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- A vos no te importa porque sos el pibe de la tecnología.

- Bueno, cagate por ser bruta - Su hermana lo observó de una forma calculadora, claramente lo estaba asesinando en su mente, su mamá lo miró descreída de las palabras que su hijo estaba usando.- Digo... Que es divertido ser el pibe de la tecnología porque no tengo que ver a los ricos.

- Claro, mejor. Porque con ese vocabulario no creo que te acepten en ningún lado - Dijo su mamá con claro tono de burla pero a la vez decepcionada.- Y mucho menos cuando empieces a ir a esa escuela. No quiero ni saber que va a pasar...

- Tranquila mamá, él está así con nosotras, pero cuando sale es todo calladito.

- ¿Ves? - Simon la señala.- Después se queja que la trato mal.

- No está equivocada, siempre te quedas callado.

- Si no fuera por Rosh o Ayub serías el pibe del rincón más que el de la tecnología.

- Vayanse a cagar las dos. - Simon se levantó de la silla de la cocina donde estaba haciendo la sobremesa, y se fue hasta su pieza, cerrando la puerta de un portazo.

No era solo eso, tímido, como su hermana y mamá decían que era, sino que a su vez era el chico delgado, de piel morena, con rulos naturales y salvajes y claro, porque ser latino no era suficiente para los blancos y ricos de Suecia, también era gay, por algo su grupo de amigos era tan reducido. Los Europeos se las daban de ser inclusivos pero no lo eran en realidad...

Nunca se sintió discriminado en realidad, no era que la gente le dejaba de hablar o huía de él como si cargara la peor cepa de covid. Lo hacían de manera disimulada, con sonrisas incluso y hasta palmadas en la espalda o abrazos forzados, y honestamente él estaba contento con su grupo pequeño de amigos.

Cuando Simon se estaba cambiando y poniendo el pijama, recordó que al día siguiente tendría que ir a la agencia a buscar su uniforme de trabajo. Ok, este es el asunto, su mamá, Linda, trabajaba en un hotel de cinco estrellas donde muchas personalidades de excesivo nivel adquisitivo se acercaban para pasar sus veranos y la verdad es que Simon odiaba más eso que otra cosa. Muchas veces tenía ganas de golpearlos pero sabía que si lo hacía su mamá perdería el trabajo y eso significaba a su vez perder todo.

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Linda salió antes en dirección al hotel junto con su hermana, Simon primero quería estar un rato antes con sus amigos, no era que estuviera lejos pero sabía que no los vería por unos días al menos no hasta el fin de semana siguiente. De todas formas se despertó temprano y fue hasta la agencia a retirar el uniforme, también le entregaron credenciales y le hicieron firmar papeles de discreción. Raro pensó Simon pero no le dio mucha importancia simplemente imagino que sería cosa de ricos.

El uniforme era idéntico al del verano pasado, totalmente blanco y con líneas negras y doradas que lo marcaban de una forma tan elitista, parecía como si fuera a trabajar en un crucero.

Simon se juntó luego de pasar por la agencia con sus amigos, Ayub estaba sentado en la moto mirando su celular y Rosh levantó la mano para que los viera. Sus amigos eran geniales, adoraba a esos idiotas con todo su corazón. Se juntaron en una plaza a burlarse de los ricos y de lo tedioso que iba a ser hasta que Ayub se levantó de golpe y miró a Simon.

- DUDE.

- ¿QUE?

- Hay una noticia que dice que... - Ayub hizo una pausa larga.- ¡En tu hotel!

- ¿Se prendió fuego? - pregunta Rosh.

- No.. - Simon suelta una carcajada ante la cara de Ayub.

- Entonces LEE - Le incita su amiga.

- El príncipe heredero cambió sus vacaciones a último momento y decidió pasarlas en el país, algo sobre elevar la imagen positiva de la realeza después de los escándalos del hijo de la prima de la reina y no se que, ah y promover el turismo interno y blah blah...

- Ah, bueno, al menos no hay fuga de capitales...

- Sos tan nerd cuando queres. - Rosh le dio una bocanada a un pan de queso luego de decir eso.

- No creo que este país tenga problemas de eso dude.

