No más soledad : La dardo que plata Chi

Ya no sabía cuánto es que había caminado ni cuánto tiempo llevaba haciendolo, miraba por todos lados y no sabía a donde ir, cada camino parecía exactamente igual al otro, por lo que decidir por donde ir ya ni le importaba, porque estaría sola a donde quiera que fuera, luego unos minutos escuchó su estómago rugir producto del hambre.

"Sólo un poco más..."

Pensó ignorando su sentir, su pies simplemente funcionaban casi de manera automática, al igual que todo su cuerpo, el sol brillaba en su esplendor mientras los rayos de luz se colaban de entre los árboles de manera hermosa, pero para ella era distinto, para ella simplemente era otro día de lluvia en el que las nubes oscuras no permitían a su sol brillar.

Luego de como media hora de camino alzó la vista cuando un extraño camino se presentó ante ella dejando ver una serie de estructuras a lo lejos, era una vista hermosa, ella simplemente continuó su andar, subía dicha colina de escaleras semi destrozadas, una vez que llegó a la cima distintas estatuas de piedra se dejaron ver al igual que pequeñas casillas que parecían templos.

Una vez más su estómago rugió producto del hambre por lo que se quedó allí mismo, rebuscó entre su bolso y sólo quedaban algunas frutas.

"Ya casi no queda nada..."

Pensó llevándose a la boca una de ellas, suspiró y miró el cielo cerrando los ojos para luego dormirse, después de todo durante la noche no podía dormir producto de las constantes pesadillas que le provocaban el solo intentarlo, razón por la cual optaba por seguir caminando sin descanso.

Fue entonces que a lo lejos unos extraños caminaban exhaustos mientras sostenian una extraña conversación.

- ¿Oíste lo que pasó hace días con la tribu Amma?

Preguntó uno de ellos bebiendo un poco de agua.

- Si, fue una masacre, dicen que los asesinaron con armas de fuego, alguien quería comprarlos por una gran suma de dinero pero al parecer el líder se negó y pues los acabaron a todos.

Contestó deteniéndose a limpiar el sudor de su frente.

- Ese líder es un tonto, porque negarse a recibir dinero por sus hombres, si hubiera sido yo ni siquiera lo hubiese pensado dos veces, los hubiera vendido por el triple de la cantidad acordada, todo por dejar ésta absurda vida de comerciantes que con suerte nos da para comer-

Se detuvo en cuanto vió a la pequeña joven completamente indefensa.

- ¡Pero mira que tenemos aquí!

Alzó la voz acercándose a la peli castaña que abría los ojos pesadamente producto del cansancio.

- A mí me parece que es un pago por nuestro arduo trabajo...

Comentó uno de ellos mirándola de pies a cabeza, intensión es que la chica pudo desifrar en seguida.

Tenten: Les agradecería que continuaran su camino, no busco problemas.

Advirtió a lo que ambos rieron a carcajadas.

- ¡¿Pretendes intimidarnos, moco-

Y se detuvo en cuanto una aguja fue a dar a su garganta deteniendo el flujo de oxígeno de forma instantánea por lo que cayó al suelo producto de la tos que la asfixia le provocó.

- ¡¿Takeda, que te sucede?! ¡¿Qué fue lo que le hiciste, maldita bruja?!

Le gritó el otro corroborando el estado de su compañero el cual ya comenzaba a ponerse de un color azul por la falta de oxígeno en la sangre, la peli castaña se puso de pie sin siquiera mostrar una emoción.

Tenten: Dije que no quería problemas...

Advirtió a lo que el otro sacó un puñal para defenderse y defender a su compañero que aún seguía tosiendo y retorciéndose en un desesperado intento por conseguir oxigeno.

- ¡Aléjate!

Gritó mientras sus manos temblaban producto del pánico, más desde la lejanía un hombre mayor de cabeza rapada en la cual tenía una serie de cicatrices, observaba todo en silencio.

Tenten: Les dije que no quería problemas...

