8. ADIÓS Y SORPRESAS
¿Por qué me dijo eso...? no lo entendía, me dolió mucho, y sí en verdad ¿no me debí de involucrar? No... tenía que hacerlo, Adam y Katherine se habían vuelto unas personas muy importantes para mi... solo quería verlos felices... porque él me gustaba, no, no solo eso, lo amo, y si él es feliz yo también lo sería.
Pasaron las horas y pude reconfortarme para que mañana pudiera ver a Katherine irse en un avión así que decidí dormir temprano pero no fue hasta las 2 am que mi cabeza dejó de divagar.
Al día siguiente me encontraba en el aeropuerto junto a Andrew, David y Nathan esperando a Katherine, mientras terminaba de firmar unos últimos papeles para su regreso a América. Algo que nos sorprendió a todos fue la inasistencia de Adam. Eso era mejor para mí... pero no para Katherine, creo.
—¿Cuál es la ventaja del resplandor del F4 si tienes esa cara?—dijo Andrew refiriéndose a mí y de hecho yo estaba muy triste para discutir con él.
—Andrew— dije su nombre para llamar su atención—¿puedo preguntarte algo? —así estaba de mal, pero necesitaba una opinión urgentemente.
—Si digo que no ¿ya no lo preguntarías? — lo fulminé con la mirada y lo observé fijamente hasta que lo escuché resoplar. — Has lo que normalmente haces. Esto no va contigo.
—Cuando te gusta alguien... ¿es mejor no mostrar tus sentimientos? ¿Y considerar sus sentimientos primero?
—¿Qué hay de mejor en eso? ¿Qué quieres decir con mejor? Es lo mismo que ignorarlo. Si el mundo se terminara mañana ¿acaso morirías con arrepentimiento? —no podía creer lo que me estaba diciendo. Me llevé una gran sorpresa.
—Andrew.
—¿Ahora qué?
—Tú, tal vez, después de todo, no eres un completo idiota.
—Ahora lo vez— dijo mientras soltaba una pequeña risa—Yo preferiría arrepentirme de hacer algo que arrepentirme de no hacerlo... Bueno parece que Adam no vendrá.
Y así fue, Adam no llegaba y ya nos estábamos despidiendo de Katherine.
—Espero que les vaya bien. No se metan en problemas —dijo Katherine mirando a los chicos.
—Ten un buen viaje, iré a visitarte—dijo David mientras la abrazaba.
—No solo de visita, también para montar una exhibición— los dos se miraron con una sonrisa en sus rostros.
—Cuida tu salud y...—Nathan golpeó suavemente con el puño su corazón, Katherine sonrió.
—Oh, la enfermedad de la amabilidad, si eres tan amable te dolerá más, casanova.
—Kate ¿tienes que irte para ser una abogada? —Andrew se escuchaba muy triste —Es solo que no entiendo a las mujeres.
—Esta es la primera vez que me llamas Kate, en diez años.
—Te has vuelto muy genial, así que decidí reconocerte como Kate, ¿no te gusta? — ella simplemente lo abrazó con una sonrisa y luego se dirigió hacia mí.
—Alice— pronunció mi nombre y me dio un fuerte abrazo, muy cálido—por favor, recuerda lo que te pedí.
—Cuídate mucho —le dije con una gran sonrisa, no quería que se fuera triste por tanta despedida tan amarga.
—Cuídense todos, ya me voy —mientras se marchaba, miró a sus dos lados, luego volteó su mirada a donde estábamos, nos mostró una sonrisa y extendió su brazo para despedirse.
—Ese Adam, ¿cómo puede ser tan cruel y no venir? —refunfuñó un Andrew algo molesto—Ustedes dicen que yo soy cruel, pero realmente, el que es más cruel entre nosotros es Adam.
—Se ve muy tranquilo, pero una vez que se enoja, es el más temible— siguió David... y coincidía con él. David tenía algo de razón.
—¿No creen que están hablando muy feo de mí, a mis espaldas? —esa voz se me hizo conocida, los cuatro volteamos, y ahí estaba, después de todo sí vino.
—Tú... ¿qué diablos? —dijo Andrew
—¿Cuándo llegaste? —prosiguió David
—Hace tres horas—todos estábamos sorprendidos.
