Agua sale de la habitación en la cual estaba escondida y se decide a ser valiente. Cuando llega a la sala principal se encuentra sorprendida al ver lo que descubre.

―¡¿Pero qué están haciendo ustedes?!

―Tomando café ―dice Rayo sentado al lado de Cristal con su brazo sobre el hombro de ella―. ¡Está que arde! ―Toma otro sorbo―. Buenísimo. ―Sonríe.

―Ah, te recuerdo. ―Frunce el ceño―. Estás cambiado, pero sigues siendo el mismo payaso.

―Gracias. ―Levanta los dos dedos.

―No era un halago. ―Rueda los ojos―. ¿Qué haces aquí?

―Vine a rescatar a mi novia. ―Señala a Cristal―. Y resulta que terminé atrapado también, mala mía. ―Hace una mueca.

―¿Viniste solo? ―Entrecierra los ojos.

Se lo piensa.

―Vine con Sonido, pero desapareció y luego... ¡Ah! Me encontré con Fuego. Ah, cierto, tu novio. Lástima que se olvidó de ti. ―Mueve la cabeza.

―¡¿Qué?! ―Aumenta la voz.

―Sombra lo tomó por sorpresa y ¡Puf! ―Mueve las manos―. No pude hacer nada, me dolía la nariz. ―Se la señala y hace puchero.

―¿Y dónde está ahora?

―Está por ahí, búscalo, seguro lo encuentras. ―Le guiña.

―Eso haré. ―Se va corriendo.

―Me da lástima, esas cosas no son buenas. ―Pone un gesto preocupado y mira a Cristal―. ¿No? ¿Crees que se pueda arreglar?

Ella se lo piensa y hace unas señas con las manos:

"Todo tiene solución".

―Tú siempre tan optimista. ―Rayo sonríe y la abraza más fuerte, así que ella se sonroja.