No solo Aemma estaba esperando este momento. Aemond lo hacia desde bastante al haber perdido su virginidad hace dos años desde que su hermano Aegon lo llevo a la calle de seda para "hacerlo hombre" y que aprenda lo que era el placer. Si bien le habria gustado hacerlo la primera vez con su amada ahora tendria mas experiencia para poder guiarla y hacerla adicta a el como siempre habia querido para tenerla a su mercerd.
- Sabes, realmente me resistí para hacer lo correcto en tu primera experiencia me habria gustado follarte tantas veces en tantos lugares. En estos momentos sere de todo menos príncipe, no soy un principe, solo quiero saciar mi sed.... una que provocaste desde que te vi- Su sangre era cada vez mas ardiente, la llama de la lujuria que avivaba la habitacion. Asi una sonrisa traviesa se formaba en sus labios junto con unos hambrientos de su cuerpo, de tenerla bajo su merced. - Mi Aemma se ha vuelto una jovencita muy traviesa en estos últimos cuatro años, ¿o era algo mas que ocultabas? Puedo ver el deseo en tus ojos y ahora por fin tendrás tu recompensa
Aemma era predecible, un libro abierto quizas porque su pureza le daba esas caractetisicas al tener un corazon tan noble. Solo el la podia controlar con facilidad, el arte de manipular como estaba acosumbrado. El Targaryen se preguntaba que pasaba por la mente de su amante en estos momentos. Debia estar ansiosa y al mismo tiempo nerviosa. Es decir, era su primera vez asi que tenia emociones encontradas entre el deseo sexual de su cuerpo y el miedo ante lo desconocido. Claro que también se percato de como a la chica de cabellos albinos empezaba a incomodarle aquel hermoso vestido que reflejaba que era de que era de alta cuna ya que era algo pesado, bien decorado junto a su peinado elaborado que le hacia presión en la cabeza . El tuerto iba a ocuparse de que su princesa estuviera cómoda, ¿que clase de marido seria sino?. Asi que con cautela para no dañarla desarmo las trensas que tenia su cabello platinado, soltando su cabello, este cayo con sensualidad en el rostro de Aemma mientras enmarcaba sus bellas facciones.
- No eres de nadie mas, solo mia y siempre seras mi dueño. Naciste para estar conmigo, un obsequió de los dioses para mi y ahora te tomare como debí hacer hace tiempo- Le susurro al oido en alto valyrio lo que hacia su voz mas seductora de lo que ya era. Despues de todo este era su idioma cortejo, la lengua que los encerraba en su pequeño mundo- No voy a dejarte tranquila, estas advertida. Sabes que soy un hombre comprometido con su trabajo. Lo que quieres provar esta noche se te sera dado- Le recosto en la cama, una comoda, amplia que tenia las almohadas mas suaves, lo mejor de lo mejor para la realeza- Vi que Cregan Stark te miraba esta noche¿De verdad esa basura de Winterfell creyo que podria estar con una hija de dragones como tu? Es un puto iluso. No comprende que si le dieras la oportunidad a lo mucho seria un simple juguete y que el nunca estaria a la altura de una belleza valyria como tu, no como yo. Mas nunca te dejaria que lo intentaras, el jugar con alguien mas. No sabes hasta donde puedo llegar para cuidar lo mio- Demostraba celos con sus palabras. Tambien se lo veia muy posesivo. Solo el queria tener el privilegio de sentir ese cuerpo, de besarla, acariciar esa piel, adentrarse en su interior, hacerla estremecer y que coree su nombre. La queria solo para el y si algun imbecil intentaba cortejarla sabiendo a quien le pertenecía, el muy infeliz no sabria el infierno que le esperaba. Al menos algunos habian aprendido la lección en la boda viendo que sus intentos por cortejarla fueron en vano. Ver la expresion de los corazones rotos de aquellos tarados le dio mas placer que cien putas mentirosas. No obstante si veia aunque sea una minima pisca de interes encontraria la forma de eliminarlos ya que es seria lo unico que calmaria esos celos.
Aemond para marcar territorio le quito el vestido con fuerza, casi lo rompia arrancandolo pero se controlo por los regaños de su esposa. Ahora solo estaba ese camisón blanco y corto que era ropa interior de la epoca y que al ser de una tela transparente marcaban los grandes senos de la chica en todo su esplendor. El tuerto ni se molesto en disimular cuando los miraba, si que incrementaba su apetito.