Avanzó hacía el en un intento por ir y retirar la aguja causante de la obstrucción de su vías respiratorias, pero en cuanto lo intentó el otro la atacó trazando una cortada en su mano derecha, de la cual al mínimo contacto con la hoja de la daga comenzó a sangrar, puesto que se trataba de una cortada profunda.

Tenten: Quería ayudarle...

Y nuevamente fue atacada solo que ésta vez no se defendió, el atacante se situó sobre ella listo para apuñalarla pero en eso, éste mismo recibe una fuerte patada en la cara que lo envía a impactar contra el suelo a una conciderable distancia, la chica alzó la vista y lo único que vió fue al mayor de cabeza rapada atravesando el cuello de su atacante con una Katana.

- Solo un cobarde le plantaría la cara a una niña que está loca...

Habló imitando la acción con el restante, el mismo quitó la aguja y se la lanzó a la chica que se le quedó viendo por unos segundos para luego tomar otro par para lo que sea que fuese a hacerle el recién llegado.

- No son necesarias, no voy a hacerte nada, en tus ojos se ve que ya has sufrido bastante.

Dijo sorprendiendo a la chica que aún estaba en silencio, sin despegar la vista de él y todas y cada una de sus acciones.

- Mí nombre es Ibiki Morino, y he estado buscando a estos bribones hace más de una semana.

Habló escupiéndole en la cara del inerte cuerpo del hombre que estaba tirado desangrándose.

Ibiki: ¿Cuál es tu nombre, niña?

La chica se levantó de su lugar sin soltar las agujas.

Ibiki: Hiciste muy bien en poner en su lugar a éstos miserables, por lo menos dime tú nombre.

Tenten: Mí nombre es Tenten Amma...

Habló dejando al mayor algo descolocado.

Ibiki: ¿Amma? ¿Como los de la tribu de guerreros?

Preguntó alzando una ceja, al no obtener contestación éste miró a la chica que mantenía esa mirada casi sin vida.

Ibiki: Oí que todos fueron masacrados hace unos días atrás, que no eran más que unos debiluchos que se hacían llamar guerreros-

Fue entonces que la joven le propinó un golpe en plena boca, concentrando su fuerza lo envío directamente al suelo, luego le lanzó unas agujas cubiertas de un somnífero adormecedor  en sus piernas, este abrió los ojos como platos al sentir como éstas ya no le respondían, la chica se acercó a él con los ojos totalmente desorbitados mientras esos indeseados recuerdos venían de entre las sombras para atormentarla.

Tenten: No te atrevas a insultarlos, tú no tienes idea, tu no sabes nada, no sabes cuán poderosos eran, no sabes de lo que eran capaces.

El mayor en toda su vida había sentido esa desesperación que se apoderaba de su cuerpo y nublaba sus sentidos, quería, intentaba con todas sus fuerzas moverse para poder al menos intentar defenderse, pero era inútil.

Tenten: Así que no quiero que vuelvas a referirte a ellos de esa manera...

Dijo para luego tomar la katana que había quedado tirada para cubrir la hoja con el antídoto y finalmente clavarle dicha arma en una de sus piernas.

Tenten: Adiós...

Se despidió continuando su camino dejando al mayor atrás, el cual al cabo de varios minutos logró moverse, de un solo jalón sacó la katana y la envainó para luego ponerse de pie con algo de dificultad, la niña definitivamente lo había tomado por sorpresa.

Ignorando el dolor prosiguió a seguir el mismo camino por el cual la chica de había ido, salvo que el se llevó a cuestas ambos cadáveres junto a la carga que estos traían, después de todo tenía que cobrar el precio por sus cabezas y darle la mitad a la niña, puesto que reconocía que no lo habría hecho sin ella y lo que menos quería era deberle algo a alguien.

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La peli castaña había comenzado a correr, sabía que podría enfrentarlo sin problemas, pero el asunto era que cada vez que peleaba a ella regresaban los recuerdos que quería olvidar.

