Capitulo 23
Las personas siempre la tomaron por rara, solo por que decía que alguien la vigilaba desde lo lejos , y no solo eso, una presencia extraña la colocaba nerviosa cada vez que daba un paso. Se dio cuenta, que solo ella podía sentirlo, los demás no.
Desde que era una niña, la arqueología era lo que más le encantaba y buscaba en libros e internet para saber más sobre ella, sobre seres mitológicos y las costumbres de aquella era. Más que todo... la mitología Egipcia; dioses, reyes y faraones gobernaron innumerables de veces en ese país que actualmente los profesionales a la arqueologia tenían tantas cosas por resolver, y es que Egipto es una ciudad lleno de sorpresas y misterios. De ahí, sus gustos por aquella profesión que, en ningún momento pensó que más adelante la llevarían a cometer la desición más difícil de su vida.
.....
Apretó fuertemente su lanza y con decisión infinita lo apuntó sin temor alguno,
Pagaría por lo que hizo... pagaría por todo lo que hizo en aquellos tiempos hasta ahora, ese Dios no tendrá su perdón.
-¿ah?-sonrió él-¿pelearas conmigo? ¿Crees poder matarme?-
-haré lo que pueda por desaparecerte, no me interesa si eres un ser mitológico, lo que haz hecho en el pasado no tiene perdon-comentó con la furia reflejada en sus ojos chocolates-¡y lo peor de todo destruiste la fuente que persiste vida en esta pirámide!-
-diosa legendaria era necesario destruirla-comentó él
-¿¡para que!?-gritó la azabache-tu capricho atravesó más allá de los límites ¿quien te crees para destruir la fuente?-agregó sintiendo que sus lágrimas salían con lentitud por la impotencia y la frustración que sentía en esos momentos-me tienes harta... ¿por qué no vienes y acabemos con esto de una maldita vez?-
El desafío que le propuso hizo que el dios frunciera el seño y borrara su sonrisa, Kagome pensó que tal vez se había pasado pero lo que hizo hace un rato la furia la descontroló por completo.
-Kagome...-le habló Rin tras de Sesshomaru
-¿qué?-
-creo que subestimaste al dios del Caos-la chica parpadeó incrédula, ¡le valía!
-supongo que firmaste tu sentencia de muerte-
...
-¿quién es usted?-aparecio la anciana Kaede tras de Tsubaki quien giró sorprendida
-y-yo bueno... soy...-
-¿qué tienes que ver con la pirámide? Esto es un área privada-
-pues bueno... yo... soy solo una turista-habló entrecortada
Kaede la miro de pies a cabeza, era una mujer muy linda y con rasgos asiáticos, seguramente era de nacionalidad japonesa, ¿pero qué hacía allí?.
-pareces algo más que una simple turista, te noto preocupada-comentó con aire de tranquilidad, la mujer no sabía que decirle, si le diría la razón de su estabilidad ahí seguro la tomarían por loca
-eh, digamos que sí, pero no-rió nerviosa, la mayor parpadeo y sonrió
-¿estás esperando a alguien de allá dentro?-
¿Esa señora es adivina? Tsubaki tragó duro y la miro asintiendo, solo esperaba que Kaguya no la regañara.
-ven, te invito a un té-sonrió más, pensó que esa señora tal vez sea de confianza
...
-¡NO!-
Naraku se lanzó para impedir el ataque de Muso hacia Kagome, pero este por tan solo alzar un brazo lo elevó bruscamente e hizo que impactara contra una de las chozas de la ciudad. Acto seguido, el hombre mitológico creo una espada la chocó contra la lanza de la diosa.
La fuerza que este amenaba la hizo retroceder sin que su equilibrio se desvaneciera. Este tipo era extremadamente peligroso, tanto para ellos como para su era actual. Tenía que evitar su destrucción en Shikon a como de lugar, incluso arriesgando su corta vida.
Inuyasha, los dioses y demás guardianes estaban dispuestos en auxiliarla, pero la voz de ella hizo que pararan en el camino.
-¡no se atrevan!-gritó recibiendo más ataques del dios-¡esta pelea es entre el dios del Caos y yo! ¡No quiero que nadie se entrometa!-
-Kagome...-susurro el guardián apretando la perla en su mano, debió habérsela dado antes de que todo empezara
-¡al menos quisiera que alejaran a la muchachas de aquí!-dicho esto se alejó de Muso
-espera ¿qué?-alzó la voz la castaña
-¡ni loca, no te dejaremos sola!-empatizó Ayame
-¡estoy peleando con un ser mitológico no con un chico de secundaria, es peligroso!-
-bueno si ¡pero no, igual no te dejaremos sola!-
La azabache gruñó y choco nuevamente contra la espada de Muso, ¡sus amigas eran tercas!.
