Capítulo 11
─¡Buenos días! ─Exclamo en cuanto veo a Josh acercarse a la puerta y sacar las llaves de los bolsillos traseros de su pantalón, hoy viene con una vestimenta que me hace pensar en lo atractivo que es. Lleva puesto vaqueros, sus habituales botas de trabajo, una playera de color gris y una gorra de beisbol de color roja.
Definitivamente la gorra le da otra personalidad mucho más... sexy.
─Buenos días ─por el tono de voz, ya presiento que se ha despertado de malas─. Llegaste temprano.
Dice al notar que soy la primera en la oficina, una sonrisa enorme se forma en mis labios antes de asentir.
─Tengo un par de ideas que quiero contarte ─digo y un gruñido sale de él en cuanto empuja la puerta para abrirla y voltea a verme enarcando las cejas.
─¿Por eso has llegado temprano? ─Pregunta como si esa fuera la única razón por la que he sido la primera en llegar, por mucho que sea cierto, me ofendo.
─Me gusta ser puntual ─intento sonar creíble pero lo cierto es que casi nunca suelo ser puntual, en realidad, soy la persona más impuntual que existe. Entro a la oficina y no me volteo a verlo, no sé por qué, pero no quiero hacerlo después de saber que cree que he llegado aquí antes no porque sea una persona puntual.
─Uhm... ¿dijiste que tenías que algo que contarme?
Por lo menos sabe escuchar, pienso.
Me volteo a verlo al tiempo que doy un asentimiento.
─Tengo un par de ideas para la casa de Palmer y Trenton ─saco el celular de mi bolso para ir a mis notas y leerle aquellas ideas que pasé anotando ayer y le comienzo a decir mis ideas, Josh escucha atento mientras se mueve por el lugar para encender la cafetera y echar agua y café en esta, encuentro raro que lo haga porque no toma café, pero pronto entiendo que lo hace para sus empleados. Cuando termino de leerle mis ideas, le doy una sonrisa─. ¿Qué dices?
─Son buenas ─hay una enorme mueca en sus labios que no me asegura que de verdad crea que son buenas, luego posa sus manos sobre sus caderas antes de alzar su vista y encontrarse con la mía─. Pero creo que excede nuestro presupuesto.
─Oh.
Digo con sorpresa, creo que me había olvidado de ese detalle anoche.
─Aun así ─dice haciendo que voltee a verlo de nuevo─. Podríamos adaptar algunas de esas ideas.
─¿Tú crees? ─Lo miro algo esperanzada porque estoy casi segura de que mis ideas han sido excelentes.
─Sí, podríamos hacerlo ─asiente para confirmarlo─. Solo tendremos que comenzar a buscar muchas de las cosas que necesitaremos.
─Está bien, ¿cuándo lo haremos? ─Pregunto y él aprieta los labios antes de darme una respuesta.
─Esperaré a que llegue Dean y el resto para que podamos ir a la ciudad, necesito comprar un par de cosas y así los dos buscamos un par de decoraciones.
─¡Genial! ─digo con bastante entusiasmo porque me agrada la idea.
***
Media hora más tarde, Josh y yo vamos en su camioneta rumbo a la ciudad, el trayecto es silencioso porque está vez decido no comenzar una conversación y Josh tampoco lo hace. Vamos a Home Depot como de costumbre y después de que Josh encarga todo el material que necesita para la construcción, sugiere ir a una tienda local donde venden decoraciones para el hogar.
La tienda tiene una vibra rustica, pero agradable.
─Dime, ¿ya tienen la cocina lista? ─Pregunto cuando pasamos por un pasillo donde hay decoraciones y productos para la cocina.
─Sí, prácticamente ya está terminada ─dice pensativo.
─Bien, ¿de qué color es? ─Pregunto.
─Blanca, y tiene un granito también del mismo color. ─Asiento con la descripción que me hace de ella.
─Dime, ¿la isla de la cocina es pequeña o grande?
─Grande ─me asegura con un asentimiento y una pequeña mueca─. Es bastante amplia.
Con la descripción que da, me acerco hacia unas sillas de madera con asientos que parecen de paja, son sillas altas perfectas para la isla de la cocina.
─Estás podrían hacer un buen contraste ─digo señalándolas, Josh se acerca a examinarlas mejor─. Son seis sillas, ¿crees que podrían caber?
─Sí, justo caben seis ─menciona encogiéndose de hombros─. ¿Cuánto cuestan?
