Capítulo 28
Tal como Josh lo ha prometido, me ha construido una cama y en mi día libre, se presenta en mi casa para instalarla y yo no puedo dejar de sentir un enorme revoltijo en mi estómago.
No puedo creer que sea real, de verdad me construyó una cama.
Una enorme cama.
Y encima me ha comprado el colchón.
—¿Necesitas ayuda en algo? —Le pregunto cuando viene a mí y le extiendo un vaso con agua, Josh lo acepta antes de negar y beber.
—Ya ha quedado instalada. —Dice refiriéndose a la cama. Mi instinto es acercarme a él de un brinco y rodearlo con mis brazos alrededor de su cuello, me atrevo a depositarle un beso en la mejilla, sin pensarlo.
─Gracias, gracias, gracias, Josh.
Repito una y otra vez, juro que mi corazón late con gran fuerza de tan solo pensar y ver que realmente me ha construido una cama.
─No tienes que agradecerme.
Dice después de aclararse la garganta, mi abrazo sin duda lo ha tomado por sorpresa, pero no dice nada sobre ello. Decido alejarme de él no queriendo invadir su espacio personal porque me parece que su humor no es el mejor por el momento, se ha estresado construyendo la cama, aunque me parece que su estrés no es por eso realmente.
─Bueno, es un gesto bastante lindo. Nunca antes alguien había construido una cama para mí.
Aunque si lo pienso bien, me parece que es algo inusual, ¿no?
Pero romántico.
Asegura aquella vocecita en mi cabeza que a veces suele confundirme con mis pensamientos.
─No tenías una, solo quise ayudarte.
Aun cuando asiento con su respuesta, no se lo digo, pero tengo el leve presentimiento de que no solo ha sido porque quería ayudarme y por mucho que intento no hacerme ilusiones con ello, mi corazón palpita con más fuerza ante aquel gesto.
─Debes dejarme compensártelo de algún modo ─suelto, Josh está mirándome atento y se lleva las manos a los bolsillos de su pantalón y niega.
─No hace falta, Savannah, no me debes ningún favor.
─¿Tal vez con alguna comida? ─Pregunto enarcando las cejas hacia él
Me pasa por la cabeza que podría ser una pésima idea cocinar para él en cuanto se me ocurre esa idea, seguro quemo la cocina entera o incluso toda la casa, la última vez que cociné, Ava tuvo que llamar a los bomberos de inmediato, pero podría intentarlo por Josh, al final de cuentas, él se esforzó en construir mi cama.
─¿Sabes cocinar?
Me pregunta y mis mejillas se tornan rojas porque la respuesta es un rotundo no y creo que mi reacción me delata porque Josh suelta un chasquido y se acerca a mí.
─¿Qué me dices de ir a comer juntos?
Pregunta sin intenciones de hacerme sentir mal.
─Me parece una buena idea, tu decides el lugar y yo pago la cuenta.
Sugiero y un gruñido se escapa de él.
─No puedo dejarte hacer eso.
─¿Por qué no?
Pregunto con el ceño fruncido, Josh aprieta los labios.
─No me parece correcto que tengas que pagarme la cuenta.
─Josh, solo es un gesto de agradecimiento ─aseguro, pero entiendo que no sea el tipo de hombre que deja que una mujer pague cuando sale con él, es demasiado caballeroso y orgulloso de su parte.
─Preferiría ser yo quien pague.
Se rasca la cabeza al decir esto y aprieto los labios con fuerza sabiendo que no tiene caso discutir con él, sea como sea no me dejará pagar.
─Entonces, ¿A dónde sugieres que vayamos?
Pregunto y eso parece relajarlo un poco.
─¿Tienes hambre ahora?
Lo cierto es que tengo un poco y por mucho que quisiera decirle que no, me veo asintiendo.
─Conozco un buen lugar de ensaladas y...
─A ti no te gustan las ensaladas.
Lo interrumpo y un gruñido sale de él.
─Pero a ti sí.
─Josh, esto no se trata de mí.
Chillo, pero nada de eso tiene importancia porque por más que insisto en que deberíamos de ir a comer a cualquier lugar que él desee, dos horas más tarde terminamos yendo en su camioneta a la ciudad y a un lugar diferente al que me había llevado la primera vez, de ensaladas. Ordenamos lo mismo, pero pido que le echen un poco de pollo extra a él porque creo que es lo justo. Las ensaladas definitivamente no son lo suyo, pero Josh solo quiere complacerme.
