Capitulo 19

Tomó la flecha y la puso en tensión con el arco, estuvo en esa posición por unos segundos y disparó. El material choco con éxito en un jarrón antiguo destrozandose completamente, juraría que alrededor de aquella flecha pudo ver una especie de magia, no, un poder sobrenatural.

‐es tu poder espiritual‐Kagome suspiró, empezaba a creer que Inuyasha tiene la habilidad de leer los pensamientos

‐¿esa cosa violeta es un poder espiritual?‐señalo confundida, el guardián asintió con los brazos cruzados

‐haz empezado a liberarlo‐le comentó acercándose‐a diferencia de las barreras que alzas este método de batalla es tardío, me impresiona que lo hayas expuesto tan rápidamente‐

‐si solo pasaron tres días-lo miró de reojo e Inuyasha sonrió

-todo tiene su límite cariño-sonrío con arrogancia

-cariño...-repitio la palabraKagome recordando aquella pelea que habían tenido en aquel salon-¿ustedes no tienen sus reglas verdad?‐preguntó curiosa

Inuyasha la miró arqueando una ceja y enseguida captó lo que quiso decir con esas palabras. Puso sus manos en su cadera.

‐¿por que la pregunta?-

-pues...-tartamudeo nerviosa la diosa mirándolo a los ojos y con un leve sonrojo en sus mejillas-n-nada olvídalo-giro su rostro haciendo reír con ganas al ojidorado, la chica frunció el seño

¡Amaba verla nerviosa cuando estaba cerca de él! Y para tranquilizarla se acercó y la abrazó sintiendola más tensa que nunca. Kagome le correspondió el brazo y respiró su aroma a bosque, odiaba admitirlo, sin darse cuenta se había enamorado de esa momia agresiva que estaba abrazandola con ternura. ¿Estaría mal enamorarse de un ser de la antigüedad? Bueno, ¿es un guardián no? Lo cual se ha mantenido con vida gracias a la fuente, entonces en resumen; era un humano en aquel entonces.

Ese pequeño pensamiento hizo mirarlo, un humano con aspectos físicos increíbles y poco común en el mundo actual en la que vivía. Pensó que en aquella época antes de Cristo habitaban personas que podrían poseer tales físicos.

Inuyasha parpadeo al verla mirarle detenidamente. ¿Que estaría pensando? Bueno, era normal que lo observara por un largo tiempo.

‐¿que pasa?‐preguntó sacándola de sus pensamientos, ella dio un paso atrás

-nada en especial...-contestó y miro hacia arriba, el sol se reflejaba atraves de aquel  cristal no dejando que la ciudad se  visualizara-es solo que... mmh no lo se-ablando la mirada, de repente sintió las manos de él en rostro haciendo que lo mirase

Quería apartarse pero el guardián no la dejaba, más bien quería lo mirase el tiempo que quisiera, él entendía la situación en la que estaba, él entendía que al ser una diosa legendaria no sería nada fácil, y él entendía... sus sentimientos. Se había dado cuenta a través de sus ojos, vio acercársele con lentitud en caso de una señal de arrepentimientos de parte de ella y al ver que no forsejeaba, sus labios hicieron contacto con los de la azabache creando un vaivén lento y dulce, tomandola por la cintura y acercandola más a él.

Kagome se sorprendió, Inuyasha no le importó si lo entrara a puñetazos. Simplemente ambos se dejaron llevar por ese deseo intenso que se tenían desde que se conocieron. ¿Entonces si podrían...? Esa pregunta merodeaba por la cabeza de la  chica, pero... ¿qué pensaría Inuyasha?.

-no, no tuvimos reglas-dijo separándose de ella y sonrió por su cometido

Kagome se tocó los labios sin decir una sola palabra, estaba sorprendida y a la vez muy feliz solo que no lo quería demostrar ahora, primero quería saber sus sentimientos.

