Extra: Una pasión eterna

Milo no veía la hora de que la fiesta acabase...

No lo estaba pasando mal, todo lo contrario, pero ver a Surt riendo, tan sensual en su esmoquin blanco, bailando con Alain en medio de la pista, lo estaba volviendo loco...

Sigmund lo miraba de reojo, veía esa mirada de fuego con los irises oscurecidos por el deseo y decidió actuar...

Fue a la pista caminando tranquilo y tomó a Alain en brazos, mientras que se acercaba a la consola de sonido y tomaba el micrófono...

-Queridos invitados, nuestros recién casados se marcharán hacia la noche de bodas... se lo merecen ¿no creen?

Todos comenzaron a aplaudir y silbar y Surt creyó morir de la vergüenza, aún más cuando sintió las manos de Milo que lo abrazaban por detrás y le susurraba al oído

-Vamos mi amor, ya no me hagas esperar más... te lo suplico y no quiero que tu hermano vea que te desatiendo...

Lo tomó de la mano y comenzaron la salida, los invitados formaron un puente con sus brazos y la pareja fue pasando hasta salir, siendo Degel y Alain los últimos, quienes los despidieron con besos y sonrisas...

El trayecto hacia la habitación se hizo eterno, Milo parecía un pulpo a los ojos de Surt, lo besaba, acariciaba con una pasión desbordante y él trataba de seguirle el ritmo, mientras el ascensor seguía subiendo...

Al bajar en el penthouse, Milo lo acorraló contra la pared mientras intentaba abrir la puerta con la tarjeta, pero en su ansiedad, no la pasaba correctamente...

Surt se la quitó de la mano y volteó para hacerlo él, cosa que el griego aprovechó para apoyar su hombría más que despierta en su trasero y frotarse contra él descontroladamente...

-Te deseo, he esperado tanto por este momento que siento que moriré si no te tomo ya- su voz engrosada por la pasión creciente, su necesidad impetuosa salió en un susurro que estremeció al menor...

La puerta se abrió y ambos entraron besándose con vehemencia, pateándola para que se cerrara tras ellos...

Sin pudor ni miramientos, Milo fue despojando de sus ropas a Surt, besando a su paso la piel que encontraba, descubriéndola más nivea de lo que imaginaba en sus sueños mojados...

Abrió su camisa y su boca atacó su cuello, dejando marcas notorias, fue descendiendo por el pecho hasta llegar a las tetillas, que tomó entre sus labios una y con las yemas de sus dedos la otra... succionando, haciendo que las piernas de Surt se volvieran de gelatina y tuvieran que recostarse en el enorme sofá para seguir con la pasión imparable que los controlaba...

Surt apretaba la cabeza del griego contra su pecho buscando más contacto, mientras le quitaba el saco y trataba de llegar con sus manos, al cinto del griego...

Milo adivinó sus intenciones y sonrió pícaro

-¿Ansioso?

Surt sintió que sus mejillas ardían en vergüenza porque sí, estaba muy ansioso y asustado de lo que sentía en ese instante... ese griego tenía un cuerpo de ensueño, nada parecido al delicado físico de Camus...

Tragó grueso pero se relajó, sonriendo

-Sólo quítate la ropa y hazme el amor...

-Tus deseos son órdenes, mi amor...- dijo para luego comenzar a quitarse el traje, ante los ojos bien abiertos del pelirrojo que no perdía detalle de sus movimientos...

-¿Te gusta lo que ves?

Le preguntó sonriendo, mientras volvía a posicionarse encima suyo y le desprendía la faja de su traje, seguido del pantalón hasta dejarlo en su ropa interior...

El cuerpo de Surt era delicioso y completamente hermoso a los ojos de Milo, que se relamía los labios en anticipación...

Asaltó de nueva cuenta su boca, introduciendo su lengua y recorriendo cada detalle de la cavidad que lo recibía gustosa... sus manos no se quedaban atrás y masajeaban sus costados, sus caderas hasta llegar a sus muslos...

Sus besos fueron bajando dejando rastros de fuego en cada punto que tocaban, deleitándose en los gemidos de placer que sacaba de su esposo...

Había esperado tanto ese momento, tenerlo en sus brazos descubriendo su sabor, su esencia y ahora lo tenía allí, hermoso, perfecto y todo para él...

Siguió bajando, detallando los músculos de su abdomen, su lengua traviesa quitando los rastros de sudor que se formaban allí y llegando a la cintura del bóxer, aspirando su aroma y perdiéndose en la visión de su sexo aprisionado bajo la tela...

-Eres hermoso, lo sabes? Te mostraré mi amor por ti...

No lo dejó reaccionar y tomó su sexo por sobre la tela, trazando su forma, apretando los labios alrededor, bajando hasta sus testículos y metiendolos en su boca, mojando todo a su paso...

Surt era un desastre de gemidos y jalaba sus cabellos mientras apretaba con desesperación su cabeza contra su sexo...

-Más... más por favor... quita eso...

Milo sonrió y de un tirón quitó la prenda ofensiva y, poniendo sus rodillas abiertas sobre sus hombros, perdió su rostro en su entrepierna, chupando, lamiendo, besando su miembro, bajando a los sacos que devoró con ansias y llegando a su entrada, jugó con la lengua y un dedo hasta lograr derribar su primera barrera...

