culpa de este...
- Decidlo- Le desafio el principe canalla sin temor pero esto lejos de hacer que se arrepintiera solo añadio mas sal al fuego.
- Sus hijos son... ¡bastardos!- Grito causando revuelvo entre los que estaban gozando el momento de humillación de la princesa y quienes solo querian silenciarle. Los hijos varones de la reina verde parecian divertirse, Alicent y Helaena estaban incomodas mientras que Aemma apretaba la mano de su esposo ocultando su mirada ya que no dejaba de tener ese amor de hija y hernana. Sin mencionar que se se sentia identificada por ser una a pesar de no ser del mismo padre- Y ella es una zorra.
- Yo... - Se levanto el regente con dificultad tambaleandose mientras sacaba su cuchilla de acero valyrio- Os cortare la lengua por eso.
Pero como el carácter del esposo de Rhaenyra era incontrolable solo bastaron milésimas de segundos para que ejecutara a su "amenaza" por la espalda a santre fria haciendo que el cadaver caiga con la mitad de la cabeza.
- Puede quedarse con su lengua- Dijo sin mas. Con la Hightower protegiendo a su hija que estaba cubriéndose los oidos por su espectro, su primogénito divertido por la escena mientras que el tuerto protegia a las mujeres mirando con admiración a quien consideraba un oponente digno, su nemesis.
- ¡Desanmerlo!- Grito la mano del rey.
- No es necesario.
...
Antes de la cena de la familia real el matrimonio de Aemond Targaryen y Aemma Targaryen (adoptando el apellido de su esposo) se encontraba pasando tiempo en familia ya alistados para el banquete cuando alguien llamo a su puerta tratandose de ni mas ni menos que su hermano, el príncipe Jacaerys.
- Amor, ¿nos permites?- Pregunto su amada acariciandose el vientre redondo que cargaba al heredero de este.
El futuro matasangre se fue de mala gana con sus hijas no sin antes chocarle el hombro a su sobrino indicandole su desprecio disfrazado de "accidente".
- No nos hemos visto en... ¿cinco años? Si, la ultima vez que te vi fue para los nacimientos de Visenya y Rhaenys y mira, ¡ya son niñas!- Exclamo emocionado el castaño
- Si, ha pasado mucho tiempo Jace- Menciono mirandole a su hermano sin saber como dirigiese puesto a que habian perdido el contecto a pesar de ser de los pocos con quien intercambiaba cartas. Para Aemma siempre habia sido su hermano favorito- Te extrañe. Yo, la verdad es que...- No fue necesario decir nada mas ya que se unieron en un abrazo fraternal siendo la perfecta reconciliación entre ambos.
- Yo también te extraño y te amo hermanita- Dijo besando su mejilla- Lamento no haber puesto de mi parte. Siempre se te ha responsabilizado de todo pero la verdad es que tampoco hice el esfuerzo para recuperar nuestra relación igual que ellos- ¿Sabes? Creo que deberia venir a visitarte mas seguido- Mencionó el Velaryon para luego mirar su vientre abultado- Claro, cuando nazca mi sobrino podras visitarnos también. Estoy seguro de que esta vez sera un principe.
- Oh Jace, ¡me encantaría que las cosas sean como antes y claro que te visitare! Cuando te cases con Baela nuestros hijos seran como hermanos, ¡te lo prometo!
Parecia que poco a poco todo iba arreglandose, las piezas iban encajando y parecia que se podia ver la luz al final del arcoíris. Sin embargo el destino era cruel siendo esta la ultima interacción de los hermanos, antes de que la muerte tocada su puerta.
La cena habia comenzado notandose la incomodidad de los presentes. En el medio estaba el rey, a su izquierda los negros mientras que a la derecha los verdes. Nadie interactuaba con el "bando" contrario y de las pocas interacciones que habia eran provocaciones que buscaban el conflicto.
Asi como el rey cansado tras un intercambio de palabras de su primogenito varon y el de la princesa Rhaenyra, se levanto captando la atencion de toda su familia ya que quedaba algo pendiente y esto era poder hacer que la casa del dragon funcionara como una sola, que por fin se unan, que sean la familia que siempre debieron ser antes de su muerte. Solo eso necesitaba para partir en paz y eso era lo que estaba por hacer ahora despojandose de su mascara para que vieran la podredumbre de su rostro, como estaba carcomido por la enfermedad. Este acto no era simple, alli se allaba la metafora de desnudarse ante sus afectos, el verse vulnerable queriendo conciliar la paz.
