Capitulo 12 ruta B
Nota de la autora: Recuerden que la ruta B es otra linea temporal para que puedan ver la perspectiva de la historia si sucedia cierto acontecimiento. Cabe destacar de que este fanfic tendra tres finales, la ruta A tendra uno solo mientras que la ruta B tendra dos.
Dicho esto podemos continuar, desde ya gracias por la paciencia ♡.
La princesa Aemma estaba degustando de la cena con una tímida sonrisa. Junto a su esposo Aemond, ella no podia dejarlo, a pesar de destrozarle el corazón con la muerte de Luke tenian hijas juntos y habia un gran amor de por medio. Era como si estuvieran destinados a estar juntos en cada realidad en la que sus caminos se cruzaban. La hija de Rhaenyra era considerada para muchos una traidora por dormir junto al enemigo. Lo cierto era que por mas que ella lo intentará ya le pertenecia al tuerto, ya era su pajarito enjaulado, ya estaba bajo sus garras, el era su dueño
- Las princesas deberian ir a dormir ya- dijo Otto Hightower sobre sus pequeñas bisnietas, las cuatro jugando con el cabello de su padre, al ser tan blanco y largo le hacian peinados. Las niñas eran muy apegadas a el, en especial las gemelas- De hecho, los hijos de la reina helaena deberian descansar también, ¿no Aegon?- Todo parecia normal, si no se le prestaba atención. Los niños habian quedado despiertos durante mas tiempo antes. No era tan tarde, parecia que les querian sacar del lugar para que no vean algo terrible- Diana, ¿podrias hacerlo tu? Eres la dama de compañía- Instio la mano del rey. Parecia poner mucho empeño en que los chiqullos debian desaparecer de alli. Estaba insistente con el tema.
Aemma Targaryen de forma muy amorosa se despidio de sus niñas. En su familia habia mucho amor, las muestras de afecto nunca faltaban. Entre todas consentian bastante al principe tuerto, parecia el lugar seguro de las princesas. Desde el nacimiento la presencia de su padre fue la mas fuerte. En el caso de las primogenitas si el se iba mucho tiempo comenzaban a impacientarse, un apego ansioso (similar al del difunto príncipe Lucerys con su madre Rhaenyra por ironia de los dioses) que hacia que se aferraran a el para no dejarle ir y que siempre corrieran a sus brazos apenas llegaba a la fortaleza roja. Para la princesa Aemma el amor que tenia el tuerto por sus pequeñas excusaba cualquier crimen cometido. Ver como era un padre tan afectuso y dedicado a la crianza llenaba el corazon de la platinada. Sentia que era algo muy intimo, que el solo se mostraba tal como era solo con ellas, el lado mas blando del principe verde, el amor de su vida.
- Vaya mi amor, las niñas te dejaron muchas trenzas en el cabello. Eres su doncella preferida para peinar. No es justo, estoy celosa porque eres su favorito- Solto una pequeña risita. Siempre con la calidez que la representaba. Acarcio con delicadeza las trenzas de su esposo, solian hacerle diferentes tipos de peinados que les enseñaban su abuela Alicent y su tia Helaena. Luego le desarmo las trenzas con delicadeza dejando su peinado normal para que su cabello este mas relajado y de paso evitar las risas de Aegon
- ¿Que mas puedo decir? Soy su favorito, eso esta claro- Respondio el tuerto con una sonrisa. Lo único que le importaba mas que Vhagar era el pasar tiempo con su amada Aemma y sus pequeñas hijas. Aemond siempre había anhelado sentirse parte de algo y por fin lo habia conseguido. Eran su refugio, su lugar seguro.