-protegiendo lo que más amas...-habló el hombre sin expresión alguna-¿prefieres a que tus amigas estén ilesas a que esten en riesgo de perder la vida? Patético-la empujó y con rapidez trato de herirla pero Kagome fue rápida y esquivo el ataque
Muso se detuvo y la observó, respiraba agitado y entrecortado, es humana, era obvio que estaría en ese estado y empezaba aburrirse. Dudaba que fuese la reencarnación de la antigua diosa, pero su parecido era tan notable.
-te tengo una propuesta-dijo él, cosa que sorprendió a la chica y a los demás, las muchachas aún nones habían huido del lugar a pesar de la advertencia de la azabache
Inuyasha frunció el seño. ¿Una propuesta? ¿qué rayos estará tramando ese hombre? Solo esperaba que su diosa no cayera en su trampa.
Kagome trago duro y se enderezó.
-¿qué clase de propuesta?-preguntó suspirando levemente, Muso curvó una sonrisa
En ese momento, Kagura y Kanna bajaron de la pluma gigante con su rey todo adolorido y lo sentaron en el piso, Kaguya fue a revisarlo, no le importaba si recibía algún desprecio de parte de él. Al fin y al cabo, eran seres mitológicos muy poderosos y se entendían perfectamente... y por otra parte, trato de proteger a Kagome.
-dejaré de causar problemas si tu dejas el mundo antiguo-habló, la diosa abrio los ojos mientras que los guardianes y los demás estaban incrédulos-prometo no invadir la superficie durante el resto de mi vida y la tuya, eso significaría que yo deje tu mundo siempre y cuando tu te vayas de este-explicó-a la final, tanto tu como yo no pertenecemos en la era en la que estamos. Tu decides... aceptas, o mueres-
Kagome tragó duro ¿cómo podría decidir tal cosa?
...
-con que es eso ¿eh?-tomó un sorbo de té Kaede
-no me llame loca por soltar algo que no debía-agregó Tsubaki muy aferrada a la silla donde estaba sentada, la mujer negó con una sonrisa
-descuida, ya sé todo ese cuento, lo que más me sorprende es que la diosa de las Ilusiones esté aún convida...-
La chica de cabellos blancos suspiró aliviada y a la vez impactada con que la señora ya sabía de todo y tenía mucho que ver con sus aprendices... que por cierto, ojalá estén bien y Kaguya las este protegiendo de todo peligro.
-¿dices que la diosa legendaria la necesitaba?-preguntó ella, Tsubaki asintió
-si, es por eso está aquí, le pareció urgente regresar a su hogar natal-vio a Kaede pensar por unos momentos, tomó otro sorbo de té y luego la miró
-solo espero que no le pase nada malo, tanto a ella, las aprendices... y a Kagome-soltó-me refiero, a que ninguna muera en el intento-
Su respiración se vio agitada y los nervios empezaron a asomarse, no quiso imaginarse de lo que podría pasar más adelante. Confiaba en su amiga, y estaba segura que regresaría con las muchachas.
...
-me niego-comentó firme
-¿ah?-parpadeo cómico el dios, Kagome simplemente frunció el seño
-no pienso irme a mi era si te dejo aquí gobernando-dijo-si me voy y dejo todo incluso a los guardianes y a los dioses que me enseñaron el valor de seguir luchando tu te encargarías de eliminarlos y quedarte con la perla,... eso no lo voy a permitir, mi puesto es este-alzó su arma hacia él-esta pirámide, y esta ciudad fueron la voluntad de mi tatara abuela, y no pienso destruirla... ¡yo soy la Diosa Legendaria del Celestial y de Shikon! ¡mi único deber es protegerla y el resto de las ciudades perdidas que se encuentran aquí y con sus únicos sobrevivientes!-
-amo a esa mujer-lloriqueo Bankotsu, Inuyasha lo miró de reojo y este callo-claro, es tuya, tranquilo-dicho esto se escondió tras de Abi quien suspiró cansada
-con que es así...-suspiró decepcionado el hombre y su sonrisa desapareció, mostrando solo a un dios que estaba a punto de aniquilar a una persona que desde aquel entonces quiso hacerlo, si no fuera por Kaguya... esto ni nada estaría pasando-bien, no quería llegar hasta este extremo, pero tu misma te lo haz buscado... diosa-
-detente...-murmuró quejándose de dolor el rey del Perla Negra, quería ayudarla pero el golpe fue tan fuerte que juraría que sus costillas estaban rotas
Muso elevó su espada hacia el cielo y de ahí salieron una especie de neblina amarilla, algo que mantuvo a Kagome muy confundida y a Naraku desesperado por ir allá. Su alrededor estaba cubierto por esa cortina donde la confusión iba en aumento. ¿Que estaba pasando?.
