Capitulo 21
Sango se desmayó, Ayame la sostuvo para que no se impactara en el duro piso mientras Rin observaba sorpresivamente al grupo de personas mitológicas que estaban más abajo de ellas.
¿Kagome la tatara tarata nieta de Kikyo? ¿Que? ¿Por eso se parece tanto ella? ¡imposible!.
-yo... ¿su tatara tatara nieta?-murmuró la azabache con los ojos abiertos sin poder creérselo, los guardianes estaban en la misma situación
Estando cerca de ella no se atrevían a mirarla e Inuyasha simplemente no sabía que palabras agregar. Todos, absolutamente todos estaban en un estado de shock, no creían lo que acaba de decir la diosa de las Ilusiones.
-¡mentira!-gritó furioso Naraku mirando a la mujer-¡Kikyo nunca estuvo con alguien!-
-estas equivocado...-dijo ella serena-si estuvo y fue contigo-
Dichas palabras las aprendices gimieron de sorpresa, su declaración valía por mil y tanto Rin como Ayame jurarian que si Sango estuviera consciente estaría anotando hasta lo que decían cada uno.
El rey arrugó el entreceño.
-¿es verdad lo que dice?-interrogó Miroku a la diosa, esta parpadeo y los miro confundida
-¿qué? ¿No lo sabían?-preguntó ella, estos negaron aún sorprendidos-creí que ya tenían conocimiento de esto...-
-¿por medio de quien?-esta vez le pregunto Koga
Kaguya suspiró, ese tonto no les contó aún.
-¡BANKOTSU!-llamó con una gotita de sudo en su cien
El moreno salió del escombro donde antes fue atacado por el rey y suspiró agitado levantándose con dificultad.
-pensé que iba a morir...-comentó
-¡Bankotsu estas vivo!-lo abrazó Abi con lágrimas en los ojos, el chico sonrió coqueto
-entonces si me amas ¿verdad?-recibio un golpe en la cabeza por parte de ella quien estaba muy sonrojada
-¡claro que no idiota, estaba preocupada!-
-que alivio... esta bien-susurro Kagome mirando la escena
Después de la pequeña discusión el moreno de ojos azules junto con la ojicarmin se colocaron al lado de las diosas y los guardianes. Mientras que Naraku esperaba impacientemente alguna explicación de parte de Kaguya aún pensando lo que había dicho.
No creía eso, si fuera así la mismísima Kikyo se lo hubiera dicho hace mucho tiempo antes de morir, ademas, juraría que si hubiese pasado... no la hubiera matado.
-¿no se lo dijiste?-arqueó una ceja la diosa
-estaba esperandote-se encogió de hombros él
-sabes que no siempre tengo que hacerlo yo-suspiró nuevamente-los guardianes no te harían nada Bankotsu-
-Inuyasha si-señaló
Dirigieron la mirada hacia chico y este tenía la frente oscura, no era el líder de la guardia, pero si era capaz de hacer cualquier cosa por saber la verdad. Kagome entrelazó su mano con la de él, cosa que lo tranquilizó sintiéndo sus músculos bajar por la tensión.
-si no lo hacemos Naraku destruirá la pirámide y se quedara con la perla-observó hacia arriba encontrándose aquella mirada de furia pero a la vez de confusión, lo entendía perfectamente, el no lo sabía después de todo-si nos permites contarte, estoy segura que lo comprenderás-ofreció
El rey del Perla Negra dudó por unos segundos hasta que se cruzó de brazos.
-como sabemos, eso fue hace mucho tiempo-empezó el relato Bankotsu
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Hace 3.000 años a.C
-diosa, ¿a dónde va?-preguntó uno de sus guardianes al ver que la mujer se dirigía a la parte trasera del monumento donde convivía
-ah, iré a echar un vistazo al jardín ya vuelvo, protegan a los habitantes-sonrió
Inuyasha le devolvió el gesto y asintió seguro, Bankotsu miró la escena desde la lejanía con cierta confusión en su rostro. Kikyo no solía dejarlos cuando había algún festejo en la ciudad y eso que le encantaba la re creatividad de su gente, fue extraño.
***
La diosa de la pirámide caminaba por el solitario jardín observando cada detalle que contenían las flores puestas en los jarrones de piedra caliza, alzó su cabeza y observó la iluminante luna llena que la acompañaba en su caminar sonriendo por lo bella que estaba, ¿cómo sería la luz a de cerca? No lo sabía... tal vez en un futuro muy lejano alguien tiene que obtener ese profundo conocimiento como para averiguarlo.
Siguió caminando saliéndo del jardín, en si, de la ciudad misma hasta llegar a un Oasis que se encontraba en medio del oscuro desierto. Ahí se encontraría con él.