‐¿a que ha venido eso?-murmuro ganándose otra sonrisa de parte de él

-¿creíste que no me daría cuenta diosa?-le respondió pues, Kagome se sonrojo a más no poder, el chico se giró y se encaminó pero volteó mirándola sin dejar de sonreír-esos sentimientos que transmití con aquel beso, son reales... no lo dudes-dicho esto elevo su mano para que esta la tomara

No esperó ya que Kagome lo tomo sin dudar y sonrío. Tal y como pensó... ambos sentían lo mismo, no hay excusas para averiguarlo.

---*---

-y eso fue lo que paso-termino de contar Sango a los dos adultos mayores

-¿en serio era la diosa Kagura?-pregunto Kaede sin creer la historia que las aprendices les contaba

Después de que se habían enfrentado con ella y Kagome se había desmayado, prefirieron no permanecer ahí e ir a la superficie hasta que la azabache se presentara y afirmara que todo había pasado. ¡Pues, dudaban que eso pasara!.

-si anciana Kaede-asintio Ayame-era una mujer muy fuerte con un abanico, tal y como ustedes la describieron-

Myoga y Kaede se miraron.

-y para completar, ¡quieren acabar con Kagome y la pirámide y pues tal vez la superficie!-le habló Rin, las tres estaban desesperadas por lo que pasaba allá abajo

-Myoga... esto si es alarmante ¿no deberíamos...?-le susurro la mujer y este nego

-no queremos que todos los sepan o ¿si? Hay que evitar-

-¿evitar?-los micro incrédula Ayame-¿cómo vamos a evitar algo que paso hace tres mil años y que no se ha resuelto?-

-ujum... y todo por una tonta perla-asentian Sango y Rin

-sera mejor dejarlo en las manos de Kagome-las chicas abrieron los ojos al escuchar las palabras de Myoga-si es la diosa reencarnada no habrá problemas... El destino de la pirámide está Kagome-

-muchachas, aveces el destino suele jugar  con las personas y pasarles una mala racha-miro Kaede a las personas que trabajaban arduamente en las pequeñas pirámides que habitaban en el área y más adelante estaba la gran Shikon-seria mejor esperar-

Esa espera cada vez se hacían largas, las aprendices solo asintieron y se encaminaron hacia la carpa, no dejaron de pensar todo lo sucedido; desde que se abrió aquel portal hasta ahora, y solo por que el descubrimiento de una perla las hicieron llevar a la confusión.

Rin no aguanto aquellos pensamientos y se levantó de su fotón para enrollarlo junto con su almohada.

-¿qué haces?-interrogo la castaña al verla hacer aquellos actos

-no me quedaré aquí a esperar-respondió frunciendo el seño-dormire en el lugar donde comenzó todo-dicho esto se dio vuelta y se encaminó a la pirámide

-¡espera! Iré contigo-comentó la peliroja haciendo lo mismo que Rin

Sango suspiro derrotada e hizo el mismo procedimiento, las tres se encaminaron hasta llegar adentro de la pirámide y colocaron sus respectivos futones delante de la puerta.

-pase lo que pase, aquí la esperaremos, no la abandonaremos por una simple perla que la hizo quedarse-murmuro Rin observando la puerta aún abierta-y... resolveremos lo que ha pasado en aquel entonces-

Desde ahí, empezaron a ver aquella joya como su única enemiga.

---*---

-asi que... eran todos los que estaban-

-si, y eso no es todo-hablo Kagura-la perla incrementó sus poderes increíblemente, y solo por que esa chica la posee-

-solo por ella...-murmuro Naraku entrecerrando sus ojos

-¿qué hacemos? Si le damos más tiempo se volverá más fuerte-

El hombre no dijo más que suspirar, al rato se levantó y tomó una espada que se encontraba en un altar, la observo detenidamente; el negro y el dorado al borde reflejaba lo antiguo que era y lo cuidado que estaba, el filo era peligroso tanto para sus enemigos como para el mismo. Lo único que veía de esa espada era el reflejo de su amada, esa era el arma la cual la había asesinado, por tan solo recordarlo le hervía la sangre, la culpa y rabia lo dominó por completo, decidiendo el destino de aquella pirámide.

