Capítulo 6: Hay que prepararse para nadar con tiburones

"So let it go, let it go. That's the way that it goes. First you're in, then you're out, everybody knows. You're hot, then you're cold, you're a light in the dark. Just you wait and you'll see that you're swimmin' with sharks..."
"Así que déjalo ir, déjalo ir. Esa es la forma en que va. Primero estás dentro, luego estás fuera, todo el mundo lo sabe. Tienes calor, luego tienes frío, eres una luz en la oscuridad. Solo espera y verás que estás nadando con tiburones..."
Sharks/Imagine Dragons
Lunes 26 de junio del 2023, Chicago, Illinois. 06:08 a.m.
"Él mordía mi cuello son suavidad, pasando su lengua por cada rincón de mi piel, tomándose su tiempo, dejando un beso y una caricia por cada lugar que recorría mientras sus movimientos eran más rápidos e intensos. Su barba me hacía cosquillas, sus rizos caían en mi frente. Sus labios besaron mi oreja y con voz grave, se acercó para hablarme al oído.
—Tu determinación, tu voluntad, tu fuerza, tu confianza y hasta tu terquedad... —la boca de Oscar se entreabrió dejando escapar un suave jadeo que hizo mis sentidos estremecerse. —...todas esas virtudes y más aún, son las que me encantan de ti, mi bella y dulce niña. —un delicioso gemido salió de sus labios al momento que me abrazo con más fuerza, cuando su cadera llevaba el ritmo de un vaivén de un placer desgarrador y yo me sentía derretir en sus brazos, con sus palabras y su forma de amarme. —Y sabes, preciosa... es un poco difícil enumerar estas cosas en este momento pero, aún hay más... —sus manos sujetaron mi cadera con fuerza y otro gemido fuerte dejó su garganta. —¿Quieres que siga, mi pequeña? ¿Te gustaría que papi te recordara cada pequeño defecto y cada gran virtud que ambos sabemos que tienes? —sus labios rozaron los míos mientras hablaba y suspiré maravillada, asintiendo y dejándome llevar por cada segundo en el que me encontraba segura en los brazos de él..."
Narra ___________
Abrí los ojos y me levanté rápidamente de la cama, sintiendo mi corazón latir con fuerza. Mis mejillas se sentían calientes y sentí algo de humedad en medio de mis piernas. Pasé saliva duramente y pegué mi cara a mi almohada, abrazándola con fuerza.
¿Qué había sido eso? Un sueño húmedo con Oscar. Eso había sido. Ay Dios. No, no. ¿Pero qué demonios pasaba conmigo? Apenas si lo vi una vez y posiblemente lo vería de nuevo en unas horas... ¿Cómo iba a hacer para no recordar ese maldito sueño al verlo? Joder.
Ese lunes por la mañana, después de haber pasado el fin de semana deambulando entre estar extremadamente angustiada por mi situación actual y sumamente emocionada por lo que pasaría con mi postulación al puesto vacante en Black Velvet, me encontraba frente al espejo del baño lavándome los dientes. Repasando mentalmente que no se me fuera a olvidar nada esa mañana: unos documentos que me habían pedido después de realizar las evaluaciones psicométricas que me enviaron, un par de fotos que me habían solicitado que me tomara, ir lo más decente posible: evitando llevar cualquier tipo de camisa blanca de tela delgada que se pudiera transparentar si de nuevo se me ocurría la fantástica idea de derramar otra bebida sobre mí en frente del hombre que podría ser mi jefe.
Ay, el hombre que podría ser mi jefe con el que acaba de tener un sueño erótico en donde me decía que era mi papi y yo, su... niña. —A ver, tienes que concentrarte y no arruinar las cosas hoy. Por lo que más quieras... No eches a perder esta oportunidad... —me hablé a mí misma en el espejo, después de quitar la pasta dental de mi boca y tratando de hacer uno de los ejercicios de respiración que ya se habían vuelto una gran ayuda.
