74. CADA RECUERDO

ANDREW POV'S

Masajeé mi cabeza al escuchar los buenos deseos de toda esa gente que no me interesa en lo absoluto.

La cabeza me estaba doliendo demasiado. Sentía que iba a explotar y el bullicio de las personas solo hacía que el calvario aumentara en mi cabeza.

—Mi amor, voy a hablar con mis papás, ¿Me acompañas? —dijo Naomi, sin embargo la cabeza me estaba retumbando como para tener ánimos de conocer a sus padres.

—No. Me duele la cabeza —mencioné severamente alejándome de esa fiesta.

Últimamente estaba siendo demasiado esquivo con Naomi, pero... no entendía por qué.

No debía enojarme con ella solo porque las galletas supieran y se vieran diferentes... muy diferentes. Ella insistía en que cada vez que las preparaba les quedaba distintas, sin embargo sentía que nada de esto estaba bien.

Por alguna razón no quería irme a EEUU, pero debía hacerlo.

En este punto me interesaba entre poco y nada que Naomi me acompañara a Norte América, porque de todas formas iría, así fuera solo.

Como ella había anunciado antes, era mi deber atender los negocios de la compañía y más sabiendo que mi papá estaba vivo. No podía defraudarle.

Le había prometido que protegería a mi mamá, a mi hermana y la compañía, sin embargo otra promesa se plasmaba en mi mente.

"Prométeme algo. Si algo sucede, me lo dirás inmediatamente... Otra cosa, no importa lo que pase. No te alejarás de mí"

No recordaba a quién le había prometido eso, o porqué lo había hecho, pero al intentar pensar sobre esa promesa, sentía que alguien dentro de mi cabeza martillara a diestra y siniestra sin importar el daño que estuviera haciendo.

"Me alegro que la chica plebeya y gánster sea mi novia. La promesa me hace sentir más tranquilo"

Tuve que sostenerme de un muro decorado al sentir que el dolor en mi cabeza se intensificaba a tal punto de querer tirarme de un tercer piso.

Sentí nuevamente que algo faltaba pero no hallaba explicación. Era como si tuviera algo en la punta de la lengua pero no recordaba que era.

Era como si quisiera recordar la letra de una canción que no escuchaba hace tiempo. Podía tararear por lo menos el coro, pero no podía decir ni siquiera una estrofa. Básicamente era lo mismo, solo que mucho más doloroso.

Mientras masajeaba mi cabeza y pensaba en intentar no molestar más a mi fatigada mente llegué a la alberca en donde vi a una baja chica de cabello castaño y vestido rosa. Ella observaba la piscina mientras mordía su labio y de nuevo el martilleo en mi cabeza se hizo presente.

"Así es, la verdad es que siempre quise probar tu almuerzo. ¿Por qué te ríes?"

"Me pregunto si eres el Andrew Rickford de toda la vida."

"¿Te burlas de mí?"

"Los haré para ti. Te haré el almuerzo e iremos a un picnic."

Masajeé mi cabeza después de sentir una tortura dentro de mi mente. ¿Por qué demonios esto no se detenía? Y la mayor culpa la tenía esa chica... Annie, Aimie, Alix... creo que era Alice.

Siempre que la veía, el martilleo se intensificaba pero nunca hasta tal grado.

Me giré para marcharme pero escuché su débil voz pronunciar mi nombre casi en un sollozo. Por alguna razón quería ir a abrazarla para evitar que llorara, pero eso no tenía ningún sentido.

—Andrew —giré al verla con sus ojos cristalinos. — ¿Olvidaste también esto?

— ¿Qué cosa?

— ¿Recuerdas la inscripción que tiene? —susurró estirando su mano hacia mí y observé que era un collar plateado.

Ella permaneció con la mirada estirada así que recibí el collar para poder verlo más de cerca. No era nada especial, un collar de plata con diamantes.

"No importa que suceda, no perderé a mi luna"

El dolor se intensificaba cada vez más, así que giré la cadena en su reversa para observar el escrito.