—Entonces, ¿llegaste antes que nosotros y ni siquiera te apareciste? —dijo Nathan mientras miraba a Adam. No aguanté esa actitud de él, ¿cómo pudo hacerle eso a ella?
—¿Qué vas a hacer ahora? —dije mientras empujaba a Andrew para que me dejara estar al frente de Adam—¿te vas a quedar aquí parado? — mis ojos se me aguaron un poco — ¡ve tras ella! —le grité fuertemente— si ella no puede quedarse, tú deberías de ir con ella... ¿no dijiste que la querías? Escondiéndote detrás de los anuncios ¿éstas es tu manera de amar? ¿Cómo puedes decir que la amas cuando te comportas así? —Adam me mostró una sonrisa... pero de inmediato sacó un papel de su abrigo.
—Me voy en el próximo vuelo. Ya documenté mi equipaje —en sus manos tenía la visa y el boleto de avión—quedé atónita...simplemente atónita.
—Adam—Andrew pronunció su nombre igual de sorprendido que yo.
—Vaya hombre, tú si sabes cómo asustarnos— prosiguió David.
—¿Cuándo te decidiste a hacer esto? — le preguntó Nathan con una sonrisa en su rostro.
—Todo fue gracias a esta chica— dijo mientras me tomaba por el hombro y me acercaba a él. Andrew se rió, David corrió y se le trepó en el cuello.
—Bastardo— sonrió Nathan, y se unió a David, luego Andrew comenzó a despeinarle el cabello. A pesar de que se iba su amigo, ellos estaban muy felices por él, porque sabían que estaría bien, yo también debería de estar feliz, pero en ese momento me cubrí de tristeza... y creo que Andrew lo notó por la forma en la que me observó durante unos segundos mientras Nathan y David abrazaban a Adam.
—Gracias— me dijo Adam antes de marcharse—Tú fuiste quien me hizo dar cuenta que debo ser honesto conmigo mismo y enfrentar la realidad...Tú me enseñaste a tener el valor para rogar cuando es necesario...me alegro de haber conocido a una chica como tú— se acercó lentamente a mí, me tomó de la cabeza, y me dio un cálido beso en la frente.
—Me voy— sonrió y miró a sus amigos. Mi estado... atónita...triste...feliz...pero dentro de mí le deseaba que fuera muy feliz al lado de Katherine.
David y Nathan se marcharon por asuntos importantes, yo me quedé con Andrew. No quería decir o hacer algo, simplemente dejé que me llevara en su auto. En la carretera Andrew apagó el auto y salió. No tuve otra opción que seguirlo.
Segundos después un hombre con traje negro se acercó a Andrew y le entregó dos vasos de Starbuck's. Andrew los recibió y sin decir una palabra me entregó uno a mí mientras se apoyaba en el auto.
En el cielo vi un avión que acababa de despegar... ¿acaso ahí estaba Adam? Sí, ya se había ido, mi alma gemela, ¿lo volvería a ver algún día? ¿Encontraría a un chico como él?
No, Adam era único.
De repente Andrew me observó fijamente mientras yo disimulaba que no lo había percibido y me concentré en mi café (por cierto estaba delicioso)
Aunque intentaba disimular que no veía a Andrew me fue imposible no ver que dejó el café encima del capot de su ostentoso auto, y se paró en frente de mí. Arqueé una ceja en señal de confusión. En serio, es imposible seguirle el paso a Andrew, nunca nadie sabe que estará pensando.
Sin embargo todo pensamiento me fue bruscamente interrumpido cuando Andrew me acorraló a su auto y me miró fijamente a los ojos. Comenzó acercarse poco a poco... ¿estaba loco? Por inercia tapé mi rostro con el vaso de café.
—Alice— pronunció mi nombre, yo tragué saliva, estaba muy nerviosa, mi corazón comenzó a latir rápidamente.
—¿Qué? ¿Qué quieres?
—Escucha con atención—me dijo mientras seguía mirándome directo a los ojos, muy cerca, demasiado cerca para mi gusto.—Escúchame bien, porque solo lo diré una vez—asentí con mi cabeza... ¿qué estaba sucediendo?
—Alice...Tú y yo...deberíamos...—el fuerte sonido de un avión no me permitió escuchar lo último que dijo, simplemente veía como su boca se movía, pero no logré escuchar esas últimas palabras.