- ¿Que tanto deseas el fruto prohibido?- El la dejo completamente desnuda luego de eso. Se detuvo unos segundos para observar cada detalle de su precioso cuerpo. Aemond Targaryen beso de forma pasional y llena de lujuria a la princesa, jugando con sus labios, mordisqueandolos mientras ella le desnudaba el torso- Eres solo mia y de nadie mas, que eso se te quede claro - Le dijo de forma posesiva mientras la ahorcaba en aquel beso. Al principe verde le gustaba dominar, someter a sus presas.-Sabes Aemma, tienes mejores tetas que una golfa... siempre les dedique su atencion cada vez que te veia- El se deleinto con sus senos y se dio un festín con ellos, su cuerpo calido y sensible ademas del nectar de su tes lo volvian loco y empezo a dejar marcas en su busto hasta que en un momento se fue a sus pezones para succionarlos. El hizo eso prmero con uno y luego con otro. Al final termino por juntandolos cuando el dragon con sus grandes manos apretujo sus tetas para que estos queden juntos mientras las manoseaba. Luego el bajo a su vientre alli dispuesto a marcar todas sus zonas, definitivamente deliciosa. Finalmente llego a la intimidad de la platinada donde su calida lengua empezó a brindarle placer oral- Parece que al fin estas bajo mi poder, siempre quise verte asi, mi esclava de placer.
Ver a la dragona siendo un manojo de deseos era todo un placer. Amaba ejercer control en ella, le gustaba poder dominarla, era un cazador que jugaba con su presa. Aemond siempre quiso marcar territorio con Aemma Targaryen. Desde que le reclamo como suya aquel dia hasta llegar a la pubertad y regalarle un collar que era como una forma de decir "Ella es mia, de mi propiedad" como si fuera una marca suya que la chica de cabellos blancos como la nieve llevaba todo el tiempo. Sabia tambien que ademas de amarse el deseo los unia. El dragon verde y la dragona negra tenian una tension sexual desde hace mucho tiempo. El futuro matasangre era de los que amaban en todas sus formas, el sexo era igual de fundamental al igual que los otros aspectos del amor y Aemond Targaryen usaria todos sus talentos para amarrarla, hacerla adicta a esto y que dependa de el. Por eso se tomaba su tiempo para poder complacer a su esposa saborando su intimidad, complaciendola con sus dedos mientras se deleitaba con aquella zona rosácea hasta que la chica estaba humeda. El principe verde saboreo aquellos líquidos sin ningún tipo de asco como si fueran lo mas delicioso del mundo. Por supuesto, tanta actividad hacia que su miembro palpite y que una erección notoria se forme en sus pantalones.
- Mierda, mira lo que logras esposa mia, ni las rameras que me folle lo hacen tan rapido.- Dijo tomado la mano delicada de la Targaryen para que le toque - ¿Sientes lo duro que esta?
Recordaba como ansiaba este momento. Las veces que se masturbo pensando en ella enloquecido de deseo. Esta vez no se detendria ni tampoco eran imaginaciones suyas asi que el se bajó los patalones y asi, sin besos ni ñoñerias amorosas el dragon penetro a Aemm de forma profunda. Podia sentir las uñas de ella clavadose en su piel mientras de ellas salia un liquido carmesi. La sensación le encantaba a Aemond, le gustaba ese dolor, el juego sadomasoquista. A diferencia de personas como Criston Cole, el no era romántico y delicado en el sexo (bueno en este caso si habia amor y por ende lo demostraba). Todo lo contrario, era un manojo incontrolable de deseo asi que daba fuertes estocadas a la joven de blanca cabellera, profundas y rápidas, como para dejarla sin aire mientras uno de sus brazos por la fuerza se apoyaba en la almohada y la otra afisciaba a la dama de forma placentera.
- Solo me perteneces a mi, ¿te quedo claro?- Su voz era ronca. El hizo que ella abriera su boca para escupir dentro de la de ella. Era sucio y rudo, otra forma de ejercer control- Asi es, se mi niña buena.
Luego empezo a dejar marcas y chupones aparte de las que realizo previamente en sus pechos en todo su cuerpo. No queria dejar nada sin huella de su encuentro, incluso en las zonas visibles queria que todos sepan lo que paso aquella noche, quien era su "dueño".
- Mmmm.. ah, mierda.