— ¿A y A? —repetí al ver las dos letras unidas por un corazón. — ¿Por qué debería recordarla?

"¿Cómo es que tú eres la estrella y yo la luna?"

—Te la estoy devolviendo —mencionó con una sonrisa.

"Solo hay una en el mundo, así que si la pierdes, en verdad te mato"

— ¿Por qué aceptaría algo así? —espeté con durezas con el único deseo de regresar a mi cuarto y dormir para no escuchar esas malditas voces en mi cabeza. — ¿Por qué no la tiras si no la quieres? —dije regresándole la cadena.

—Está bien —susurró desvaneciendo todo rastro de su anterior sonrisa. —Si es lo que quieres...

La chica empuñó la cadena y luego la arrojó a la piscina al borde de las lágrimas. Por alguna razón ese collar significaba mucho para ella y eso me inquietaba.

¿Por qué demonios me inquietaba la novia de Adam?

—Andrew. Solo una cosa más. Tengo una última pregunta.

— ¿Y ahora qué? —espeté con las esperanzas de marcharme pronto a mi cuarto para dejar de sentir ese fuerte dolor de cabeza. Ni siquiera las pastas o los medicamente lo cesaban.

— ¿Tu sabes nadar?

— ¿Nadar? Yo no sé nadar.

— ¿Es porque no sabes o porque no puedes?

—Tuve una mala experiencia en la niñez —confesé al recordar la sensación del agua obstaculizando el trabajo de mis pulmones. —Así que nunca aprendí.

—Eso no es cierto. Tú aprendiste a nadar.

Fruncí mi ceño ante su comentario. Sí yo decía que no sabía nadar es porque no sabía hacerlo, ¿Por qué una chica desconocía creía saber más de mi vida que yo mismo?

Idiota.

—No me conoces en lo absoluto —espeté nuevamente.

—Tu no le tienes miedo a nada ¿No? —emití un leve gruñido al escuchar que ella se equivocaba de nuevo. —Ah, por supuesto, solo a los insectos.

¿Cómo demonios sabía eso?

Además de los F4, mi papá, mamá, hermana y el personal de la casa, nadie más sabía de mis fobias.

—Tú eres el tonto que se deja romper las costillas antes de que algún extraño le ponga un dedo encima a la mujer que amas. Confundes la palabra privacidad con procacidad y toda la vida lo has dicho y lo dices mal —fruncí mi ceño ante las palabras de esa tal Alice y el martilleo de mi cabeza de intensificaba a tal punto de querer arrancarme la maldita cabeza. —Piensas que lo sabes todo cuando honestamente siempre haces el ridículo, sin embargo, eres inteligente, pero simulas no serlo porque te da miedo hacerte cargo de la compañía.

¿Qué demonios? ¿Ella por qué sabía eso? ¿Por qué me conocía?

¿Adam se lo habría dicho?... No, ella dijo cosas que yo nunca le había confesado a los F4.

Con cada palabra que ella pronunciaba, su voz se iba atascando más en un sollozo desgarrador. Sabía que era cuestión de segundos para que ella rompiera en llanto y por alguna extraña –muy extraña- razón quería abrazarla para evitar que lo hiciera.

—Los niños chiquitos te ponen nervioso, y aun así, quieres ser un buen padre y llevar a tus hijos a ver las estrellas —sollozó sin derramar una lágrima y sus palabras hicieron que frunciera mi ceño. Yo nunca le había dicho eso a nadie. Ni siquiera mis padres lo sabían. —Eres solitario pero cariñoso.

— ¿Quién demonios te crees?

—Eso es lo que eres, Andrew.

— ¿Quién diablos eres para hablarme de esa forma? ¿Cuál es el punto de todo esto?

—Vas a gritar mi nombre —susurró en un sollozo.

¿Gritar su nombre? ¿Qué demonios? Esa mujer en verdad llegaba a exasperarme.