Yo solo parpadeé rápidamente, y él cogió su vaso de café, me mostró una sonrisa y se montó al carro... ¿qué fue lo que dijo? Era lo único que me preguntaba, la verdad, no se me ocurría nada.
—¿Qué dijiste? —le pregunté
—¿No te vas a subir? —me gritó y al parecer no escuchó mi pregunta.
Al días siguiente en la escuela, estaba con Anne Marie comiendo en el elegante comedor, yo le estaba dando de probar de mi comida, y ella me daba un poco de la comida fina de ahí, la verdad la mía era mucho mejor.
Al instante se escuchó un gran escándalo y alboroto, todas las personas reunidas, todas las chicas gritaban, me imaginé quienes venían... sin embargo estaba equivocada, o bueno, no tanto. Venía una parte de ellos, Andrew. Llevaba un beanie (gorro de lana) gris, una chaqueta y camiseta negra... no le puse atención, hasta que se me acercó.
—Sábado, 17:00 en punto. En frente de la torre principal— fue lo único que dijo antes de marcharse. De repente se detuvo, volteó y me observó —Si llegas tarde, estás muerta— todos comenzaron a susurrar entre ellos, yo era el centro de atención en ese lugar, sin embargo, eso no impidió que siguiera comiendo.
El sábado por la mañana comenzaba el "Descuentón" y mi familia estaba esperando esto por algunas semana, es un día donde los centros comerciales tenían todo en descuento y de hecho era una odisea comprar.
—Apúrate— me gritó mi madre y ambas corrimos. Había una gran fila de personas, ese centro comercial estaba en descuentos. Cogimos rápidamente un carro y nos unimos a la fila.
—Cuando abran a las 17:00, tienes que correr por esto— mi madre me mostró un producto de una revista— y si encuentras algo que crees que te quedará, lo pones en el carrito.
—No sería mejor, ¿si fuéramos juntas?
—Hey! Yo tengo que ir a la venta local de repollo, si la tienda de ropa es la guerra civil, el repollo es...
—La segunda guerra mundial— la interrumpí
—Exacto. La última vez, una señora parada junto a mí, perdió todos sus dientes.
—¿De verdad?
—Nuestro presupuesto de tres meses, depende de lo que hagamos hoy ¿entendido?
Fue la cosa más impresionante, nunca había corrido como aquel día, ni el día que me estaba escapando de esos guardaespaldas mandados por Andrew. Muchas mujeres, empujaban, arañaban, pisoteaban... la cosa más impresionante, pero yo no me quedaba atrás, cogía lo más necesario posible, todo lo cogía para mí, sabiendo que no me iba a llevar todo... fue la adrenalina del momento, no me dejaba quitar nada.
(...)
Cuando salimos del centro comercial estaba oscuro y nevando, por lo tanto hacía mucho frío. Menos mal que tenía mi bufanda, gorro y chaqueta abrigadora... ¡estaba muy cansada!
—Está nevando—le dije a mi mamá mientras sostenía un repollo.
—Debemos irnos, tu padre debe estar esperándonos— abrí el nuevo paraguas purpura que logramos comprar. De repente me acordé de Andrew en la escuela "Sábado, 17:00 en punto. En frente de la torre principal"
—No puede ser...no...no—ya era muy tarde, Él ya no estaría ahí o tal vez nunca fue... además, yo no acepté nada.
—¿Qué estás murmurando como una loca?
—Mamá, ¿alguien esperaría cuatro horas afuera bajo la nieve por una promesa que no se hizo?
—Para nada, a menos que esa persona esté loca, vámonos.
—Espera— murmuré— Ese loco idiota—sabía que ese tonto estaba loco, así que le entregué el paraguas a mi madre y saqué el mío.
—Mamá, toma, ve a casa primero— le entregué el repollo y salí corriendo, ignorando los gritos de mi madre. Corrí lo más rápido que pude, buscaba esa torre por todas partes, pasé por muchos parques. Cuando por fin llegué, busqué a mis alrededores pero no había ni una sombra, fui muy tonta en ir. Sin embargo, cuando miré por una escaleras, quedé sorprendida... ¿era él? Tenía que acercarme para ver mejor... no... no podía ser él, ¡imposible!
Un chico de cabello rizado, gabardina negra, estaba templando del frió, cubierto de nieve, estaba acurrucado y con las manos en los bolsillos... me le paré al frente y lo tapé con el paraguas que llevaba, él simplemente alzó la mirada. Sí que estaba temblando.