Pregunta observando el precio, cada silla está alrededor de ciento cincuenta dólares, lo que nos da un total de novecientos dólares por todas, el precio es elevado y Josh me lo confirma con el gruñido que suelta.
─Son caras.
─Podríamos conseguir un descuento.
─Lo dudo ─niega en segundos─. Por lo general el descuento no es mucho, además, se me da mal negociar.
Le ofrezco mi mejor sonrisa.
─Por suerte para ti, a mi se me da genial ─digo mientras busco con la mirada a la encargada del lugar─. Soy buena en conseguir ofertas.
─Ya lo creo ─dice cruzándose de brazos, veo a una mujer de alrededor de unos sesenta años, tiene una melena corta que llega hasta el mentón, su cabello es rubio y está un poco pasadita de peso, pero la hace lucir genial porque es evidente que es mayor pero aun así luce joven con las pocas arrugas en su rostro.
─¡Disculpe! ─exclamo para llamar su atención, la mujer nota nuestra presencia y se aproxima hacia nosotros con una amable sonrisa.
─Hola, ¿puedo ayudarlos en algo? ─Nos pregunta a Josh y a mí.
─Sí, estamos interesados en comprar estas sillas ─señalo las sillas que llamaron mi atención desde un principio─. ¿De casualidad no tienen un descuento?
Decido preguntar directamente porque en ocasiones, cuando preguntas, suelen decir que no, pero investigar a la vez sobre ello, lo que puede confirmar que tienen un descuento. Para nuestra desgracia, la mujer niega.
─Me temo que no están en descuento ─dice con una pequeña mueca─. Cada una cuesta ciento cincuenta dólares, pero ¿dices que están interesados por las seis?
Asiento, la mujer voltea a ver a Josh en aprobación, pero él no hace ningún gesto y me acerco más a él y decido tomarlo su brazo con ambas manos como si eso demostrara que somos una pareja que busca decoraciones para su hogar.
─Sí, en realidad ya observamos otras tiendas y sin duda estás me han encantado, le estaba diciendo a mi chico aquí que realmente quiero comprar estás para nuestra casa...─la mujer pone una dulce sonrisa en la boca y nos da una mejor mirada a ambos como si necesitara analizar la clase de pareja que somos, le doy mi mejor sonrisa porque Josh ni siquiera se molesta en hacerlo, en realidad él parece una estatua ahora mismo porque está inmóvil y tiene el ceño fruncido ante lo que acabo de decir.
─¿Recién se han mudado juntos? ─Nos pregunta con una sonrisa de oreja a oreja, solo se me ocurre asentir al tiempo que me apego más a Josh, quien gruñe.
─Sí, después de considerarlo por mucho, ¿no es así, amor? ─Puedo notar que el cuerpo de Josh se tensa, una enorme mueca se dibuja en él y voltea a verme, me da una mirada fulminante que yo respondo con una sonrisa más grande.
─¡Ay! ¡Adoro a las parejas que recién se mudan! ─nos dice la mujer con bastante entusiasmo en ella─. Creo que podría darles un descuento si les parece.
─¡Nos encantaría! ─digo con el mismo entusiasmo que ella ha usado.
─Bien, si quieren llevarse las seis, puedo dejárselas en seiscientos dólares, ¿qué dicen? ─Nos pregunta enarcando las cejas─. Cien cada una.
Pienso en que no es una mala oferta si la mujer le está restando cincuenta dólares a cada silla, definitivamente debemos comprarlas.
─A mi me agrada ─le aseguro y ella sonríe.
─¿Qué opinas tú, muchacho? ─Le pregunta a Josh quien no luce muy convencido de esto.
─No lo sé... ─arruga el entrecejo y solo ruedo los ojos.
─Son lindas ─insisto.
─Podríamos encontrar otras... ─sugiere volteando a verme, lo dice tan bajito que estoy segura de que solo yo lo he escuchado.
─Son las únicas sillas que me quedan ─comienza a decirnos la mujer con intención de venderlas─. Son resistentes y van con casi todo tipo de decoración.
─Casi todo tipo ─dice Josh como si ahí tuviera un punto del cuál agarrarse.
─Le quedarán bien a la casa ─insisto─. Harán un buen constraste.
─Apuesto a que si ─dice la vendedora juntando las manos con entusiasmo─. Además, si tu chica a tu chica le gustan, deberías de llevarlas.
─No es mi...