- Todos los países tienen problemas pero los medios no te lo muestran en especial los que tienen monarquías. Seguro es todo canje y les sale gratis... DIOS detesto a la realeza.

- Pero el príncipe Erik no está mal, yo le entraría. - Dice Rosh con la boca aun llena de comida.

- ¿Qué? - Simon la mira.- No, vos no podes estar con nadie, solo nosotros.

- Ay por favor, no voy a estar siempre con ustedes...

- ¿Qué? - Ayub se vuelve a sentar. - Primero me deja Simmie y ahora vos te queres ir con otros... Y encima realeza...

- Oh... Eso es... Máxima traición...

Simon y Ayub miran horrorizados a Rosh que los empieza a insultar. Una guerra de panes de queso y panes de cebolla empezó y luego se calmaron cuando alguien cerca de ellos, una señora grande, les gritó que "con la comida no se juega"

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Cuando el primer día de trabajo llegó, el uniforme de Simon estaba impecable, pero si habia algo que hacía a Simon especial era que nunca seguía las reglas. Se puso unos jean claros rotos y solo la parte de arriba del uniforme. Llegó al hotel usándolo y entrando por la puerta principal con su mochila naranja y su valija negra con calaveras. La chica de administración lo observó con una ceja levantada.

- ¿Era necesario? - Le pregunto.

- ¿Eran las credenciales necesarias? - Le contestó Simon pasando directo por la puerta de personal y hacia el pasillo que conectaba todo el hotel y los distintos servicios.

Traspaso todo el hotel hasta la parte trasera donde se encontraban unas pequeñas cabañas muy pintorescas que eran imposibles de ver desde la altura de la suite principal porque obviamente, arruinaria la vista. En estas cabañas era donde el personal se alojaba. La de él era compartida con su mamá y su hermana. No estaban ahí cuando llegó pero tampoco quería cruzarlas. Seguramente seguían ambas de mal humor porque no había viajado con ellas. Dejó todo su equipaje sobre su cama, y con varias respiraciones profundas para conseguir coraje y paz mental se animó a ir hasta su lugar de trabajo.

- Bueno, ya era hora... - Su jefa dijo al pasar mientras Simon se sentaba en su escritorio.

- ¡Aww me compraste una plantita! - Simon agarró la maceta y la abrazo. - Gracias, la amo. Le voy a pensar un nombre.

- Es para que no extrañes a las otras...

Olivia era ingeniera en informática, tenía el cabello rubio lacio por la cintura y se notaba que su mirada era la de alguien que estaba cansada de los hombres. Literal, según decía ella, estaba agotada del mundo machista y misógino que la rodeaba en su profesión y por eso la cambió, se dedicó a estudiar turismo adaptado y eso la trajo directo a Suecia, solía vivir entre Londres y París pero la paz de Suecia la enamoró.

Pasadas las horas y varios juegos de escritorio después, el día terminó sin llamadas para Simon, pero sí para Olivia. Cuando llegó la tarde Sara entro a ver a Simon sonriente y divertida, al parecer tenía una invitación a una fiesta y quería ir pero Linda no la dejaba si no iba con Simon.

- No entiendo como podes trabajar pero no ir sola a una fiesta.

- Simon por favor, ¡Vamos!

- Deberías ir, esas invitaciones no se las dan a cualquiera. - Acotó Olivia.

- ¿Dónde te invitaron? - Preguntó Simon.- ¿Quienes?

- En el salón, le estaba haciendo las uñas a estas chicas muy amables que por cierto van a Hillerska, y me comentaron que querían el diseño de colores fluor por la fiesta.

- Creo que es la conversación más interesante que tuve en mi vida.

- La cosa es que - Siguió su hermana ignorando el comentario.- Cuando les conté que íbamos a empezar ahí por la beca, me invitaron.

- Claro, porque serías una de ellos pronto, osea NO -enfatizó el NO con sus manos.- pero que atentas te invitaron igual.

- Simmie no te pedí opinión, te pido que me acompañes.

- ¿Y donde es..?

- Es en la pileta... Bien a la noche, tipo 23...

- En ricos eso será como la 1am ¿No? - preguntó Simon mirando a Olivia que se reía y decía que si con la cabeza.- Ok... Vamos. Pero - Aclaro.- Nada de alcohol.

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