- Pero el siguiente bebé me preferira a mi Aemond, yo creo que este si sera nuestro niño y si dicen que las niñas son mas niñas de papá entonces el sera el niño de mamá. Yo... ya quiero tenerlo en mis brazos. De verdad siento que sera un principe igual a ti, mi amor, ¿te imaginas? Me gustaría que llevara tu nombre mi amado esposo. Ven, siente- Puso una mano de el en su vientre para que sintiera las patadas, estaba de ocho meses justos. Esperaba que los dioses sean buenos y poder darle ese hijo varon tan ansiado a su marido. Nunca vio a el quejarse de tener solo mujeres en su descendencia pero apostaba que para su posición no tener un hijo varon era un problema que se habria eliminado si Rhaenyra Targaryen hubiera tomado el trono que le correspondía de nacimiento al crear ese nuevo orden de sucesion con las mujeres.
- Apuesto a que si, mi amada dragona- Menciono el tuerto depositando un corto beso en los pabios a su amada para asi poner su mano en su vientre, acariciandolo con delicadeza, podia sentir al pequeño dragón moverse, lleno de vitalidad- Maegor protegerá a su madre y hermanas.
- Asi sera, ¡ya ansio que estemos los cinco como una familia feliz!
- Alteza, su jugo de calabaza- Dijo uno de los criados, un chiquillo bastante timido. Tenia trece años, el habia sido un esclavo rescarado de la princesa Rhaenyra que servia en el palacio. El era inocente, no sabia de nada. El patizambo escogio a propósito a ese sirviente para culpar aun mas a la reina negra. Aparte era un sadico, queria ver como el tuerto descargaba su ira en ese chiquillo. La mujer agradeció y bebió de su copa sin sospechar que su fin se aproximaba. Pobre princesa, su destino era muy cruel. Si bien cometio errores al poner a su esposo por encima de su familia (la de los negros) jamas había lastimado a alguien a propósito o cometido actos horribles como el asesinato a sangre fría. Era la pieza del tablero de ajedrez que se safricaria, una victima de las circunstancias. Incluso la mano del rey sabia que esto era injusto y por breves segundos la miro con lastima. El amaba a su nieto. Conocia lo que era la perdida de una esposa que amaras, quedar tan viudo joven con tres hijas pequeñas ademas de que muera tu bebé debia ser de las peores cosas que podian pasarte. El rogaba que la cordura del tercer vastago de Alicent Hightower no descendiera a las profundidades. Si de un accidente mato al principe Lucerys, ¿que pasaria con esto? Como sea, no habia marcha atrás. Todo estaba preparado, era un sacrificio de guerra. Borros Baratheon casaria a su hija con Aemond tal como quiso en vez de tener que esperar. Tenia mucha ambición puesta en el principe verde.
Mientras Aemma comia un postre, mas especifico un rico pastel, de su nariz cayeron pequeñas gotas de líquido carmín y su respiracion empezó a causarle inconvenientes, como si no pudiese respirar. Le toco desesperada el brazo a su esposo y luego cayo al suelo mientras luchaba por sobrevivir, escupía sangre y esta también salia por su nariz ahora a chorros al igual que de sus ojos, como si la llorara. Su cuerpo temblaba en el suelo. El dolor era tan fuerte que se meo del dolor, sentia como se quemaba viva por dentro.
- A..amond,..no quiero m..morir- Sollozaba con dificultad en los brazos de su esposo. Aemma sentia como su vida pasaba delante de sus ojos. Nunca veria a su descendencia crecer, ni le daria ese hijo varon a su amado, tampoco envejecerian juntos ni verian a sus hijas casarse- Cu...cuida a las niñas, t...amo- Lo último fue casi escuchable. Ya no podia hablar debido a la sangre, incluso su zona intimina tambien parecia sangrar. Ella agonizo un poco mas, en aquella muere dolorosa y horrorosa hasta que finalmente se fue de este mundo con sus ojos sin brillo, lo blanco era remplazado por un rojo vivo, incluso estaban algo saltones. Nadie podia creer que esta bella mujer era aquel cadaver esangrentado que perdia toda belleza, era reconocible pero no dejaba de ser mounstruoso, las damas silenciosas tendrian que trabajar mucho para embellecerla para su funeral, sus hijas no podian verla en ese estado ya que las traumaria de por vida. Si de por si para un adulto era fuere mas para un niño.