Flash Back

Lee: Te vas a convertir en mí compañera de entrenamiento, algo así como mí nueva y única amiga, una persona con la que podré fortalecerme y ayudar a fortalecerte, nos tendremos el uno al otro en las buenas en las malas hoy y siempre-

Se detuvo

Lee: Creo que me desvié del tema...

Dijo apoyando su mentón con una de sus manos.

Lee: Pero de seguro lo comprendiste.

Sonrió a lo que la chica asintió.

Tenten: Entiendo...

Lee: ¿Y? ¿Que me dices?

Le extendió su mano derecha.

Lee: ¿Amigos, maestro/alumna?

Volvió a proponer atropelladamente.

Tenten: Si, maestro

Fin del Flash Back

Se detuvo abruptamente buscando en su bolso aquella cinta con aquél logo metálico que se quedó viendo mientras que lágrimas comenzaban a caer de sus ojos.

Tenten: Creo que solo seré yo contra el mundo-

- No tiene porque ser así...

Habló Ibiki apareciendo a sus espaldas, la chica se alejó instantáneamente tomando unas agujas en sus manos.

Tenten: ¿Que es lo que quieres...?

Preguntó con desconfianza.

Ibiki: Nada en particular, sólo escuché lo que decías, no era mí intención andar de entrometido.

Así permanecieron en un silencio poco cómodo que duró cerca de cinco minutos en los que uno intentaba descifrar al otro.

Tenten: ¿Porque cargas esos cadáveres?

Ibiki: Me darán una buena paga por ellos, son unos comerciantes que han engañado y robado a mucha gente, me han llamado para buscarlos y asesinarlos.

Respondió sin mostrar una sola emoción.

Tenten: ¿Matas personas por dinero?

Preguntó bajando la guardia.

Ibiki: Si, aunque se vea monstruoso, soy más humano de lo que aparento.

Sonrió por fin dejando a la peli castaña muy desconcertada, esas palabras eran algo similar una confesión de un sentir perdido y sumergido en la oscuridad, una oscuridad dolorosa y solitaria, similar a la suya.

Tenten: Entiendo...

Fue su única contestación.

Tenten: Lamento haberte atacado...

Dijo haciendo una leve inclinación.

Ibiki: Y yo haberte insultado, por cierto, gracias por la ayuda, una vez que cobre te daré la mitad, si quieres puedes venir conmigo.

Habló pasando de ella que se limitó a seguirlo, sumido en un cómodo silencio, en el que la chica se limitó a mirar el suelo por el cual caminaba.

Ibiki: En minutos llegaremos a un lugar poco agradable, ahí nadie debe de ver tu rostro.

Habló entregándole una máscara mientras que el se quitó el pañuelo azul que cubría su cabeza, al hacerlo dejó ver cómo ésta estaba cubierta de cicatrices.

Tenten: ¿Que fue lo que te pasó?

Preguntó atónita.

Ibiki: Lo que ves es el resultado del difícil camino que elegí recorrer.

Fue su seria y fría contestación para luego continuar sus andar dejando a la chica algo perdida y nostálgica.

Flash Back

Tenten: ¿Como aprendiste todo esto?

Preguntó mientras que el azabache le ofreció su mano para ayudarle a levantarse.

Lee: Uhm, bueno, la verdad es que tal como tu yo quise ser más fuerte y la persona que me ayudó me enseñó todo lo que sé y yo quiero hacer lo mismo, quiero enseñarte todo lo que sé para ayudarte de la misma forma en que me ayudaron a mí, creo que más o menos es eso.

Sonrió  tomando una cinta roja que tenía adherida una placa metálica con un logo algo particular para luego amarrarla en su frente.

Tenten: ¿Y eso que es?

Le preguntó

Lee: Es el camino que elegí...

Rió con un notorio sonrojo en sus mejillas.

Lee: Y quiero que lo recorras conmigo, seamos más fuertes para fortalecernos y protegernos mutuamente, ya te lo había dicho, es mejor enfrentarse al mundo cuando tienes alguien más con quien enfrentarlo.

