Capitulo 7

Ambas siguieron caminando mientras iluminaban los rincones llegando a la entrada donde Kagome y Rin se habían adentrado, Ayame estaba por la izquierda de Sango y logro visualizar un cadáver sentado en un costado del lugar

-¿un esqueleto?-interrogo esta y la castaña observo

-¡eso es!-expreso para después sacar un lápiz y una libretita en un bolsillo de su camisa-Kagome nos dijo que había un esqueleto humano asi que debieron pasar por aquí-

-¿y para que sacas una libreta y un lápiz?-

-pues para anotar lo que hay aquí por que si no lo hago, allá arriba se burlaran de nosotras cuando le contemos esto-dicho esto guardo su libreta siendo observada por su amiga-sigamos...-dicho esto la peli-roja asintió y siguieron hasta toparse con una entrada que las mantuvieron sorprendidas por unos segundos

Bajaron en los minis escalones apagando sus linternas, Ayame estaba un poco despreocupada al igual que Sango sin saber que dos hombres estaban tras de ellas, observándolas sin hacer el menor ruido.

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Despertó, estaba de que le dolia la cabeza y recordó lo sucedido de que habia sido arrastrada hacia aquella oscura entrada mientras le pedia ayuda Rin, iba a responderle cuando la llamó pero sintió un fuerte golpe en su nuca susurrando su nombre y de ahí todo se volvió negro. Queria moverse pero sintió que sus muñecas estaban amarradas por unas fuertes esposas de metal seguidas por unas cortas cadenas pegadas a la pared, pero sus tobillos estaban liberados asi que inclino un poco mas sus espalda hacia adelante ya que estaba sentada pero antes de hacer un solo movimiento aquella voz masculina la detuvo.

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-¿¡Rey Escorpión!?-interrogo la peli-caoba al chico de ojos dorados quien asintió, Rin lo habia seguido y mas atrás de ella venia el niño mientras trotaban, estaban corriendo rápidamente directo a donde estaba Kagome

-si, es capaz de hacerle un conjuro y tomar su alma o peor aun, descuartizarla-explico Inuyasha cruzando un pasillo

-si él no se da cuenta de que tu amiga es la reencarnación de Kikyo ¡seria el fin!-dijo Shippo, Rin lo miro y temió lo que podría hacerle ese hombre a su amiga y faltaba poco para llegar

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-¿ya despertaste?-interrogo aquel hombre acercándose a ella, Kagome estaba quieta no se atrevía moverse ni mirarle solo podía verle los pies que en uno de ellos obtenía un aro y aquellas piernas adornadas por aquella tela que tenían esos hombres que se enfrentó anteriormente, a diferencia  es que en su cintura tenia varias cuerdas de oro y en medio de estas un escorpión dorado-¿no vas a levantar tu cabeza? ¿O tendre que hacerlo yo a la fuerza?-volvio a interrogar

La chica notaba su arrogancia en aquella voz, lentamente levanta su cabeza pero el hombre la levanta bruscamente tomandola de su coleta para asi arruinarla y quedara despeinada. Kagome lo observo molesta y a la vez sorprendida por la belleza de hombre que tenia en frente.

-¿acaso eres muda?-dijo arqueando una grueza ceja

-ya sabes que no-respondio seca y este sonrio arrogante mirándola con sus ojos azules zafiros

-entonces ¿por que no me respondiste la primera vez?-dijo soltándo el agarre de la cabeza de aquella chica

-no es de tu incumbencia-contesto mirándolo de reojo, el chico sonrio mas y se levanto para después girarse e ir a un costado del lugar

Kagome lo observo y vio que era un moreno muy fuerte ya que tenia sus musculos bien marcados al igual que sus pectorales, aveces le envidiaba por obtener un cabello tan largo y trenzado que podía decir que lo cuidaba, vaya hombre que la tenia capturada. Se levanto y se quejo del dolor en su nuca, jamás recibio un golpe en esa parte y eso que no estaba acostumbrada, vio que el chico volvió a acercarse a ella con una copa dorada.

-quiero preguntarte algo-comento mientras movia su copa en círculos mientras la observaba, la azabache lo miro-¿quienes son?¿por que están aquí? y ¿que quieren? Tan relajado estaba y vinieron a interrumpir mi tranquilidad-dijo colocando sus orbes azules en blanco, Kagome sonrio

-¿que íbamos a saber nosotras que existías?-esa fue la gota que resbalo el balso, el chico detuvo el movimiento y con su mano izquierda la golpeo fuertemente en su mejilla haciendo que la chica callera arrodilla aguantando el dolor

-¡no es la forma de hablarle así a un rey!-agrego furioso por el atrevido comentario de la chica, se coloco en cuclillas, la tomo por detrás de su cabello y la hizo mirarle con brusquedad-por si no lo sabes, soy yo el que hace las preguntas no tienes el derecho de hablarme tan descaradamente-la chica sonrio, se podía notar un hilo de sangre en la comisura de sus labios

-oh lo siento...-dijo sarcástica-no sabia que eras rey de no se que-el moreno la miro molesto

-mi nombre es Bankotsu, soy el Rey Escorpión-comento-si no quieres seguir golpeada mas te vale a que respondas mis preguntas-dicho esto solo el agarre con brusquedad haciendo que la coleta de la chica escapara de los rizados cabellos azabaches y cayeran como cascadas sobre su espalda, el chico la observo y una imagen apareció en su mente pero enseguida meneo la cabeza volviendo a mirarla-responde si no quieres salir con vida-exigio

La chica no quería responderle y si no lo hace seria el fin de su vida.

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-esto parece un salón para las ceremonias-comento Ayame mirando todo el lugar mas las entradas y el Anubis-¿crees que haya sobrevivientes aquí?-

-mmm.... Kagome y Rin se han tardado mucho asi que algo las entretuvo o peor las capturaron-respondio Sango-y eso significa que si debe de haber sobrevivientes-

Ayame la miro por un rato hasta visualizar un aparato que estaba tirado cerca de la estatua, confundida se acerco y pudo observar que era, ¡la linterna y el radio comunicador de Kagome! La tomo y llamo a su amiga, quien estaba observando las escrituras de la estatua y anotando lo que habia visto, esta se acerco mientras guardaba su libreta.

-mira-

-¡es el radio! Y la linterna...-expreso la castaña abriendo sus ojos tomando el material iluminante-deben de estar cerca solo hay que encontrarlas-

-eso será imposible-hablo una voz masculina tras de ellas, las aprendices giraron y se encontraron con una mirada dorada seguida por dos miradas azules claros y como el mar

Asustadas y nerviosas retrocedieron rápidamente, observándolos con detenimiento.

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