─Gracias por traerme aquí.
─No tienes por qué agradecerme ─se encoge de hombros y un pequeño bufido sale de mí.
─Sigo pensando en que tengo que encontrar una forma de agradecerte.
─Bueno, eres buena organizando las cosas en el trabajo, ya con eso me agradeces. Organizar los documentos no es lo mío.
─No creo que eso cuente.
─Cuenta para mí ─se encoge de hombros y pongo una mueca.
Decido no discutir el tema con él porque no voy a salirme con la mía ya que Josh es demasiado complicado para dar su brazo a torcer cuando está determinado en algo.
Al final me digo a mi misma que tendré oportunidad de encontrar una manera de agradecerle.
─¿Estás bien?
Decido cambiar de tema. Mi pregunta lo sorprende y a mí también me sorprende un poco que me haya atrevido a preguntarle, pero la curiosidad me ha ganado, en especial cuando veo que su seriedad es más de lo normal.
El entrecejo de Josh se frunce.
─¿Por qué lo dices?
─No lo sé ─me encojo de hombros y me muerdo el labio inferior─. Solo me parece que no luces como... ¿tú?
─¿Cómo yo?
Enarca las cejas, curioso a mi pregunta.
Debí quedarme callada, pienso, porque ahora tengo que explicarle algo que no sé decir exactamente. Por supuesto, Josh no deja pasar el tema tan fácil y aguarda pacientemente a mi respuesta que me toma un tiempo decírsela.
─Es que me parece que hoy luces diferente, por lo general eres reservado y callado, pero hoy me parece más de lo habitual ─decido ser directa, los labios de Josh se aprietan con fuerza formando una fina línea con la boca, sé queda callado por unos segundos que se sienten eternos para mí y después de un pequeño suspiro habla.
─Son solo cosas personales.
─¿Cómo qué?
La pregunta sale antes de que pueda si quiera arrepentirme de ello, lo toma a Josh por sorpresa y ya veo venir el rechazo de su parte, convencida en que no va a responder la pregunta, decido cambiar de tema, pero Josh responde.
─Tengo un par de problemas que resolver.
─¿Problemas malos...?
La pregunta es tonta, me doy cuenta al decirla, pero es que no se me ocurre otra forma de preguntarle.
Josh duda de cómo responder mi pregunta.
─No diría que malos, más bien complicados.
─¿Quisieras hablar de ello? ─El gruñido que sale después de mi pregunta me dice que ya ha revelado mucho y que no hay forma en que me diga más─. Lo siento, no quería...
─No te disculpes.
Me interrumpe al tiempo en que niega.
─No quería incomodarte.
─No lo haces ─me parece que miente─. Es solo que me siento un poco agobiado, eso es todo.
Su respuesta es sincera y no me queda más que decidir cambiar de tema porque parece que Josh ya ha dicho mucho, al final, terminamos hablando del trabajo, de la constructora y de algunos rumores que hemos ido escuchando en el pueblo.
Para la hora en que los dos llegamos al pueblo de vuelta, estoy un poco cansada, pero le he dicho a Quinn que iría a verla y tomarme ese chocolate caliente que me prometió por lo que le digo a Josh que me deje en su casa en vez de la mía.
─Gracias por la y por todo en general ─me veo diciendo una vez que su auto se detiene frente a la casa de Quinn─. Lo digo en serio.
Josh no dice nada, solo responde con un leve asentimiento y creo que siento un poco de decepción pues esperaba una respuesta mejor que esa, aunque pongo una sonrisa en mi boca al tiempo en que abro la puerta.
─Espera.
Dice y me detengo, ni siquiera salgo del auto.
─¿Qué?
─Te ayudo.
Dice y sale de inmediato del auto para irme a abrir la puerta del copiloto y ayudarme a bajar del auto.
Siempre es tan caballeroso, pienso.
Aunque siento que estos tipos de gestos son lo mínimo que Josh hace, salen tan natural de él, no tienes qué decirle que lo haga por ti o esperar a que lo haga, él simplemente lo hace porque le nace. Eso me gusta de él.
Salgo del auto y como de costumbre, Josh me acompaña hacia la puerta, aguarda a que Quinn abra la puerta para saludarla, sin embargo, siento el cuerpo de Josh tensarse a mi lado cuando no es Quinn quien abre sino Muriel.
─¿Quién es?