El tomo las piernas de la dragona poniendolas en forma de V para tener mejor acceso, haciendo que queden en sus hombros mientras le sujetaba del trasero apretujandolo contra el. Alli volvio a sus labios y los deboro una vez mas antes de cambiar de posición poniendola en cuatro para penetrarla desde alli. Su embestidas no habian dejado de ser fuertes. Aemond le dio tantas nalgadas que su trasero quedo totalmente rojo y con su mano libre le tiraba de los cabellos como si fuera su jinete. Por supuesto no al punto de matarle, tenia limites, su posesividad no le hacia una bestia en el sentido negativo de la palabra. Cuando una dama le importaba preferia el placer ajeno antes que el propio.
No solo era sexo, habia sentimientos, amor, un encuentro de sus almas, como si se despojaran de sus cuerpos mortales y se alzaran a un nivel superior. Si los Targaryen eran como los dioses entonces estaban en el paraíso celestial con la dragona hija de sus enemigos, estaban unidos tanto los dioses valyrios como los de la fe de los siete, consumaban asi su matrimonio al haberse casado bajo las dos fe. Aemma se veia sedienta, su cuerpecito era impaciente por aquella sed insaciable, su apetito sexual no parecía tener fin. El tuerto disfrutaba de esa locura, que se dejara llevar, que se despoje de todas las reglas morales, de la decencia de los hombres. Ella gimiendo su nombre, rogando, le daba tanto orgullo. Con ella el era complaciente y complacido, ninguno se quedaba insatisfecho. A pesar de que el futuro matasangre controlaba su cuerpo cual marioneta ambos recibian la misma docil desmedida de placer. Sus cuerpos estaban ya empapados de sudor, su piel quemaba con solo tocarla, fuego y sangre, asi corria la sangre del dragon por sus venas.
El príncipe verde se la cogia duro, cada vez con mas violencia, sin precaución. Su hombria retumbaba entre las paredes del utero de su sobrina, incluso se ponia notar en su vientre el bulto de este cuando lo metia y sacaba de su interior. Parecia como si fuerza a destrozar a la princesa, sin control, sin piedad.
- Voy a romperte mi dragona. Tu dueño te follara tan fuerte que no podrás levantarte de la cama y ni siquiera recordaras tu nombre- Parecia poseido, como si fuera a matarle en el acto dandole una muerte de sumo placer. La electricidad que recorria sus cuerpos hacia cortocircuitos, llegando al limite de ambos. A este paso era probable que la Targaryen terminase sin levantarse un buen rato de la cama, Aemond no iba a dejarla tranquila y al pedirle mas, mientras hacia que le chupe sus dedos como si fuera su miembro, las embestidas parecian mortales como si la destruyeran por dentro.
Aemond Targaryen escucho la petición Aemma Targaryen, bueno, mejor dicho le eseñaria montarlo, como un dragón. Esto significaba que debia ceder un poco el control y el nunca dejaba que lo hagan por su caracter tan testaduro. Sin embargo, la idea era excitante aunque no lo parezca. Probablemente porque era jugar con el fuego, poner a prueba a la hija del príncipe canalla, desafiarla, que lo complazca y eso es lo que le gustaba.
- ¿Puedes montar al dragon Aemma? Veamos que tanto has aprendido a comprender a un hombre, complace a tu dueño, tu rey- Su ronca voz era autoritaria, desafiante y hasta llego a decirle algunas cosas en valyrio, como les gustaba hacerlo, la lengua de cortejo para ellos -Ven aqui, pequeña- El tomo a la joven de cabellos albinos y la sento en su miembro, majeandola como su pequeña muñeca. Sujeto el trasero de la Targaryen con fuerza, si este ya estaba rojo por sus nalgadas ahora tendria las marcas de las yagas de sus dedos imprengnadas si no es que toda la mano. Aemond aprovechó esta posición para poder succionar aquellos rosados pezones que estaban erectos y se veian como lo mas apetitoso del mundo- Mierda, como me encantan tus tetas- Confeso antes de volver a su trabajo, nutriendose de ellas como si fuera un recien nacido. Si bien no lo pareciera el principe verde le prestaba mucha atención a esto en el sexo, quizas tenia una figacion por las figuras maternas o q¿uien sabe? Siempre disfrutaba de un buen tamaño. Por eso cuando Aemma llego a la pubertad claro que los noto y deseó preguntándose porque Daemon Targaryen habia tenido una hija tan hermosa y la razón de no haber intentado prometerla nunca. Por suerte el la tenia, era suya, la tomaria cuando quisiera y llenaria su vientre por los siguientes años- Ah...aprendiste bien, siempre tan dedicada. Tendre que seguir con tus clases para que no pierdas esta excelencia- Aemma saltaba en su miembro, la cama crugia casi como para romperse por la fuerza de ambos amantes que ansiaban tocar el cielo con las estrellas, darle su primer orgasmo provocado por un hombre. El extasis era superior, como tocar el cielo que anhelaban. El interior de la princesa de escamas negras era apretado, calido, el miembro del tuerto palpitaba en su interior, preparandose para soltar su semilla.