El dios cortó la neblina y de repente, un fuerte viento se presentó en el lugar, esto provocó que los presentes casi salieran volando a no ser por los guardianes que protegieron con su cuerpo a cada una de las aprendices y la pequeña barrera que Soten levantó para ellos.
-¿¡que rayos fue eso!?-interrogó la pelicaoba
-se hubieran ido a la superficie-suspiró Sesshomaru
-callate momia...-dijo ella entre dientes y al chico le apareció una venita en su cien
-Kagome Kagome-buscó con la mirada Inuyasha pero al dar un paso más, algo hizo que se detuviera por la fuerza
-esto es... ¿una barrera?-decía Miroku
Observaron más allá, se aliviaron de que la azabache no le haya pasado nada aún. Más bien, veía a su alrededor.
-confundida ¿eh?-si comentario la hizo girar hacia él con pose de alerta-puse una barrera, para que nadie nos moleste-
-no era necesario alzarla, ya que ellos escucharon mi advertencia-señaló
-de igual forma, cierta persona podría actuar en el momento inesperado para ambos-dijo él mirando a Naraku-en fin...-
El movimiento que realizó le fue casi imposible ser visualizado por la azabache quien fue golpeada duramente y tirada al piso casi cerca de donde estaban los demás haciéndola sangrar el labio inferior.
¡Genial! Su primer sangrando a parte de la menstruación, vaya suerte.
-¡Kagome!-gritó Inuyasha alterado, por más que golpeaba esa barrera más le preocupaba la situación en la que estaba, no podía usar la perla enredada en su mano por que al ser un guardián común y corriente no tenía la capacidad de manejar semejante poder
-¡diosa! ¡por favor levántese!-suplicó Soten, para Kagome no era más que un simple golpe, pero la manera en que ese hombre lo hizo cualquiera podría quedar inconsciente
Lo vio acercarse, su lanza se le escapó de sus manos al momento del impacto y enseguida la localizó, tenía que pasar sobre él para poder alcanzarla.
No sabía el por qué, pero el miedo se apoderó de ella mientras se arrastraba rápidamente por el duro piso hacia atrás, al mismo tiempo que Muso caminaba, necesitaba alejarlo hasta poder llegar a donde su lanza.
-¿acaso ya tienes miedo diosa legendaria? No me sorprenderia-comentó con una risilla
-es normal que sienta miedo ante tal cosa-dijo ella
-¿me estas llamando cosa?-interrogó arqueando la ceja
-¿y no lo eres?-sonrió
-recuerdo esta situación-informó Bankotsu, era casi lo mismo como aquella vez, esa mujer se atrevió con todo contra el
-¡hmp! Eres una chiquilla insolente-
Con pasos acelerados haría la repetición de aquel golpe, Kagome se levantó y con la fuerza que reunión hace un momento esquivo el ataque y con agilidad tomó el duro brazo de Muso e hizo que cayera al piso, acto seguido, logró atrapar la espada y sin dudar le clavó la punta de metal en la mano, causándole un terrible dolor al hombre mitologico.
-ahora-al ver que logró distraerlo y sin nada más que hacer corrió hacia donde se encontraba la lanza, ya ahora podría utilizar alguna técnica y acabar con ese hombre de una buena vez
Pero la suerte no estaba de su lado después de todo.
Al tomar la lanza y al girar mientras se preparaba para atacar, fue apuñalada.
Las miradas completamente en Shock no tardaron en notarse en cada uno de los guardianes, los dioses, y las aprendices. Las lágrimas de Rin salieron sin control por lo que estaba presenciando en ese momento.
-lastimosamente no aceptaste mi propuesta, y aquí está la consecuencia...-habló con voz ronca al lado de su oído
La azabache sintió como se removió el mental en su abdomen, causándole el casi mismo dolor que Muso sintió hace unos segundos. Su vista estaba borrosa y las fuerzas que le quedaban se desaparecían poco a poco, soltando pesadamente la lanza sin ganas de seguir.
-pero antes, hay que dar un pequeño paseo-dicho esto, alzó una mano hacia Inuyasha
-¿q-que?-el chico al ver que la perla se elevaba de su mano esta salió disparada y aterrizó en las manos de Muso
Después, desaparecieron sin dejar rastro alguno, dejando solamente el arma de la diosa legendaria.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top