-al fin llegas-lo escuchó tras de ella
-tal y como lo prometí-dió vuelta encarandolo-te extrañé ¿sabes?-
Naraku sonrió y la besó con ternura rodeandola con ambos brazos por su cintura y apegandola más a él, la diosa correspondió el beso sin pesar, donde ambos con las dudas fuera a su alcance, se entregaron con la ternura y pasión que los inquietaba por dentro siendo la representable luna llena el testigo de aquella noche.
***
El tiempo pasó y Kikyo no se vio en algún lado de la ciudad, algo preocupante para los ciudadanos y los guardianes, estos últimos sabían su estado por medio de Abi y Soten, pero no lograron verla por dos días. Hasta que la azabache de cabellos lisos apareció en el cuarto día llena de energía, tuvo que disculparse con estos y con las personas por su ausencia tan inesperada prometiéndose que en el próximo evento estará para ellos todo el día.
-¿dónde estuviste? Los habitantes te estaban esperando y a la final no llegaste-reclamó Kaguya al ver a su diosa entrar a su solitario reino
Los habitantes del Celestial habian terminado sus actividades un tanto tristes por esta misma, algo que para ella, las demás diosas, el rey y los guardianes fue poco usual.
-de verdad lo siento, estaba tan distraída que se me habia olvidado regresar a donde estaban-excuso
La diosa de las Ilusiones la miró curiosa.
-Kikyo, no sueles ser así todo el tiempo... algo te pasa-
Era cierto, Kaguya es tan astuta como ella misma que reflexiona profudamente la situacion sin que otros la esperasen, esa mujer era como un espejo que ve más allá de la persona.
-¡Kaguya! ¡necesito un...!-entró Bankotsu rápidamente y vio a su amiga de la infancia conversar con la mujer-¡Kikyo! ¡Cariño estaba preocupado por ti!-la abrazó con fuerza y esta rió por po infantil que solía ser su amigo con ella
Lo adoraba demasiado.
-¿¡qué!?-expresó él mirandola con asombro al igual que Kaguya
No era cierto lo que decía ¿o si?. ¿¡COMO ES POSIBLE QUE KIKYO ESTUVIERA EMBARAZADA!?
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-¿¡EMBARAZADA!?-comentaron todos al mismo tiempo, sobre todo Naraku que no creía lo que estaba escuchando
-asi es... ahí supimos que Kikyo tuvo una relación muy estrecha contigo Naraku-explicaba Kaguya observando el asombro de este al mismo tiempo que meditaba esas palabras-por su puesto que era algo alarmante, al ser una diosa de otra ciudad no tenía ningún compromiso con algún Dios o Rey de aquel entonces y ocultar esa relación fue un error de parte de ella-
-¿por que?-exclamó Kagome
-por que... nosotros tenemos una ley, no enamorarse del enemigo sin importar que sea de otra ciudad, Naraku era nuestro rival en aquel tiempo y no sabíamos que Kikyo pudiera romper esa regla-agregó Bankotsu ablandando su mirada, tanto que le dolía decir esas palabras
Kagome trago duro mientras que los guardianes escuchaban estando callados, Inuyasha apretó la mano de la diosa actual y esta hizo lo mismo, temía que la separaran de él por algo más que cometer un error contra el enemigo.
-diosa Kaguya, si la diosa Kikyo estuvo embarazada ¿por qué no vimos su bulto en el vientre?-dijo Sesshomaru-los meses que habían pasado no logramos verla en cinta-
-es cierto, ella estaba bien, no había nada en ella que estuviera delirando-razonó Inuyasha saliendo de sus pensamientos, recordaba mucho de Kikyo que en ningún momento vio que estuviera embarazada
La diosa y el rey intercambiaron miradas, sabían que los guardianes no estaban a gusto por el contenido, y ser engañados por su propia diosa peor aún.
-utilizo su poder-comentó Bankotsu-escondio su viente con un poder espiritual durante ese tiempo hasta que había llegado su hora, fue por eso que ninguno de nosotros pudimos visualizar el cambio en ella, solo Kaguya y yo sabíamos lo que pasaba-
-¿acaso no fuimos de confianza Soten y yo?-preguntó Abi con un aire de decepción-siemplemente nos contó su relación con el rey-
-si no hubiera entrado por esa puerta... no sabría de eso e incluso no estaría contándoles Abi-le explicó el rey y la miró entristecido-Kikyo no quería que nadie más supiera sobre la futura criatura que iba a tener por que sabia que fue un error involucrarse con alguien que una vez nos atacó-giró hacia al hombre-les contó su relación para que estuvieran conscientes de lo que podría pasar más adelante... y estuvieran alerta ante todo-
El silencio reinó por unos segundos en ese lugar después de dada revelación. Las confusiones de cada uno fueron aclarandose, era un tema demasiado importante tanto para los guardianes como para las aprendices arqueólogas quienes decidieron callar hasta el momento.
