Capitulo 18
Hizo que cayera sin piedad, y sin pensarlo tomó su lanza y lo apuntó a un costado de su rostro clavándolo en el piso a no ser por que Inuyasha reaccionó al instante girando su cabeza antes que lo matara con el arma y acto seguido la miró nervioso; Estaba agitada y con el seño muy arrugado, prácticamente estaba... Furiosa.
Flash Back
Entraron a la cripta siendo iluminada por los fogones, el lugar estaba tallada con piedras y los escritos en oro puro, donde más adelante se podía observar un sarcófago encima de una base de piedras con un nombre grabado; Kikyo.
Ambos caminaron hasta llegar al sarcófago pensando que tal vez... Podrían abrirlo y así Kagome podría aclarar sus dudas.
-Kikyo debe estar ahí-murmuró melancólico el chico recordando el níveo rostro de su anterior diosa-¿piensas...?-
-si-respondió la azabache tocando el gran objeto, sintió un leve escalofríos y cerró sus orbes por unos segundos hasta abrirlos otra vez-ayudame...-
El guardian asintió y se posicionó en la cabeza del sarcófago mientras que Kagome a los pies, estaban listos para abrirlo. Ambos reunieron la fuerza necesaria y con un poco de dificultad, abrieron el sarcófago pues, miraron adentro creyendo que el cadáver de la diosa estaría descansando y vendando pero no era lo esperaban.
Kagome salió furiosa de la cripta con algo en manos e Inuyasha casi en shock.
-¿que ha pasado?-preguntó Soten confundida al ver la expresión de su rostro y la de la azabache
-¿que encontraron?-esta vez interrogó Abi
Inuyasha las miró, y su rostro cambió al de uno más serio.
-no está-
Fin del Flash Back
Ante esa inesperada noticia, habían regresado al Reino Celestial donde un Koga se había desmayado, un Miroku estaba shokeado, un Sesshomaru maldiciendo cada momento, y unas aprendices tratando de descifrar lo que había ocurrido hace mil años pensando que podrían reunir las piezas que faltaban y por qué el cadáver de Kikyo no permaneció en su sarcófago.
-¡calmate!-
-¿¡que me calme!?-atacó Kagome- ¿¡Como es posible que no se encontrara en su lugar de hábitat!? ¡Solo encontré esta cosa!-señaló entre sus manos la lanza de oro y como decoración, unas telas trasparentes roza fuerte en la base de la cuchilla
-¡también estoy furioso ¿sabes?!-
La chica se apartó e Inuyasha se levantó. Después de haber notificado lo que encontraron abajo Kagome quería estar a solar con él, tal vez para hablar pero lo que recibió fue unas grandes golpizas y fue atacado por ella. Ahí entendió que quería desquitarse toda la rabia que traía encima.
La diosa se sentó de golpe casi a las orillas del lago, pensando lo ocurrido y mirando aquella lanza. ¿Para que serviría? Ahí tenía el arco con flechas y nisiquiera la había probado tampoco, apenas y con el objeto que tenía al lado.
-esa diosa...-empezó hablar, el ojidorado aún seguía de pie-¿no y que había sepultado a Kikyo?-lo miró, él suspiro se encaminó sentándose a su lado
-nosotros... No entramos a su cripta nisiquiera Bankotsu, Abi y Soten, sólo la diosa de las Ilusiones asegurándose de velar sus sueños, ya que era su trabajo fortalecer el alma de los fallecidos-explicó-pero... Nosotros no teníamos idea de lo que había hecho, prácticamente todos creímos que había fortalecido su alma y eso generaría paz a la pirámide pero...-hizo una pausa, Kagome lo escuchaba atentamente sin apartar su mirada de su perfil y fue ahí donde esté la miró con... ¿Angustia? Abrió sus orbes sorprendida-te lo juro Kagome... ¡Te juro que no teníamos idea! ¡No sabíamos que durante estos miles de años Kikyo no estaba en su cripta! ¡Eso explica por qué nuestros días estaban contados y que la pirámide pronto se derrumbaría! ¡Estabamos perdidos!-
Había alzado tanto la voz que este mismo de había quebrado y rompió en llanto. Era la primera vez en años que el guardián estaba llorando desesperadamente y delante de su actual diosa quien aún lo observaba, este agacho su cabeza avergonzado por tal acto sin dejar de derramar una lágrima. Pensar... Que todo lo que estaban cuidando por años, todo lo que habían convivido, a la final podría ser en vano, pero... Era como si la misma Kikyo había guiado a su reemplazo hace días atrás para realzar otra vez a Shikon y que tal vez podría... Podría... Vivir con ellos hasta que Alá quisiera.