Fin del Flash Back

Al cabo de casi como media hora  llegaron a un lugar muy extraño, una pequeña choza en medio del bosque, dos enormes e imponentes hombres cuidaban la entrada, éstos mismos portaban armas y no dudaron en levantar la guardia una vez que los vieron aproximarse, la peli castaña tomó las agujas lista para lo que fuese que ocurriese.

Ibiki: Soy Ibiki, vengo por el precio de sus cabezas...

Habló refiriendose a los cuerpos inertes que cargaba, los guardias se miraron uno a otro para luego asentir, el mayor se acercó a ellos entrando junto a la peli castaña enmascarada.

Una vez adentro la choza estaba completamente vacía, la chica miró por todas partes hasta que vio a Ibiki abrir una pequeña escotilla que parecía dar a una especie de subterráneo, éste bajo por los escalones metálicos y una vez que terminaron de decender llegaron a un lugar en el que estaban un grupo de hombres todos usando extrañas máscaras, algunos intercambiando dinero otros bebiendo en compañía de una mujer cualquiera.

La pequeña observó todo y con suma atención, no habría imaginado que un lugar como aquel pudiese existir, todos centraron su atención en los recién llegados, el mayor de ambos llegó hasta una mesa en la que el hombre sentado ahí buscó un libro de registro en el que estaban las fotografías de los más buscados, en pocas palabras, el libro bingo.

Ibiki: Takeda Arashi y Maki Hinsho.

Habló a lo que no tardaron en llegar dos enmascarados que se llevaron los cuerpos.

- Bien Ibiki, como siempre es un placer hacer negocios contigo.

Dijo éste entregándole una bolsa de monedas de oro que la pequeña se quedó viendo.

- ¿Pero que tenemos aquí? ¿Una aprendiz?

Preguntó centrándose en la pequeña.

Ibiki: Ella ayudó en la captura, es todo.

Respondió secamente

- ¿El gran Ibiki pidiendo ayuda?
Eso sí es nuevo.

Se burló en voz alta a lo desde el otro lado del cuarto otro enmascarado de capa negra se puso de pie de manera violenta para luego aproximarse hasta Ibiki y Tenten, que se mantenía alerta.

- ¿Le diste tu máscara a tu aprendiz?

Preguntó fijando su atención en la pequeña ajustándose a su altura.

Ibiki: No es asunto tuyo, Anko.

Respondió pasando de ella siendo seguida por la pequeña que ajena a la situación se limitó a seguirlo haciendo una leve inclinación en modo de despedida, acto que puso de los nervios a la peli morada, que sacó uno de sus pergaminos invocando una serie de serpientes que atacaron a la pequeña por la espalda.

Ibiki: ¡Salta...!

Gritó dándole con sus brazos impulso a la peli castaña que se posicionó a mayor altura lanzando miles de agujas que inmovilizaron y asesinaron instantáneamente a las serpientes, la invocadora abrió los ojos como platos puesto que una de las agujas había ido a dar a su máscara, la cual se destrozó por completo dejando su hermoso rostro al descubierto.

Producto de que aún no salía del shock Ibiki la atacó con su katana destrozando su capa negra, ésta logró retroceder pero no se dio cuenta de que Tenten se encontraba ahí, en un rápido y ágil movimiento logró inmovilizarla, el mayor lanzó una kunai que la pequeña atrapó sin problemas para amenazar el cuello de la joven que soltaba maldiciones e insultos.

Ibiki: No subestimes a Tenten...

Sonrió quitándose el pañuelo que cubría su rostro, mientras que la peli castaña imitó su acción retirando su máscara ante todos los presentes que quedaron con la quijada casi por los suelos.

Anko: Vaya que es buena, sin duda la entrenaste bien.

Sonrió una vez siendo liberada.

Ibiki: Yo no la entrené, recién la conocí hoy, ella recibió entrenamiento de otra persona.

La peli castaña hizo una leve inclinación.

