Memorias en las sombras de la arena


Suavemente, los rayos de sol fluyen  a través de las hojas.

Amontonando su pasado.

Pero también, trayendo la triste mañana.

Tu sonrisa puede perderse, si olvidas que hay cosas que las palmas no pueden sentir.

En el suave calor de tus manos

Entre la puesta de sol, dos sombras oscilantes desaparecerán.

Queriendo decir sus sentimientos con un "te amo"

Su sombra se hace más pequeña

Fluyendo innecesariamente en cada momento.

Recogiendo la felicidad alrededor del mundo.

Ya no tengo un lugar a donde ir, tampoco su calidez, ni su sonrisa.

Diaura: Rakujitsu

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Parecía un día hermoso, una dulce familia descansaba en lo alto y bello de una colina cubierta de césped verde que parecía danzar con la suave brisa del medio día, un mujer de gestos y semblante sublime abrazaba a sus tres hijos que observaban las nubes que se desplazaban con la drástica ventisca de los cielos, éstos señalaban las figuras que se formaban con ella.

- ¡Mira esa parece un gatito!

Dijo una pequeña niña rubia de ojos verde musgo que sonreía mientras su madre la abrazaba como podía.

- Temari, tranquila, que despertarás a Gaara.

Sonrió tiernamente a un pequeño de su misma edad que dormía plácidamente sobre el regazo de su madre mientras que un quinceañero peli castaño que vestía un suéter con orejas de gato les extendía unos sándwiches.

Temari: Gracias Kankuro...

Dijo la pequeña a lo que éste se limitó a sonreír volviendo a teclear algo a su computadora.

Gaara: Mamá...

Musitó una vez que aún dormido había olido la comida.

- Buenos días cariño...

Sonrió a lo que éste rió feliz tomando uno de los sándwiches para luego engullirlo sin problemas.

Gaara: Que bien he dormido...

Se estiró para luego quedarse y mirar el cielo.

Gaara: El cielo es muy hermoso, es una de mis cosas favoritas en el mundo.

Comentó a lo que su hermana pensó lo mismo.

- Hay un lugar muy especial al que quiero que vayamos, lamentablemente vuestro padre no podrá acompañarnos pero él ha insistido en que vayamos solo nosotros.

Fue entonces que el peli castaño mayor opinó.

Kankuro: Madre, no creo que sea una buena idea, menos en tu condición, yo no podré acompañarlos, y no podré cuidarte, hay una importante reunión en la agencia de papá, como el fue a su viaje de negocios en China yo tendré que representarlo.

Habló mientras no paraba de teclear en su computadora.

- Tranquilo, cariño, estaré bien, además me acompañarán los de la servidumbre y no habrá problema.

Sonrió a lo que éste desistió de su reclamo.

Gaara: ¿Estarás bien, mamá?

Preguntó preocupado.

Temari: Si, porque mí mamá es la mujer más fuerte que he conocido.

Habló la pequeña sonriendo notoriamente.

- Así es...

La apoyó animadamente su madre.

Temari: ¿A dónde vamos a ir?

Preguntó curiosamente.

- Pues, iremos a unas cabañas que se encuentran en la montaña Nara, ahí hay un templo muy antiguo al que quiero ir, dicen que es muy milagroso, y que aquel lugar es uno de los más bellos de Japón.

Dijo ésta mirando el cielo.

- Ahí veremos las nubes más de cerca y podremos tocarlas y danzar con ellas, una leyenda dice que hace mucho tiempo en dicha montaña vivía un hombre solitario que se enamoró de una mujer demonio que danzaba sobre las nubes, a pesar de sus diferencias el amor mutuo llenó sus corazones, de ese amor nacieron sus dos hijos que se convirtieron en los guardianes de la montaña Nara.

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Temari: Yo nunca me enamoraría de un demonio...

Espetó la rubia haciendo un puchero.

Gaara: De seguro era una mujer hermosa como para cautivarlo al instante...

Concluyó el pelirrojo algo pensativo.

- A veces no solo el aspecto importa, importa la belleza del alma, la belleza del corazón.

El pequeño alzó la vista.

Gaara: ¿La belleza del del corazón?

- Así es, la belleza del alma se puede a través de solo una mirada, porque los ojos son la  ventana del alma.

Tocó la punta de la nariz de éste.

Gaara: Por eso tus ojos son tan lindos, mamá, porque tú alma es hermosa.

La abrazó de pronto al igual que Temari mientras que su hermanastro mayor los miraba enternecido, adoraba ver la felicidad de aquella familia de la que el también formaba parte, pero muy en lo profundo de su ser sabía que dicha felicidad no sería por siempre, sabía que su madrastra se encontraba terriblemente enferma, sabía que no había mucho tiempo.

Sabía que de forma lenta y dolorosa esas risas, serían reemplazadas por lágrimas tarde o temprano.

Al cabo de varios minutos se dispusieron a volver a la mansión, los pequeños se fueron a sus respectivas habitaciones a preparar sus maletas con ayuda de la servidumbre, mientras que Kankuro ayudó a su madrastra a volver a su habitación a descansar, una vez allí y ya estando recostada su rostro se ensombreció, dejó ver su verdadero rostro, pálido y fatigado.

Kankuro fue testigo de cómo las mucamas limpiaban de su rostro el maquillaje que cubría su piel pálidamente cadavérica, sus párpados decaídos y sus visibles ojeras.

La cantidad de medicamentos que debía tomar por el agonizante dolor que le provocaba hasta el solo respirar , pero por su hijos, por ellos era capaz de soportar cualquier dolor, daría y haría todo por ellos, porque para ellos ella era una mujer valiente y lo sería hoy y siempre, solo por ellos, por su amada familia.

Kankuro: ¿Madre, te sientes bien?

Está alzó la mirada lentamente.

- Si, tranquilo, ya me tomé los medicamentos, estaré bien en unos minutos que hagan efecto.

Dijo tratando de sonreír.

Kankuro: Así como te encuentras, no creo que sea posible de ir a la montaña Nara, no lo concidero recomendable por el momento.

Revatió.

- Kankuro, por favor, déjame pasar tiempo con mis hijos, sé que no me queda mucho tiempo, y lo que resta de el, quiero aprovecharlo al máximo.
Quiero que me recuerden como su madre, como una madre que estuvo con ellos hasta sus últimos momentos.

El peli castaño cedió.

Kankuro: De acuerdo, contactaré al personal médico para que los acompañe.

Dijo saliendo a toda prisa mientras que la mujer suspiró por última vez luego de ceder ante los fuertes analgésicos.

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Había llegado el día, la familia No Sabaku se encontraba en un furgón que Kankuro había conseguido para que no tuvieran que lidiar con el metro y gente en exceso.

Temari y Gaara entonaban canciones para hacer más llevadero el viaje, dándole una o más risas al conductor y
a su madre.

Se quedaron dormidos al cabo de unas horas en las cuales la señora no Sabaku aprovechó para tomar sus medicamentos y estabilizarse para no ser vista por sus hijos.

Llamó a una de las criadas para que éstos se dispusieran a llamar a su esposo.

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(Llamada telefónica)

- ¿Rasa, cariño?

Del otro lado de la línea solo se oyó un respirar irregular que le erizó la piel.

- Si, amor, aquí estoy, lamento no haber respondido, aquí no hay buena señal.

Habló con con voz ronca y algo aspera.

- Decidí llevar a los niños a la montaña Nara, a pasar las vacaciones antes de que comiencen sus clases, espero no te moleste.

Se escuchó un jadeo.

- No, no hay problema, solo ten cuidado, sé lo delicado que es tu estado de salud.

- No te preocupes, sabes que puedo hacerlo.

Se escuchó un quejido, ésto alteró aún más a su esposa pero no lo hizo notar, después de todo podría estar equivocada.

- Bueno, espero que te vaya muy bien en tu reunión de negocios.

Sonrió amablemente.

- Gracias amor, te amo, a ti, a Gaara, Temari y Kankuro, los amo a todos.

(Fin de la llamada telefónica)

Dijo como si le doliese hasta el decirlo, ella conocía muy bien a su esposo, sabía que ésta última frase estaba carganda de tristeza y dolor.

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*En otro lugar, muy lejos de allí*
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En un lugar remoto y solitario que parecía haber sido abandonado hasta por el mismo dios, se encontraban reunidos en una bodega abandonada en la cual estaban cuatro personas, una de ellas, estaba amarrada a un silla completamente golpeado, magullado y ensangrentado mientras que otro sostenía el celular cerca de su oreja mientras otros dos vigilaban la entrada sosteniendo un arma.

- Vaya que linda suena tu esposa, Rasa.

Comentó un hombre de cabello negro azulado y de aspecto tibironesco.

Rasa: Cierra la boca, Kisame, no atrevas a acercarte a mis esposa o a mis hijos, aquí me tienes, es lo que Obi-

Se detuvo en cuanto éste mismo lo golpeó de lleno en el estómago haciendo que escupiera sangre por la boca.

Kisame: No digas su nombre, de haber cumplido con lo que se te encargó estarías con tu asquerosa familia.

Dijo escupiéndole en la cara.

Rasa: No es mí culpa que ellos se negaran, ese era el trato, yo intentaba convencer a la tribu y solo eso.

Fue entonces que de entre las sombras apareció un hombre alto y delgado que portaba una máscara algo peculiar.

Kisame: Tobi...

Dijo éste algo hastiado.

Rasa: Sueltame, Tobi, ese era el trato, ahora déjame, no quiero seguir ayudándote, esto se acaba aquí.

Fue entonces que este soltó una risa irónica y sin pizca de diversión.

Tobi: Aún me sorprende lo inteligente que eres, en efecto, es el fin de nuestro trato, ésto acaba aquí.

Sacó un arma de entre su capa oscura para luego apuntarle a la cabeza.

Rasa: No....

Masculló con los ojos desorbitados y envueltos en pánico.

Tobi: Oh, claro que sí, tu fin, y luego del de tus hijos y tu esposa.

Y se escuchó el disparo en seco, la bala atravesó su cráneo matándolo al instante, el piso fue inmediatamente manchado por aquel tinte carmesí que el enmascarado se quedó viendo por  largos minutos que parecieron eternos.