—¿Qué horas crees que es?
—Eso es lo que yo debería preguntar, ¿Tienes alguna idea de qué hora es? ¿De verdad no tienes nada mejor que hacer?
—¿No te dije que estarías muerta si llegabas tarde?
—¿Acaso te prometí que vendría?
—Estás aquí ahora— dijo en voz baja, no supe sí lo dijo en ese tono para que no lo escuchara o no podía hablar del frío.
—Bueno...eso es... vine a ver si estabas aquí— tuve que admitir—¿Qué hubiera pasado, si no hubiese llegado? —le grité un poquito.
—De todos modos apareciste ¿no? — esta vez subió Andrew subió el tono de su voz— También, ¿De quién es la culpa de que esté así? Así que deja de enojarte como si hubieses hecho algo bueno— bajé la mirada, él tenía razón—Ah, ¡qué frío!
— Levántate— dije. Me sentí mal al verlo en ese estado—te voy a comprar una bebida caliente o ¿te vas a enfermar? — Andrew nada que se levantaba, estaba como dormido, tuve que ayudarlo a parar, sin embargo no podía permanecer de pie, así que cuando estaba a punto de caer lo sostuve, y se recostó en mí... ya lo conocía, siempre exagerando las cosas para sacar provecho, le di una patada en el tobillo y reaccionó rápidamente.
—¿Quieres tomar café o solo nos vamos?
Entramos a la torre, él pudo caminar perfectamente después de esa patada...como cosa rara ¿no? Mientras yo sacaba café caliente de una expendedora, él se sacudía la nieve.
—Toma— él se quedó mirándome—Este café es de £1,89.
—Oye gánster, ¿Ahora, también me quieres engañar? Este café no es de buena marca... de todos modos no bebo de estas cosas.
—Solo cállate y bébelo, este café es de lo mejor— le levanté el pulgar. Andrew primero olfateó la bebida y de hecho se veía bastante gracioso.—¿Quieres que te enseñe por qué cuesta £1,89? Sígueme. —A mis espaldas, Andrew tomó un sorbo, lo saboreó y sonrió.
Las estrellas estaban hermosas, la vista era maravillosa y pude comprobarlo cuando Andrew sonrió nuevamente.
—¿Cómo ves? Yo tenía razón, ¿o no? Es igual que un café en el "sky lounge" de un hotel.
—No podrías dirigir un negocio con esos cálculos, ni siquiera una tienda pequeña—se burló de mí ese cretino.
—¿Qué?
—Necesitas incluir los impuestos y propinas.
—Wow. ¿Un hombre rico también sabe cómo calcular esas cosas?
—Solo pretendo no saberlo. No hay manera de que te puedes volver rico sin saber estas cosas—le dirigí una sonrisa e inmediatamente cambié de tema.
—¡Hay tantas estrellas!
—Esas no son estrellas—soltó una enorme carcajada ¿Cómo que no son estrellas?—son satélites, chica estúpida.
—¿Eres idiota? ¿En verdad piensas que hay tantos satélites?
—¿Estás bromeando? Son satélites.
—¡No quiero escuchar eso de ti!
—¿Qué? Chica estúpida?
—Qué...tú...¡chico estúpido!
—Tú, tonta.
—Tú eres más tonto— y ahí estábamos otra vez... discutiendo como siempre. De un momento a otro las luces se apagaron—¿Qué pasó? —le pregunté un poco asustada a Andrew. Corrí rápidamente a la salida, pero me llevé una gran sorpresa, la habían cerrado con candado, grité y grité lo más que pude, pero no había nadie.
Me encontraba muy nerviosa, en cambio Andrew estaba muy tranquilo, intentó abrir la puerta a la fuerza, pero no pudo.
—¿Por qué tiemblas como un bicho raro? —me preguntó—solo espera, llamaré a alguien—dijo mientras metía su mano en el bolsillo.
—Me tengo que ir, mi mamá va a matarme— mencioné preocupada. Yo me había ido sin darle explicaciones a mi madre, ella pensaría que me había escapado de casa y eso me ponía muy nerviosa.
Mientras me preocupaba mentalmente, observé que Andrew comenzó a revisarse todos sus bolsillos.