Ahora venia el momento de unir sus cuerpos mas alla de la forma física. El principe iba a llegar al climax de multiples formas esta noche asi que alzo a su amada haciendo que no pueda tocar el suelo poniendola contra la pared para abrir sus piernas volviendo a tomar el control, poniendo una en su hombro y otra en su cadera asi quede totalmente abierta para el estando como un lobo hambiento por tomarla de una puta vez entrando de forma brusca en ella metiendo su polla follandola con mucha fuerza somentiendola contra la pared con ella sosteniendose con sus manos en su espalda mientras el la penetra con fuerza siendo ella su presa y el el cazador, su pequeño cuerpito siendo follado por el menor.
- ¡Ah mierda!, tan apretada... siempre le perteneceras a tu dueño, nadie te complacera como yo, solo eres mia y de nadie mas- Afirmaba queriendo poseerla por todo lo que ella despertaba en el, ahorcandola del cuello diciéndole esas palabras demantante para besarle sus labios jugando con estos, mordisqueandolos bien, estirando los inferiores para asi escupirle dentro de la boca mientras sostenia su cuello como si fuese su puta personal, su esclava, su propiedad. El Targaryen era todo un sádico aunque tenia su toque masoquista al gustarle que su dragóna le clavase las uñas en su espalda hasta hacerle sangrar cuando estaba dentro de ella ya que segun el era una señal de que estaba haciendo un buen trabajo- Dime, ¿de quién eres?, ¿admites que eres mi golfa y te gusta que que este dentro de ti?- La ahorcaba para el mirandole a los ojos apretando su yugular mientras no dejaba de atacar su cuerpo entre cada embestida profunda que acaricaba su utero notandose como su polla se marcaba levemente en el abdomen de su amada con el sin tener piedad en ella- Dilo Aemma, di quien es tu dueño... ¿o acaso debo ponerme rudo?- Pregunto desafiante el mayor haciendo que el hijo de Alicent Hightower baje la profundidad y el ritmo de sus embestidas ya que queria tenerla suplicante para el- Vamos princesa, suplica para mi, tu dueño, ruegame y pide que te rompa que yo con gusto destrozare ese coño que es mio, ¡solo mio!- Dejo de ahorcarla para besarle de forma posesiva metiendole la lengua dominandola explorando su boca hasta quedarse sin aire gustoso de verla roja recuperando la respiracion- Vamos, suplica, rezale a tu rey... - Le dio una nalgada fuerte que dejaba la marca de su mano roja en su trasero bien formado, el cuerpo de ella lo volvia loco queriendo obtener todo el placer- ¡Di mi nombre Aemma!- Le dio otra nalgada mientras disminuia mas el nivel de sus embestidas disfrutando ver ese rostro suplicante queriendo que rogara antes de destruirla (en el sentido metafórico de la palabra) de forma placentera como tanto le gustaba. No le importaba aguantar un poco mas lo inminente que se venia que era que muy pronto llegaria al tan ansiado orgasmo bañando su interior y cuando ella le rogo, cuando ella dijo su nombre fue con todo arremetendola como nunca antes lo habia hecho aplastandola contra la pared con sus dos brazos para poner todo su peso en este y asi llegaron al climax siendo el mejor orgasmo en la vida del tuerto y el primero para la hija de Rhaenyra Targaryen, asi era llegar al Eden, el paraiso, tocar el cielo.
Aemond tomo a su esposa dandole varios besos tanto en sus labios como en su cuerpo volviendo a ser el adolescente cariñoso que era con ella. La cargo cual princesa como si se tratase de la mas delicada porcelana, se recostaron en la cama poniendo la cabeza de esta en su pecho para que este acurrucada mientras la envolvía en sus brazos y acaricaba su cabellera platinada.
- Te amo, mi dragona... - Fue lo último que escucho Aemma antes de entregarse al sueño durmiendo asi por primera vez como la esposa de Aemond Targaryen.
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