Tobi: El color de la sangre no cambia...

Fue lo único que dijo para luego ordenar que se dehicieran del cadáver, que aún se encontraba con los ojos abiertos, como si aún muerto, sufriera por el destino que peligraba su familia.

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Los Sabaku no, ya se disponían a decender del furgón fascinados viendo aquella enorme montaña repleta de frondosos árboles y prados visibles a la distancia.

- Dicen que abundan ciervos en los prados...

Le comentó el conductor a Temari que sonrió con entusiasmo.

Temari: ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Vamos a verlo, mamá! ¡Vamos!

Comenzó a saltar como conejo a lo que su madre sonrió enternecida.

- Bien pero primero debemos ir a las cabañas a instalarnos y luego vamos a dar un paseo por las laderas.

Ambos pequeños accedieron sin problemas, por suerte habían unas especies de teleféricos que evitaron que la peli castaña tuviera que subir por las extenuante escaleras.

Una vez en la recepción les ayudaron a subir su respectivo equipaje, les mostraron los alrededores puesto que la cabaña que Kankuro había reservado era algo especial, era espaciosa y acogedora un poco alejada de las demás perocon una gran vista del cielo puesto que se encontraba en lo más alto de un gran colina que se encontraba en la falda de la gran e imponente montaña Nara.

Temari: Parece que Kankuro no es un tonto después de todo...

Comentó mirando todo a su alrededor.

- ¿Temari, que te he dicho sobre referirte a tu hermano de esa manera?

Le reprochó su madre siendo sutilmente severa, a lo que ésta hizo una leve inclinación y se disculpó en voz baja.

Gaara: ¿Ahora podemos ir a ver a los ciervos, mamá?

Pidió a lo que su hermana insistió apoyándolo.

- Claro, por supuesto-

Y se llevó inmediatamente las manos a la boca de dónde comenzó a emerger mucha sangre, de la cual salpicó a la cara de ambos niños que tenían los ojos abiertos de par en par mientras las enfermeras corrían a toda prisa, una de ellas tomó a los niños y se los llevó a una habitación dejándolos ahí.

Ambos sumidos en un silencio sepulcral, se podía escuchar incluso a través de las  parey la tos compulsiva de su madre y el gorgoteo que se oía en su garganta producto de la sangre emergente.

Gaara: Mamá...

Rompió a llorar intentando limpiar la sangre pero ésta manchó sus manos.

Temari: Mamá se va a morir, escuché a Kankuro y papá hablar de eso.

Dijo ésta con voz neutral.

Temari: ¡Gaara, mamá se va a morir!

Gritó horrorizada tapando sus oídos, como si las palabras recién dichas resonaran en su cabeza, lo mismo fue para Gaara, ambos rompieron a llorar sin consuelo alguno, lloraron hasta que ya lágrimas no le quedaron, pasaron más de dos horas en las que ambos ya tenían los ojos secos e hinchados, tomando la mano del otro sin haberla soltado un solo momento.

Fue entonces que alguien se dignó a tocar la puerta, una mujer de cabellos castaños vestida con una bata blanca traía consigo unos platos con comida, los miró a ambos y como sostenian fuertemente la mano del otro.

- Hola niños, mí nombre es Mei Terumi, y soy la doctora de su madre, en éste momento mis asistentes se encuentran estabilizandola, pueden estar tranquilos se pondrá bien por la mañana.

Ambos ni siquiera se dignaron a verla a la cara, sus ojos estaban observando un punto muerto de la habitación.

Mei: ¿Temari, verdad?

Le habló a la rubia que seguía sin mirarla.

Mei: Eres mayor que tú hermano, eres muy valiente, toda una guerrera, tal y como tú madre me decía, cuida mucho de tu hermano, es lo que ella espera que hagas hasta que se ponga mejor.

Está la miró sintiendo sus labios temblar producto del miedo, pero respiró hondo y se tragó éste sentimiento, sabía perfectamente lo que tenía que hacer.

Se puso de pie, rígida como roca y abrazó a Gaara fuertemente.

Temari: Tranquilo Gaara, yo estoy contigo, mamá se pondrá bien, ella va a ganar ésta batalla, ella es una guerrera.

Trató de sonreír pero este fijó su vista en sus manos que estaban manchadas de sangre seca.

Gaara: Recuerdo que un día me caí del columpio, y me raspe la rodilla, salió un poco de sangre, el color es el mismo.
Creí que la sangre era azul por el color de las venas en la piel, pero es roja oscura y tíbia al tacto.

Comentó levantándose de su lugar para luego recostarse.

Gaara: Estoy cansado, voy a dormir.

Dijo sin un rastro de emoción en su voz.

Mei: Bien hecho, Temari.

La felicitó acariciando su cabello, a lo que la oji verde se recostó al lado del pelirrojo para abrazarlo, ambos al quedarse dormidos no pudieron escapar del miedo, fueron atrapados por el mundo de las pesadillas, las cuales atacaron a sus puntos más débiles, ambos se tenían el uno al otro pero ahí, estaban solos.

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(Gaara)

Miraba por todos lados pero no había nadie, están encerrado en un cuarto sin puertas ni ventanas, buscaba una manera de salir de allí.

Gritó el nombre de su hermana hasta casi quedarse sin voz, pero no obtuvo respuesta alguna.

De pronto una pequeño agujero se pudo ver en una de las paredes, corrió hasta el para ver a través, pero cuando lo hizo vió un bulto tirado en el suelo.

- ¡¿Hay alguien ahí?!

Gritó al borde de las lágrimas, mientras el miedo invadía cada fibra de su ser al ver ese bulto moverse intentando ponerse de pie.

- Gaara, ayúdame...

Susurraba

- Cariño, ayúdame...

Susurró una vez más, pero ésta vez volteó dejando ver el pálido y cadavérico rostro de su madre que gritaba pidiendo ayuda.

Retrocedió por inercia cayendo al instante, las paredes fueron cubiertas por el tinte carmesí, ese tinte que detestaba.

La sangre salía de las esquinas como cataratas, el cuarto había comenzado a llenarse como una gran pileta, pero de sangre, Gaara gritaba por auxilio, rogaba una y otra vez que alguien lo recatase, pero nadie llegó, no podía nadar así que terminó por ser sumergido completamente, sin esperanzas dejó de respirar y de sumió en la desesperacion.

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(Temari)

La chica lloraba en una esquina mientras se encontraba en aquel pasillo en el cual un día había oído a su padre y hermanastro hablar sobre la grave enfermedad que su madre tenía y que ésta no le daba mucho tiempo.

- No podrá soportarlo, ella morirá...

Esa frase se repetía una y otra vez en su cabeza pero ella se negaba a creerselo, veía a su madre postrada en una cama desde que tenía uso de memoria, la veía maquillarse y cubrir su verdadero y fatigado rostro.

Se sentía culpable.

- Desde el nacimiento de Gaara su salud ha empeorado...

Sentía su pecho oprimirse.

"Desde el nacimiento de Gaara"

Esas palabras hacían que un indeseado sentimiento se apoderara de ella.

[Si el no habría nacido, todo estaría bien]

Y se cubrió los oídos aún más.

[Todo sería mejor si Gaara no hubiera nacido]

[De ser así, mamá estaría mejor]

- ¡NO! ¡GAARA ES MÍ HERMANO! ¡ES MÍ QUERIDO HERMANITO, YO DEBO PROTEGERLO!

Gritaba una y otra vez como si intentara convencerse a sí misma.

Luchaba consigo misma, luchaba contra sus propios demonios.

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Ambos despertaron horrorizados, asustados y sudados, se quedaron viendo un manos que los había sacudido con la intención de despertarlos, al ver a través de la oscuridad y la luz de ella luna abrieron los ojos desmesuradamente, estos mismos se empañaron por las lágrimas.

Gaara/Temari: ¡Mamá...!

Dijeron ambos con los ojos empapados en lágrimas, ésta trató de sonreirles y hacerlos callar, puesto que se encontraba fuera de la cama llendo en contra de lo que le había ordenado la doctora Mei Terumi.

Gaara: ¿Mamá, estás bien? ¿Qué fue lo que pasó?

Temari: ¿Vas a estar bien, verdad?

- Tranquilos los dos, yo voy a estar bien, una vez que vayamos al templo en la montaña Nara.

Ambos pequeños, se quedaron perplejos.

Temari: Mamá, no estás bien, debes descansar-

- Puedo descansar cuando y cuánto quiera después, solo tengo ésta oportunidad de visitar el templo, mañana regresaremos, lamento arruinar nuestras vacaciones.

Dijo algo apenada.

Gaara: Si eso te hará feliz...

Habló secando sus lágrimas para luego sonreír.

Temari: Vamos...

Respondió por fin dándole la razón a su hermano.

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Ella trató de abrigarse y tomar todos los calmantes posibles que le permitieran caminar y subir la montaña, Gaara y Temari fueron a por sus parkas para salir, era verano pero igual hacía frío, luna brillaba en todos su esplendor en lo más alto del cielo siendo acompañada por las estrellas, los tres salieron a hurtadillas por la puerta por atrás de la cocina, trataron de leer el mapa del cendero, gracias a la clara luz de luna, lo siguieron sin problemas, al cabo de ya varios minutos de caminata, Gaara notó que su madre le comenzaba a costar trabajo el respirar y sus piernas parecían temblar por la fatiga.

Temari: Mamá, será mejor que descanses.

Gaara: Temari tiene razón...

Ambos se quedaron perplejos al ver una sería de escaleras que no parecían tener fin, al ver el mapa supieron que en la cima se encontraba el templo.

Gaara: Mamá, regresemos...

Pidió, o mejor suplicó, sabía que nada bueno saldría del drástico esfuerzo que estaba haciendo su madre en ese momento.

Temari: Por favor, hazle caso a Gaara...

- No, yo puedo hacerlo...

Dijo ésta sin una pizca de duda o temor en sus palabras, sus piernas en efecto no dejaban de temblar, pero hizo lo que pudo, mientras que Gaara y Temari intentaban ayudarle y apoyarla, descansaban de vez en cuando para ya luego retomar su camino.