Entre los mismos dioses se estaban contando el pasado.
-si estuvo embarazada... ¿por qué no me lo dijo antes?-preguntó Naraku con voz quebrada, se dieron cuenta por el tono y Kagome pensó que estaba dolido
-por que...-habló Kaguya
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Pasaron 8 meses desde esa inesperada noticia, en el reino de Bankotsu se escuchó un pequeño llanto que provenía de la habitación del chico. Él y la diosa de las Ilusiones presenciaron a una persona muy pequeñita que estaba siendo cargada por uno de la guardia de dicha ciudad. Solo estaban ellos, solamente ellos atendiendo el parto de la diosa legendaria.
-es... una niña-sonrió rey Escorpión observando a la pequeña quien le fue entregada a la madre-¡es una niña!-
-calmate, de esta habitación no sale nada de este tema ¿ok?-sugirió Kaguya enjabonando sus manos en un recipiente de piedra
-si si claro claro-rió alegremente y se acercó al lado de su amiga-¿puedes creerlo?-
-aun no-sonrió ella viendo a su niñita, cabellos negros grisáceos casi azabache como las de ella y piel pálida como la de su amado
-de esta habitación no sale nada ¿entendido?-repitió lo mismo la mujer al guardián, el joven asintió varias veces muy nervioso y decidió callarlo, Kaguya hizo un ademán para que se retirara y enseguida se posicionó al lado de la diosa que recién había dado a luz-¿cómo osas decírselo?-
Kikyo se tensó por la pregunta.
-no seas tan directa, se sentimental por lo menos ahora que nuestra diosa tiene una bebé-la miró de reojo Bankotsu, Kaguya se encogió de hombros
Era verdad lo que decía.
-sera una sorpresa-agregó ella, ambos reyes la miraron-una sorpresa...-dicho esto beso la coronilla de su bebita curbando una sonrisa
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-¿una... una sorpresa?-abrió los ojos Naraku, tubo una hija, una niñita que nunca la conoció y enseguida sintio una enorme culpa, una que seguramente no se libraría de ella hasta morir
-si, una sorpresa... Kikyo quería verte feliz incluso si había roto esa regla, ella no se arrepintió y la tuvo-agregó Kaguya-pero...-
-¿pero que?-preguntó él interesado
-fue entonces que se desató todo-habló el moreno-la diosa hasta mando a llamar a los guardianes con el mismo fin, para que la conocieran, pero se desató esa guerra-
Esa guerra, Inuyasha odiaba recordar lo que pasó en aquella época... ¡y lo peor de todo es que estaban a punto de conocer a la hija de su diosa!.
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Los estruendos se hicieron cada vez más fuertes, atemorizando a la diosa al mismo tiempo que escuchaba el llanto de la niña entre sus brazos. Bankotsu se retiró del lugar y Kaguya no sabía que hacer, apenas Kikyo dio a luz y sabian que aún no estaba lista para batallar incluso con una bebé en brazos. Todo se estaba saliendo de control.
-Kaguya...-llamó la azabache, la mujer giró a verla, su rostro lucia entristecida
La fémina se levantó con un poco de dificultad y le entregó a la niña, acto seguido la besó en su coronilla... tal vez sea la primera y última vez que la vea.
-¿qué... que piensas hacer?-preguntó ella, Kikyo no le respondió y con rapidez corrió tomando su arco, flechas y la lanza mientras ignoraba su llamado-¡KIKYO!-
-¡cuidala!-
***
Los vio batallar, sus guardianes estaban lejos de ella y lo agradecía. Sabía... sabía que esos Anubis les pertenecía a la única persona que conocía a la perfección... ¿cómo fue capaz de hacerlo? ¿Por qué?.
-¡diosa!-escuchó la voz de Soten y fue a ella para ayudarla junto a Abi que estaba más allá de ellas, no vio a Bankotsu por ningún lado
Con el dolor en su entrepierna y con las pocas fuerzas que le quedaban peleo utilizando sus armas, más que todo su arco y flechas que les fueron muy útiles hasta separse un poco de Soten, donde estuvo peleando algo lejos de donde estaban.
De pronto sintió una presencia, la cual esquivó con dificultad cayendo al suelo arenoso haciendo que sus dos armas se separaran de ella quedando solamente con su lanza.