—¿Dónde está mi celular?
—¿No trajiste tu celular? —pregunté aún más nerviosa. No, esta vez estaba muy histérica.
—¿Qué hay de ti?
—No tengo celular—le confesé y era verdad, no me lo van a creer pero nunca he tenido uno, mi familia tiene otras cosas porqué preocuparse.
—¿¡cómo una persona no puede tener celular!? —estaba tan nerviosa y ¿él pensaba en eso? —es tú culpa que estemos aquí atrapados.
—¿¡Cómo que es mi culpa!? —le alcé el tono de voz—¿Quién fue el que esperó como un idiota por varias horas?
—¡Lo hice porque no quise rendirme! — Andrew también alzó su tono de voz—¡Esta es la primera vez que espero a alguien! —luego continuó intentando abrir la puerta—¿Qué vamos a hacer? —di mi último grito de auxilio.
Comenzó a disminuir la temperatura, hacía mucho frío, igual que afuera. Así que decidimos adentrarnos más a la torre y nos encerramos en un cubículo especie de mirador. Me acuclillé a causa del frío, Andrew se sentó en una banca que había, observé como el vapor salía de su boca al respirar, de inmediato se metió las manos en los bolsillos.
—Hey... muévete hacia allá— le dije debido a que él se encontraba sentado en toda la mitad de la banca.
—No— espetó. Así que me tocó sentarme en un extremo de la banca, sin embargo estaba muy cerca de él.
—Lo siento... lo siento, todo esto es mi culpa— mencioné. En un momento sentí mucho arrepentimiento, en especial al verlo así. Andrew se estaba congelando.
—Finalmente te diste cuenta—todo el arrepentimiento que sentía se me esfumó con su comentario. Estaba que lo sacaba para que se le congelara definitivamente esa bocota.
—Pero, ¿por qué un chico como tú, hizo algo así? Esperar a alguien en la nieve por 4 horas... ¿no te dijo nada tú familia? ¿No están preocupados? Mayordomos, seguridad, choferes... ¿qué están haciendo?
—Los dejé irse
—¿Por qué?
—Traté de hacer las cosas por mí mismo, al nivel de un plebeyo.
—Qué gran sacrificio para ti—lo dije de una forma sarcástica.
—Oye, Allie— Andrew estaba temblando, hasta sus dientes castañeaban.
—No es Allie, es Alice, ¿¡y qué quieres!? —le grité fuertemente. De Alice a Allie hay mucha diferencia... ¡tonto!
—¿Puedo decirte la verdad?
—¿Qué verdad? —me estaba preocupando ¿de qué verdad hablaba? Andrew comenzó a acercarse poco a poco a mí.
—Dímelo desde allá— lo dije en un tono de advertencia mientras yo me arrinconaba cada vez más a la punta de la banca.
—Yo...— antes de que pudiera terminar calló encima de mí.
—¡Tú! ¡Bastardo, pervertido! —pensé que era uno de sus sucios engaños—¿Realmente quieres hacer esto en esta situación? —no explicaré todo lo que en esos momentos se me pasaba por la cabeza—¡Aléjate de mí! — por más que insistiera, no se apartaba—Si no te quitas a la cuenta de tres, entonces te obligaré a que te quites— busqué en mi bolsillo algo que pudiera espantarlo, pero lo primero que agarré fue... un marcador negro... —uno, dos, dos y medio... dos... ¡tres! —pero nada, seguía justo encima de mí, y yo estaba arrinconada a la pared—¡Tres! ¡Tres! ¡Tres! —seguí repitiendo, hasta que decidí empujarlo; fue muy liviano, calló al otro extremo de la banca y se pegó con una baranda metálica... tenía los ojos cerrados... ¿acaso estaba dormido? Comenzó a toser seguidamente...
No, Andrew estaba desmayado, y seguía temblando... simplemente me quedé observándolo... ¿por qué me sentía tan preocupada por él? ¿Por qué me sentí triste de verlo de esa manera? Le toqué la frente, ¡estaba ardiendo de fiebre!
—Andrew, ¿estás bien? —no sabía que más hacer, intenté despertarlo pero él solamente se quejaba.
—Frío...—pronunció silenciosamente. Me levanté del asiento pensando ¿qué podía hacer? Andrew estaba tosiendo más seguido y más fuerte. De inmediato me acordé de las compras con mi madre, en mi maleta estaban las cobijas que compré a descuento, las saqué inmediatamente, y lo comencé a cubrir en ellas.