Lo dudaba, por que ella por una parte, pertenece a la superficie, si... Al mundo actual. Y dudaba que ella se quedara, y mucho. Inuyasha estaba apunto de levantarse y correr hacia otro lugar, pero antes... Kagome lo tomó por los hombros acercándolo a ella, este no espero más y se acurrucó entre sus brazos siendo ella quien lo acariciaba y enredaba sus dedos por su suave y plateada cabellera, dejando a que se desahogase.
Entendía lo que sentía, entendía aquella angustia en la que se habían sometido él y los demás, por que Inuyasha... Vivió la misma situación en la que estuvo ella, la pérdida de un ser querido.
----------*----------
-¿Koga despertó?-preguntó Ayame al ver al moreno quien no reaccionaba desde hace unas buenas horas
-por la noticia que recibimos no creo que quiera despertar ahora-afirmó Sesshomaru mirando al pelinegro tirado en el pulido piso de mármol
-míralo, esta completamente inconsciente-suspiró Miroku moviendo su brazo
Y la verdad... Esa pequeña noticia si que había impactado tanto a los guardianes como a los actuales dioses. ¿Y a ellas? Sólo tenían mucha curiosidad por saber que es lo que le había pasado a Kikyo después de ser sepultada. Ninguno lo sabían, nisiquiera los dioses que eran lo que más se relacionaban y se contaban entre sí.
La peli-roja volvió con sus amigas quienes estaban a los pies de los escalones, tal vez pensando en la situación.
-bien... Investigamos la pirámide, encontramos una perla que la representa, y resulta que sorpresivamente abrió un portal, y de ese portal encontramos todo lo que estamos viendo, nos enteramos que Kagome es una diosa reencarnada, tiene extraños poderes y tiene que convivir con ellos...-anotaba una concentrada Sango en su libreta siendo observada incrédulamente por Rin- Kikyo no está en su sarcófago, el Rey del Perla Negra trata de ingresar a Shikon y destruirla sólo para obtener la perla, y por último... No sabemos si el fin del mundo se acerca, punto-dicho esto, cerro su libreta
-¿que hacemos?-preguntó la peli-caoba mirando al cielo, estaba a punto de anochecer y Sango tenía su vista fija en la fuente que estaba más allá de ellas
-es... Una locura lo que está pasando-dijo-no tengo idea-
-no podemos nisiquiera quedarnos aquí, Kagome lo dijo, puede que ese rey se acerque en cualquier momento y no querrá vernos involucradas en este lío-decía la peli-roja llegando a ellas sentándose al lado de la castaña
Las tres suspiraron de frustración, no sabían que harían, y no sabían cómo explicarle a Myoga y a Kaede sobre todo esto pues, la mitología egipcia, no estaba completa, y la leyenda de la pirámide tampoco, estaban totalmente en un enredo, y todo por una perla y un malentendido.
Si, las diosas Soten y Abi explicaron lo que sucedió con Kikyo y Naraku en aquella guerra, provocando que las tres tengan una única duda sobre eso. Y justo era esa duda que Myoga se preguntó esta mañana, ¿cual era ese malentendido?, la misma Abi explico que tampoco sabían sobre eso, ya que era algo... Personal de la diosa Kikyo, y era algo que nunca se supo.
-será mejor irnos... Esta anocheciendo y sabrán como de pondrá Kagome si aún nos ve aquí-se levantó Sango, Rin y Ayame hicieron lo mismo ya decididas
-¿se irán?-preguntó Shippo mirando a las aprendices
-si, nos veremos cuando Kagome aparezca en la superficie-le sonrió Rin abrazando al niño y seguidamente a la pequeña diosa
-las acompañaremos...-le devolvió la sonrisa la niña de ojos rubis
Justo cuando iban a empezar su caminata, un estruendo se presentó en el lugar alterando a los guardianes donde Koga despertó de golpe y acto seguido, bajaron a donde las féminas mirando a cada lado y averiguar la causa de aquel extraño estruendo, un casi terromoto. Las muchachas estaban asustadas que nisiquiera vieron venir ese fenómeno, por suerte, Soten hizo una barrera con ambas manos y que sus escarabajos aparecieran y se formaran en fila delante de ellas, en caso de cualquier ataque subterráneo.
De repente, varias cuchillas aparecieron cortando a varios de los escarabajos y fallando en el intento de derribar aquella barrera alzada por la niña. Esta misma, los guardianes y las aprendices miraron hacia arriba y visualizaron la silueta de una mujer quien estaba parada encima de una pluma gigante, ropa blanca, y con varios accesorios en sus antebrazos y muñecas, y finalmente, un abanico en una de sus manos.
Se trataba de la diosa de los Vientos, Kagura. La nombrada chasqueo sus labios furiosa por haber fallado su intento de matar a todos al mismo tiempo, y se acercó hasta poder visualizarlos. Ante este acto, Soten y los guardianes se colocaron en guardián.