- Mi rostro ya no es atractivo, si es que alguna vez lo fue- Replico con nostalgia- Pero esta noche quiero que me vean como soy. No solo un rey, sino su padre, su hermano, su marido y su abuelo- Miraba a su parentela cada vez que nombraba un lazo familiar buscando conectar con cada uno de los presentes- Quien al parecer pronto dejara de camonar con ustedes- La muerte se acercaba, le respiraba en la nuca, se sentia, para Viserys su hora llegaba- Dejemos a un lado los resentimientos en nuestros corazones. La corona no podra mantenerse fuerte si la casa del dragon permanece dividida. Dejen a un lado sus querellas- Rugió golpeando la mesa con su copa- Que sea para darle el gusto a este hombre viejo que los ama profundamente- Finalmente se sento con la esperanza de que sea el momento de sincerarse, el cumplir su sueño de tener aquella familia unida que siempre quiso.
Rhaenyra Targaryen se levanto alzando su copa. Era la que seguiria el brindis de su padre, una actitud que sorprendio a la reina verde ya que era algo que no se esperaba.
- Quiero alzar mi copa por su majestad, la reina- Menciono la heredera al trono mirando a su madrastra, aquella amistad de la infancia y que al dia de hoy parecian ser dos desconocidas- Amo a mi padre. Pero debo admitir que nadie ha permaneciendo a su lado con mas lealtad que su esposa.
-Alzo mi copa por usted y por su casa- Respondió a su brindis levantándose de inmediato la Hightower. Algunos complacidos, otros confundidos, otros molestos- Sera una gran reina- Algo que fue la sorpresa para muchos. Nadie sabia a ciencia cierta si era solo una pantalla que mostraba para calmar a su marido o si de verdad lo sentia. Otto Hightower no estaba complacido, el sabia que aunque sea por escazos segundos si fueron palabras sinceras de su unica hija. Rhaenyra por su lado se sentia un pequeño destello de esperanza de que todo podia volver a ser como antes.
Cuando el brindis termino todo parecia que seguiria dentro de la normalidad. Sin embargo siempre habia alguien que buscaba un conflicto. En este caso Aegon Targaryen quien bajo la excusa de servirse un poco mas de vino se acerco a su prima Baela Targaryen, la prometida de su sobrino.
- Yo, lamento la depecion que pronto vas a sufrir- Se dirigio en ella en voz baja mirandole a los ojos- Pero si alguna vez quieres estar bien satisfecha, solo debes pedirlo.
Claro que esta falta de respeto hizo que el principe Jacaerys se levantara indignado queriendo lmponerse ante el mayor. Solo que este no estaba solo. Aemond se levanto en advertencia de que no se le ocurriera ponerle una mano encima a su hermano, que a pesar de todo ellos se apoyaban. La esposa de este por su parte estaba contra la espalda y la pared sin saber si debia interferir queriendo apaciguar las aguas o si era mejor guardar silencio para no empeorar la situación. Por suerte su hermano improvisó recurriendo a la diplomacia de un brindis.
- Por el principe Aegon y el principe Aemond- Pronunció reprimiendo su enojo hacia ellos- No nos hemos visto en años. Pero tengo buenos recuerdos de nuestra niñez. Por ustedes y la buena salud de su familia, queridos tios- Termino el brindis dandole un golpe amistoso a su tio Aegon. El tuerto estaba molesto, ¿buenos recuerdos? Todos se basaron en hacerle la vida imposible desde niño. No obstante debia callarse recurriendo a tomar la mano de su esposa debajo de la mesa mientras esta le acaricaba con dulzura esta indicandole que todo estaria bien.
- Por ustedes tambien- Respondió derrotado Aegon ya que esperaba una pelea y esta jugada del castaño solo le hizo quedar mal a el.
- Cuidado con la bestia debajo de las tablas- Solto Helaena sin mas concentrada en su juguete de madera.
- Bien hecho mi muchacho- Felicito el rey a su nieto.
- Yo quiero velar por Baela y Rhaena- Dijo la vastaga de Alicent poniendose de pie. La muchacha de blancos cabellos deseaba aligerar el ambiente y congeniar con sus sobrinos y primas ya que no les guardaba resentimiento alguno. Sin dudas de las personas mas buenas y puras de la familia Targaryen- Ellas pronto se casaran. No es tan malo, mas que nada el te ignora... Expecto aveces cuando esta ebrio.
Se oyeron un par de risas mientras que la princesa orgullosa tomo asiento siendo halagada por su abuelo quien le decia "Bien" feliciando a su nieta favorita.