Después de aquella incómoda y desastrosa discusión con Abel (sí, me costaba un poco llamarlo "papá"), se suponía que el fin de semana iba a presentarme con el imbécil al que me había prometido o bueno, comprometido. No estaba segura de cuál de las dos palabras usar, la cosa es que yo estaba serenamente jodida.
Veamos, para poner un poco más te contexto a toda la situación, como ya había dicho, mi padre es un alcohólico, abusador, de nula ética, irresponsable y adicto al juego y a las apuestas. Cuando me contacto hace meses, después de decirme que no quería saber nada de mí cuando me fui de Chicago a Los Ángeles para estudiar diseño de modas y decirme básicamente que, esperaba que me pudriera en el inferno por, según él, abandonar a mi familia, me llamó para decirme que estaba en un serio problema: le debía dinero a un mafioso italiano.
¿Un mafioso italiano? ¿En serio? ¿Por qué no podía ser de algún otro lugar? ¿Por qué tenía que ser el estúpido cliché del poderoso hombre de mafia mediterránea? Ay joder. Y luego vino algo peor: Abel tenía una deuda con el mafioso de 85 millones de dólares. El mafioso en cuestión: Salvatore Mazzamuto, hijo de Bernardo Mazzamuto, a quién apodaban "El padrino" ya que acuño y dio vida a todo el sistema de venta de drogas y estupefacientes a principios de los años 50's en todo el país europeo. Sí, me puse a investigar al verme envuelta en todo este desastre y descubrí que los Mazzamuto eran la mafia más poderosa en todo el maldito continente. Incluso vi fotos de ellos y era asombroso el parecido de Salvatore con su padre. Aunque, esto no era lo peor.
Sinceramente, no quería saber cómo es que Abel les debía tanto dinero a esta familia, ni cómo es que los había conocido. No me interesaba y no me importaba, porque en este punto, eso ya no tenía relevancia, lo que si se tenía que destacar es que al genio de Abel Morales se le ocurrió, poner sobre la mesa de negociaciones a mí, su hija mayor, cambiándola para saldar su deuda y así evitar que lo mataran a él y a toda su familia pero sobre todo para salvarse a él. Obviamente.
¿Qué jodido beneficio obtenían los Mazzamuto con ese estúpido arreglo? No tenía la más mínima idea. Y se supone que es lo que iba a averiguar el fin de semana en la reunión que Abel había preparado con Bernardo y Salvatore, pero resulta que este último al tener ahora el puesto de su padre como líder de la familia, tenía bastantes ocupaciones que atender esos días. Imaginaba que, asesinar a algunas cuantas personas tal vez, cobrar otros pocos de millones de dólares por aquí y por allá, ya saben, lo típico.
Abel me informó de esto, comentándome que se había agendado la reunión con Salvatore y su padre para el siguiente viernes por la noche, lo que significaba que aún tenía una semana completa para preparar mi discurso argumentativo y objetar que ese jodido arreglo también se iba a pactar bajo mis términos y condiciones y, que en dado caso de que alguna de mis peticiones no fuese aceptada, estaba dispuesta a negociar, después de todo, los mafiosos están acostumbrados a eso. Y si no, pues, podían proceder a matarnos a mi padre y a mí, pero a él primero. Bastante directo lo sé, pero joder, es que jamás creí que en algún momento de mi vida me iba a ver envuelta en esta situación.
Cuando ya estaba lista para ir a mi cita en las oficinas de Black Velvet, baje para despedirme de Minerva, Marco y de mi madre, sin embargo solo me encontré con mamá, diciéndome que mis hermanos ya se habían ido a sus clases y Abel no estaba.
—Tú padre no está, mi amor. —me explicó, dándome una bolsita con mi almuerzo.
—Mamá, por favor no lo llames así, solo dime: "Abel no está" o algo así. —le dije con suavidad, dándole un beso en la mejilla para despedirme. —No me interesa a donde haya ido, lo único que me importa es que vuelva para el viernes porque tenemos que revisar su "asunto" pendiente. —le expliqué, haciendo comillas con los dedos.
—Está bien, __________. Y a mí solo me importa que tú vayas con cuidado. Te amo, no lo olvides. —mi madre me sonrió y me dio un beso en la frente.