Ella me observó con decisión a pesar de tener sus ojos cristalinos, y comenzó a dar leves pasos hacia atrás.

— ¿Qué estás haciendo? Vas a caerte —mencioné frunciendo mi ceño. Ella sí que estaba loca, eso es algo que podía asegurar con el poco tiempo de conocerla.

Sin embargo ignoró mi aviso y continuó dando leves pasos hacia atrás, demasiado cerca de la piscina. Al llegar casi al borde, se deshizo de un blazer masculino arrojándolo al suelo y lo siguiente que vi fue que estiró sus brazos y se inclinó hacia atrás.

Por fuerzas obvias de la gravedad, esa chica cayó a la piscina haciendo que mi traje se salpicara por el agua que ocasionó su brusca caída.

Esperé unos segundos y ella no tuvo la intensión de salir, solo seguía sumergiéndose en la profunda piscina.

Demonios.

¿Esa chica sabía nadar? ¿Lo estaba haciendo a propósito o se estaba ahogando?

Confirmé mi segunda hipótesis al ver las burbujas que ella generaba al intentar respirar.

Pronto, el silencio de la alberca fue inundado por el bullicio de todos los invitados. Un sujeto intentó lanzarse a la piscina para auxiliar a aquella chica, sin embargo Nathan lo detuvo y también lo hizo con todos aquellos que intentaran hacerlo.

De nuevo, desvié mí vista a aquella chica que conocía más de mí que cualquier otra persona que yo había conocido.

Ella me conocía mejor que mis amigos y que mi familia.

Pero... ¿Por qué?

¿Quién era esa chica?

Ella dejó de luchar y pronto su pequeño cuerpo fue sumergiéndose a lo hondo de la piscina, quería lanzarme para sacarla, pero yo no sabía nadar.

¿No sabía nadar?

"¡Andrew! ¡Andrew! ¡Despierta! ¡Abre los ojos! ¡Ya!"

Una difusa imagen de esa chica con el cabello más corto se hizo presente en mi memoria apareciendo como una ráfaga de viento. Yo estaba en el suelo, al lado de una piscina mojado del agua, y ella gritaba con desespero antes de darme RCP.

Al igual que esa anterior imagen, se hizo tan claro ver que ella se estaba ahogando en la playa y yo no podía hacer nada porque no sabía nadar, pero la sensación de desespero fue tan inminente.

Tan real.

Tú eres el tonto que se deja romper las costillas antes de que algún extraño le ponga un dedo encima a la mujer que amas

"¡Alice! ¡Alice ¿Estás bien?!"

"Quiero que tu novia sea testigo de la golpiza que vas a recibir. Te aseguro que será todo un espectáculo."

De igual manera, imágenes de mí siendo golpeado por cuatro hombres se hicieron presentes en mi cabeza al igual que ver a Alice llorar amarrada en un asiento.

También recordé que ella me protegió ante el golpe de una silla y el sonido de esa madera contra su espalda seguía repitiéndose en mi cabeza.

"¿Recuerdas cuando recibió el golpe con la silla? Le dijeron que nunca más podía volver a nadar. Hubieras visto cuanto lloró la pobre de Alice"

Confundes la palabra privacidad con procacidad y toda la vida lo has dicho y lo dices mal

"Oye Alice, si vas a decir algo, dilo bien. No es privacidad, es Pro-ca-ci-dad. Pareces ignorante."

Yo me había mudado cerca de su casa, en una habitación fea y maloliente llena de insectos. Pero lo hice para estar cerca de ella.

Piensas que lo sabes todo cuando honestamente siempre haces el ridículo, sin embargo, eres inteligente, pero simulas no serlo porque te da miedo hacerte cargo de la compañía

"Esas no son estrellas. Son satélites, chica estúpida"

"Siempre lo fui. Solo pretendía no saberlo. Sé muchas otras cosas. ¿Crees que heredaré toda la compañía siendo un idiota?"

Su sonrisa burlona y su mohín cuando se enojaba se hicieron presente en mi cabeza como si fuera un libro sin fin. Su sonrisa, sus abrazos e incluso cada uno de sus tímidos besos.