- Debemos salvar al bebé- Se escucho decir a Larys Strong desde las sombras. A el si que no le venia ninguna clase de remordimiento por lo que acababa de hacer. Disfrutaba del caos. El creia que tener a Aemond Targaryen con un odio profundo a los negros sin limites les daria mas chances de ganar la guerra. A susurros le diria que extinga a todos, que se esforzará mas que nunca para ganar la guerra.
Los maestres se acercaron y abrieron sus entrañas para tratar de salvar al bebé. Se trataba de un varon, un pequeño niño hermosamente formado pero muerto por aquel terrible veneno junto a su madre. El principe Aemond acababa de perder a una esposa y a un hijo, su unico varón, que fue buscando por tanto tiempo. Todo parecia obra de los negros, quedaban ante sus ojos como unos asesinos de su propia hija y nieto. De la peor bajeza, que fueron directo a atacar el corazon del príncipe verde como en venganza por lo sucedido en bastion de tormentas. Que curioso era como el principe Lucerys parecia joderle la vida hasta muerto o eso podria pensar el tuerto que no tenia idea de que fue un sucio golpe de los verdes planeado durante años haya muerto el vástago de la reina negra o no.
La reina Alicent tambien lloraba. Ella no estaba al tanto de este plan, ni sabia que era su gente la que causo esta tragedia. Por su parte el principe Daeron estaba en shock y noto como habian dejado un sobre cuando le trajeron el jugo, un sobre que solo tenia los sellos de la princesa Rhaenyra y el príncipe Daemon, lo que los hacia parecer responsables de la muerte.
- Esto no tiene sentido- Solto finamente Alicent Hightower-¿De verdad creen que los negros le harían eso a su propia hija?- Pregunto la reina madre a su hijo para tratar de apagar el fuego que podia sentir en su interior. Ella rogaba en que esto no le termine de zafar los tornillos del ahora viudo. Si ya le daba miedo sin tener perdidas signicativas no sabria como reaccionaría a esto- Aemond... escucha. Debes mantener la calma- Dijo la mujer.
Aegon se habia puesto delante de Helaena de forma protectora y Criston cole tambien la cuidaba. A diferencia de otras dramas presentes ella habia visto como moria su prima/sobrina y hablando de la dama Hightower, ella venia de acostar a los niños encontrandose ahora con la horrorosa escena. El principe abrazo a su amada. Su mejor amiga estaba muerta, tenía que ver ese horrible cadáver frente a sus ojos. El contenia a la hermosa albina tratando de tranqulizarla. Que curioso era que a pesar de que haya muerto la esposa de su hermano y su bebé Daeron preferia tranquilizar a Helaena por encima el tuerto. Para empeorar las cosas Larys Strong traia al chiquillo que sirvio el jugo siendo arrastrado por los guardias haciendo que todos lo miraran.
- Con ese sobre no es de extrañarse que esta rata matara a su esposa querido príncipe, ¿recuerda que Rhaenyra lo trajo al palacio?, ¿a quien mas le confiaría esta tarea?- Agrego Larys preparándose para dar el golpe final, unas palabras que afectaran mas al ahora viudo- Si mataron a su hija que no tiene una pizca de sangre verde, ¿crees que vuestras hijas estaran a salvo?, ¿confias en ellos principe Aemond?
Aegon ordenó a Helaena ir tras sus hijos ya que estaba alertado considerando que lo mas seguro era que duerman esa noche juntos. Si una rata se habia metido en el castillo debian estar alertas. Hasta que el silencio se rompio en un grito de agonia del matasangre, uno de rabia, uno que le hacia querer destruir todo a su paso. Jamas había sentido tanto dolor en su vida, prefería estar muerto antes que vivir esto en carne propia. Perdio a su esposa e hijo que la mujer cargaba en su vientre. No podia, estaba destrozado y si de por si su corazón era negro ya no quedaba ninguna clase de bondad en el, esa parte murió con Aemma esa noche.