Sin darse cuenta de que dos pares de ojos oscuros los observaban desde las
sombras con suma atención.

Tiempo después, sin saber cuánto exactamente ya se encontraban frente a una estructura ya antigua, los tres cayeron de rodillas jadeantes de cansancio, la madre sacó un recipiente con agua para tomarse otro montón de pastillas, al cabo de unos segundos ya se sentía con la fuerza suficiente para ponerse de pie.

Temari: Llegamos...

Suspiró aliviada.

Gaara: Mamá, ya estamos aquí.

Dijo éste ayudándole a acercarse.

- Hace muchos años es que quería venir.

Habló dispuesta juntar las manos y hacer una leve inclinación para dar su oración, cosa que ambos pequeños imitaron.

Temari: ¿Porque?

Preguntó curiosa.

- Debe ser el destino, pero hace tiempo yo vine aquí con tu padre, el estaba atendiendo un asunto cuando yo decidí venir aquí y escuché el llanto de dos niños, pero no los pude encontrar por ninguna parte, creí que era mí imaginación, porque yo no podía tener hijos, hace nueve años yo le pedí a ésta deidad que me concediera el deseo de concebir un hijo y tuve dos.
Una niña, y un niño, tal y como ese día, esos llantos se parecían a los suyos cuando nacieron, sentía que debía regresar, pero con ustedes para agradecerle, agradecer que me haya concedido el favor.

Soltó unas lágrimas.

Temari: Y yo agradezco el tener una madre tan hermosa y buena como tú.

Sollozó

Gaara: Yo espero que estés con nosotros mucho tiempo más.

Lloraron ambos a lo que está acarició su cabello suavemente.

- Los amo, a los dos, viva o muerta eso no cambiará el hecho de que los amo con todo mí corazón a todos ustedes.
A su padre, a Kankuro y a ustedes dos, son todos mí mundo.

Los abrazó a ambos, al cabo de unos minutos se dispusieron a volver, el camino de regreso fue extenso pero menos agotador que el de ida.

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Al momento de llegar la cabaña se encontraba vacía, no había nadie, ésto extrañó a los tres.

- ¡¿Doctora Mei?!

Preguntó alzando la voz.

Gaara: ¡¿Doctora?!

Gritó también.

Temari: No hay nadie...

Dijo mirando los alrededores, de pronto escuchó un golpe seco desde la cocina, por lo que se armó de valor y se dispuso a investigar.

Caminó a paso firme, otro golpe seco, con su mano temblorosa iba a tomar el picaporte cuando la gentil mano de su madre tomó la suya y la alejó.

- Shhhhhhhhh

Dijo tomando a Gaara y avanzando hacía una habitación para ocultarse, la peli castaña agradeció al cielo que su hija no haya visto el charco de sangre que estaba escurriendo por debajo de la puerta.

Sabía que no estaban solos, sabía que quien fuere que estuviera tras esa puerta  era el responsable del sospechoso silencio, sin percatarse del todo Gaara tropezó golpeándose en la frente, soltó un quejido sintiéndo su sangre cayendo a por su rostro, ésta emergía del corte en su frente.

- ¡Ahí están!

Gritó un hombre a lo que los tres apresuraron el paso y se encerraron en un cuarto, la adrenalina corría por sus venas, los golpes en la puerta no tardaron en ser oídos, a gran velocidad y con todo la fuerza que su debilitado cuerpo le permitió intentó mover unos muebles y armar una barricada, ambos pequeños le ayudaron en lo que podían mientras estaban al borde del desconsolado llanto y el ferviente miedo.

- Tranquilos, todo va estar bien...

Dijo sonriendo, mentir era todo lo que podía hacer para calmarlos, miró por todos lados pero no sabía cómo salir de allí, estaba contra la espada y la pared.

Temari: Mamá...

Sollozó.

Gaara: ¿Que está pasando?

Los golpes se incrementaron e intensificaron, al parecer querían derribar la puerta, corrió a ocultarse al baño llevándose a los dos pequeños consigo, miró la pequeña ventana, una idea cruzó su mente y sin pensarlo dos veces golpeó el cristal que se rompió en mil pedazos e hirió su mano inmediatamente, se escuchó la puerta principal ser derribada.

- Temari, sal por ahí y llévate a Gaara, salgan de aquí, corran lo más rápido que puedan, ocultense en el bosque.

Ésta abrió los ojos desmesuradamente.

Gaara: ¿Mamá que hay de ti?

Preguntó temeroso de la respuesta.

- Yo no puedo salir por ahí, soy muy grande, los distraere para que puedan irse, los alcanzaré, ahora salgan.

Temari: ¡No! ¡Ven con nosotros! ¡Vámonos!

Lloriqueó y pataleó.

- Temari, shhh, no llores, tú debes cuidar a Gaara, por favor, váyanse.

Explicó nerviosamente escuchando los golpes a la puerta del baño.

- Rápido salgan...

Temari: ¡No quiero! ¡No quiero! ¡No quiero! ¡Ven con nosotros! ¡Rápido, vámonos, rápido!


Respiró hondo y les sonrió.

- Bien, vayan ustedes adelante y cuenta dos veces los dedos de tu mano, cuando termines estaré ahí.

La rubia dudó, pero lo peor era nada

Temari: De acuerdo, te esperaremos en el bosque.

Habló saliendo junto con su hermano que no paraba de preguntar el porque su madre no los había acompañado, una vez que ya ambos se encontraban afuera se escabulleron hasta ocultarse entre unos arbustos.

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La puerta fue finalmente derribada, cuatro hombres corpulentos se adentraron en el baño y tomaron a la peli castaña del cabello y la arrastraron hasta la sala principal en la cuál estaba el enmascarado.

- Oh, buenas noches, señora no Sabaku, un placer verla, desde hace ya mucho tiempo.

Ésta le dedicó una mirada con desdén.

- Señor, lo niños no están...

Avisó un hombre corpulento.

- Busquenlos-

- ¡A MIS HIJOS NO LOS TOCAS!

Habló firmemente la peli castaña con una furia desbordante.

- Vaya que tienes agallas, ¡maldita estúpida!

Iba a golpearla de lleno en el rostro pero ésta no se amedrentó en ningún momento, pero en cuanto el puño del desconocido estuvo a milímetros de su rostro el enmascarado lo detuvo.

- A mí pueden hacerme lo que se les venga en gana, pero a mí hijos no los toca nadie, si se atreven a ponerle una mano encima, les juro por mí vida y por mí muerte que lo van a lamentar, les haré pagar por ello.

Dijo una vez de pie sosteniendo su fiera y poderosa mirada.

- Bien, pero la verdad no creo mucho en los juramentos, siempre, al igual que las promesas, se rompen y se las lleva el viento.

Comentó sacando un arma.

- Eso es lo que tú crees...

Respondió sabiendo ya lo que pasaría a continuación.

- No te preocupes, te reunirás con tu esposo, y luego con tus hijos.

Habló apuntándole a su cráneo.

- Sabía que algo malo le había ocurrido...

Sollozó sin bajar la mirada.

- Hasta nunca...

Quitó el seguro.

- Así será, pero te lo advertí, tocas a mis hijos y no olvidarás mí rostro, el resto de tu miserable vida.

Lo amenazó una vez más, una última vez más

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  "Vivan, sueñen, sean felices, desearía haber tenido más tiempo, pero es todo lo que tenemos, los amo más que nada en éste mundo"
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Ambos estaban agazapados entre unos arbustos, la rubia miraba la ventana por la cual habían escapado y miró sus manos.

Temari: 1...2...3...4...5...6...7...8...9...10

Tragó en seco

Gaara: 1...2...3...4...5...6...7...8...9...10

Y se escucharon exactamente cinco balazos que resonaron e hicieron eco en las montañas, dicho sonido resonó en la cabeza de ambos pequeños.

- ¡Los niños no están! ¡Busquenlos!

Éstos se quedaron de piedra, y más cuando vieron como aquella cabaña ardía en llamas, éstas crecían y crecían consumiendo todo a su paso, ambos sabían que su madre estaba dentro, pero no sabían si viva o no.

Temari: ¡MAMÁ!

Chilló sonoramente saliendo de su escondite siendo seguido de Gaara que aún no procesaba lo ocurrido, una vez frente a la enorme llamarada lloraron a mares.

Gaara/Temari: ¡MAMAAAAA!

Gritaron ambos recibiendo la respuesta de la nada y las chispas ardientes volaban por el oscuro cielo, al cabo de solo segundos fueron rodeados.

- Con que aquí están....

Dijo el enmascarado avanzando hasta ellos.

- Lo sé, es difícil, ver cómo pierdes todo y no pueden hacer nada, yo más que nadie sé lo doloroso que es...

Temari: ¿Tu, lo hiciste?

Preguntó con la mirada oscurecida.

- Mira niña, tu madre moriría más temprano que tarde, aunque debo reconocer que era una mujer sumamente fuerte.

Gaara: ¡TU MATASTE A MÍ MAMÁ!

Gritó casi desgarrandose la garganta al decirlo, su pecho dolía de una manera que casi no podía resistir, cayó de rodillas al mismo tiempo que le costaba respirar.

Gaara: Tu eres una persona horrible...

La rubia tomó su mano mientras que de sus ojos no paraban de caer las lágrimas.

Temari: ¡ERES UN MONSTRUO!

Bramó corriendo hacía el pero uno de sus matones le propinó una cachetada por lo que la envió a impactar contra el suelo.

Gaara: ¡Temari...!

Chilló corriendo hasta ella, examinó su mejilla hinchada, se puso de pie y se dispuso a interponerse entre el mayor y ella.

- Haste a un lado mocoso...

Gaara: No permitiré que toques a mí hermana...

En ese mismo momento la chica se puso de pie y tomó su mano, sostuvo la mirada al enmascarado que se quedó perplejo, a su mente vinieron los recuerdos de las palabras dichas por aquella mujer.