Asi fue como la musica comenzó. Era una bella melodía calida y alegre. El primogenito varón de Rhaenyra Targaryen se levantó para invitar a bailar a su adorada tia como agradecimiento por su brindis y también por sentir lastima por ella al sentir un trato frio del esposo de este hacia ella.
Una danza de dragones, una de escamas verdes, otra de escamas negras. La metafora era preciosa en contraste a la que se desataria en poco el tiempo. Esta era la calma de la tormenta, la última vez en la que compartian el pan, el vino, la última cena. Este momento tan mágico, único e irrepetible, un recuerdo agridulce con el pasar de los años. El único momento en el que fueron una familia cotilleando sin importar el color de sus prendas, riendo, aplaudiendo, pasandose la comida y hasta dedicándose unas sonrisas. Si, esto fue lo ultimo que Viserys vio de su familia teniendo que retitarse por el dolor insoportable pero satisfecho por creer que ya habia logrado reconstruir su casa yendose en paz mientras los dragones seguian dichosos por aquel momento tan precioso.
Si bien el rencor entre la princesa y la reina habia sanado lo cierto es que si el árbol estaba podrido sus frutos lo estarian. Esto pasaba con el rencor y si alguien no podia perdonar ese era Aemond Targaryen quien de verdad estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para controlarse fijando su atención en su amada esposa, acariciando su abultado vientre mientras esta posaba su mano en el rostro de este minandole al comprender que estaba pasando por un momento duro. Parecia que Aemma estaba logrando calmarlo hasta que su suegra dedicio charlar con ella por su embarazo descuidando su atención de este por unos segundos que habia aprovechado para estar solo con sus pensamientos. Solo que un simple platillo echaría todo a perder ya que se trataba de cerdo y claro que el sobrino que tenia al frente, Lucerys Velaryon, soltara unas risas que intentaba reprimir mirandole fijamente ya que sabia lo que significaba. Era impresionante el como podian venir a tu cabeza miles de recuerdos en tan solo unos segundos pues lo que para el castaño era una simple broma para el Targaryen fue lo que le marco su infancia haciendo que no le gustase esta, lo que le generó un trauma aun después de reclamar a su dragón y que la guinda que coronara al pastel fuese que aquel bastardo que se reia de sus traumas encontrandolo "gracioso" sea el que le habia sacado un ojo hace tantos años, terminando por levantarse de forma violenta haciendo que todos los presentes le miraran dejando de hacer lo que estaban haciendo, incluso la musica dejo de sonar.
- Un tributo final. Por la salud de mis sobrinos, Jace, Luke y Joffrey- Decia mirandoles aunque su mirada lo decia todo comenzando una pesada tensión- Atractivos, sabios y como su padre, fuertes- De forma pasivo-agresiva remarcaba la bastardia de los hijos de su hermana, un espinoso tema que le habia costado la vida de Vaemond Velaryon hoy.
- Aemond- Le llamo su madre tratando de calmarle.
- Vamos... vaciemos nuestras copas por los tres... jovenes fuertes.
- ¡Te reto a que lo digas otra vez!- Le respondió molesto Jacaerys mientras que su compañera de baile aplaudia ingenua al no entender el sarcasmo.
- ¿Por que? Solo fue un cumplido- Solto su tio haciendose el desentendió, ¿no te consideras fuerte?- Acto seguido recibiendo un golpe del menor que ocasióno una pequeña pelea en donde los hijos de la reina se interpusieron a los de su hijastra teniendo que ser separados por los guardias.
- ¿Por que dirias algo asi frente a estas personas?- Dijo Alicent recriminando el actuar de su hijo.
- Yo solo expresaba lo orgulloso que estoy de mi familia, madre. Mmmm- Aunque parece que mis sobrinos no lo estan tanto de la suya.
- Olvidas que tienes a tu esposa embarazada presente.
- Espera, espera- Dijo Daemon alejando a su hijastro de la pelea mientras su esposa le decia "tranquilo" al primogénito de Harwin Strong.
Unas miradas bastaron, los nemesis, el canalla y el tuerto viendose como dignos oponentes. La rivalidad habia comenzando, la próxima vez que se vean las caras seria en una batalla para recordar, el destino estaba sellado.
- Mmm- Dijo el menor para retirarse del lugar buscando a su esposa que se habia retirado al no poder frenar la pelea para no dañar al bebé que cargaba en su vientre y tratar de calmar su enojo- ¡Oh Aemma!- Dijo el futuro matasangre pareciendole chistoso su enojo mientras que la princesa le miraba molesta, asesinandole con la mirada- ¡Oh vamos cariño!, ¿tu tambien vas a ofenderte por una broma?