- ¡Maldito bastardo!- Grito con ira el sujeto para avalandarse sobre el inocente copero destrozando su rostro a golpes aunque ninguno era fatal ya que no queria matarle aun. No, su muerte seria lenta, dolorosa, la agonia prolongada hasta que no lo resista, eso es lo que planeaba asi que arrastro al chiquillo por el suelo sin que nadie se interpusiera en su camino, la mirada asesina del príncipe decia mas que mil palabras, concentrando en su venganza. Asi como llego a aquel calabozo en el que se encargo de inmovolizarle, no le importaba la edad, solo queria vengar a su amada e hijo.
...
-Dime... ¿por cuantas monedas de oro lo hiciste?, ¿cuanto te costo arrancarle la vida a mi amada y mi hijo?- Preguntaba sonriente (aunque esta era un producto de la adrenalina) mientras tomaba una de las navajas. El chiquillo ya estaba ensangrentado y herido Aemond lo había estado torturando desde hace horas. Para el tuerto no pasaba, lo unico que tenia su mente era venganza y mas venganza, una sed que jamás saciaria en toda su existencia.
-¡Le digo yo no hice nada mi principe!, ¡soy inocente!,¡¿que parte no entiende?!- levanto la voz, cosa que fue suficiente para que el Targaryen tomara una de sus manos y comenzara a arrancar sus uñas. Gritos de dolor sonaban en el calabozo mientras el líquido carmín escurría por sus dedos.
-Te voy a preguntar por última vez, ya que tu eres el que le entrego su copa- Tomo su rostro para volver a preguntar- ¿Donde está mi hermano?- Decía observandolo, su mirada le aterraba ya que se habia quitado el parche para ser mas atemorizante. Si, sin duda era hermoso, su belleza era digna de los dioses, sin embargo, no podía decirse eso de su interior, el cual solo tenia sed de sangre y muerte, si hubo bondad alguna vez ya no existía, jamas volveria.
-¡No lo se!, - Exclamo molesto, el dragon negro solo sonrió ante las palabras de este, como si hubiera obtenido lo que quería.
-¿Y yo cuando dije que mi hermanito quería hacer una rebelión?, te has quemado solo, ¿no lo crees?- Sus ojos brillaban demostrando el sadismo que desprendían. Acerco el filo de su navaja a su boca- Voy a arrancarte diente por diente si no me lo dices, ¿de acuerdo?- Amenazaba. Podría decirse que se estaba cansando de las horas de tortura pero era todo lo contrario, pues le era sumamente placentero.
-No tengo idea, y aunque lo supiera, jamás se lo diría- Inmediatamente después de sus palabras sintió como el frío metal arrancaba sus dientes, dando gritos ahogados mientras su mente se nublaba debido al dolor. La sangre brotaba de su boca, el líquido carmín se esparcía por sus labios y machaba sus ropas, las cuales de por si ya estaban rotas y ensangrentadas.
-Sabes, eres una rata y mereces estar con las ratas- Decía recostandolo en el piso. A pesar de que Darion trababa de liberarse, las heridas, su cansancio y sus ataduras le impedían hacer un movimiento.
Saco una pequeña jaula, la cual tenia una rata y la poso sobre el vientre del muchacho. Luego de esto, tomo un balde metálico, posicionándolo sobre la jaula para finalmente tomar la antorcha y acercarla lentamente al balde
-Agradece que soy compasivo contigo, mi esposa pidió clemencia por la amistad que tenias con mi hermano. De lo contrario, te hubiera tenido unos días mas para que seas incinerado- Dicho esto poso la antorcha para que el fuego quemara el balde, haciendo que la rata en desesperación comenzara a escarbar hacia abajo tratando de huir, mientras desgarraba la carne y tejidos de Darion, haciendo que tenga una muerte lenta y dolorosa.
Cuando termino el sufrimiento del joven (el cual ni siquiera había logrado llegado a cumplir los 24 años de edad) salió del lugar, no sin antes decirle a sus hombres que lo empalaran y aclaran en la plaza del pueblo como advertencia a los que intentaran traicionarlo.
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