8
— Tengo otra hija, tiene ocho años y está muriendo, le diagnosticaron leucemia hace unos meses y no le queda mucho tiempo, lo único que pide es conocerte, conocer a la hermana que nunca ha visto.
— ¿Qué?
— Se llama April, es una niña muy alegre y se parece a ti — lágrimas caían por sus mejillas —. Le he hablado mucho cerca de su hermana mayor y lo único que pide antes de morir es conocerte — la furia en mi fue mermando cuando vi sus lágrimas con verdadero dolor.
— Seguro no le dijiste como me abandonaste a su misma edad, ¿Verdad?
— Shiloh — la voz de regaño de mamá me hizo obsérvarla, pero ni siquiera sus reclamos iban hacer que tratase a este hombre mejor.
— Te lo ruego Shiloh, los doctores dicen que no le queda mucho, solo quiere conocerte — algo en mí gritaba que no que no, que le hiciera pagar todo lo que me había echo, pero ¿Qué culpa tenía esa niña? ¿Qué culpa tenía de que su padre que seguro la ama tanto o más que a mí me hubiese abandonado?
Siempre quise tener una hermana, y resulta que cuando me entero de la existencia de una, está muriendo.
—¿A dónde tengo que ir?
— Está en el hospital, nos tuvimos que trasladar hacia aquí por mejores doctores, tu madre tiene toda la información necesaria, yo...— intentó acercarse a mí pero me alejé mucho más — Solo quiero agradecerte.
— No lo hago por ti Mark, lo hago por ella que no tiene culpa de tener a un ser como tú de padre —no le di oportunidad de decir nada y subí a mi habitación encerrandome.
¿Por qué tenía que volver? ¿Por qué tenía que despertar todos esos recuerdos que tan bien había escondido en algún rincón de mi mente?
Muchos pensaron que solo estaba triste porque mi padre se había ido pero era más que eso y todos los psicólogos que me vieron lo pudieron afirmar.
Era mi mundo, todo lo que veía, mi madre no me parecía tan importante como él pero ¿Qué podía decir? Mamá era cirujana y la mayor parte del tiempo lo pasaba fuera de casa y él... él era mejor padre que un niño podía tener, el mejor en todo, en juegos, para la tarea, para los cuentos, para la salida.
Su partida hizo algo más que destruirme, dejó un vacío en mi pecho que no se llenaba con nada.
Rechacé tantas veces a mi propia madre, culpandola por algo que ya no tenía solución. Por el simple echo de querer a mi lado a aquel padre que al que ya no le interesaba su pequeña niña.
Tras aquel trágico accidente que habíamos tenido mi madre y yo en su coche yo había terminado en el hospital con una enorme herida en mi muslo derecho y varias fracturas.
Mi madre había corrigo mejor suerte y aunque la policía atrapó al conductor opuesto que se había lanzado hacia nosotras nada volvió a ser como antes.
A los doce años fue que entendí que mi padre se había ido con otra mujer, una más joven, más linda decía mamá, ese vacío nunca se llenó y cada tiempo que pasaba sin él lo convertía en rabia hasta que llegó Mitchell, él me hizo olvidarlo todo, enfocarme lo suficientemente en él como para olvidarme de mí misma. Nada importaba, solo él, su bienestar.
Y así fue como me aferré a él dejando de buscarme a mí misma para poder vivir por otra persona.
🦋🦋🦋
El día siguiente llegó más rápido de lo que hubiese deseado y ese sentimiento de nervios me estaba matando a cada paso que daba hacia el hospital.
No iba a cometer un delito, solo iba a conocer a una niña, entonces ¿Por qué mi corazón no dejaba de latir desenfrenadamente y un dolor punzante me agobiaba a cada rato?
— Es aquí — dijo mamá cuando llegamos a la habitación de April —. Sabes que si no quieres hacerlo simplemente nos podemos ir, ¿Verdad?
Claro que lo sabía pero sinceramente quería hacer esto, la quería conocer, por mi, por ella, por mi yo de pequeña.
No me asombré cuando al abrir la puerta me encontré a Mark y a una mujer rubia con ojos hinchados llenos
— Shiloh — Mark parecía asombrado de verme y la mujer a su lado se levantó con prisas —. Viniste — dijo como si no fuera lo suficientemente obvio.
— Yo nunca abandonaría a un familiar.
— Soy Abby — la mujer rubia de minutos antes estaba parada frente a mi tendiendome su mano.
¿Fue por ella que me abandonó? ¿Esta fue la mujer por la que me quedé sin padre?
No acepte su mano y ella pareció entenderlo, pero aún así no se apartó, al contrario volvió a hablar.
— Soy la madre de April y no te imaginas lo agradecida que estoy contigo a pesar de todo.— yo asentí sin mediar palabras y me adentré completamente en la habitación hasta ver un pequeño cuerpecito dormido sobre una enorme cama.
— ¿Pueden irse?—pregunté al aire aunque sabía que me escucharían.
Cuando finalmente oí la puerta siendo cerrada me atreví a acercame a la cama.
La niñita encima de ella estaba tan pálida como una hoja y tan delgada que algo dentro en mi pecho dolió.
— Hola — toqué su brazo y lo apreté un poco hasta hacerme sentir — Hola April — repetí cuando sus pequeños ojos se abrieron.
Primero vi confusión y después un pequeño destello de reconocimiento.
— ¿Eres Shiloh ? — preguntó con una dulce voz adormilada — ¿Mi hermana Shiloh? — sabía dónde me encontraba, sabía lo que tenía que hacer, sabía quién era esta niña pero solo cuando su última pregunta llegó a mis sistemas fue que pude entender del todo lo que realmente estaba sucediendo.
Tenía una hermana. Una hermana pequeña que sólo tenía ocho años. Una hermana hermosa con ojos grises brillantes. Una hermana que estaba a días o quizás meses de morir y no la conocía.
No sabía lo que le gustaba, no sabía cuál era su color preferido. Y en ese momento odié a Mark, lo odié más de lo que me creí capaz de odiar a una persona. Había destruido mi infancia y también me había quitado el privilegio de conocer a esta pequeña.
Jamás lo perdonaría.
— Si, soy Shiloh, tu hermana — ella me regaló una sonrisa tan alegre que nunca iba a ser capaz de olvidarla —. Y estaba muy ansiosa por conocerte.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top