↳ 🍸 Capítulo IV ೃ࿔
Me desperté debido a la luz que se filtraba por la ventana, tallé mis ojos y me levanté de la cama, revisé la hora y eran las nueve de la mañana. Era sábado pero debía ver que hacer con mi vida mientras vivía acá, seguramente iría a buscar trabajo.
Tomé una ducha rápida, y me cambié con ropa cómoda, bajé a la cocina y tomé el cereal, saqué la leche de la refrigeradora, me serví en un tazón un poco de ambos, luego de desayunar lavé el traste y tomé las llaves para luego salir de casa, no sin antes encender mi teléfono.
Recibí varias notificaciones de mensajes, me dispuse a contestar pero cuando empecé a ver a los alrededores de la calle pude visualizar a una chica sentada en el jardín de la casa de enfrente, estaba viendo hacia la nada.
Pude deducir que era la misma chica de ayer que vi por la ventana, quise acercarme a ella pero me puse a pensar si debía hacerlo, se veía tan tranquila y aún estando de lejos no pude ver bien su cara; por impulso me acerqué, crucé la calle y caminé en dirección a su jardín, al acercarme vi a una señora que parecía tener la edad de la señora Yun, la saludé amablemente.
—Buenos días mi nombre es Min Yoongi y recién ayer me mudé —hablé tranquilamente en mandarín, la señora volteo a verme y sonrió dulcemente.
—Un gusto Min Yoongi, ni nombre es Xiang Daoming, pero puedes decirme señora Xiang. Bienvenido al vecindario. ¿No eres de Shanghái verdad? —iba a contestar pero la voz de una chica nos interrumpió.
—Señora Xiang ¿ha venido alguien?—me fijé que la chica hablaba desde la tranquilidad de la banca en la que la vi sentada, estaba de espaldas.
—Oh Mei, es un nuevo vecino. ¿Te gustaría saludarlo? —la chica vaciló un poco al contestar pero finalmente accedió—. Vamos entra —así lo hice y cuando entre la señora se acercó a mi y me susurró al oído—. Ten cuidado con Mei, ella es especial —mi boca formuló un ¿por qué? pero la señora se limitó a contestar un "ya lo verás".
Caminé entre el jardín hasta llegar cerca de la chica que estaba de espaldas, y la escuché hablar.
—Ven siéntate, me llamo Mei Ling ¿y tú? —me senté a la par de ella, y seguía sin quitar la vista de enfrente, me fijé que llevaba lentes de sol.
—Me llamo Min Yoongi —ella solo esbozó una media sonrisa y aún sin dejar de mirar al frente habló.
—No eres de Shanghái ¿verdad? —habló Mei relajada.
—No, soy de Seúl, Corea del Sur —me quedé viendo su perfil, pero quería ver su rostro completo. Así que me levanté sigilosamente y me paré en frente de ella, y me llevé una gran sorpresa, era una chica sumamente hermosa, quería ver sus ojos pero los lentes no me dejaban.
—Oye Min ¿adónde fuiste? —habló girando su cabeza en todas direcciones.
—Mmm Mei, estoy en frente tuyo —hablé un poco sorprendido, ella giró su cabeza hacia mi dirección y su sonrisa se borró.
—¿La señora Xiang no te dijo? —habló seria.
—¿Decirme qué? —pregunté curioso, ella vaciló un poco en contestar pero finalmente lo hizo.
—Que soy ciega —habló mientras se quitaba los lentes. Terminé de admirar su cara y vaya que ella era muy hermosa, pero sus ojos. Pude ver que eran cafés y que tenían una fina capa blanca que cubría sus pupilas.
—Yo... yo no lo... sabía, la señora Xiang no dijo nada —hablé balbuceando y creo que eso a ella le incomodó un poco ya que agacho la cabeza y comenzó a jugar con sus dedos.
—Creo que ya es hora de que te vayas —yo me quede inmóvil, cuando reaccioné ella torpemente estaba caminando hacia la entrada de su casa, mientras con la mano tocaba la pared para guiarse, la señora Xiang la ayudó a entrar.
Caminé hasta la entrada de la casa de Mei pero la señora Xiang me detuvo.
—Si yo fuese usted no entraría, la joven Mei está enojada y no es muy grato verla así. Así que joven Yoongi le invito a que por favor se retire de la casa y que si gusta regrese cuando la señorita Mei se encuentre mejor.
Solo me limité a asentir y caminar afuera del jardín, me despedí amablemente de la señora Xiang, y cuando estaba apunto de salir de la casa de Mei una chica entró con intención de ir hacia la puerta, pero se detuvo al verme.
—Hola soy Elkie Chong —sonrío extendiendo su mano—. Un gusto
—Igualmente —sonreí sin mostrar mis dientes—. Soy Min Yoongi —estrechamos manos.
—¿Eres amigo de Mei? —preguntó.
—Soy el vecino de enfrente y solo venía a presentarme —metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones.
—Oh y ya sabes que Mei es... ¿ciega? —preguntó enarcando una ceja.
—Así es, ya lo sé —suspiré—. Ahora, si me permites debo regresar a mi casa. Fue un gusto conocerte Elkie —hablé mientras hacía una reverencia y caminaba de regreso a mi casa.
—Adios Yoongi —sonrío la chica y camino hacia la entrada de la casa de Mei.
Entré otra vez a mi casa, me senté en el sofá y saqué mi celular, tenía varios mensajes de Hoseok, así que decidí llamarlo.
—Hola hermano, ¿por qué no me habías hablado?—habló Hoseok del otro lado de la línea.
—Hoseok... ya no estoy en Seúl; mi padre me trajo a vivir a Shanghái.
—¿Shanghái? Pero... ¿por qué? —habló preocupado.
—Debo mejorar mi modo de vida si quiero ser el próximo dueño de la empresa de papá, debo ser independiente y sentar cabeza de una vez por todas —bufé molesto.
—¿Tu sentar cabeza? —soltó una sonora carcajada—. Es imposible, tu haz tenido más novias que las de los chicos y las mías sumadas —rió—. Pero buena suerte con eso —yo aclaré mi garganta y el cambio de tema—. ¿Y ya tienes trabajo o algo?
—Mmm no, no he buscado trabajo —negué—. ¿En qué crees que sea bueno?
—En conquistar mujeres y llevártelas a la cama definitivamente —me quedé callado y Hoseok soltó un suspiro—. Seamos sinceros, amigo no sabes hacer nada sin ayuda de la señora Yun.
—Aunque me duela aceptarlo, tienes razón, pero... ¿no tienes algún amigo con algún despacho en el que yo pueda ayudar? Soy muy bueno con las cuentas.
—Amigos en China, mmm no estoy seguro, le preguntaré a los chicos tal vez conozcan a alguien —comentó—. Debo irme, hablamos mañana Yoongi hyung.
—Adiós hermano —colgué la llamada y me acosté en el sofá frustradamente.
Era triste pensar cómo había cambiado mi vida de un día a otro, pero algo que podía rescatar de este cambio de vida era haber conocido a Mei. El hecho de que era ciega me sorprendió y me intrigó más para conocerla, sin duda alguna haría lo posible para ganarme su confianza, porque al fin y al cabo necesitaba amigos.
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