—¿Qué haces? —me preguntó con la poca fuerza que tenía. No le respondí y seguí abrigándolo. Me senté a su lado, y le moví su cabeza para que la apoyara en mi hombro... de inmediato el sueño me dominó y caí profunda... me sentía muy cómoda a su lado, un poco protegida... ¿me alegraba de tenerlo junto a mí?
<3
(...)
Abrí mis ojos, y percaté que Andrew seguía durmiendo en mi hombro, luego él también se levantó, pero esto no era todo, en la puerta del cubículo se encontraba un hombre, con muchas llaves en sus manos... no, y además ¡ya había amanecido! Estaría muerta en unas pocas horas. Andrew y yo nos miramos fijamente a los ojos.
Después de salir, como por arte de magia, una camioneta negra se detuvo al frente de nosotros.
—Entra, voy a llevarte a casa—dijo Andrew al lado de la camioneta.
—Gracias, pero no. De todos modos tengo que pensar en qué le diré a mi mamá. Sólo caminaré y tomaré el autobús— lo dije en un tono muy preocupado.
—¿Puedo ayudarte a pensar en una excusa? —se acercó a mi oído para susurrar algo. —Puedes decirles a tus padres que pasamos toda la noche juntos— simplemente le di una patada y me marché, solo vi cómo Andrew se sobaba el pie del dolor. ¡Que pervertido! estuve toda la noche con él, pero no fue en ese sentido.
Andrew solo quería aprovecharse de la situación. Tonto egocéntrico.
Al llegar al edificio, vi mi bicicleta y me preparé para subir a mi casa. Respiré profundamente, entré con el mayor de mis silencios, y con la cabeza agachada... pero ahí estaban los tres.
—Lo siento, Mamá y papá, he cometido un gran pecado, pero nunca lo volveré a hacer— cerré mis ojos y me mentalicé para implorar su perdón.
—Uno, dos, tres—contó mi hermano... pero de repente tiraron confeti y comenzaron a reír.
—¿Qué gran pecado? Parece que salvaste a una persona muy importante anoche—dijo mi madre alegremente.
—El heredero de la compañía Rickford— prosiguió mi hermano.
—¿Qué tipo de compañía es esa? —preguntó mi madre, mientras yo seguía sin poder hablar.
—La compañía número uno en Gales. No, no solo aquí, en todo el reino unido, ¡por supuesto! —respondió mi padre mientras alzaba su pulgar.
—Haber salvado al sucesor de la compañía Rickford es como si hubieras salvado la economía británica—y ahí estaba la exagerada de mi madre... ¡de igual manera era un invento! — ¿Cómo sería un pecado? ¡Ni siquiera sería suficiente que te dieran una condecoración!
—¡Es por eso que esto llegó en lugar de la condecoración! —dijo mi padre mientras todos señalaban... una montaña de ropa tirada en la pequeña sala.
—¿De dónde vino todo esto? Y ¿cómo lo supieron? —abrí mis ojos enormemente, nunca había visto tanta ropa en mi vida.
—¿Cómo no podríamos saberlo? El joven amo... espera... joven... joven... ¿Cómo se llama? —preguntó mi madre mientras miraba una camisa muy hermosa y fina.
—Andrew, Andrew Rickford— le contestó mi herman repitiendo su nombre dos veces.
—A sí, Andrew Rickford nos envió todo esto—dijo por fin mi madre... ¿pero qué diablos? —Él nos dijo que estuviste con él y nos pidió que no te regañáramos, y todo esto es para devolver tu amabilidad.
—Quizás porque es el joven heredero de la compañía Rickford, pero ¡qué educado fue! —prosiguió mi padre muy entusiasmado.
—Dijo que la próxima ves él nos visitará a nosotros para ver cómo estamos... es tan conmovedor, mis lágrimas no paran de brotar—y ahí estaba de nuevo la exagerada de mi madre.
—Mamá, no llores.
—Cariño, ¿Cómo puedes llorar en un día tan bueno? —no lo podía creer, mi hermano y mi padre siempre le siguen el juego, mientras los tres "lloraban", aproveché para marcharme a mi habitación.
KATHERINE PIERCE
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