Capítulo 03: Oscuridad

Volviendo a la realidad, la neblina había desaparecido, y la celda yacía abierta, en cierta forma.

"Andando, sujeto, este lugar es muy raro. No quiero pasar más tiempo del necesario aquí abajo", dije, poniendo mi mano sobre mi espada.

No escuché respuesta, y no veía al prisionero ni dentro ni fuera de la celda. Saqué mi espada, una nunca sabe...

"Nada de juegos, payaso, mi orden es llevarte, pero nadie nunca especificó que había que llevarte con vida". Grité mientras giraba para tratar de visualizar al tipo, igual nada.

Entré a la celda del tipo, por mi bien, tenía que asegurarme de que no intente escapar por donde yo había venido.

Nada, parecía una caverna normal, rocas y goteras en cada esquina, pero ninguna señal del sujeto. No parecía haber conexión con otro sitio, dejando de lado el pasillo por donde vine.

Salí corriendo en dirección al elevador, no podía permitirme perder esta misión. Si el sujeto se iba en el elevador, tardaría mas de una hora en que vuelva a bajar para subir nuevamente, y perdería su rastro, quizá para siempre. No puedo permitirme fallar esta última misión.

La velocidad a la que iba mermaba el fuego de la antorcha en mis manos, no podía ver correctamente y tropecé un par de veces, pero me levantaba rápidamente, centrada solamente en cumplir mi labor.

Llegué a la entrada del ascensor, justo a tiempo para ver como este se cerraba y subía a la superficie. Golpeé la puerta con fiereza e ira, el sujeto había escapado, había fallado mi misión y ahora me encontraba atrapada bajo cientos de metros bajo tierra.

Lloré, la impotencia me consumió por unos minutos, mientras apretaba mi espada con ira.

...

Pasaron unos minutos, no lograba recomponerme, el ambiente ahí abajo era tan solitario, y la oscuridad tan densa, que me estaban volviendo loca. La antorcha bajó su fuego, me quedaba poco tiempo de luz, antes de quedar a oscuras por quién sabe cuánto.

...

"Pareces triste, dulzura" escuché detrás mío, pero al voltear no vi a nadie. Froté mis ojos para limpiar las lágrimas, pensé que me habría vuelto loca.

"Aquí arriba, señorita". Me eché un paso atrás y levanté la mirada, era el tipo de la celda, era su voz la que había oído antes, estaba levitando mientras me miraba desde arriba. Estaba disfrazado de bufón, pero sus ropas estaban muy deplorables, vestido de morado, aunque dudo que ese fuera el color original de sus prendas. Su cara pálida estaba cubierta de maquillaje azul, y sus ojos brillaban en la oscuridad.

"Vaya figura encantadora" pensé, no quisiera que algo así se me aparezca de noche. Creo que ahora entiendo mejor a quien sea que haya encarcelado a este sujeto.

"¿Qué?, ¿como es que...?, el elevador", alcancé a decir antes de ser interrumpida.

"Quise hacerte una broma, soy un bufón, querida. No podría dejar a alguien encerrado aquí abajo, eso sería cruel..."

Sus últimas palabras rebosaban de ira, no pudo evitar apretar sus dientes mientras hablaba.

"Debo decir...", dijo luego de una pausa, "que usted es una señorita muy hermosa. Si tan solo no estuviera comprometido..."

"¿Un tipo como tú, comprometido?, ¿cómo y con quién?". Dije para distraerlo, mientras recogía mi espada del suelo y me levantaba.

"Oh, deberías conocerla, es una señorita muy coqueta llamada Manuela... nos la pasamos muy bien juntos todas las noches...", dijo para luego soltarse a carcajadas. Paró al ver que no me reí. "Vaya, parece que no te gustó esa broma, quizá la próxima vez..."

"Ja, si claro. Oye bufón, tenemos que salir de aquí, y ahora tu broma de subir el ascensor sin nadie adentro no parece tan graciosa". Dije, señalando hacia la puerta cerrada.

El sujeto soltó unas últimas carcajadas, "Ciertamente no, señorita, pero tendrás buena compañía mientras lo esperas", dijo mientras relamía sus labios. "Por cierto... Me llamo Jevil, es un placer".

El sujeto chasqueó los dedos y me extendió la mano, me levanté del suelo con su ayuda. Estábamos a la misma altura, ciertamente no era de mi estatura, pero él podía levitar. Era bastante pequeño y regordete, sus vestiduras ciertamente le hacían parecer alguien gracioso.

"Vaya día hoy, eh. Este mundo se va a la basura, mi primer misión en solitario casi es la última, tengo que salvar a este sujeto que está mas loco que un pavo, y ahora voy a tener que esperar al rededor de una hora por un ascensor", dije en mi mente, no quería decir más de lo debido al sujeto.

"Tú... Tu olor es extraño", dijo muy serio Jevil.

"Tú tampoco hueles a un ramo de flores en primavera. Soy una guerrera, es obvio que no voy a oler a jabones finos".

"No, no es por eso. Tu olor me trae recuerdos, es tan familiar..." Dijo y miró al rededor, como si intentara recordar algo.

Aproveché el tiempo para intentar llamar nuevamente el elevador, pero tal parecía que no había forma de apresurarlo. El silencio se tornaba incómodo, así que intenté hablar con el sujeto para pasar el tiempo. Si la antorcha se apagaba, no quisiera quedarme a oscuras con un tipo desconocido que no ha visto una mujer en años. Decidí hablarle para saber sobre él y su comportamiento.

"Así que..., ¿Jevil, eh?, yo me llamo...", lo miré, estaba esperando que siga la frase. Lo había oído decir mi nombre, así que estaba segura de que él lo sabía, pero no hubo respuesta. Continué, "Loreine, me llamo Loreine".

"Encantado", dijo, y siguió en sus pensamientos, tratando de recordar algo.

"Vine a sacarte de aquí, al parecer... Va a pasar algo importante, y necesitamos que todos en el reino nos preparemos para... Algo, ya verás".

Nunca me dijeron que esa información fuera clasificada, pero alertar civiles con noticias tan polémicas, no haría más que generar problemas.

"Iré a mi habitación, que digo... Mi celda, juntaré unas cosas antes de subir". Dijo y salió levitando en dirección del pasillo. Lo seguí desde atrás, puesto que no podía permitirme que esta misión se complique más de lo que ya es.

No dije una palabra en el camino, él tampoco dijo nada, a pesar de que seguro haya notado mi presencia. Finalmente llegamos a su celda, pasó dentro y yo pasé luego de él. Espera...

...

Miré al rededor, no había nada dentro de su celda, ¿que habría venido a buscar?.

"Je, creo que ya lo recuerdo, si", dijo Jevil, hablando a sí mismo.

...

El suelo tembló, como si hubiera caído un yunque a mis espaldas. Miré atrás y vi que los barrotes de la celda habían vuelto, como por arte de magia.

"Ahora lo recuerdo, tú... Tu olor, hueles a los hombres de este mundo", su voz se iba volviendo más áspera por cada palabra, giró su cabeza y me vio con ira en sus ojos. "Los mismos hombres que me encerraron aquí, eres una de ellos, eres una de esos hombres".

La neblina se había hecho presente en la habitación nuevamente, el ambiente se había vuelto mas oscuro. Tomé mi espada y me preparé para reducir al sujeto si se mostraba hostil.

"Que empiece el juego, caballero".

⟩⟩⟩⟩⟩⟩

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top