-¿estás tan débil que no puedes ni levantarte?-esa voz lo conocía, sintió un escalofrío recorrer por su espalda al escucharlo
Se giró y se levantó para verlo, no era él... esa mirada fría que le dedicaba no es de él, ese odio que seguramente es dirigido para ella lo desconocía complemente, ese no es el Naraku que tanto amaba y que daría su vida por estar junto a él y con su niña. Tomó su lanza, dispuesta a luchar en su contra aún sin saber lo que pasó.
-te uniste a mi... ¿y tan pronto te largaste dejándome con muchas más dudas?-murmuró él, Kikyo lo miró confundida-¿tuvo que pasar tanto tiempo como para que al fin se presente una guerra y me des la cara? ¿¡por que lo hiciste!? ¡creí en ti Kikyo!-
-no se de que me hablas...-ablando su mirada-¿¡que fue lo que paso para que estés así!?-
El hombre no perdió el tiempo y fue a ella chocando su espada contra la lanza, estaba furioso con ella y consigo mismo. Algo que Kikyo percato.
-¿¡por que me traicionaste!?-gritó
-¿qué fue lo que pasó...? Estas siendo consumido por la furia... ¡tu no eres aquel hombre de quien me enamore perdidamente!-lo empujó adolorida y se apartó
-no caeré nuevamente en esas palabras-dijo alistandose para atacar-¡esas que me has dicho hace unos días!-
-¿unos días?-pensó la diosa, ¿en qué momento fue a verse con su amado en esos días? Prácticamente estaba en Shikon en la mayoría de la veces para no ser descubierta por su embarazo
Entonces apareció un tik en su cabeza, su amado... su amado ha sido engañado por otra persona. Ese pensamiento se esfumó cuando sintió una fuerte punsación en su abdomen, ahí supo que Naraku aprovechó su vulnerabilidad y la apuñaló con su espada. Derramó unas cuantas lágrimas soltando la lanza y le dirigió una última mirada llena de amor y tristeza, colocando una mano en su pálido rostro cubierto por la ira que este contenía.
-te amo...-
Esas palabras llenas de sinceridad lo hicieron venir a la realidad, era demasiado tarde como para salvarla... era demasiado tarde como para volver en el tiempo y remediar lo ocurrido, era demasiado tarde... para todo.
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El silencio nuevamente estuvo presente, la historia que acaba de contar la diosa y el rey era imposible de creer y más si existió un pariente en aquella época.
-¿eso fue... lo que pasó en realidad?-preguntó una Rin shokeada
-increible...-murmuro Ayame
-tuve una hija-se dijo el rey para si mismo
-una niña que estuve a cargo de ella por unos largos años-admitio Kaguya-despues de lo que pasó con Kikyo, tuvo su merecido sepulcro-
-¿cómo explicas la ausencia en su sarcófago?-interrogó Abi-Inuyasha y la diosa Kagome dijeron que no estaba ahí Kaguya... ¡solo estaba su lanza!-
-no permití que ninguno de ustedes entraran a la cripta... Kikyo esta enterrada en un lugar que... pueda descansar en paz-miro a Bankotsu, este cerro sus ojos-la oculte en mi espejo para que no se dieran cuenta... además, ella una vez le dijo a Shippo que reencarnaría y si que lo hizo, en su tatara tatara nieta-giro para ver a Kagome
Ella aún no superaba esa palabra, ser la tatara tatara nieta de una diosa del Antiguo Egipto le resulta ser imposible para ella y seguramente para sus amigas... en especial para los guardianes de la antigua diosa.
-¿ahora ya sabes lo que pasó? Rey del Perla Negra-le habló Bankotsu
Este no salía de su trance por lo contado, Kikyo tuvo una hija con él y esa niña creció teniendo descendencia hasta llegar a la de Kagome, no solo es la tatara tatara nieta de su amada... si no también la de él.
-yo...-trató de descifrar una palabra pero la voz de alguien conocido se hizo presente en el reino
-vaya vaya... ¿qué es esto? ¿Reunión familiar?-sonrió burlona la persona
Tanto Kagome como los guardianes junto con los demás presentes abrieron sus ojos, las aprendices miraron hacia arriba y se encontraron con un chico de cabellos negros hasta los hombros y ojos del mismo color... fue suficiente la impresión de Naraku y sus discípulas, creían que había muerto en aquella batalla pero no fue así, él estaba ahí.
Kaguya parpadeo y frunció el seño.
-¿Muso?-
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Oooohhhh, faltan dos capituloooosss para finalizar esta bella historia!!! No olviden sus comentarios y estrellitas💖🥺 nos leemos pronto!
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