El rey del Perla Negra giró su vista hacia sus dos únicas discípulas.

-ataqueremos a Shikon, tomaremos esa perla y destruiremos todo lo que habita incluyendo a esa mujer, la vida de esa diosa reencarnada llegara a su fin-habló con determinación

Las dos féminas lo miraron sin expresión, pero se divertirían mucho en aquella ultima guerra.

---*---

-esta a punto de empezar...-murmuro Kaguya estando al frente de Shikon

-¿este era tu hogar?-expreso Tsubaki mirando sorprendida la gran pirámide

La diosa sonrió nostálgica, no ha cambiado en nada... sigue siendo la misma de siempre.

-si, iré a rescatarlas... ¿me esperaras?-giro para verla, la mujer le sonrió a su amiga y asintió

-ten cuidado-

Kaguya ensanchó su sonrisa asintiendo y se dirigió hacia la pirámide sin darse cuenta que un ser la perseguía desde lejos.

Mientras que todo sucedía,  Kagome seguía entrenando con la ayuda de Inuyasha, esta vez una pelea con armas cuidando de que ninguno de los dos salieran heridos.

-¡muévete! ¡sino la diosa te ganará!-le gritaron Miroku y Koga desde lo alto de las escaleras

Los tres guardianes junto con el pequeño Shippo y la princesa Soten observaban la pelea como práctica, sin embargo, Kagome iba ganándole chocando su lanza contra la espada de Inuyasha. Se había dado cuenta, que aquella lanza era para alzar campos de protección y suspende una onda de poder capaz de hacerle rasguños al enemigo.

El guardián de ojos dorados cayó topermente siendo apuntado por la chica quien sonreía victoriosa.

-me he percatado que lo haces apropósito-comentó esta, el chico se sentó riendo

-tan inteligente-le sonrió coqueto haciendo que se sonrojara

Ante este descuido, aprovechó en darle una patada a su lanza para así liberarse. Acto seguido tomo nuevamente la espada y choco con su arma.

De pronto, unas cuchillas se aproximaron hacia ellos, Kagome se percató de aquella presencia e hizo caer a Inuyasha con la finalidad de crear una barrera entre los dos, los fenómenos se impactaron contra el campo creando un estruendo. Esto alertó a los demás guardias y Soten quien enseguida llamó a sus escarabajos.

-¿estás bien?-le preguntó a Inuyasha, el chico se levantó furioso por aquel repentino ataque

-así que tu eres la portadora de la perla-hablo un hombre más adelante de ellos

-no puede ser-expresó Koga mirando hacia arriba donde provenía la voz que reconocieron al instante y que jamás se lo habían olvidado a ninguno de ellos

-Naraku-murmuró Sesshomaru frunciendo el seño

Los presentes buscaron arriba de ellos, y ahí estaba, el rey del Perla Negra con una mirada de determinación dispuesto en acabar de una vez a la pirámide.

-tú...-abrio sus orbes Kagome-¿¡tú eres aquel que mató a Kikyo!?

-tu valentía me hace ver que eres una mujer dispuesta en hacer cualquier cosa con el fin de proteger a Shikon, igual que ella...-esto último lo susurró

-si es así ¿qué?-contraatacó

-valdra la pena matarte-sonrío malvadamente-y no solo tú ¡también a todos los que habitan en esta asquerosa pirámide!-

Y con estas palabras, se dispuso en atacar; dando inicio aquella guerra que, jamás tuvo su final.

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Lamento la tardanza, por lo que veo esta bella historia estará llegando a su fin muy pronto. Espero les haya gustado mis lectores!Nuevamente disculpenme😅 espero sus comentarios y estrellitas. Nos leemos!💕

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