-¿donde está?-gritó la mujer
-¿¡que haces aquí Kagura!?-respondió la niña-¿¡no tuviste suficiente en aquella guerra!? ¿¡Que pretendes!?-
-¿K-Kagura?-susurró Ayame observando a la mujer
-es... la diosa de los Vientos, la que nos habló Myoga-habló Sango nerviosa
-niña... Soy yo la que estoy preguntando ¿donde está?-interrogó una vez más con el seño fruncido
-si buscas a la diosa reencarnada, dejame decirte que no la podrás ver ni en este instante, ¡regresa al Perla Negra! ¡No tienes nada que hacer aquí!-apareció Abi colocándose al frente de la barrera junto con sus insectos rodeando toda la isla
Kagura río.
-Abi... Gusto en verte otra vez, ¿tanto defienden a una simple mortal que resultó ser una reencarnación de un día a otro? ¡Nisiquiera sabe dominar el arco!-comentaba mientras se abanicaba brindándose aire para si misma
-puede que no... Pero eso es cuestión de tiempo, ¡regresa al lugar donde perteneces! O sino...-
-¿o sino qué? Tus insecticos no podrán contra mi ¿sabes?-arqueó una ceja y dejó escapar una risilla pero fue detenida por una alabarda que corto la pluma por la mitad, haciendo que Kagura cayera pero fue más hábil, obtuvo equilibrio y se enderezó en el techo de una de las chozas del reino-Rey Escorpión...-
Sonrió y giro su vista, el chico tomó su alabarda desde unos de los puentes. Obtenia una expresión muy severa y furiosa al mismo tiempo que de dirigía s esta con cierta tranquilidad.
-Kagura... ¿Se puede saber que haces en Shikon?-esta roló los ojos
-todos me hacen la misma pregunta, ¿no es obvio? ¿O es que no lo ven?-
-no verás a la diosa-expresó él-no sin antes cruzar sobre nuestros cadáveres-
-¿tan importante es?-preguntó-¿no se te hace conocida esta situación Bankotsu?-
El chico abrió los ojos confundido ¿conocida? ¿Esta situación? ¿A que se refería?.
-¡no la escuches!-suplicó Abi sabiendo lo que está tratando de hacer la mujer, intenta a que el chico bajara la guardia por aquella vez en la que trato por primera vez a Kagome, sabía que eso lo debilitaría
Kagura sonrió aún más...
Antes de agregar otra oración, observó que más allá de donde estaban se acercaban dos siluetas, una de ellas es Kagome, quien paró en brusco seguida de Inuyasha al ver lo que estaba pasando por lo que se presentó hace poco.
Estaban todos, pero no conocía aquella mujer de ojos carmín y sonrisa perversa, sin embargo, todo fue tan rápido que vio agitar su mano y de aquel abanico salieron muchas cuchillas dirigirse a ella.
-¡desaparece!-
Y... Otro estruendo apareció, ocasionado por una barrera que Kagome había alzado con la lanza y con la perla en su cuello, así uniendo sus fuerzas apareciendo una enorme barrera que los protegía a ambos. Cosa que los presentes se aliviaron y se colocaron en guardia para la venida de otro ataque.
Kagura frunció el seño, lo sabía.
-diosa legendaria, prepárate... Por que tu hora está por llegar-dichas estas palabras, desapareció con el viento
¿Su hora?.
Esa era la pregunta de todos y más de la azabache quien se desmayó sin saber lo que pasaría en estos próximos días. Inuyasha la tomó con rapidez, tenía que darse prisa y rápido, de lo contrario... Ahí estarían perdidos.
----*----
-¿uhm?-abrió los ojos marrones una bella mujer de cabellos negros y lacios siendo observada por su compañera de trabajo quien la miraba confundida por su repentina reacción
La mujer de más de 4.000 años de edad y que aparenta 28 años en el mundo actual, se levantó de la banca dejando el arma en esta, y se encaminó al ventanal con suma tranquilidad observando la puesta del sol desde el horizonte.
-¿sucede algo Kaguya?-le preguntó la mujer de cabellos plateados y ojos marronees claros a su amiga y compañera
-Tsubaki... Las niñas están en peligro-dijo la fémina, Tsubaki parpadeó confundida
-¿que les está pasando?-volvió a preguntar mientras se levantaba de la banca y se acercaba a ella justo cuando el sol se ocultaba
Vio que Kaguya sonrió melancólica.
-vaya, nunca creí que regresaría tan pronto...-giro su vista a la de su amiga-al perecer, mi antiguo hogar me necesita y... La diosa legendaria-
Y fue en ese momento que Tsubaki entendió; la guerra de hace mil años... Volverá a renacer, y sólo por una joya.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top