Anko: ¿En que te especializas?

Le preguntó a lo que la pequeña se le quedó viendo algo extrañada.

Tenten: No entiendo...

Anko: Todos nos especializamos en algo, yo por ejemplo, mí especialidad son rastreo y espionaje, preparación de venenos y ejecuciones silenciosas.
Ibiki se especializa en el combate ya sea armado o lucha cuerpo a cuerpo, retención y obtención de información ya sea voluntaria o involuntaria.

Sonrió al decir esto último.

Tenten: ¿Involuntaria?

Preguntó con incredulidad.

Anko: Quiere decir que se especializa en el interrogatorio mediante tortura ya sea física o psicológica.

Le susurró esto al oído haciendo que la pequeña abriera los ojos como platos.

Ibiki: ¿Que tanto le estás contando?
Ella no tiene nada que ver con este mundo, Tenten solo me ayudó sin saber quién era yo, mí objetivo de traerla aquí era para darle la mitad de la ganancia obtenida por el trabajo que hicimos ambos, es lo justo, sabes que no me gusta deberle nada a nadie.

Habló algo molesto.

Anko: Sé que no lo necesitas, pero te vendría bien una compañera como ella,  ambos trabajan muy bien juntos.

Sonrió sentándose en una de las tantas mesas que allí se encontraban.

Anko: No es ninguna broma, desde lo ocurrido aquella vez te has vuelto menos-

El mayor se levantó de su lugar violentamente.

Ibiki: Soy alguien monstruoso, lo sé, pero soy más humano de lo que aparento.

Habló firmemente para luego disponerse salir del lugar, no sin antes consultar otro trabajo,  seguido por la pequeña que rápidamente se despidió de Anko.

El silencio reinó por varios minutos en los que Ibiki se mantenía sumido en sus pensamientos.

Tenten: Ibiki...

Lo llamó a lo que éste volteó sacando una de las bolsas para entregársela a la chica.

Ibiki: Toma, es por ayudarme hoy, mitad y mitad, ahora sigue tu camino que yo voy a seguir el mío, sé que puedes cuidarte muy bien sola pero igual te deseo suerte, ésto también, las agujas a veces no son suficientes para acabar con el enemigo

Habló entregandole una kunai para luego ir en dirección contraria dejando a la chica ahí sin saber que hacer exactamente, tal y como había estado en un principio, sola.

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Ésta continuó su camino atravesando el espesor del bosque, siguiendo el camino que se abría ante ella, mientras lo hacía no podía dejar de pensar en aquel hombre que había conocido ese mismo día, por alguna extraña razón lo sentía muy familiar, sentía que se parecían en muchas cosas.

El también tenía esa mirada gélida y sin vida, el también cargaba con un doloroso recuerdo que lo había destrozado y orillado a ese camino que recorría, ese que lo convirtió en el ejecutor perfecto para aquellos que hacen el mal.

Eso tampoco lo convertía en un héroe, porque el arrebatarle la vida a alguien era un pecado, una maldición desde donde lo miraran, solo era una hombre triste y solo, un hombre que fue víctima de la crueldad y el dolor.

Alzó la mirada encontrando un pequeño arrollo en el que se dispuso a beber y  llenar el cuenco de bambú en el que guardaba el agua.

La tarde daba paso a la noche y a la hermosa luna creciente que se asomaba por los montes iluminando todo bajo su manto, la chica continuaba su viaje.

De pronto algo captó su atención, una tenue y casi imperceptible luz se veía entre los árboles, al igual que el sonido de música se proyectaba a través de la suave brisa nocturna, se dirigió hasta allí sin dudarlo.

Al llegar abrió los ojos asombrada, era un pequeño pueblo, jamás había visto otro que no fuera la pequeña aldea en la que vivía, ni siquiera durante su viaje.

Se adentró en el viendo distintos puestos en los que las personas ofrecían comidas y productos que no había visto en toda su corta vida.

- ¡Dulces! ¡Aquí los más deliciosos dulces caseros!

