-Capítulo 3-
Nuevas sensaciones se apoderaban del pequeño Ray. Tenía una nueva familia al frente suyo, una mamá y un papá, pero ¿por qué ahora? Él ya se había acostumbrado a vivir con su abuelito y aunque le pese decirlo, su "hermana" Emma.
Dina se dirigió lentamente a él como si estuviese acercándose a un pequeño gatito arisco. Estiró su mano, esperando que Ray hiciera lo mismo pero este se mantuvo estoico ante el contacto de la mujer.
No estaba feliz ni mucho menos quería recibirlos con los brazos abiertos, al menos, no por esta vez.
La rubia al percatarse de ello, retiró su mano y con una voz triste respondió.
—L-o.... lo lamento si te incomodé, es solo que deseábamos conocerte, Ray. Como dijo la señora Krone, mi nombre es Dina y él es Yugo desde ahora en adelante nosotros seremos tus.
— ¡Por favor! — intervino deliberadamente Ray. No es necesario que me digan que son mis padres. Siento mucho que hayan venido a por mí, pero, yo ya tengo familia y no pienso separarme de ella.
— ¡Pero Ray! Contestó la mujer afligida. Y en verdad, Dina y Yugo habían esperado demasiado por tener la custodia de Ray. Lamentablemente Dina no podía darle hijos a su esposo, así que decidieron adoptar al hermoso azabache que tenían al frente suyo.
Cuatro malditos años tras papeleos, requisitos y demás documentos al fin habían dado frutos.
Solo que, no contaban con que su adorado niño no los iba a aceptar tan fácilmente.
— Dina tranquila, debemos darle tiempo a Ray hasta que asimile la situación. Tampoco podemos obligarlo de buenas a primeras a que nos considere como su familia. Respondió Yugo.
— T-ienes razón querido... es solo que— su voz empezó a quebrar y unas lágrimas recorrieron su rostro. He soñado tanto con esto, y me duele un poco tu rechazo querido Ray. No pensamos obligarte ni mucho menos ejercer presión para que nos aceptes, pero lo único que te puedo garantizar es que vamos a amarte con todo nuestro corazón.
Ray quedó en silencio unos segundos y su mente comenzó a divagar sobre la situación en la que se encuentra.
Acaso su supuesta madre acaba de ofrecerle ¿amor?.
El ya sentía ese sentimiento con su familia, seguía negándose a la idea de pertenecer a otros "padres" a otra casa, a otro calor de hogar, pues con Emma y su abuelito ya lo tenía todo. Se sentía completo, amado y feliz.
Una curiosa Emma se mantenía atenta a cada palabra que salía del despacho de Krone. Quedó sorprendida al ver a los nuevos padres de Ray, la madre era hermosa y el padre lucía realmente sensato.
No quería dejar que se lleven a su hermano quién sabe a dónde. Él era suyo y de nadie más, aunque ingenuamente desconocía un significado más profundo de la palabra "suyo".
—Creo que, por el momento, debemos darle espacio a Ray. Sé que ha sido difícil para tí, tener que perder a tu madre y ahora dejar a quienes han estado cuidándote todo este tiempo. Como dijo mi esposa Dina, hemos estado esperando por conocerte, pero también implica que no te obligaremos hacer cosas que no quieres. Esperaremos lo que sea necesario Ray para que vengas con nosotros. Yugo se aceró a Ray y depositó su mano en el hombro del moreno, acto seguido Ray alzó su mirada y respondió:
— Si no quieren obligarme hacer cosas que no quiero, entonces déjenme vivir con mi familia.
El azabache de inmediato apartó la mano de Yugo de su hombro y salió corriendo del despacho de Krone. Dejando así a la directora y a sus padres inquietos.
—Creo que esto será más difícil de lo que imaginamos.
Intervino el hombre, mientras que Dina tan solo observaba como su futuro hijo los rechazaba.
—Sé que será una tarea dura para ustedes que son padres primerizos, pero, confíen en Ray, está iniciando una etapa muy dura de la vida, la adolescencia.
