↳ 🍸 Capítulo X ೃ࿔
• Mei •
Desperté con un terrible dolor de cabeza, y unas ganas de vomitar aún más grandes. Me levanté rápidamente lo que causó que tropezará con mi pie cayendo de cara al piso.
—¡Puta madre! —exclamé sobando mi nariz, me levanté como pude y caminé hacia el baño para lograr mi cometido, vomitar.
Me lavé la boca y luego me metí a bañarme, escuché como abrían la puerta de mi cuarto, obviamente sería la señora Xiang así que no le tomé importancia y seguí bañándome, cuando terminé busqué la toalla y me enrollé en ella. Salí del baño y caminé de nuevo hacia mi cuarto para secarme.
—Buenos días señora Xiang —hablé mientras me secaba con la toalla.
— No soy la... ¡AH! —escuché que gritó ¿Yoongi? Inmediatamente me cubrí con la toalla—. Lo... sien-to, iré allá a-fuera —escuché como cerraban la puerta.
• Yoongi •
Me había quedado dormido junto a Mei pero desperté temprano y me fui a bañar a mi casa. Luego regresé a casa de Mei; la señora Xiang había tomado sus vacaciones así que no estaría en la casa por al menos un mes, la madre de Mei había viajado con urgencia a Londres. Así que en resumen Mei, BaoBei y yo estaríamos solos.
Subí las escaleras de la casa hasta llegar al cuarto de Mei, no la vi por ningún lado así que me recosté en su cama, me puse mis audífonos y comencé a jugar en mi celular.
Luego de unos minutos la música paro y escuché que Mei hablaba, le iba a contestar que no era la señora Xiang; pero la vi y estaba desnuda, pegué un grito y salí del cuarto alarmado y con el corazón acelerado.
—Respira Min, respira —hablaba mi consciencia—, no viste nada, tranquilo —me repetía a mi mismo.
(...)
Estábamos en la mesa almorzando tranquilamente, había preparado unos espaguetis. Mei y yo comíamos tranquilamente sin emitir ninguna palabra.
—Oye Mei —hablé llamando la atención de la mencionada—, lamentó lo de hoy en la mañana.
—Tranquilo Min, se que no fue tu intención verme así —sonrío nerviosamente.
—Por casualidad... —suspiré—. ¿Recuerdas lo qué pasó ayer?
—¿Ayer? —rascó su nuca—. No ¿Qué paso?
—Nada Mei, no paso nada —suspiré triste.
—Esta bien, ¿Qué haremos hoy? —preguntó Mei emocionada.
—Podemos quedarnos en casa para poder comer chucherías, también podemos escuchar música o podemos meternos a la piscina.
—Me parece excelente tu plan de meternos a la piscina —sonrío.
(...)
El plan de pasar un día de piscina se vió frustrado cuando empezó a llover.
Con Mei estábamos los dos acurrucados en el sofá, tapados por una manta, comiendo chucherías y escuchando música.
—Oye Min —tocó mi hombro—. ¿Qué pasó ayer?
— ¿De verdad quieres saber qué pasó? —ella asintió—. Esta bien, esto pasó —me acerqué a ella y la volví a besar.
El beso de intensificaba, metí mi lengua dentro de su boca, dando inicio a un beso francés. Metí mi mano dentro de su blusa y comencé a acariciar su cintura. Hice que enrollara sus piernas en mi cintura y subí con ella hasta su habitación, la dejé en la cama y me subí en ella y la volví a besar. Sus labios eran una droga para mi, corté el beso y hablé.
—¿Estás segura de esto?
—¿Tu lo estás? —preguntó con cierto temor.
—Muy seguro —me acerqué a su oído mordiendo el lóbulo de su oreja y susurré—. No te preocupes porque no me veas, mejor preocuparte por lo que vas a sentir —la volví a besar, y comenzamos a desprendernos de nuestra ropa hasta quedar en ropa interior.
Estado aún encima de ella, besé su cuello y bajé hasta sus pechos, con delicadeza quité el sostén dejando libres sus hermosos senos, metí uno en mi boca y el otro lo comencé a masajear con mi mano, escuchar los jadeos de Mei me excitaba más.
Bajé las bragas de Mei y también bajé mi bóxer, me coloqué un preservativo, volví a atrapar sus labios con los míos, y finalmente entré en ella. Primero di estocadas lentas, pero luego subí la intensidad haciendo que Mei dejara algunos rasguños en mi espalda.
Salí de ella y caí rendido junto a ella, nos cubrí con la sábana e inmediatamente la abracé, nuestras respiraciones se regulaban poco a poco.
— ¿Esto pasó anoche? —preguntó Mei.
—En realidad —mordí mi labio—. Solo nos besamos, porque estabas ebria y no quería hacer nada mientras estuvieses en ese estado. Pero hoy que no lo estabas tú preguntaste y una cosa llevo a la otra y hemos aquí.
Seguimos abrazados por un momento, hasta que la volví a besar y fue ella quien esta vez mordió mi labio.
—Estás jugando con fuego pequeña —hablé ya con mi voz ronca nuevamente.
—Tranquilo, no tengo miedo a quemarme.
—Ten por seguro que mañana no podrás caminar —hablé entrando en ella una vez más.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top