Capitulo 15
-¿esta es la laguna la cual decías en lanzarme?-preguntó Kagome mirándolo de reojo, este carcajeó con tantas ganas que las especies que habitaban en aquella laguna levantaban sus cabezas e intentaban subir, pero les eran imposibles
-¿que? ¿No te gustaría?-se acercó a ella, tanto que la chica tuvo que retroceder
-ja-ja que gracioso, si en ese momento hubiera tenido el valor de lanzarme ya estaría muerta-comento esquivando la mirada, Inuyasha sonrió con picardía
-pero al ser tu la reencarnación de Kikyo ya estaríamos perdidos si te hubiera lanzado-expresó él, Kagome bufo y miró la laguna sin ningún recurso acuático, sólo estaban las cascabeles y varios restos de esqueletos humanos
-vámonos, esto me esta dando escalofríos-
-¿lo dices por los esqueletos?-comentó siguiéndola
-me imagino que en esa era... Torturaban a los extranjeros, ¿o me equivoco?-salió del salón aún seguida de él quien encogió sus hombros sin dejar de sonreír
Habían recorrido toda la pirámide entera, casi la última era la laguna que Inuyasha le había dicho, donde habitaban muchas cascabeles que con tan sólo morderte pierdes la vida inmediatamente por su potente veneno que sobresalían de sus colmillos. El guardián la había llevado a lo más profundo que, a decir verdad, estaba la entrada que conectaba con la pirámide El Perla Negra. No fueron a más allá sino que estuvieron lo más alejado donde esta el reino de la pequeña princesa de los Escarabajos Egipcios entando ahí en caso de que sucediera algo, aunque eso lo dudaba Kagome.
Se retiraron del lugar y recorriendo en otras partes, la pirámide no tenía tantos reinos pero si habitantes, fueron al reino de Abi y esta la recibió gustosamente con una invitación al té, se quedaron en ese lugar por dos horas mientras que la diosa de las 10 Plagas de Egipto le enseñaba su pequeño pero cómodo reino que solamente habitaban sus insectos y ella misma junto con las tumbas que Sango y Ayame habían encontrado anteriormente.
-a veces pienso que es increíble en como controlas tantos insectos-halagó Kagome al ver varios de esos animales volando más arriba de donde estaban ellos
-como ya sabrás, nuestros entrenamientos no son tan fáciles como piensas-sonrio la diosa-y es algo que te tocara aprender al ser tu parte de Shikon-
Parte de Shikon... Esa idea le agradaba ahora, ya estaba empezando a acostumbrarse y eso que estaba dos días en ese lugar, sonrió por aquellas palabras que le dieron ánimo y motivación a seguir con su vida como una diosa aunque tenía algo que no la dejaba tranquila desde la explicación que dieron sobre de aquel rey, esperaba que mientras entrenaba no pasará nada malo, ni siquiera a la superficie, eso sería lo peor.
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La idea de decirle la verdad no lo de baja tranquilo en nada, no sabía que Kikyo reencarnaría, nunca le dijo y eso que era su amigo desde la infancia. Pero ya que murió ya hace varios años y que su reencarnación se vio de por dicho, aún pensaba en ello, no sabía nada de nada, pero si sabía algo... Una cosa que Kikyo le dijo y que le confió en él sin dudarlo, pero no quería decirlo, sabía como se pondría Inuyasha y los demás si les contaba. Ellos son guardianes que obtenían una gran fuerza y carisma en la hora de batallar y él que es el Rey Escorpión tenía el poder hasta desaparecerlos, pero ni podía hacer eso, eran los guardianes de la diosa actual y de la pirámide.
Caminaba de un lado a otro en el salón de su palacio, muy indeciso y desesperado, ¡hasta casi se comia el dedo pulgar por lo intranquilo que estaba!. Le había dado la noticia esta mañana a su adorado pueblo de que tenían una nueva diosa, y como era de esperarse, los habitantes gritaron de emoción y ganas de conocerla, hasta celebraron por eso. Tenía previsto en ir al Reino Celestial ahora mismo para que Kagome fuera a su reino y pudiera conocerlo, con ese pensamiento se detuvo en seco y caminó hacia la salida, siendo respetado por sus guardianes quienes se inclinaron al verlo salir.
-¡rey!-llamó uno de ellos, al ver que Bankotsu bajaba por los escalones algo apurado
-¿que pasa? No tengo tiempo-pasó al lado del hombre
-en la entrada se encuentra Inuyasha, el joven guardián de la fallecida diosa Kikyo acompañado de una mujer, quien verlo-
Al oír esas palabras se apresuró en ir a la entrada de la ciudad la cual también era una isla conectada con varios puentes, donde la mas grande era la entrada principal del reino. Tal como pensó, era la diosa legendaria acompañada de Inuyasha pues, pareciera que lo escucharon y se alegró de que estuvieran ahí pero... ¿Cual sería la razón?.