—Gracias, ma. Ya vengo, deséame suerte. —le devolví la sonrisa y salí de la casa, tomando de nuevo su bolso prestado, y me dirigí a la parada de autobús.
***
Unos minutos más tarde, ya estaba de nuevo en la recepción del imponente, vanguardista y elegante edificio de Black Velvet y mientras esperaba a que llegaran de nuevo por mí, ya que Harry había vuelto a anunciarme, volví a hacer el ejercicio de respiración en mi reloj.
Algo me decía que tal vez sí podrían darme el empleo, así que realmente eso no era lo que me ponía nerviosa, el verdadero problema era que, iba a volver a verlo a él. Y en verdad esperaba no hacer una tontería como la de la última vez. Aunque, pensándolo bien, tenía que calmarme porque, si me daban el empleo, iba a trabajar al lado de Oscar Estrada siempre, ya que la vacante, era dentro de su equipo directo. Era momento de recobrar la compostura y no pensar en el hecho de que había tenido un sueño de índole sexual con él en donde ambos éramos los protagonistas. Tenía que controlar eso, sino, iba a ser mi perdición y no podía permitirme perder el empleo que aún no me daban.
Un par de ejercicios de respiración después, escuché el elevador sonar, y al abrirse las puertas, ahí estaba Jenn, con otro bonito traje sastre azul marino y camisa negra, zapatos de tacón relucientes y peinado y maquillaje perfecto acercándose a mí con una gran sonrisa.
Por un momento me vi a mí, mi atuendo apenas si era el adecuado para un lugar como este, con un pantalón y saco gris sencillos y una blusa negra. Jamás había aprendido a usar tacones así de altos, así que solo llevaba un par de botas que según yo, no se veían mal con el conjunto que llevaba y bueno, ¿qué podía decir de mi cabello o el maquillaje? Resulta que el cabello rizado tiene su complejidad para mantenerlo arreglado y mi maquillaje solo era un delineado sencillo de ojos y un poco de máscara para pestañas.
Me vi a Jenn y luego me vi a mí de nuevo. Bueno, al menos me veía decente y no había derramado nada sobre mí. Aún.
Cuando ella llego hasta mí, me tomo de la mano y me sonrió de forma cálida. —Bienvenida de nuevo, ___________. Espero que el camino hasta acá te haya resultado agradable. —Ven, sígueme. Oscar te está esperando.
Tragué saliva y podría jurar que se escuchó. —Sí, gracias. El camino estuvo bien y claro yo... yo te sigo, después de ti. —sonreí, tratando de ocultar mi nerviosismo.
Jenn y yo subimos de nuevo hasta el piso donde se encontraba la oficina del CEO y aquel nombre en letras brillantes marcado en la puerta del lugar, me hizo sentir escalofríos: Oscar Estrada. CEO y Director General.
—Espérame aquí, déjame avisare a Oscar que ya estás aquí. —me dijo sonriente y a paso rápido, se dirigió hacia la oficina del mencionado que desde donde estaba parada, lo pude ver haciendo una llamada con auriculares y gesticulando bastante con sus manos y a pesar de que se encontraba de frente a mí, su vista estaba enfocada en un pizarrón que tenía a su lado izquierdo. Sin embargo, si llegaba a girarse solo un poco, iba a poder verme a través de la ventana.
Junte mis manos nerviosa y me giré hacia atrás, encontrándome de nuevo con aquellos muebles en donde había tenido el accidente con el té. Me quedé parada unos segundos viendo fijamente hacia el lugar y luego, suspiré un poco, tratando de relajar mi espalda y mis hombros, que los sentía bastante tensos esa mañana.
—Entonces, nos volvemos a encontrar, sillones y mesita que casi me hacen quedar mal frente al hombre que podría ser mi jefe, ¿no es así? —me crucé de brazos viendo en su dirección soltando una pequeña carcajada.
—Así es, nos volvemos a encontrar, señorita Saenz, y por lo que veo, acaba de formar una íntima conexión con los muebles del pasillo. —la profunda y grave voz de Oscar resonó en mis oídos y estaba segura que en cualquier momento me iba a caer de rodillas al piso.