"Así será, pero te lo advertí, tocas a mis hijos y no olvidarás mí rostro, el resto de tu miserable vida"

Volteó de inmediato, definitivamente no debió subestimar sus palabras, no debió subestimar el amor que una madre está dispuesta a dar a sus hijos, en vida o en muerte, esa clase de amor que el siempre deseó pero nunca pudo tener.


- Pronto se reunirán con su madre...

Sacó su arma y se dispuso a ponerle las balas mientras que los otros tomaban a la pequeña rubia de ojos verde musgo del cabello, otro levantó al pelirrojo del cuello listo para asfixiarlo.

Temari: ¡Sueltame!

Chilló viendo como si pequeño hermano pataleaba e intentaba respirar, sin éxito.

Temari: ¡Gaara!

Gritó cuando su boca fue cubierta por la mano de su agresor ésta aprovecho para poderla con tal fuerza que sintió el sabor de ese líquido carmesí luego de ser nuevamente tirada al suelo, corrió hasta el tipo que sostenía a Gaara y le propinó una fuerte patada en la espinilla y salió corriendo mientras ambos se quejaban, el enmascarado suspiró.

- Son unos inútiles, váyan por ellos y acabenlos...

Ordenó para luego irse de allí, éstos soltaron maldiciones y se dispusieron a seguirlos.

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Temari y Gaara corrían a través del espeso bosque lo más rápido que su cuerpo les permitía, la rubia aún podía sentir el dolor de su mejilla enrojecida e hinchada, mientras que el pelirrojo respiraba con dificultad.

Temari: Aguanta, debemos perderlos a como de lugar...

Habló firmemente, al cabo de unos minutos se quedó parada frente a las escaleras que daban al templo, de seguro podrían esconderse allí, subieron a toda prisa pero eso no evitó que su captores lograrán rastrear sus huellas.

- ¡MALDITO PAR DE MOCOSOS!
¡VENGAN AQUÍ!

Bramó furioso a lo que éstos hicieron caso omiso a sus palabras.

Gaara: Temari, nos han encontrado...

Dijo casi sin voz, el latir de su corazón parecía retumbar en sus oídos.

Temari: Sigue corriendo, no mires atrás...

Les estaban pisando los talones, uno de ellos estiró la mano atrapando el tobillo de la rubia que tropezó.

Temari: ¡Gaara, sigue corriendo!

Le gritó forcejeando a lo que éste buscó como poder ayudarle a lo que vio una pequeña roca que uso para golpearlo en su ojo haciendo que soltase a su hermana antes de que su compañero llegara.

- ¡MALDITO!

Bramó una vez más a lo que su compañero retomó la persecución, una vez que llegaron a la cima ambos pequeños cayeron agitados y agotados, sus piernas ya no les respondían.

" Un par de ojos oscuros volvían a observar con suma curiosidad lo que estaba ocurriendo"

- Hasta aquí llegaron malditos pendejos...

Sonrió siniestramente apuntando con su arma, a lo que la rubia juntó el valor y la fuerza para ponerse de pie e interponerse entre el arma y Gaara.

Temari: Sobre mí cadáver le harás daño a mí hermano...

Dijo con firmeza a lo que su atacante quitó el seguro.

- Tienes agallas, igual que tu madre, y morirás, igual que ella...

Gaara: ¡TEMARI!

Gritó abrazándola y cambiando lugares al momento en que el disparo se oyó, la rubia abrió los ojos como platos al ver a su hermano abrazándola frente a ella.

Temari: Gaara...

Musitó a lo que éste levantó la vista angustiado.

Gaara: Temari...

La abrazó nuevamente.

Temari: ¿Tu, estás bien?

Preguntó revisando su espalda sin encontrar rastro de sangre o una sola herida más que la que tenia en la frente.

- Eso fue peligroso, pero muy valiente de parte de ambos...

Habló un joven de aspectos desaliñado, que llevaba su cabello oscuro tan desmarañado y revuelto, que su rostro casi ni se podía ver, al igual que una chica que estaba a su lado, su cabello era de un castaño chocolate, ambos parecían tener doce años.

- ¡¿Quienes son ustedes?!

Preguntó desconcertado al ver que la bala había sido consumida por una especie de barrera que había protegido a ambos pequeños.

- Somos los dueños del templo, y tú y tus amigotes han perturbado la tranquilidad de ésta montaña, pero no sé preocupen, todos se quedará en el olvido y se van en paz.

El otro iba a disparar pero su cuerpo no le respondía en absoluto.

- Mala desición...

Gruñó el chico controlando una especie de sombra que estranguló y fracturó el cuello de uno de los atacantes, mientras que la chica lo engulló en arena para luego presionarlo de tal forma que se puso oír el sonido de su huesos romperse ante la drástica opresión, la sangre escurrió cambiando el color de ésta a un tono rojizo.

Temari y Gaara observaron el proceder de ambos desconocidos y se quedaron perplejos.

- Que aburrido...

Comentó la chica volteando a ver a ambos pequeños.

- ¿Y que haremos con ellos?

Preguntó a lo que la rubia retrocedió por inercia abrazando a Gaara para luego ponerse frente a el como si temiera que ellos le hicieran daño.

- Tranquila, niña, no les vamos a hacer daño, creo que ya les han hecho bastante.

Dijo el chico avanzando hacía ella.

Temari: ¡No te acerques!

Le gritó temblando como gelatina, más la otra chica de melena castaña apareció casi por arte de magia tras Gaara a lo que Temari volteó y arremetió contra ella, pero fue inmediatamente sometida por ésta.

Temari: ¡No toques a Gaara!

Chilló sonoramente intentando zafarse a lo que el pelirrojo intentó ir a ayudarla, la peli castaña soltó a Temari y la arrojó lejos para proceder a atrapar a Gaara que se le quedó viendo con algo de miedo, sus ojos aguamarina estaban completamente abiertos, al igual que los Ónix de la chica.

La rubia fue atrapada antes de que cayera al suelo, al momento en que el chico la sujetó lo empujó y forcejeó para que éste la soltara.

- Tranquila, no voy a hacerte nada...

Intentó convencerla pero fue inútil, la chica lo zarandeó, golpeó y maltrató hasta que éste la soltó y fue corriendo a arrebatarle a su hermano a esa chica que aún no lo soltaba.

Parecían una fiera con su cachorro, asustada y herida, furiosa y desconfiada hasta de su propia sombra.

La respiración de ambos era irregular, su temperatura corporal era baja, al momento en que ambos hermanos intentaron ponerse de pie e irse, cayeron consumidos por la fatiga.

La chica tomó a Gaara y el chico a Temari, se los llevaron a lo más profundo del bosque, sin saber que aquello cambiaría sus vidas para siempre.

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(Temari y Gaara)

Ambos estaban a los pies de aquella colina, cerca de su casa, levantaron la vista encontrándose a su madre que sonreía feliz.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero sus sonrisas eran enormes, corrieron a su encuentro y la abrazaron fuertemente.

Temari: Mamá...

Lloriqueó al igual que su hermano

- Tranquilos, todo va estar bien a partir de ahora que mis plegarias fueron escuchadas...

Rió

Gaara: ¿Hablas de tu petición al templo?

Ella asintió

Temari: ¿Qué fue lo que pediste?

Depositó un beso en la frente de ambos

- Ahora están en las manos correctas.

Abrazó a la pequeña rubia

- Temari, tu siempre estabas conmigo, siempre me seguías a cualquier parte que yo iba, eras mí sombra.

Ahora acarició el cabello rojizo de Gaara.

- Tu, eras mí escudo, cuando estabas en mis brazos te veía como mí fuerza,la manifestación más pura de mí amor y determinación.

Los abrazó con fuerza mientras unas lágrimas caían por sus mejillas.

- No estarán solos, nunca, yo los cuidaré desde aquí, los amo a ustedes tres, sean valientes y fuertes.

Éstos asintieron con una sonrisa, aunque fuese una despedida, un lenta y dolorosa despedida.

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Ambos quisieron depositar a lo niños sobre los desgastados futones pero éstos los habían abrazado de tal forma que les fue difícil hacer que los soltaran, en cuanto lo lograron los cubrieron y trataron sus heridas y golpes con sumo cuidado, por suerte tenía conocimiento de medicina natural y efectiva.

- Shikamaru...

Lo llamó la chica terminando de limpiar el rostro del pelirrojo, pero éste no respondió, se encontraba limpiando con extrema delicadeza el rostro de la rubia que tenía su cabello ahora suelto y esparcido sobre el futón, su mejilla seguía inflamada y algo enrojecida, al igual que su labio inferior.

- Quítate, mejor lo hago yo o a ti te va a tomar el día entero.

Se burló la peli castaña arrebatándole el paño húmedo.

Shikamaru: Haz lo que quieras...

Espetó saliendo de allí a lo que la chica no tardó en alcanzarlo.

- Oye, Shikamaru...

Le llamó otra vez

Shikamaru: ¿Que quieres, Matsuri?

Ésta suspiró.

Matsuri: Sabes lo que quiero decir...

El chico bufó.

Shikamaru: No soy adivino...

Matsuri: Me refiero a lo que su madre le pidió al templo...

El chico miró el cielo.

Shikamaru: Envidio a las nubes que vuelan sin preocupaciones, solo se desplazan por ahí, donde el viento las lleve...

Matsuri: No me salgas con eso...

Le reprochó molesta.

Shikamaru: Lo siento, pero no soy bueno con las responsabilidades.

Matsuri: Es nuestro destino, Shikamaru, debemos cumplir con lo que se nos pidió.

Shikamaru: El templo debería restringir ese tipo de peticiones, yo no soy el niñero de nadie.

Espetó molesto.

Matsuri: Yo voy a hacerlo, pero tu has lo que quieras.

Se puso de pie y se internó en el bosque.

Shikamaru: ¿A dónde vas?

Preguntó rascándose la cabeza.

Matsuri: Por algo de comer...

Respondió a secas dejándolo solo, éste suspiró molesto, odiaba el destino, sus padres antes de morir les habían encargado cumplir con la tarea de escuchar las plegarias de los creyentes y hacer todo lo posible para cumplirlas.

Pero, aquella noche, esa mujer había dicho claramente.