Escucho a Quinn gritar desde el interior de su casa, seguramente está en la cocina y por eso no podemos verla ahora. El rostro de Muriel se vuelve serio y su vista repara en mí por unos largos segundos para luego reparar en Josh, quien está a mis espaldas y siento la mirada fulminante de Muriel hacia mis caderas cuando la mano de Josh se coloca a un costado de ellas como si necesitara sostenerme y evitar que entre.
─Oye, ¿Por qué...? ─Lo que sea que Quinn está por preguntar se queda a medias cuando nos ve a Josh y a mí juntos─. Oh...
Murmura como si tuviera sentido por qué Muriel no respondió a su pregunta minutos atrás.
─Josh, Savannah ─Quinn dice nuestros nombres y segundos después dibuja una enorme sonrisa en su boca─. Pasen, ¿cómo están?
Josh no responde a la invitación de Quinn, hasta me parece que su agarra se vuelve más firme y me tenso a su lado.
Detesto los momentos incómodos como este por lo que decido hablar.
─Hola, Quinn ─saludo agitando la mano en el aire y pongo mi mejor sonrisa en la boca. A veces, pretender que todo está bien, aunque no lo esté, funciona─. Esperaba que pudiéramos tener ese chocolate caliente que me prometiste.
─¡Ay, sí! ─chila contenta, y me alegra no ser la única aquí que se esfuerza por borrar la tensión a nuestro alrededor─. Pasen chicos, lo prepararé en un instante. Me alegro de que hayan venido los dos.
Muriel se hace a un lado para dejarnos pasar, pero sigue tensa y me parece que también molesta, lo que se me hace extraño al mismo tiempo.
Josh por su parte, me deja ir, pero él no se mueve de su lugar, lo que hace que Quinn y yo volteemos a verlo cuando habla.
─Yo no voy a quedarme ─nos asegura a todas─. Solo me pasaba a saludar, que disfruten de su chocolate.
Nos dice con una mueca en los labios.
─Gracias.
Quinn es la única que responde y yo volteo a ver a Josh, con la mirada le pregunto si está de seguro de ello y él asiente levemente, antes de comenzar a alejarse para ir a su camioneta.
Les doy una sonrisa a ambas mujeres cuando entro a casa.
─Me alegro de que hayas venido, Savannah, de hecho, estaba pensando en que sí no te pasabas por aquí iba a llevarte el chocolate, vamos a la cocina ─nos hace un gesto para que la sigamos a la cocina, sin embargo, Muriel no se mueve de la puerta, aun parece estar aferrada a ella.
─No se preocupen por mí ─dice con una sonrisa que me resulta falsa─. Será mejor que ya me vaya, también tengo cosas importantes qué hacer, no les quito más tiempo. Después vuelvo, Quinn.
─Cuando gustes.
Le responde ella con una sonrisa y Muriel se apresura a salir de casa. La camioneta de Josh aun no se ha ido y tengo la sensación de que Muriel ha salido por ese motivo, sin pensarlo, me asomo a la ventada y me tenso al ver que efectivamente se dirige a la camioneta de Josh.
─No tiene sentido detenerla ─habla Quinn a mis espaldas, consiguiendo llamar mi atención. Cuando me giro a verla, tiene una gran mueca en los labios.
─No creo que Josh desee verla.
─Bueno, no pueden evitarse para siempre.
─¿Por qué lo dices?
─Porque Muriel sigue empeñada en hacerle la vida imposible a Josh. ─Mi rostro se llena de asombro por la confesión que Quinn ha hecho, pero no me da tiempo de hacerle más preguntas porque rápido cambia de tema─. Ven, te enseñaré a preparar mi famoso chocolate.
Echo un último vistazo a la ventana para darme cuenta de que Josh se está fuera de su camioneta y está discutiendo con Muriel, sin embargo, sigo a Quinn hacia la cocina porque no quiero ser grosera con ella e ignorarla, pero no me quedo tranquila por el resto de la velada, ni aun cuando llego a casa y solo quiero ir a buscar a Josh para comprobar que todo está bien entre él y su exsuegra.
****
Holaaaaaaa, ¿cómo están? Hoy es viernes así que quise pasarme por aquí con un capítulo nuevo de esta historia.
Josh construyendole una cama a Savannah y después llevandola a comer lo que a ella le gusta me hace ilusiones jajajaj ya me encanta escribir su personaje y el de ella tambien! ❤️❤️❤️
¿Qué les pareció el capítulo? Espero que lo hayan disfrutado! Dejenme saber en los comentarios sus opiniones al respecto, los leo :) ❤️❤️❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top