—Lo sabemos, señora Krone. Espero que Ray nos acepte como padres después de todo hemos movido cielo y tierra para poder adoptarlo.
—No se preocupe señor Yugo, lo entiendo aun así sé que no es un asunto de mi incumbencia, pero ¿por qué decidieron adoptar a un pre adolescente? — cuestionó la directora.
—Si me permite Directora Krone eso no es asunto su-.
—¡no querido! El azabache mayor fue interrumpido por su mujer, ella sabía muy bien que en ocasiones su amado esposo solía ser un poco grosero así que decidió hablar por él. Tomaron asiento y una pequeña plática surgió en la habitación.
—Directora Krone, para ser honestos tanto mi esposo Yugo y yo somos huérfanos. Ambos nos criamos en el orfanatorio de Glory Bell. Y bajo nuestros propios ojos, fuimos testigos de que la mayoría de los niños menores de 4 años iban siendo adoptados. Las familias siempre se inclinaban por los bebés y era lógico su preferencia ya que son más dóciles de criar, pero con un niño cuya formación está desarrollada o en vías de hacerlo es difícil, la gente no desea adoptar a niños grandes y es exactamente lo que nos pasó a mi esposo y a mí. Permanecimos hasta los 18 años, como usted sabrá es la mayoría de edad y plazo máximo que tenemos como huérfanos en la casa hogar. Después De nuestra salida, Yugo y yo nos enamoramos y empezamos a tener una relación, y no solo eso, afortunadamente, pudimos continuar nuestros estudios hasta tener un trabajo estable. Mi esposo Yugo es abogado y yo soy doctora. Hace 4 años atrás me enteré que soy estéril y mis deseos de formar una familia con el hombre que amo se quedaron estancados, no había día y noche en el que yo no dejaba de llorar. Inclusive llegué a sentirme incompleta como mujer, pero, Yuugo siempre estuvo a mi lado apoyándome como el maravilloso esposo que es. Una tarde, nos enteramos por medio de las noticias locales de la trágica muerte de la mamá de Ray. Y fue ahí que tanto mi marido y yo comenzamos a batallar por nuestro niño, por qué sabíamos perfectamente esa sensación de ser rechazados o desplazados. La vida de un huérfano es el doble o el triple de difícil y más aún cuando ya se es un niño grande. No queríamos que alguien más pasara por ese dolor. No sabe cuánto hemos deseado conocer a Ray y sé perfectamente todo el asunto de su actual tutor, el señor Alfred. Sé que nuestro deseo es egoísta pero lo que más deseamos en este mundo es la felicidad de Ray.
—No es egoísta cuando se ama de verdad, señorita Dina. — intervino Krone.
Admiro su decisión de adoptar a un chico ya grande, espero que algún día Ray pueda corresponderles el amor que ustedes sienten por él.
—Y eso haremos. Comentó Yugo. Haremos todo lo necesario por mi hijo, nuestro hijo. Esperaremos cuando esté listo.
Mientras tanto Ray instintivamente había llegado a su salón de clases, tomó su mochila y cuando estaba por cruzar la puerta, sintió como Emma se abalanzó sobre él.
— ¿E- Emma? Dijo sorprendido.
— Lo sé... lo vi todo junto con Norman. Las lágrimas de la chica se impregnaron en su uniforme.
— T- u... ¿tú también Norman?
— así es Ray, sabemos perfectamente como están las cosas ahora con el asunto de tu custodia.
Emma se separó del moreno y respondió.
— N-o.... puedes dejarnos ni a mí, ni a Norman, ni a nuestro abuelito Alfred... yo no lo permitiré... no quiero que nos separemos. ¡Somos una familia Ray, somos amigos, somos hermanos! En dónde quedó nuestra promesa de estar siempre juntos.
Ray finalmente no sabía si sentirse peor por saber que algún día tendría que irse con su nueva familia o que Emma le llamase hermano. Sentía como si su corazón fuese apuñalado en mil pedazos.
Él la amaba... así como Norman también lo hacía con la misma intensidad de mil soles...
Nota: no recuerdo si en el manga, el abuelito que encontró a Emita tenía nombre, así que aquí se llamará Alfred.
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top