"No tengo mucho tiempo, por favor, se los ruego, protejan y cuiden a mis dos hijos, brinden el amor y la protección que ésta madre no pudo darles..."

El no comprendía esos sentimientos, o eso creía, habían observado a esa curiosa familia desde que habían llegado al templo, vieron lo que le ocurrió a esa mujer, pero lo que más llamó su atención fue la forma en que esa niña protegía a su hermano, sosteniendo la mirada de toda una guerrera, dispuesta a arriesgar su vida por el.

¿Acaso esa era la verdadera cara del amor?

¿Arriesgar la vida por quien tú concideras preciado por ti?

El lo sabía, haría lo mismo por Matsuri, sin dudarlo un segundo, pero no podía protegerla, Matsuri no lo necesitaba, ella podía cuidarse muy bien sola.

¿Acaso ella tenía razón, y su destino era proteger a esa niña?

Siempre había pensado que, los seres humanos eran frágiles, débiles, incapaces de proteger por la fuerza que carecían, aún él teniendo parte de su naturaleza, no podía dejar de verlos de esa manera.

Entró de nuevo en la habitación y se quedó observando a ambos pequeños, sin duda le habían hecho cuestionarse mejor las cosas.

”Sobre mí cadáver le harán daño a mí hermano..."

Sonrió viendo su rostro ahora desinflamado, su piel parecía suave, tenía que comprobarlo, se acercó hasta ella y cuando su mano iba a rozar su mejilla un zapato proyectil fue a dar a su cabeza.

Gaara: ¡No toques a mí hermana!

Le gritó corriendo hasta ella fulminandolo con su mirada aguamarina.

Shikamaru: Wow, tranquilo tigre, solo estaba viendo que su mejilla estuviera mejor, no iba hacerle nada extraño.

Se justificó atropelladamente a lo que la chica comenzó a despertar.

Gaara: Temari, éste tonto te iba a tocar la cara, te miraba de forma extraña.

La rubia se levantó de un salto y le dedicó una mirada que le heló la sangre por primera vez, sacó un palo de quién sabe dónde y arremetió en su contra persiguiendolo por el pequeño cuarto, corrió como alma que se lleva el diablo mientras que el pelirrojo le daba ánimos.

"¿Porque estoy corriendo si puedo detenerla?"

Se preguntó con obviedad, volteó y capturó su sombra.

Shikamaru: ¡Ya cálmate, niña loca!
¡Te digo que no te iba a hacer nada extraño!

Le gritó levemente sonrojado.

Temari: ¡Pues tu cara dice algo muy diferente!

Chilló intentando moverse, sin éxito.

Shikamaru: Es inútil que lo intentes-

Se detuvo en cuanto Gaara bloqueó la luz solar liberando a Temari que con todas sus fuerzas, que no eran pocas, lo golpeó de lleno en la cien, y continuó golpeándolo hasta que Matsuri se asomó por la puerta y tiró lo que tenía creando una barrera de arena alrededor de un semi inconciente Shikamaru.

Matsuri: ¡¿Que demonios les pasa?!

Los regañó a ambos.

Temari: ¡Ese maldito es un pervertido!

Chilló sin soltar su único método de defensa.

Matsuri: ¡¿De que está hablando?!

Ahora miró a su hermano.

Shikamaru: ¡Eso no es cierto!

Se defendió apuntando fieramente a la rubia que pegó su frente con la de el, estando extremadamente cerca.

Temari: ¡¿Insinúas que Gaara está mintiendo?!

Gritó

Shikamaru: ¡Puede que sí!

La retó, sus miradas parecían sacar chispas, fue entonces que el pelirrojo los miró de manera fría.

Gaara: Yo no miento, tú estabas mirando a Temari de manera extraña mientras aún no despertaba.

La peli castaña parpadeó varias veces procesando lo dicho por el chico.

Matsuri: Está bien, pequeño, te creo.

Dijo dulcemente dispuesta a acariciar su cabello pero éste alejó su mano de un manotazo.

Gaara: Mí nombre es Gaara no Sabaku, no pequeño, y no necesito que tú me creas, solo basta con que yo sepa la verdad.

La rubia comprendió, la mirada de niño feliz que su hermano siempre poseía, se había esfumado, y no volvería jamás, no podía culparlo, no después de todo lo que había presenciado, ella estaba igual, pero no debía permitirse caer, no cuando ella era quien más fuerte debía ser.

Temari: Basta de discusiones tontas, tenemos que irnos.

Habló seriamente extendiendo su mano a su hermano, pero éste la rechazó y se limitó a seguirla en silencio sin borrar ese semblante neutral de su rostro.

Matsuri: ¡¿Que?! ¡No pueden irse, pueden estar buscándolos!

Ambos hermanos voltearon a verla con frialdad.

Temari/Gaara: No pedimos tu permiso...

Ésta retrocedió y se quedó ahí viendo como éstos se iban.

Shikamaru: Auch....

Rió.

Matsuri: Esto es tu culpa...

Lo zarandeó.

Matsuri: ¿Desde cuándo te volviste un pervertido?

Le dió un zape en la cabeza a lo que éste se quejó producto del chichón que tenía por culpa de los golpes que la rubia le dió.

Shikamaru: Yo no soy así, esa niña está loca.

Escupió.

Matsuri: Así parece...

Concluyó.

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Caminaron sin un rumbo fijo, definitivamente no querían volver a las cercanías de aquella cabaña que se había convertido en la tumba de su madre, temían que tal como había dicho Matsuri, los estuvieran buscando, ninguno dijo nada al otro por un largo rato.

La rubia levantó la vista encontrándose con una cierva y su cría que corrieron en cuanto la vieron.

Gaara: Que lindo...

Dijo mirando como los animales se alejaban.

Temari: Si...

Se limitó a responder, cuando oyó como una ramita de quebró, volteó rápidamente al igual que el pelirrojo que se quedó de piedra al ver a un enorme ciervo que poseía una gigantesca cornamenta.

Retrocedieron al instante, pero el enorme animal no hizo lo mismo, al parecer estaba furioso, arremetió contra ellos que se limitaron a cerrar los ojos con fuerza, pero nada sucedió, de entre los árboles salieron Matsuri y Shikamaru, quien detuvo al animal capturando su sombra.

Matsuri: Los ciervos de ésta montaña son muy territoriales, deben tener más cuidado.

La chica usó la arena para elevarse hasta alcanzar la cabeza de del ciervo para calmarlo, éste sacudió su cornamenta y salió corriendo en la dirección en la que el otro animal había huido hace minutos atrás.

Shikamaru: Son criaturas hermosas...

Comentó fijando su vista en la rubia que apartó la mirada, molesta.

Shikamaru: ¿Hasta cuándo seguirás con eso?

Preguntó algo molesto, había comenzado a detestar que la chica lo viera como si fuese el hombre más desagradable del mundo.

Temari: ¿Porque no te peinas el cabello?

Preguntó tratando no ser grosera, los había salvado después de todo.

Shikamaru: ¿Te molesta mí cabello?

Dijo con incredulidad.

Temari: No es eso, es que te vez raro.

Lo dicho por la chica caló hondo en su ser, siempre había pensado que se veía bien así, mientras que Shikamaru sufría, Matsuri veía con entusiasmo como el ambiente se aligeraba un poco, pero el pelirrojo seguía con su rostro inexpresivo e imperturbable.

"También debo hacerlo..."

Se dió alientos a sí misma mientras dejaba a Shikamaru ser peinado por Temari.

Matsuri: Hola Gaara...

Éste no contestó y se sentó sobre el césped para luego fijar su vista en el suelo arrancando la hierba de vez en cuando.

Matsuri: ¿Porque no me contestas?

Preguntó a lo que el chico continuó ignorandola.

Matsuri: Escucha, sé que es difícil, pero seré honesta contigo, nosotros somos los que protegemos ésta montaña y nos hacemos cargo del templo y de cada una de las oraciones de los creyentes.
Cuando tu, tu hermana y tu madre vinieron aquí, ella hizo una peculiar petición.
Ella nos pidió que cuidaramos de ustedes mientras ella, pues, tu sabes.

Éste siguió sin verla o siquiera prestarle atención, cosa que la irritó en demasía, definitivamente era quien menos tenía paciencia de los dos, le vinieron unas enormes ganas de estrujarlo con el ataúd de arena, se puso de pie completamente tensa y se fue de allí no sin antes susurrarle algo al pelirrojo, algo que lo dejó boquiabierto.

”Tu has lo que quieras, pero yo cumpliré, y te cuidaré te guste o no..."

Shikamaru había alcanzado a escuchar por lo que no hizo nada solo se quedó ahí mientras que la rubia se quitaba las ligas del cabello y ataba el suyo propio a solo dos coletas mientras que procedía a hacerle una coleta a el.

Temari: Listo, ahí te ves mejor.

Concluyó para luego volver con su hermano menor.

Shikamaru: Gracias, ahora volveré con Matsuri, si no quieren regresar no hay problema, pero les recomiendo que lo hagan, de lo contrario se perderán en el espeso bosque o los atacaran los animales.

Ambos lo dudaron pero terminaron por acceder, caminaron de vuelta a la choza de los Nara, al llegar la peli castaña preparaba una sopa de vegetales silvestres.

Matsuri: Te vez bien, Shikamaru.

Sonrió leve haciendo que este apartara la mirada algo incómodo.

Shikamaru: Gracias, la niña dijo que así estaba mejor.

Fue entonces que el chico recibió otra de sus miradas asesinas.

Temari: Mí nombre es Temari, no niña.

Aclaró sentándose junto a Gaara que hace rato se había quedado viendo la sonrisa de Matsuri en secreto, lo cual no duró mucho ya que ésta lo descubrió, sus ojos aguamarina no fueron capaces de sostenerle la mirada a los ónix de la chica por lo que terminó por evadirla.

Matsuri: Deben tener hambre, lo lamento pero es lo mejor que tenemos.

Le extendió una pequeño tazón de madera y una cuchara de éste mismo material.

Temari: No te preocupes, muchas gracias.

Se limitó a decir para luego comer a toda prisa mientras que Gaara se quedó con el tazón de sopa en las manos.