Succionaba su entrada, la lengua penetraba más y más en su interior, dilatándolo naturalmente y el dedo se abría paso triunfante en el canal vírgen...

Surt sentía un placer desmedido, mezclado con dolor pero toda su atención estaba en los movimientos del griego, que movía su cuerpo simulando embestidas, mientras le daba el primer beso negro de su vida...

-Te amo... te deseo... ya quiero entrar en ti...

-Hazlo... sólo ve despacio...

Milo tomó el lubricante y echó más de la mitad del contenido entre su entrada y su propio miembro, que ya explotaba de ansias por poseer a ese hombre que lo conquistó...

Deseaba darle la mejor noche de su vida, pero debía tomarse su tiempo y no sabía si podría contenerse...

Alineó su más que duro miembro con la pequeña entrada y se forzó dentro, sintiendo la contracción instantánea como respuesta al dolor... miró a su adoración y sus ojos estaban llenos de lágrimas, por lo que suspiró y se salió, volviendo a los besos íntimos y sus dedos comenzaron el lento camino de abrirlo para él...

¿Cómo pudo pretender hacerlo sin preparación?

Se sentía un idiota por hacer llorar a Surt, cuando él bien sabía que era su primera vez, que no tenía la experiencia para saber lo mucho que dolería si no lo dilataba antes...

-Perdóname amor, lo siento... te prometo que compensaré esas lágrimas y te daré mucho placer...

Surt le sonrió tímido entre lágrimas de amor y comprensión

Milo se tomó su tiempo para dilatarlo, hundiendo su rostro una vez más en su intimidad, succionando el falo mientras sus dedos trabajaban con ahínco en su interior...

Surt ya estaba enloqueciendo de placer, sintiendo estímulos inimaginables cada vez que rozaba el manojo de músculos y tendones dentro suyo...

-Ya-ya estoy listo... por favor...

Milo sonrió pícaro, sus labios hinchados por la tarea hecha pero feliz de verlo decidido a dar el paso final...

Lo volteó y levantó sus caderas, acariciando su espalda y volviendo a introducir sus dedos y su lengua, mientras con la otra mano lo masturbaba...

Surt explotó en un poderoso orgasmo, siendo sostenido por Milo, que aprovechó ese momento de relajación para penetrarlo de una sola estocada hasta el fondo...

Surt ahogó en la almohada el grito de dolor y placer, porque su orgasmo lo dejó muy sensible y ahora se sentía lleno, con el miembro moviéndose dentro suyo, reclamando su espacio y haciéndole ver luces de colores...

Milo embestía con vehemencia su próstata, sus sentidos puestos en una sola cosa, el placer que sentía estando dentro de ese cuerpo perfecto, hecho a su medida, porque podía recostarse sobre su espalda y besar su nuca, voltear su rostro y perderse en su boca...

Surt movía sus caderas en sentido opuesto y chocaban en un ritmo ahora brutal, que acababa poco a poco con su cordura, porque mordía esa piel de porcelana, dejaba marcas donde podía, daba pequeñas nalgadas y se enloquecía con los gemidos de placer y lujuria de su esposo...

El orgasmo los arrastró en corrientes de placer que recorrían sus cuerpos unidos, Milo abrazado a la cintura de Surt para sostenerlo, como si no quisiera que aquello acabase...

-Te amo tanto, Surt... ha sido mucho mejor de lo que imaginaba...

-Yo también te amo, Milo... ¿en verdad lo hice bien? Temo decepcionarte...

-Mi vida, eres lo más hermoso y he disfrutado cada instante de esta primera entrega... valió la pena esperar y que me dieras tu pureza en nuestra noche de bodas...

-Milo... yo... quiero más...- el rubor se hizo presente en el rostro del menor y el griego se sintió feliz...

Su vida había cambiado tanto desde que conoció al hermoso galo, a su Camus... él le dio sentido a su existir, la confianza de enfrentar a su padre, de independizarse y sin saberlo, le obsequió una familia...

Un hijo... su tesoro más grande... y conoció a Surt, su rival de amores que se transformó en el amor de su vida, en su todo, porque ya no imaginaba su existencia si no era a su lado...

Ese chico le enseñó a ser padre, a no pensar en sí mismo como lo hacía, culpándose por el destino de Camus... dándole otra oportunidad de ser feliz, de vivir enamorado y como en ese momento, de estar disfrutando de su cuerpo, de su entrega, porque Surt era insaciable y lo amaba sin reservas, sin ataduras...

El destino dio muchas vueltas para que encontrara la felicidad plena y no la desperdiciaría, amaría a ese chico con todo su ser y sería para toda la vida...

Bueno, ahora sí es el final!

No me resultó fácil escribir esta pareja pero hace mucho que deseaba hacerlo y bueno, creo que salió bien y espero les guste como a mí... que son fuego puro es un hecho!!🔥🔥🔥

Siempre estoy abierta a críticas constructivas...

Espero sus lindos comentarios, ya nos leemos pronto...

Muchas gracias nuevamente por acompañarme en otra historia, otro viaje...

Se los quiere muchísimo!! Hasta pronto!!

Sailor Fighter 💖

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