Lentamente, me giré para poder verlo y ¡madre mía! ¿Qué carajos le pasaba a este sujeto? ¿Quién le había dado permiso de ser tan endemoniadamente guapo? Un traje color azul claro de pantalón y saco era lo que llevaba puesto. La camisa hacía juego con el tono pero ésta, se encontraba abierta dos botones. Un par de zapatos negros lustrosos lo calzaban y juro por Dios que mi intención no era mirarlo de pies a cabeza pero, ¿cómo no hacerlo cuando se veía así de bien? Mi boca estaba ligeramente abierta y cuando pude ver sus ojos, él me sonreía, acomodando las mancuernillas de sus muñecas antes de saludarme con un amigable apretón de manos. Y entonces, al ver esos rizos resbalando en su frente, y su barba tan perfectamente arreglada, la imagen de mi sueño erótico volvía a cobrar vida y sentí que tenía que hacer o decir algo antes de arruinarlo.
—Buen día. —esas dos palabras salieron con todo el esfuerzo de mis dos neuronas disponibles en ese momento pero lo que Oscar hizo después, hizo que me fallaran también.
Una dulce risa se formó en sus labios y sin soltar el saludo de mi mano, me acercó a él para darme un beso en la mejilla y las notas del aroma de su perfume se registraron en mi cerebro, provocando que por breves segundos, me faltara el aire en los pulmones.
—Buen día, ___________. Bienvenida. Por favor, pasa. Tenemos algunas cosas que hacer el día de hoy. —me aseguró, soltando mi mano e indicándome con su mano que podría pasar delante de él para pasar a su oficina. —Y te prometo que esta vez, no pasara ningún inconveniente con el té. —me aseguró en un tono divertido mientras lo sentí caminar detrás de mí hasta su oficina, cerrando la puerta detrás de él.
Dios mío, tú que le das tus peores batallas a tus mejores guerreros, ayúdame a no cometer una (otra) idiotez frente al adonis que podría tener como jefe.

***
Nota de la autora
Buenas noches, little moons, como dije, HOY SI LOGRÉ ACTUALIZAR TEMPRANO AJSJAJSJAJSA. <3
Y quiero primero que nada, disculparme de que la semana pasada no pude actualizar acá porque tuve que hacer otras coas y ya no me dio tiempo, pero con compensa a eso, les dejo este capítulo un poco más largo jejeje. Espero les haya gustado.
Por cierto, la imagen multimedia del inicio es más o menos como se veía Oscar... Solo imagínenlo con barba. :3
A ver, quiero saber qué piensan. ¿Qué carajos obtienen los Mazzamuto al tener a Saenz con ellos? Por qué si lo pensamos bien, simplemente podrían matar a todos y bueno, tal vez no recuperarían el dinero que el pende...jo de Abel les debe pero, seamos realistas, así son las mafias, si nos les pagas, cuello. Pero, aquí hay algo por lo que esta familia italiana aceptó el trato de Abel. ¿Qué será? :o ¿Tienen teorías? ME ENCANTARÍA SABERLAS.
¿Cuáles serán las condiciones del Saenz para aceptar este compromiso? :O
¿QUÉ ONDA CON LA PARTE DEL INICIO? JAJSJAJSAJ ADMITANLO, LAS Y LOS ENGAÑE JAJSAJSJAJS. <3
¿Qué pasara en la reunión con papi Oscar?¿Ya nos van a dar el trabajo? ¿Y qué hay de lo que pasa en la vida privada de Oscar?
Bueno, todo eso y más lo descubriremos en el siguiente capítulo. <3 Nos estamos leyendo little moons, gracias por el apoyo y como siempre, aquí tienen a nuestro viejo sabroso. ¡Laters, gators!

Ayúdenme por favor, que las ganas que tengo de hacerle un fic al Duke Leto Atraides son más grandes que mis ganas de vivir. Todo romántico, todo sexy, todo complaciente y amoroso, posesivo y marca territorio, así va a ser ay ay ay. *-* <3 PAPI. 7u7
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