Temari: Gaara, debes comer, sé que no te gustan los vegetales pero-

Matsuri: ¿No le gustan los vegetales?

Preguntó a lo que la rubia asintió.

Temari: Desde pequeño siempre fue así, nuestra madre...

Vaciló un poco.

Temari: Lo consentía demasiado...

La peli castaña toco su hombro.

Matsuri: No hay problema, si no te gustan, hay vallas muy buenas en la colina del norte, si quieres, Shikamaru o yo podemos ir por ellas.

El chico sintió su pecho doler ante la mención de su difunta madre, Temari tenía razón, su madre siempre lo consentía, jamás lo obligaba a algo que el no quiciera.

Matsuri: Si no quieres comer vegetales, no hay problema.

Tomó el tazón rozando su mano, el chico pudo sentir su frío tacto, el cual por una extraña razón había calmado ese dolor con creces.

Gaara: No, no hay problema, lo comeré.

Dijo a lo que la chica le sonrió con gentileza, inmediatamente apartó la mirada en cuanto sintió como sí el mundo le diera mil vueltas, cosa que Shikamaru notó en seguida.

El día transcurrió entre miradas y conversaciones bastante amenas, la tarde dió paso a la noche, ambos chicos se dispusieron a dormir en los futones mientras que Matsuri y Shikamaru hacían guardia.

La luna están comenzando a cambiar de fase a menguante, su forma era un poco ovalada, pero igual iluminaba como si fuese de día.

Shikamaru: Fue un día bastante extraño...

Comentó sentándose a su lado a mirar la luna.

Matsuri: Lo que pasa es que nunca habíamos convivio con más de una sola persona, eso, y que te has peinado.

Se burló a lo que el chico rió con ella de forma discreta.

Shikamaru: Creo que tenías razón...

Matsuri: Pero que día más extraño, hoy Shikamaru Nara me da la razón en algo.

Se burló nuevamente.

Shikamaru: Hablo en serio, tal vez si era nuestro destino el cruzarnos con éstos dos.

Matsuri: Si quieres ve a dormir, yo haré guardia, aparte iré a buscar vallas y algo de comer para mañana.

El chico volteó.

Shikamaru: No te tardes y ten cuidado...

Fue su contestación para luego echarse al lado del fuego a descansar, Matsuri se quedó mirando el cielo estrellado por varios minutos, suspiró al escuchar el crujido de la madera tras de sí.

Matsuri: ¿Porque estás despierto?
¿Pesadillas?

Preguntó sabiendo que éste no le contestaría.

Gaara: ¿Puedo acompañarte?

Ésta asintió, el pelirrojo se sentó a su lado y se quedó viendo el cielo al igual que la chica, volteó por inercia encontrándose esos ojos ónix que parecían reflejar las estrellas en la oscuridad de la noche, rápidamente volteó para no ser descubierto, pero la chica ya lo había notado.

Ésta se levantó de su lugar para luego comenzar a caminar en dirección al bosque.

Gaara: ¿A dónde vas?

Se atrevió a preguntar.

Matsuri: No te preocupes, Shikamaru está haciendo guardia, ve y recuestate, no puedes quedarte afuera mucho tiempo o enfermaras.

Continuó caminando pero está vez se detuvo al escuchar los pasos apresurados del chico que al parecer estaba dispuesto a ir tras ella.

Matsuri: ¿Quieres acompañarme?

El chico volvió a bajar su mirada fría, definitivamente eso la ponía de los nervios.

Matsuri: Sabía que no dirías nada...

Escupió molesta, pero los pasos la siguieron.

Matsuri: Definitivamente no te entiendo, vuelve a dormir.

Ordenó con tono y mirada severa capturandolo con su arena.

Gaara: Yo quiero que te quedes aquí, conmigo, por favor, estoy asustado.

Confesó con un tono casi inaudible y sin verla a la cara, la chica se quedó perpleja.

Matsuri: Bien...

Fue lo único que dijo para luego proceder a acompañarlo y acomodarlo en el futón quedándose a su lado hasta que éste se durmió, ahí se quedó vigilando su sueño, teniendo muy presente lo que le había dicho hace tan sólo unos minutos bajo la luz de la luna.

Al cabo de un par de horas la chica se levantó de su lugar sin percatarse de que el chico la estaba tomando de la mano, por lo que al soltarla éste despertó en seguida.

Matsuri: Lo siento, no quería despertarte...

Susurró a lo que el chico se levantó.

Gaara: Quiero ir al baño...

Fue lo único que dijo a lo que los colores se subieron a la cara de la chica.

Matsuri: ¿Y que quieres que haga?

Susurró con incomodidad.

Gaara: Acompáñame...

Pidió levemente sonrojado.

Matsuri: Está bien...

Dijo rendida, salieron a la y la chica se puso a ver hacía otro lado por obvias razones mientras que el pelirrojo se internaba en el bosque, pasaron varios minutos cuando la chica notó un extraño brillo que provenía de entre las sombras, era una sensación extraña, pero sentía que la observaban, fija y detalladamente.

Caminó hacía esa "presencia" algo dudosa, a cada paso que daba la velocidad de su ritmo cardíaco se incrementaba

Gaara: Listo...

Avisó casi dándole un paro cardíaco.

Matsuri: Demonios, me asustaste...

Dijo al borde del colapso, miró hacía aquel brillo pero ya no estaba.

Gaara: ¿Pasa algo malo?

Se atrevió a preguntar, pero cuando la peli castaña iba a responder una serie de shurikens arremetieron en contra del pelirrojo, ésta levantó un muro de arena que lo protegió.

Matsuri: ¡Cuidado!

Una kunai iba a dar de lleno en su pecho pero la chica se interpuso y recibió el arma que se incrustó en su hombro, lo sacó de un tirón levantando la guardia.

Gaara: ¡¿Matsuri?!

Soltó preocupado.

Matsuri: ¡¿Quien eres?! ¡¿Que es lo que quieres?!

Preguntó usando la arena para capturarlo, sin éxito puesto que era muy rápido, al salir a la luz de la luna destacó aún más su máscara y su mata de cabellos platinados que se mecían por la brisa nocturna.

- Vengo por el y su hermana, me han enviado a traerlos de regreso.

Matsuri: Sobre mí cadáver...

Dijo con un semblante de temer que le erizó la piel al pelirrojo.

- Bien, entonces morirás.

Dijo sacando una katana de su espalda dispuesto a atacarla pero a medio camino su cuerpo dejó de responderle.

- Nadie amenaza a mí hermana...

Dijo Shikamaru emergiendo de las sombras junto a Temari que corrió hasta Gaara que se encontraba tras un muro de arena.

Matsuri: Gracias...

Sonrió envolviendo su cuerpo con la arena.

Matsuri: Lo lamento pero es hora...

Rió de forma escalofriante, pero de pronto su mano comenzó a temblar y su arena se demoronó, su cuerpo temblaba como gelatina y terminó por caer sobre el césped retorciéndose de dolor, soltando alaridos que parecían ser de un animal salvaje al borde de la muerte.

Shikamaru: ¡Matsuri...!

Gritó desesperado dándole la espalda al enemigo que se lanzó hacía Gaara y Temari, el peli castaño se cruzó recibiendo una cortada en su brazo izquierdo.

"Su arma está envenenada..."

Pensó a lo que GIPaara y Temari corrieron hasta Matsuri pero fueron interceptados por el peli plata que lo tomó por la fuerza, éstos comenzaron a patalear pero era inútil.

El rostro de la peli castaña se deformó en una mueca de furia.

Shikamaru: ¡NO MATSURI! ¡CÁLMATE!
¡NO DEJES SALIR AL SHUKAKU!

Bramó pero era demasiado tarde un torrente de arena fluyó desde el templo hasta la chica que se puso de pie mientras su rostro comenzaba a cambiar, y su cuerpo a crecer hasta transformarse en una gran bestia constituida principalmente de arena, se pudo oír un sonora y estridente carcajada luego de que el peli plata retrocediera completamente descolocado, a una velocidad que no vio venir fue enviado a impactar contra unos árboles que se desmoronaron, Gaara y Temari fueron arrojados brutalmente contra el suelo.

Shikamaru: ¡TEMARI VUELVAN AL TEMPLO!

Gritó sosteniendo su herida e ignorando el dolor y el sangrado, la chica lo vió angustiada por unos minutos sus miradas se conectaron de una forma que solo ellos pudieron comprender.

"Es peligroso..."

Resonó en la mente de la rubia, pero no, ésta hizo caso omiso al miedo y se quedó rígida viendo como el peli plata volvía a ponerse de pie.

Shikamaru: ¡TEMARI VUELVAN AL TEMPLO, ES PELIGROSO!

Fue entonces que una sonrisa se asomó en el rostro de la chica.

Temari: ¡NO SEAS UN BEBÉ LLORÓN!
¡TU CALMA A MATSURI! ¡YO DISTRAERE A ESE SECUESTRADOR!

Gritó corriendo en otra dirección, al chico casi se le cae la mandíbula del coraje.

Shikamaru: ¡Eres una loca problemática!

Gritó tratando exasperado para luego intentar llamar la atención de la enorme bestia.

Shikamaru: ¡MATSURI DETENTE!

Gritaba tratando de alcanzar la cima de su cuerpo y conectarse con su mirada, era la única forma para calmarla.

Sus enormes brazos barrieron con una gran bosque en el que los animales salieron corriendo como almas que lleva el diablo.

Shikamaru: ¡MATSURI!

La llamó una vez más pero fue golpeado por la enorme bestia, ésta soltó una sonora carcajada a lo que una drástica y violenta ventisca se propagó por toda la montaña Nara.

Temari y Gaara habían sido acorralados pero Shikamaru fue a dar a metros de ellos impactando brutalmente contra el suelo, tosió un poco de sangre, con todo su cuerpo lastimado se puso de pie interponiendose entre la rubia y el enmascarado.

Shikamaru: ¿Preguntabas porque no me primaba?

Rió

Shikamaru: Pues es por esto...