Gritaba una mujer de edad avanzada que miró a la pequeña.

- ¡Hey, tu pequeña! ¡¿No quieres unos deliciosos dulces?!

La chica miró en todas direcciones para saber si era a ella a quien le estaban hablando, al hacerlo se acercó algo dudosa.

- ¿Cuántos quieres?

La chica tragó en seco.

Tenten: No sé cuánto cuestan....

Respondió tímidamente buscando algo entre sus ropas.

Tenten: ¿Con ésto está bien?

Preguntó dejando la bolsa llena de monedas de oro que la anciana miró con gran sorpresa.

- Traes contigo mucho dinero...

Rió enternecida.

- ¿De donde lo haz sacado...?

Preguntó curiosa.

Tenten: Lo he obtenido por ayudar a un hombre con su trabajo.

Dijo algo apenada.

- Oh, entiendo, esto es demasiado, guarda tu dinero, solo basta con una moneda para llevarte todo esto.

Sonrió pasándole muchas golosinas que la niña guardó en su bolso.

Tenten: Muchas gracias...

Hizo una leve inclinación para luego marcharse dejando dos monedas extras como agradecimiento a la anciana que con algo de pena las recibió.

Ésta se alejó caminando por las calles de aquella aldea, mirando fascinada las luces de colores que enbellecian incluso hasta la mismísima luna creciente.

Sonreía y comía aquellos dulces que parecían hacerle olvidar lo vívido, llegó hasta un lugar apartado en el que habían unos árboles y bancas, se sentó allí y se sintió libre, libre del dolor, libre de los horribles recuerdos que al parecer se habían quedado en un momentáneo olvido, soltó un suspiro mirando el cielo estrellado como si el alma se le fuese en ello, cuando un grito la trajo a la realidad.

Guardó lo que comía hasta llegar a la fuente, ahí lo pudo ver, a aquella mujer que había visto hace rato siendo atacada por unos ladrones, sin pensarlo dos veces corrió hasta ellos, pero una sombra oscura y alta la obligó a detenerse, una sombra familiar.

La mujer había logrado huir luego de que su defensor asesinó sin piedad a los atacantes, la chica se le quedó viendo por unos instantes que parecieron eternos.

- Parece que nos volvemos a encontrar...

Habló con ese tono que aunque estuviese cubierto de frialdad, sentía familiar

Tenten: Hola de nuevo, Ibiki.

Saludó de la misma manera al verlo cubierto de sangre tomando los cuerpos inertes de los delincuentes sobre sus hombros.

Ibiki: Hola, Tenten...

Saludó para luego perderse entre la oscuridad si siquiera verla a la cara.

Ibiki: Adiós...

Susurró tan bajo que si no fuese por la brisa nocturna, la pequeña no lo hubiese oído.

Ésta lo miró alejarse sintiendo esa extraña sensación de abandono una vez más, se fue de allí para ir tras la mujer que había huido despavorida, logró encontrarla, por suerte completamente ilesa, nada más allá del puro susto, la siguió para cuidar que llegase a salvo hasta su casa que quedaba casi a las afueras de la aldea.

Una vez allí la vió entrar, la luz estuvo encendida por varias horas, horas en las que la peli castaña se encontraba encaramada en un árbol viendo todas y cada una de sus acciones, hasta que ya muy tarde se fue a dormir.

- ¿Viste algo interesante?

Preguntó el recién llegado.

Tenten: ¿Volviste tan pronto?

Preguntó volteando a ver al mayor que se encontraba sobre una rama.

Ibiki: ¿Que estás asiendo aquí?

Tenten: Solo quería asegurarme de que llegara a salvo a su casa.

Respondió.

Ibiki: Que nostalgia...

Suspiró mirando la luna.

Tenten: ¿Nostalgia, porque?

Preguntó desconcertada.

Ibiki: Cuando era niño yo también espiaba a la gente.

Sonrió leve.

Ibiki: Eso me metió en más de un problema...

Tenten: ¿Vivías aquí?

