Capítulo 2: Vergüenza ajena.
Las dos personas que te habían pillado con las manos en la masa tenían pinta de estar pasando más vergüenza que tú. Y la verdad es que eso no era nada raro, porque lo que estabas haciendo daba, como poco, vergüenza ajena.
Miras a las personas que te están observando perplejas. Y no saben ni cómo mirarte a la cara, ni qué hacer. Las personas no estamos preparadas para encontrarnos con algo así por la vida. ¿Qué había que hacer ante estas situaciones? ¿Reir? ¿Llorar? ¿Unirse a la fiesta? Las dos personas se miraron entre sí con una cara indescriptible. Estaban bastante en shock.
Después, como parece que estaban sintiendo más vergüenza por lo que estaban viendo que la que estabas sintiendo tú, hicieron como que no habían visto nada y se apartaron un poco lentamente. Parece que ya tenías vía libre para seguir con lo tuyo. Sigues besando el bubujiji de la estatua, pero quieres llegar más lejos. Lo que quieres es bajarle el pantalón y verlo ahí en toda su plenitud, y ya poder besarlo, lamerlo y lo que surgiera. El problema principal de todo esto es que estamos ante una estatua y, evidentemente, no se le puede bajar el pantalón. Tienes que conformarte con las posibilidades que tienes, así que empiezas a chupar el bubujiji con pantalón y todo.
"Sabe a plástico", piensas. Era de esperar. Lo raro es que supiera a estofado de puchero. Pero tú quieres pensar que sabe a Kokotxa, así que haces volar tu imaginación para que así sea. Y entonces es cuando te desatas y empiezas a chuparlo con ansia.
Tú: Madre mía qué rico.
Sigues chupando mientras empiezas a sudar, porque es todo una situación muy hot. Entonces, vuelves a mirar a tu alrededor. Las dos personas que te estaban observando hace un momento siguen ahí. Y están sintiendo aun más vergüenza que antes.
Persona 1: Mierda, nos ha visto.
Persona 2: Jsjsjsjs qué surrealista.
Persona 1: Para que luego digas que venir a las convenciones es aburrido... Cada vez se encuentra algo nuevo. Merece la pena pagar cada vez más para entrar.
Persona 2: Bueno, no diría yo tanto... Pero la verdad es que antes sólo se encontraban otakus sudorosos y las mismas figuras falsas de todos los años.
¿Pero bueno? ¿Qué es lo que estaba ocurriendo? ¿Unos pinches otakus con aires de superioridad te estaban juzgando? Yare yare daze. Si seguro que les gustaría estar en tu lugar. Lo que sentían seguro que era más envidia que vergüenza ajena y se las están dando aquí de haber encontrado el cúlmen del surrealismo. Y encima te interrumpen en lo que estabas haciendo cuando la cosa se estaba poniendo especialmente hot. No se lo ibas a perdonar en la vida.
Te quitaste la parte de arriba del fursona.
Persona 1: Oh no, ahora va a palabras mayores...
Y levantas los brazos. Y ahí sucede la magia. Empiezas a espantarlos con tu olor corporal a furry, otaku y falta de ducha. Se van corriendo. "Pues sí que olía mal, madre mía", piensas. El hecho de que no te ducharas desde hace más de una semana tenía mucho que ver en ello. Aunque no sabes de qué se escandalizaban tanto, si también eran otakus, y ya se sabe que los otakus no tienen mucha higiene que digamos, o al menos aquellos que van a las convenciones, que parece que no se han duchado desde el día que vinieron al mundo. En tu caso, un buen día se te ocurrió que no te ducharías hasta que saliera el anime de Vento Aureo, y lo estabas cumpliendo a rajatabla. Vale que el anime ya estaba confirmado, pero tú querías verlo en tu pantalla. Hasta el momento en el que vieras a Bruno chupar a Giorno, no te ducharías.
Al caso, que ya te habías quitado de en medio a tus enemigos, porque todo el que se interpone en tu relación con la estatua de Jotaro es tu enemigo. Ahora, debías seguir con lo que estabas. Seguiste chupando el bubujiji de la estatua y lo estabas disfrutando mucho. Aunque no hacías mucho ruido porque no querías que tu presencia se notara mucho. Si empezabas a montar escándalo, la gente de alrededor se percataría de que le estabas chupando las partes bajas a una estatua y se empezarían a reír en tu cara porque no te entenderían (o eso, o querrían unirse, cosa que es bastante probable, porque hay muchos otakus a los que no les molestaría tu olor al oler ellos igual o peor que tú).
Decides mirar hacia arriba para saber si Jotaro lo estaba disfrutando tanto como tú. La cara que tiene es la misma que al principio. No ha cambiado nada. Claro, es una estatua, su cara no va a cambiar. Pero entonces te das cuenta de lo guapo que es y los morritos que tiene. Quieres morrearlo. Y quieres chupar su cara y su cuello muculoso. Pero tienes un problema muy grande: no llegas. Recordemos que mides como Koichi y demasiado que le llegas a la altura del bubujiji a Jotaro. Tienes que llegar a su boca de alguna manera. ¿Lo conseguirás? En el próximo episodio lo sabremos. Ya os voy avisando de que será excesivamente hot y +18.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top