Se quitó la liga y su cuerpo fue consumido por una extraña oscuridad, una niebla espesa y oscura se propagó por el lugar, el peli plata se quedo perplejo una vez que una serie de sombras salieron del suelo y comenzaron a consumir su cuerpo.

Shikamaru: ¿Jugamos al titiritero?

Preguntó sonriendo de forma que a ambos hermanos se les herizó la piel, Matsuri vió que el peli plata había sido capturado por lo que iba a golpear fuertemente el suelo en el que se encontraba atado, cuando otra figura salió de la oscuridad y tomó a Temari del cuello amenazándola con una afilada kunai.

- Detenla ahora o ella se muere...

Le advirtió a Gaara y a Shikamaru que se quedaron perplejos, más el pelirrojo se pudo frente al enmascarado, el enorme brazo del Shukaku se detuvo a milímetros de su cuerpo.

Gaara: Matsuri...

Susurró estirando su mano, la gigantesca bestia se agachó a su altura y lo vió a los ojos.

Gaara: Regresa...

Susurró a lo que un remolino de arena se disolvió dejando ver su lastimado y agotado cuerpo, antes que su cabeza impactara contra el suelo el pelirrojo la sostuvo, Shikamaru levantó la vista encontrándose a una mujer de cabellos azabache y ojos ónix.

Shikamaru: Tu compañero está a salvo, ahora suelta a Temari...

Ordenó soltando al fatigado peli plata que casi ni podía moverse, la azabache sonrió.

- ¿Y si no quiero?

La bruma oscura proveniente de Shikamaru se espezó, su respirar era irregular, parecía una bestia furiosa y colmilluda, iba arremeter en su contra pero cuando estaba centímetros de atacar sin piedad la chica la soltó, la atrapó y la aferró a su pecho como si fuera lo más valioso en el mundo, la rubia abrió los ojos como platos al sentir el desbocado corazón del Nara palpitar en su pecho, podía escucharlo claramente, alzó la vista y éste seguía hecho una furia, destazando a la azabache y al peli plata con la pura mirada.

¿Acaso está así por ella?

¿Tanto quería protegerla?

Parpadeó un par de veces digiriendo la situación.

¿Porque sentía su cara arder?

¿Porque su palpitar era tan irregular como el del chico?

¿Porque se sentía tan cómoda y segura en sus brazos?

No, ella era una guerrera, ella no sería la protegida de nadie, ella peleaba sus propias batallas, pero en ese momento se quedó allí, así, feliz y a salvo.

Shikamaru: Se los voy a volver a preguntar...

Gruñó respirando profundo intentando calmarse, soltó a Temari y se aproximó hasta donde estaba Matsuri que recién estaba despertando.

Shikamaru: ¡¿Quienes son y qué es lo que quieren?!

La azabache ayudó al peli plata a reincorporarse.

- Shizune-sama, no vuelva a usarme como sujeto de prueba para probar a los niños de la agencia.

Se quejó.

Shizune: Mí nombre es Shizune Katō, y me envía el Señor Kankuro no Sabaku.

Hizo una leve inclinación, a lo que ambos hermanos abrieron los ojos como platos.

Shizune: Lamentamos su pérdida, su madre y su padre, no debió ser fácil para ustedes.

Y ambos se quedaron mudos, sabía de primera mano lo de su madre, pero no tenían idea que su padre también había muerto.

Shizune: ¿No sabían lo de su padre?

Preguntó con incredulidad.

Ambos asintieron.

Shizune: Lo lamento...

Se disculpó.

Shizune: Le quiero pedir que me acompañen no es seguro hablar aquí, lo que les voy a revelar es absolutamente secreto.

Luego de rebatir por unos minutos decidieron ir con ella, aunque gracias a la manipulación de la arena de Matsuri no les fue gran problema el llegar.

Se quedaron frente a lo que parecía ser un limusina, con algo de desconfianza se dispusieron a subir, se quedaron en silencio por unos minutos hasta que la azabache decidió tomar la palabra

Shizune: Como dije antes lo que diré a continuación es información confidencial, por lo que les pido que también lo tomen con el mayor grado de madurez posible.

Suspiró mirándolos seriamente.

Shizune: Yo soy la representante de la pilar central de éste país, Lady Tsunade Senju, ella es dueña de una corporación de protección civil secreta llamada Konoha Corporation, su madre y padre formaban parte de dicha corporación ejerciendo deberes para con el país sosteniendo el pilar correspondiente a lo territorial, ustedes son sus hijos, su legado, por ende son ustedes quiénes deben heredar su mandato, ustedes no son los únicos, hay más, por eso he reiniciado la iniciativa agentes la cual constantes de tener a un agente específico de seguridad, pero éste no es como uno normal.

Ésta vez se quedó viendo a Matsuri y Shikamaru.

Shizune: Los pilares son las personas que ejercen una cierta función específica con la cual ayudan al surgimiento y funcionamiento del país, no es un trabajo cualquiera, tiene las vidas de cada uno de los habitantes en sus manos, por ende también tienen enemigos, razón por la cual los necesitamos a ustedes, para protegerlos.

Los cuatro se quedaron de piedra, era demasiada información por procesar.

Shizune: Entiendo que no lo comprendan por ahora, pero en serio necesito que me acompañen y se queden en Konoha Corporation o más tipos como los que mataron a su madre llegarán y les harán daño sin importarles si son niños o no.

Temari: Si nos protegeran, yo acepto.

El pelirrojo suspiró.

Gaara: Donde tú vayas yo iré contigo, hermana.

Contestó dejando a ambos Nara sin nada que decir.

Shizune: ¿Que hay de ustedes?

Lo miró.

Shizune: ¿Están dispuestos a convertirse en agentes y dar la vida por proteger a sus nuevos custodiados pertenecientes a Konoha Corporation?

Ambos se quedaron viendo el uno al otro, para luego ver a Gaara y Temari.

Shikamaru: Solo si ellos aceptan ser nuestros custodiados.

Soltó mirando a la rubia que frunció el ceño.

Temari: ¿Acaso no quieres estar conmigo?

Preguntó de forma extraña.

Shikamaru: WOW, eso sonó más extraño de lo que creí.

Se rascó la nuca.

Matsuri: No es eso, Temari, pero, entiendenos, no puedes obligar a dos personas a estar en el mismo lugar todo el tiempo si la otra no quiere, ese tipo de vínculos son tóxicos y dañinos para ambas partes.
Lo que Shikamaru quiere decir, es que si ustedes quieren ser protegidos por cosas como nosotros, porque les recuerdo nosotros no somos humanos, o al menos no completamente, en fin, no somos como ustedes, ya vieron lo que soy y no quisiera obligarte a ti o a tu hermano a convivir con un monstruo, porque un monstruo no es capaz de proteger, solo destruye.

Concluyó a lo que el pelirrojo se le quedó viendo, pudo ver el dolor reflejado en la mirada de ambos Nara.

Gaara: Yo lo dije antes y te lo digo ahora, quiero que te quedes conmigo

Dijo a lo que todos ahí se quedaron perplejos ante la repentina confesión, a excepción de la azabache que le dedicó una mirada furtiva al peli plata que por suerte tenía su cara cubierta por la máscara de lo contrario su cara parecería un verdadero tomate.

Matsuri: Entonces acepto...

Le sonrió a lo que el pelirrojo desvió su semblante neutral muy leve y casi imperceptiblemente sonrojado.

Temari: Está bien, yo quiero al bebé llorón...

El chico frunció el ceño viendo el puchero que hacía la rubia, como si se conformara con el último cachorro de la camada.

Shikamaru: ¿A quien le dices bebé llorón, niña problemática?

Dijo algo enfurruñado

Temari: Pues a ti...

Respondió golpeado su hombro suavemente para luego sonreír de tal forma que el chico apartó la mirada rascándose la nuca con incomodidad.

Shikamaru: Bien, entonces así será.

Concluyó para luego mirar a la azabache.

Shikamaru/Matsuri: Seremos agentes de seguridad de Konoha Corporation.

Dijeron ambos a la vez.

Shizune: Bienvenidos entonces.

Sonrió felizmente.

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*Semanas después*

Habían pasado ya varias semanas desde su llegada al edificio que correspondía a la corporación, habían pasado unos días desde el homenaje funerario a los padre de Temari y Gaara en la montaña Nara, ahí se instaló un parque del recuerdo, según lo que Shizune había dicho ella se encargaría de enviar a alguien que protegiera los terrenos, a los animales y por sobretodo el templo de sus padres.

Por el momento se encontraban esperando las nuevas órdenes de Shizune, hacía ya tiempo que se habían instalado, al menos ellos dos, puesto que Temari y Gaara se encontraban con su hermanastro aprendiendo lo que correspondía a su trabajo.

Shizune: Lamento haberlos hecho esperar...

Dijo entrando seguida del peli plata y una hermosa y voluptuosa rubia de ojos miel.

Shizune: Matsuri y Shikamaru, les presento a Lady Tsunade Senju.

La rubia sonrió.

Tsunade: Así que éstos son los niños que barrieron el piso con Kakashi.

Rió haciendo avergonzar al peli plata que ya no tenía puesta su máscara pero igual tenía puesta una que cubría la mitad su rostro.

Tsunade: La demonio de la arena, Matsuri Nara.

Miró a la chica.

Tsunade: El demonio de las sombras, Shikamaru Nara.

Los miró a ambos.

Matsu/Shika: Es un verdadero placer conocerla, Lady Tsunade.

Dijeron al unísono dejando perpleja a la rubia.

Tsunade: Vaya que tienes buen ojo Shizune.

Sonrió para luego acariciar su cabello amistosamente.

Tsunade: Bienvenidos a ésta familia, hagan su mayor esfuerzo.

Ambos asintieron.

Shizune: Espero no les incomoden sus uniformes...

Sonrió viendo como Shikamaru se ajustaba la corbata algo incómodo, al igual que Matsuri removía el cuello de su blusa.

Matsuri: Si, lo lamentamos, pero no estamos acostumbrados a usar este tipo de atuendos, señorita Shizune.

Se justificó.

Shizune: Es solo cosa de costumbre...

Suspiró.