Preguntó dispuesta a bajar a lo que mayor imitó su acción.

Ibiki: Si, por cierto.

Se detuvo.

Ibiki: ¿Tienes donde pasar la noche?

La pequeña negó.

Ibiki: Puedes quedarte en mí casa, no hay ningún problema.

La chica se desconcertó aún más.

Tenten: Creí que solo era un asesino cazarecompensas.

Ibiki: Soy un ser humano, no un monstruo.

Rió leve.

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Al cabo de unos minutos ya se encontraban en la casa del mayor, la cual parecía estar abandonada desde hace varios días, aunque había algo extraña en ella, Tenten lo había notado, ese pesar lúgubre cubría el lugar como un manto de oscuridad.

Una vez adentro Ibiki encendió el fuego para preparar una sopa, la chica le compartió algunos dulces luego de cenar, ambos eran de pocas palabras, las conversaciones no eran su fuerte.

Ibiki: Iré a preparar la habitación-

Tenten: No dormiré...

La chica lo interrumpió

Ibiki: ¿Porque?

Tenten: Simplemente no puedo hacerlo, al menos no sin tener pesadillas.

Contestó con esa mirada de desesperación que Ibiki había visto cual si se habían enfrentado, si algo le había pasado a esa pequeña, seguramente había sido monstruoso.

Ibiki: Yo tampoco dormiré...

Habló mirando el fuego.

Flash Back

Anko: Sé que no lo necesitas, pero te vendría bien una compañera como ella,  ambos trabajan muy bien juntos.

Sonrió sentándose en una de las tantas mesas que allí se encontraban.

Anko: No es ninguna broma, desde lo ocurrido aquella vez te has vuelto menos-

El mayor se levantó de su lugar violentamente.

Ibiki: Soy alguien monstruoso, lo sé, pero soy más humano de lo que aparento.

Fin del Flash Back

Tenten: ¿Porque?

Preguntó, sabía que algo había sucedido, sólo el dolor y el sufrimiento acaban con la luz que ilumina a un ser humano.

Ibiki: Yo, no creo que sea una buena historia.

Tenten: La mía tampoco lo es...

Habló mirando el suelo mientras apretaba los puños fuertemente.

Tenten: Todavía veo los cadáveres amontonados cuando cierro los ojos.

El mayor tragó en seco.

Ibiki: Yo todavía puedo oír los gritos de auxilio a la distancia...

Respondió derramando una lágrima que se resbaló por su mejilla derecha hasta caer en el suelo, el silencio reinó por varios minutos hasta que el mayor tomó valor.

Ibiki: Yo tenía una esposa y una hija hermosa, vivíamos aquí.

Sonrió con nostalgia mirando a través de la ventana.

Ibiki: ¿Ves ese árbol que está allá?

La chica asintió.

Ibiki: Cuando era joven venía a verla todas las tardes, con el tiempo nos casamos y formamos una familia.
Yo no tenía trabajo pero era un hombre fuerte e inteligente, no pasó mucho como para que ellos me reclutaran para trabajar en lo que ahora trabajo, ganaba mucho dinero así que no era mucho problema.
En éste rubro te ganas muchos enemigos, y más si haces bien tu trabajo, siempre fui cauteloso pero al parecer no fue suficiente, me localizaron de alguna manera, cuando supe vine inmediatamente aquí, pero era demasiado tarde, ellos ya no estaban, se habían ido, todo había sido mí culpa.
Mí felicidad, mí todo se había marchado a un lugar del que jamás regresaría.

Contó sin derramar más que aquella lágrima que había caído hace poco.

Tenten: Te entiendo...

Susurró.v

Ibiki: Cuando te vi me recordaste a mí hija.

Sonrió amargamente, ambos quedaron sumidos en un silencio que duro toda la noche, incluso hasta que los rayos solares se hicieron acto de presencia e iluminaron el cielo que estaba comenzando a cubrirse por las nubes desde la lejanía.