-diosa...-se inclinó ante ella, la chica parpadeo sorprendida-gusto en verla otra vez-
-no es necesario que lo hagas, yo...-negaba con ambas manos muy sonrojada
-toda diosa o rey de la pirámide tiene que ser respetado, son nuestras leyes-informo enderezándose y la miro-¿a que se debe su visita?-
-quería conocer la pirámide entera, así que lo último que falta es que conozca tu reino-habló el ojidorado por ella, la azabache asintió sonriente
-con gusto, sea bienvenida al Reino Escorpión-sonrio y señaló a que lo siguieran, cosa que la chica no dudó y caminaron a conocer al hermoso reino.
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-creo que es... ¡Por aquí vengan!-dijo la peli-caoba al reconocer un pasillo que estaba un Anubis, lo había visto cuando se llevaron a Kagome a aquella isla para curarle las heridas, había memorizado el lugar
-espero que no nos lleves a un lugar desconocido, Rin-comento Ayame al visualizar el pasillo, no quería ni recordar la última que recorrieron
-tranquila, se lo que hago-respondió esta
-¿te dio miedo lo del tobogán?-se burlo la castaña, la chica se tenso
-¿con las horrorosas telarañas? Obvio-espeto, Rin y Sango rieron mientras que la peli-roja fruncía el seño, era molesto
Más a lo lejos, observaron una entrada iluminada, supusieron que sería la luz del sol pero estaba algo poca, entonces ya podría estar anocheciendo, se apresuraron en llegar y observaron la isla donde estaban esos guardianes, suspiraron aliviadas apagando sus linternas mientras sobrepasaban el puente. Todo estaba silencioso y tranquilo.
- se supone que deberían quedarse en la superficie-expresó fríamente un peli-plateado al verlas llegar a los pies de los escalones
-¿donde esta Kagome?-preguntó Sango, algo incómoda por las palabras del chico
-es algo que no les concierne-respondio con simpleza
-vamos Sesshomaru no seas tan grosero con la señorita-habló Miroku llagando a él y bajar por los escalones, Koga estaba recostado en el suelo mientras las observaba, los dos infantes por si se preguntaban, fueron al Reino de la niña a buscar unas cuantas cosas para quedarse en el Reino Celestial por unos dias-¿que se les ofrece? ¿No tuvieron tantas emociones el día de ayer?-rió por lo bajo, la castaña fruncio el seño
-poco, pero quisiéramos hablar con nuestra amiga, es urgente-suplico la chica
-¿y de que quieren hablar con ella? Que yo sepa no hay nada que podamos explicarles, ya lo saben todo-comentó el moreno de ojos azules sentándose
Las aprendices se miraron dubitativas, no sabían si decirles o no, puesto que es algo que estaba relacionado con su amiga, aunque eso pensaban las tres.
-chicas que sorpresa...-expresó el pequeño niño al ver a las féminas hablando con los guardianes-¿que se traen por aquí? ¿No y que se quedarían más tiempo en la superficie?-
Rin negó.
-es algo que nos preocupa y queremos consultarlo una vez mas-dijo y dirigió su mirada a los guardianes-sospechamos que el rey de El Perla Negra como ustedes lo llaman, quiera invadir a Shikon, eso pondría en peligro a Kagome-
Los tres hombres se colocaron tensos al oír esas declaraciones, ¿en verdad Naraku quiere invadir a Shikon? Y no sólo para destruir a Kagome, sino robarse la perla que ella posee y tenerla para él.
-¿como sospechan eso?-preguntó Sesshomaru-si fuera así la princesa ya nos habría dicho-miro a la niña
Soten pensó en unos momentos mientras los adultos empezaban a aclarar las cosas, Naraku querrá invadir a la pirámide para buscar la perla, y para eso habría que destruirla para evitar desgracias, con el poder de la diosa legendaria es lo más que suficiente para que la pirámide este en pie, y la fuente produciendo agua de lo habitual. Se preocupó por la azabache... Si el rey quiere atacar, la chica no sabrá defenderse como tal, como lo hacia la diosa Kikyo. Había oído a Shippo que sabía pelear incluso con armas pero... Defenderse espiritualmente no, en cuanto regrese habria que entrenarla ya.
-si eso es lo que piensan...-interrumpió la niña llamando la atención de las chicas y los guardianes, incluso al niño-hay que estar pendiente, mientras que nuestra diosa entrena pondré a mis escarabajos cerca de la entrada que conecta al Perla Negra para que vigilen y si intentan algo ellos atacaran-aviso
-pero... ¿Y si no tienen la fuerza suficiente princesa?-comentó Shippo
-la tendrán, mientras tanto hay que estar preparados, me pondré en contacto con Abi y Bankotsu para estar al tanto-informó de una manera sería, a pesar de ser una niña, por dentro tenía la mentalidad muy desarrollada al igual que Shippo
Los guardianes asintieron pensando de lo que podría pasar si Naraku entrara al Shikon, sin importar que la diosa actual ni este entrenado, además, se le hacían algo raro de que ese hombre no quiera atacar a pesar de que la chica no se defenderse como deba ser. Cosa que le preocupaba a los tres, y si lo hiciera ahora... Estarían perdidos y la pirámide estaría acabada.
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