- No fue solo una broma Aemond y lo sabes- Dijo de brazos cruzados siendo la primera vez que tenian una discusión- Te comportaste como un niño alli abajo, ¡arruinaste todo!
- Parece que la visita de tu familia arruino tu humor querida esposa- Dijo sonriente el Targaryen acercandose a ella poco a poco- Oh vamos, ¿me tratas asi por ellos?
- ¡¿Cual fue la necesidad?!, ¡Pense que este tema ya habia pasado!
- ¡Nunca pasara para mi!- Ya colmado de paciencia le grito a su amada- ¡¿Eres tan ingenua para creer que perdonaria a esos sucios bastardos?!
- ¡Le enseñaste a las niñas a dirigirse asi a Luke!, ¡Jacaerys me lo dijo hoy!
- ¡Y por mi que le escupan!, ¡no dejare que mis hijas estén con ese Strong que me arrebato un ojo!, ¡nunca dejaria que un bastardo les pusiera una mano encima!, ¡no van a lastimarlas como a mi!, ¡son mis hijas y voy a protegerlas te guste o no!
- ¡¿Olvidas que soy una bastarda?!- Respondio con dolor- ¡¿Acaso piendas eso de mi?!
- ¡Claro que no!, ¡nunca te atrevas a compararte con ellos!, ¡eres de sangre pura!, ¡eres la mujer que amo!, ¡mi esposa- Dijo abrazandole por la espalda mientras que Aemma tenía los ojos vidriosos- Shh... por favor, no discutíamos mas- Le arrullo susurrandole al oído para calmarla.
- Aemond... son mis hermanos. Debes entenderme.
- Lo se y lo siento por eso- Respondió el tuerto- Pero nunca podre hacerlo. Es decir, ¿sabes que se burlo de mi? Toda mi vida lo ha hecho y solo quise defenderme- Dijo recostando su cabeza en la falda de su amada- No quiero sentirme asi nunca mas, no quiero sentirme miserable, ni desear no haber existido jamás- Se sincera con ella siendo calmado por las caricias de su cabello- Oh mi dragona, si supieses lo cansando que estoy.... Es algo que me persigue, me aterra el pensar que a nuestras hijas les pase esto. Ahora que soy padre yo...
- No hay nada que disculpar- Respondió la princesa mientras le daba sus caricias- Veo como te esfuerzas para ser el mejor padre, esposo, hijo, guerrero, estudiante, jinete. Nadie lo hace como tu y se que los dioses me dieron la mayor bendición que puede existir en esta vida y es tenerte- Dijo la Targaryen- Se lo duro que ha sido... De verdad mi amor, perdon por haber actuado asi. Hay mucho que sanar, odio ver ese dolor en tu mirada, lo siento mucho pero quiero que sepas que te amo y que voy a ayudarte a sanar, ¿si?
Asi la pareja termino dandose un beso romántico en sus aposentos estándo afectuosos el uno con el otro, complementandose, calmando su dolor, hayando la paz al estar hechos para nacer juntos. Ellos se necesitaban el uno al otro, dependían del uno al otro. Ellos crearon su propia familia, era el refugio, el lugar seguro del otro y si bien esto no era lo mas sano era lo que mas les hacia felices, lo que les mantenia a flote.
- Creo que no saque a bailar a mi esposa en la cena- Solto el tuerto tomandole la mano como todo un caballero- ¿Me permite, mi princesa?
- ¡Encantada mi príncipe verde!
Asi terminaba su noche en aquella hermosa danza siendo este el ultimo momento de paz antes del gran desastre. Mientras los enamorados bailaban en la intimidad de su habitación un moribundo rey Viserys exalaba su ultimo aliento de vida. La vida y la muerte en simultaneo, ambas encontrando a su amor, Aemond en su amada Aemma y su padre en la difunta Laena Velaryon siendo sus ultimas palabras dirigidas a esta. Asi, aquella fria noche el rey Viserys murio partiendo al mundo de los muertos. Asi fue como los dragones danzaron, el comienzo de una tragica historia del amor en todas sus formas, de como una familia se destruia por poder asi misma. ¿Podria el amor sobrevivir a la guerra? Los tragicos amantes, el dragon verde y la dragona negra, su historia amor digna de Romeo y Julieta... ¿segurian amandose cuando la sangre tiña a sus familias?
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