↳ 🍸 Capítulo V ೃ࿔
• Mei •
Luego de entrar a mi casa, subí cuidadosamente las escaleras tomándome del barandal de las gradas, y caminé hasta llegar a mi habitación. Era fácil encontrarla, ya que era la primera a la derecha.
Caminé buscando mi cama y cuando la encontré me senté en esta, luego de unos minutos escuché que alguien tocaba mi puerta, y seguidamente entraban.
—Hola Mei —habló Elkie, su voz era imposible de no reconocer.
Elkie era casi una hermana para mí, es la única amiga que me apoyó cuando sufrí el accidente que cambió mi vida.
—Hola Elkie, ¿cómo estás?
—Muy bien, ¿y tú?
—Pues supongo que bien —hablé encogiéndome de hombros.
—Oye una pregunta —habló Elkie mientras sentía que se sentaba a la par mía—. ¿Min Yoongi es tu amigo?
—No —negué—. Es el nuevo vecino, vino a presentarse pero parece que se asustó al darse cuenta que soy ciega —bufé—. La verdad ya no me sorprende que se asusten.
—Yo no lo noté asustado, al contrario se veía muy tranquilo.
—¿En serio? Vaya sorpresa —chasqueé mi lengua —. ¿Y cómo es?
—Tiene el cabello café oscuro, ojos un poco más rasgados que los tuyos, también son color café oscuro; tiene buena nariz, labios delgados, su piel es muy blanca. Tiene buen cuerpo y quizá es un poco más alto que tu; la verdad parece un gato.
—¿Un gato? —reí por ese comentario de mi amiga.
—¡Sí! De verdad parece un gato —también se puso a reír—. Parece buena persona Mei, se veía muy tranquilo.
—Tu también pareces tranquila, pero eres todo lo contrario —ambas reímos.
—Puede que sea un poco alocada, pero ya estoy controlándome.
—¿Tu controlándote? Mejor dicho te están controlando. ¡Alabado sea Wen Junhui por domar tremendo demonio!
—¡Oye! Eso fue cruel, pero tienes razón Jun ha logrado calmarme —asintió—. Algo que ni mis padres lograron.
—El amor te tiene mal Elkie, te tiene muy mal.
—Algún día también te enamoraras y seré yo la que me burle de ti —me pegó suavemente en el hombro.
—Yo también sigo esperando el día —reí amargamente—. Nadie me querrá mientras esté ciega, solo soy una carga más.
—No digas eso Mei, no eres una carga para nadie, al contrario eres una chica extraordinaria y muy hermosa tanto por fuera como por dentro. Algún día algún chico se dará cuenta de eso y se enamorará de ti por tu forma de ser, no por si eres ciega o no.
La abracé y luego seguimos platicando de otras cosas, hasta que finalmente llegó la hora de almorzar, ambas bajamos hasta la cocina y Elkie me ayudó a sentarme en la silla del comedor. La señora Xiang sirvió la comida y puso los palillos en mis manos.
Con los palillos agarraba pequeños trozos de comida y los metía a mi boca. En ciertas actividades diarias ya había tomado práctica, como por ejemplo bañarme, comer y caminar por la casa sin miedo a caerme.
Terminé de comer y escuché como mi madre entraba a la casa, primero saludo a la señora Xiang, luego a Elkie y por último a mi.
—Hola hija —habló mientras besaba mi mejilla—. ¿Qué tal tu día?
—Pues bien, nada fuera de lo normal —contesté.
—Oye tengo una reunión en un par de horas, y quería saber si querías acompañarme —acarició mi hombro—. Son negocios con la familia Wang.
—Claro mamá yo te acompaño —sonreí.
(...)
Desde hace una hora habíamos llegado a la oficina, y yo solo me había quedado en una silla escuchando lo que mi madre hablaba con el señor Wang.
Mamá debía hablar de unos temas más privados con el señor Wang, así que me retiré de la oficina con la ayuda del hijo del señor Wang, Jackson Wang. Era un chico muy gracioso y amable, pero lastimosamente lo conocí dos años después de mi accidente así que no sabía cómo era físicamente, pero mamá lo había descrito como un chico muy guapo.
—¿Tienes hambre? —preguntó Jackson mientras íbamos a la azotea del edificio.
—No, almorcé antes de venir acá, gracias.
—¿Qué quieres hacer? —preguntó el chico.
—¿Me podrías describir el paisaje? —hablé mientras Jackson me guiaba a la baranda de seguridad de la azotea.
—Está bien —suspiró, mientras acariciaba mi mano levemente. Su acción me sorprendió demasiado, así que solo aparte mi mano—. El sol ya se está ocultado, así que el cielo tiene tonos anaranjados, amarillos, rosados y una pizca de morado; hay muchas nubes también. En frente hay cinco edificios, uno de ellos tiene forma de espiral. A lo lejos se pueden ver algunas montañas y cerros. Y el tráfico está fluido —reí por ese último comentario.
—Wow, se ha de ver muy bonito el atardecer —hablé con cierta tristeza.
—Algún lo volverás a ver —sentí que me volteaba, probablemente ahora estábamos frente a frente—. ¿No piensas hacerte la cirugía?
—He hablado con mamá de eso y lo más probable es que lo haga antes de que termine el año —suspiré —. Debo admitir que tengo miedo.
—No deberías tener miedo, solo piensa que será una cirugía más.
—Vaya Jackson ahora mi miedo se esfumó, gracias, deberías ser animador —pensé—. Mmm gracias —susurré—. Creo que ya deberíamos bajar, nuestros padres ya han de haber terminado de negociar.
—Tienes razón vamos —caminamos hasta el elevador y volvimos a bajar hasta la sala de reuniones.
(...)
Íbamos en el carro de regreso a casa, mamá iba a la par mía y el chofer iba manejando, era un señor muy amable.
—¿Te gusta Jackson? —preguntó mi madre de repente.
—No mamá, no me gusta Jackson —suspiré—. No me gusta nadie.
—¿Eres lesbiana? —preguntó—. De igual modo sabes que te apoyo cariño, para gustos colores.
—¡Mamá! —bufé—. ¡No soy lesbiana! ¡Solo no me gusta nadie!
—Ay no me hables así —suspiró—. Yo solo quiero que te enamores.
—Mamá no quiero tener esta plática otra vez, por favor —hablé masajeando mi sien.
—Está bien Mei, ya no hablaremos de eso.
Agradecí internamente, y recosté mi cabeza en el asiento. Había tráfico así que tardaríamos mucho en regresar a casa.
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