─¡Por supuesto! ─Lo hago callar antes de que diga algo─. Ay, es tan difícil buscar en pareja, en especial cuando los hombres, ya sabes ─me acerco un poquito a ella como si fuera a rebelarle un secreto─. Son complicados y no tienen buen ojo decorativo.
─Ay, ni me lo digas ─dice rodando los ojos y luego ríe─. Mi marido era constructor, se dedicaba a construir casas y nunca tuvo buen ojo para las decoraciones, en cambio yo, lo mío siempre fue decorar y mírame ahora.
Dice haciendo un gesto hacia ella y el lugar, una sonrisa se dibuja en mí.
─Apuesto a que le enseñaste más sobre decoraciones de interiores de lo que él podía saber por su cuenta ─intento hacerle un cumplido y ella ríe con eso, me alejo de Josh cuando ella nos dice que la sigamos.
─Por su puesto ─asegura con una sonrisa─. Pero créeme que no fue tan fácil, el hombre era tan terco que no aceptaba del todo mis ideas, díganme, ¿a qué se dedican?
Nos pregunta a ambos y aprieto los labios con fuerza. No es una pregunta que me espero y me toma por sorpresa que suelto una risita seca y me pongo nerviosa.
¿Qué si a qué me dedico? Bueno señora, soy la empleada de este hombre que viene conmigo y solo estoy pretendiendo ser su pareja para obtener un buen descuento.
─Josh es constructor y yo suelo ayudarlo en el trabajo... ─me limito a decir cuando él no se molesta en hablar y se ha quedado un par de pasos atrás nuestro. La mujer se detiene en seco y voltea a verme.
─¿Cuál es tu nombre?
─Savannah ─digo con una media sonrisa.
─Savannah, mucho gusto, soy Glenda ─dice con una enorme sonrisa─. Sabes, tu y tu pareja me recuerdan a mi y a mi esposo cuando teníamos su edad, ¿tienen mucho saliendo?
─Sí.
Respondo y espero que no me pregunte cuanto tiempo exactamente porque no creo que vaya a poder inventarle una fecha.
─Déjame decirte que hacen una linda pareja ─Glenda le da una mirada a Josh y le ofrece una sonrisa antes de acercarse a mí y susurrar solo para mí─. Es muy guapo, por cierto, aunque tiene esa pinta de ser gruñón a veces, seguro su mayor atractivo, ¿no?
Río.
─Si que lo es.
Digo y ella sonríe.
─Justo como mi esposo solía ser de joven, créeme, con el tiempo cambiará, en especial cuando tengan hijos, son los primeros en volverse locos con los hijos ─dice y una risa nerviosa se me escapa, la situación se me ha salido de las manos y ahora ya no hay forma de retroceder en el tiempo y evitar todo esto.
Los tres vamos con Glenda a la caja registradora, donde nos hace el registro de las seis sillas, Josh termina pagando por ellas y después las monta en su camioneta. Una vez que nos despedimos de Glenda y salimos del local, él no dice nada hasta que estamos dentro del auto.
─¿Qué fue todo eso?
─¿Qué cosa?
Pregunto, aunque sé a qué se refiere.
─Era innecesario decir que éramos pareja.
─Bueno, nos hizo un buen descuento.
─Puedo haberlo hecho sin la necesidad de mentir.
─Créeme, no íbamos a tener un buen descuento si decíamos la verdad.
─Entonces preferiste mentir.
Me lo echa en caro y volteo a verlo, presiento que es un reproche y me hace sentir mal por mis acciones, sí, mentir es malo, lo entiendo.
─Lo siento, ¿sí?
Volteo al frente sin querer mirarlo de nuevo, no ahora que me ha reprochado la situación, de alguna forma siento que he hecho algo malo y esa sensación no me gusta. Yo solo quería un buen descuento y lo he conseguido, aunque no en la forma en que esperábamos, eso lo tengo claro.
Y de algún modo, Josh tiene esa vibra que me hace sentir reprochada por lo que acabo de hacer. Sin duda, mi jefe es la persona más complicada de lidiar, no tengo pruebas, pero tampoco dudas sobre ello, en especial cuando no responde y decide seguir conduciendo en un horrible silencio.
****
Holaaaa, ¿cómo están? Anoche terminé de escribir este capítulo y quise tráetelos hoy temprano, espero que lo hayan disfrutado ❤️
Cómo pueden ver, Savannah sacó su lado ocurrente Gracias a las compras 😂 ¿será que de verdad se molestó Josh? ¡Déjenme saber que les pareció el capítulo! ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top