Ibiki caminó dispuesto a irse del pueblo una vez más, le había dicho a Tenten que podía quedarse en la casa si gustaba o podía irse si así lo deseaba, las personas comenzaban su rutina matutina, abriendo los puestos de comida y demás, éste mantenía la mirada fija al frente hasta que alguien lo llamó a sus espaldas, era aquella mujer que había salvado la noche anterior, ésta agradeció para luego entregarle una bolsa de golosinas que el mayor aceptó a regañadientes, se despidió de ella continuando su andar, cuando los árboles y el espesor del bosque se hacía presente escuchó una diminuta rama quebrarse por la presión de una pisada, sabía de quién se trataba, a pesar de saberlo, como siempre la pequeña lo tomó por sorpresa.

Ibiki: ¿Que haces aquí, Tenten?

Preguntó volteando a ver a la pequeña que mantenía la mirada en el suelo.

Ibiki: Vuelve a la aldea o sigue tu viaje.

Habló como si se lo ordenara, pero en cuanto dio un paso esta imitó su acción.

Ibiki: Tienes que quedarte aquí, no quiero que me sigas...

Aumentó su velocidad a lo que la chica imitó su acción.

Ibiki: ¡He dicho que tienes que quedarte!

Le gritó atacando con la katana mientras que la pequeña lo bloqueó con la kunai.

Ibiki: Si vas, y te quedas conmigo morirás, me dejarás como todas las personas que he llegado a apreciar.

Dijo apretando la mandíbula mientras que la chica seguía viéndolo fijamente a los ojos, aún furioso o enojado, podía percibir ese gajo de una dolorosa y triste soledad.

Flash back

Tenten: ¡Lee!

Lo llamó pero no pudo seguirle producto de una especie de barrera invisible que le impidió el paso, está golpeó la barrera una y otra vez con desesperación, quería ir con ellos, en eso el menor de ojos ónix volteó con una sonrisa.

Lee: Lo siento, pero no puedes venir, aún te queda mucho por crecer, mucho por fortalecerte, no puedes quedarte aquí, no así, pelea hasta el final y no te rindas jamás, yo creo en ti, yo sé que eres la única que puede hacerlo, sólo no te rindas.

Dijo para luego mover su mano en señal de adiós.

_____________________________________

La pequeña se mordió el labio inferior con tal fuerza que éste comenzó a sangrar.

Tenten: Una gran amigo mío una vez me dijo que tenía mucho que vivir y crecer, que debía volverme más fuerte, pero no quiero estar sola, y yo sé que tú tampoco, por eso, déjame ir contigo, no quiero y tengo porque estar sola, ni tu tampoco, por eso de ahora en adelante, no más soledad.

Dijo haciendo que el mayor retirara el arma.

Ibiki: Eres un bicho raro...

Dijo rendido rascando la nuca.

Ibiki: De acuerdo, pero no me retraces, los trabajos solo los haré yo no quiero que te manches las manos.

Habló retomando su andar a lo que la pequeña sonrió levemente aumentando la velocidad para caminar a su lado, el sol había sido cubierto por las nubes dando la señal de que pronto caerían las gotas de lluvia, el mayor se quitó su chaqueta y se la lanzó a la pequeña que la atrapó algo desconcertada.

Ibiki: Pronto lloverá, cúbrete...

Dijo con tono frío dejando a la chica mirándolo fijamente haciéndole sentir incómodo.

Ibiki: No me mires así, es solo porque si te resfrías me retrasarás.

La chica sonrió leve.

Tenten: Gracias, ibiki...

Éste ni se molestó en mirarla.

Ibiki: Nada de gracias, camina bicho raro.

Respondió fríamente, pero ésto solo sólo logró hacer reír aún más a la menor que se sentía viva una vez más, mientras que Ibiki viéndola de soslayo pudo imaginar como su esposa e hija sonreían caminando a su lado envueltas en un resplandor casi divino, sonrió leve pesando que tal vez, solo tal vez, no siempre estuvo completamente solo.

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