Shizune: Aunque si lo desean pueden usar otro más cómodo, por el momento tienen que estar formales, sus custodiados los esperan en la sala principal.

Ambos se miraron y asintieron con seguridad, luego de ciertas explicaciones se dispusieron a bajar a la primera planta, en donde efectivamente estaban ambos hermanos, la rubia llevaba su cabello atado a dos coletas a diferencia de la primera vez que la vio que eran cuatro, el Nara aún conservaba la liga que ella usó para atar su cabello, avanzó a paso firme y decidido.

La chica estaba igual, su melena castaña ahora estaba bien acomodada, dejando ver su ojos ónix y gentil rostro, una vez frente a ambos hermanos No Sabaku, que se habían quedado sin habla hicieron una reverencia.

Temari: Shikamaru...

Susurró viendo su nuevo y mejorado aspecto, el traje negro y pulcro le hacía ver más elegante y sobretodo más guapo a pesar de solo tener doce años.

Mientras Temari procesaba esa información la peli castaña hizo un reverencia y el pelirrojo no dijo ni hizo nada especial, tal y como ella esperaba.

- Es un placer conocerlos a ambos...

Habló un peli castaño que vestía un suéter con orejas de gato.

- Mí nombre es Kankuro y soy el hermanastro mayor de Temari y Gaara, quiero agradecerles por salvarles la vida y cuidarlos todo ese tiempo.

Hizo una inclinación observando a ambos adolescentes, parecían tener tres años menos que él, los analizó pero no pudo identificar en que pensaban exactamente, sobre todo la peli castaña que lo miraba fijamente, más el otro parecía fastidiado por algo.

Kankuro: Tu eres Matsuri...

Dijo a lo que ella hizo una respetuosa inclinación.

Matsuri: Mí nombre es Matsuri Nara, agente responsable de Gaara-sama, un placer conocerlo Kankuro no Sabaku-sama.

Sonrió levemente.

Kankuro: WOW, que formal, te encargo a mí hermanito.

Revolvió su cabello a lo que ella asintió sin mayor problema para luego ver cómo éste se dirigió a su hermano.

Kankuro: Y tu eres-

El Nara imitó la acción de Matsuri.

Shikamaru: Mí nombre es Shikamaru Nara, agente responsable de Temari-sama, un placer conocerlo Kankuro no Sabaku-sama.

Kankuro: En serio que los entrenan bien-

Se detuvo en cuanto la peli castaña dió un paso al frente.

Matsuri: No nos entrenan, no somos perros, Kankuro-sama, le pido que no se refiera a nosotros de esa forma, hace que me sienta realmente ofendida.

Dijo con una mirada que le heló la sangre al mayor, a lo que Shikamaru no se quedó atrás.

Shikamaru: Nuestra forma de presentarnos es la forma con la que debemos referirnos a nuestros custodiados y a sus familiares o conocidos, con respeto.

Miró a su hermana que sonrió.

Shika/Matsu: Somos el reflejo de la corporación a la que decidimos servir, y debemos estar a la altura para atender, cuidar y proteger a nuestros custodiados de la mejor forma posible, ese es nuestro deber, por nuestro honor y el de Konoha Corporation.

Sonrieron orgullosos.

Shika/Matsu: ¿Alguna otra duda, Kankuro-sama?

Éste alzó las manos en forma de rendición.

Kankuro: Lamento si los ofendí, a usted también señorita Shizune.

Se disculpó atropelladamente al sentir la mirada asesina de Shizune y el enmascarado de cabellos platinados.

Shizune: Acepto tus disculpas...

Soltó con un tic en el ojo izquierdo.

Shizune: Kankuro, necesito hablar de algo contigo, mientras, tus hermanos quedan en buenas manos.

El peli castaño asintió y se dirigió a la oficina de la azabache luego de despedirse de sus hermanos para dejarlos con sus agentes.

Los par de hermanos se quedaron viendo por un largo tiempo.

Temari: ¿Que es eso de Temari-sama?

Preguntó disgustada.

Shikamaru: Es así como debo llamarla...

Respondió hastiado por oír sus regaños.

Temari: Me siento como una señora...

Hizo un puchero.

Gaara: Matsuri...

La llamó a lo que ésta le dedicó una mirada silenciosa, éste se sintió un poco incómodo, por lo general el callado era él.

Gaara: ¿Me enseñas el edificio?

Preguntó sin saber muy bien que decir exactamente, y lo que más le sorprendió fue que ella asintiera en silencio y se manchara por el pasillo siendo seguido por el.

Shikamaru y Temari se les quedaron viendo hasta que desaparecieron por el extenso pasillo y tomaron el ascensor.

Temari: Según el psicólogo Gaara sufrió un pequeño traumatismo, al parecer difiere de una rara especie de  trastorno conductual emocional, por favor dile a Matsuri que le tenga paciencia, hasta ha cambiado conmigo, me trata como si fuese una desconocida.

Contó mientras sus labios temblaban.

Temari: También dijeron que era por ver lo que le pasó a nuestra madre, su mente cree que si vuelve a dejar ver sus sentimientos y emociones será propenso al dolor y el sufrimiento, por eso es como su esa parte de su mente, en la que se encuentran sus emociones y sentimientos se hubiese sellado.

Shikamaru: Matsuri no lo va a presionar, tiene que estar tranquila Temari-sama...

La chica frunció el ceño.

Temari: Por favor no me sigas llamando así...

Pidió fastidiada.

Shikamaru: No lo haré, menos ahora que sé que no te gusta...

Se burló a lo que la chica sonrió.

Temari: Bebé llorón...

Lo golpeó para luego sonreírle.

Shikamaru: Niña problemática...

Acarició su cabello para luego acompañarla y enseñarle el edificio.

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El panorama era completamente distinto para Gaara y Matsuri, puesto que ella le decía que lugar era y para que servía y el asentía en silencio, una total falta y falla de comunicación entre ambos.

Gaara quería que Matsuri fuera su agente, porque se sentía protegido, se sentía de una forma que no podía explicar.

Sus palabras parecían resonar en su mente, lo que había dicho eran palabras de mucho peso, casi sé sintió avergonzado cuando las dijo.

"Quiero que te quedes conmigo..."

Matsuri: Gaara-sama, le estoy hablando.

Dijo llamando su atención estando muy cerca de su rostro, quería salir corriendo y esconderse bajo la cama de los puros nervios, pero por alguna razón que desconocía en su rostro no se formaba ninguna expresión.

Gaara: Quita tu cara...

Soltó a lo que la chica se retiró en silencio.

Matsuri: Disculpe las molestias, si lo desea lo esperaré afuera de su habitación, llámame cuando necesite algo.

Iba a irse pero el chico tomó su mano por inercia.

Matsuri: ¿Necesita algo?

Preguntó sin emoción en el rostro, en que momento se había vuelto así, quiso decir algo pero de sus labios temblorosos no salió absolutamente nada, ni una sola palabra.

Matsuri: Me imaginé que no diría nada, con su permiso.

Gaara: Yo quiero que te quedes aquí conmigo...

Dijo con tono casi inaudible tomando su mano, la chica era un poco más alta que él, después de todo era dos años mayor, tenía doce y el cumpliría los diez ese mismo año.

Matsuri: Si, Gaara-sama...

Respondió sin mostrar una sola emoción, esto frustró al pelirrojo.

¿Que es lo que el esperaba ver?

¿Que se hubiera avergonzado?

¿Que le sonriera?

¿Que lo abrazara?

La respuesta era, si, eso era todo lo que el quería que ella hiciera, que le demostrara lo importante que él era para ella, fue entonces que se sintió avergonzado una vez más, al recordar lo que ella le dijo una vez.

”Tu has lo que quieras, pero yo cumpliré, y te cuidaré te guste o no..."

Se sentía bastante estúpido, y no era para menos, la chica se sentó a su lado viendo un punto muerto de la habitación, el tomó su mano entre las suyas y apoyó su rostro en el hombro de la chica .

Gaara: Lo siento...

Se disculpó

Matsuri: ¿Porque razón?

Preguntó sonriendo falsamente.

Gaara: Porque soy una persona muy egoísta.

Concluyó.

Matsuri: No se preocupe, al menos yo no pienso eso...

Lo miró a los ojos dejándolo algo perdido.

Gaara: Uno de los últimos días en los que estuve con mí madre, fuimos a una colina a observar las nubes en el cielo, ella nos contó la leyenda de su templo, dijo que su padre se enamoró de su madre por lo hermosa que era, al menos fue lo que yo pensé, entonces ella me dijo que hay un tipo de belleza que no es superficial, si no que es un tipo distinto de belleza.

Suspiró.

Gaara: Creo, que lo llamó belleza del corazón y que ésta se podía ver a través de una sola mirada.

Acarició su rostro con gentileza para luego ir al balcón siendo seguida por la chica.

Gaara: ¿Sabes cuál es mí cosa favorita en el mundo?
El cielo, porque es infinitamente hermoso, a veces es azul, otras veces está acompañado de bellas nubes, de día se cubre con los rayos del sol y de noche modela a la hermosa luna.
Tus ojos son igual de hermosos como el cielo que amo.

Dijo para luego sentir como era rodeado por los brazos de la chica que apoyó su cabeza en el cuello del pequeño pelirrojo que sonrió de manera casi imperceptible.

Matsuri: Voy a estar aquí, contigo, siempre.

Le dió un beso en la mejilla sin dejar de abrazarlo, éste abrió los ojos desmesuradamente, ahora sí quería salir corriendo y ocultarse bajo la cama, pero en cambio se quedó allí, quieto, feliz, satisfecho y completo.

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Entre la puesta de sol dos sombras oscilantes desaparecerán.

Transmitiendo sus sentimientos con un "te amo"

Esas pequeñas manos se inundan completamente de amor.

Esperando visitar un futuro siendo felices.

Entre la puesta de sol dos sombras oscilantes desaparecerán.

Siempre transmitiendo esos sentimientos por cuidar.

Diaura: Rakujitsu

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Bueno aquí el pasado:

Shikatema

y

Gaamatsu

Cualquier duda, comenten.

Hasta el próximo capítulo.

Los quiere y aprecia

Linaly Rose

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