Los niños chiquitos te ponen nervioso

"¿Qué es eso?"

"¿Querrás decir quién?"

La imagen de un niño de 5 años invadiendo nuestra cita también apareció rápidamente como si tuviera un flashback de los últimos dos años.

Ella sonriendo y consintiendo a Freddy mientras yo revolcaba su cabello y soportaba las ganas de querer besar a Alice en medio del zoológico.

Quieres ser un buen padre y llevar a tus hijos a ver las estrellas

"¿Puedes imaginar cual es mi sueño?"

"Hmm, ¿Ver las estrellas con tu hijo?"

"Eso es simple y muy cursi. Mi sueño es nunca prometer algo que no voy a cumplir."

Nítidas imágenes de nosotros besándonos delante de mi telescopio se hicieron presentes como si fuera una explosión dentro de mi mente. Cada uno de nuestros besos y de nuestras noches juntos se hicieron tan claras ante mis ojos al igual que verla ahora mismo dejando de luchar contra el agua de la piscina.

Eso no es cierto, tú aprendiste a nadar.

"Creí que tú no sabías nadar."

"Ahora sé. No me agradaba la idea de que fueras rescatada por otra persona, así que aprendí a nadar"

Yo sabía nadar. Había aprendido por ella, porque no quería verla ahogarse de nuevo. No quería verla sufrir más. Yo mismo me prometí hacerla feliz por el resto de su vida.

—Ya sé quién eres... —susurré.

Tal vez mis recuerdos parecían lentos y sosegados, pero todo regresó como si fuera un torbellino que dejara de nuevo lo que quitó hace tiempo.

Mis recuerdos con Alice Lawler, la chica plebeya y gánster que era mi novia.

—¡¡¡¡¡ALICE!!!!!!

Grité con fuerza su nombre antes de sumergirme a la piscina con avidez. Ella siempre tenía razón.

"¿Cuál es el punto de todo esto?"

"Vas a gritar mi nombre"

Nadé rápidamente hasta ella quien estaba sumergida en lo profundo de la piscina con sus ojos cerrados. Tardé la fracción de un segundo para sostener su liviano cuerpo en mis brazos y sacarla de la piscina.

La deposité con suavidad jjj orilla de la piscina y luego me arrodillé a su lado para sostener su delicada cabeza cerca de mi pecho.

—Alice ¡Despierta! —la zarandeé delicadamente para que abriera sus decididos pero frágiles ojos. —Por favor —susurré antes de levantar levemente su mentón y darle respiración boca a boca.

Por favor Alice, despierta.

Eres solitario, pero cariñoso.

"Anuncio que a partir de hoy en adelante, Alice Lawler de 2do año, clase B, es mi novia"

"Solo dilo. Di que te gusto"

"El día en que lo vi, decidí que si encontraba a una chica que me gustara, la traería aquí"

"Di: mi amor, yo estuve equivocada. Solo dilo"

"Quería llevarte a los Campos Elíseos, pero sé que te enfadarías si te llevo a París. Así que decoré este lugar para que pareciera los Campos Elíseos. ¿Te gusta?"

"Andrew R Alice L. ¡Primera noche!"

"Prefiero que me rompan las costillas a mí antes de que te pongan un dedo encima."

"Porque la luna de Alice Lawler nunca podrá alejarse de la estrella de Andrew Rickford"

"Te lo dije, no te quites el abrigo o te enfermaras."

"Tengo que hacerlo o morirás de hipotermia. No seas obstinada...No te preocupes, todo está bien, todo estará bien."

"Espérame...Regresaré pronto. Te amo Alice Lawler"

"Di que no me case y no lo haré."

"Señorita Alice, ¿Me permite bailar esta pieza contigo?"

"No necesito nada más, lo único que me hace falta eres tú Alice."

"Alice, siento haberte lastimado"

"Voy a protegerte, no tengas miedo"

"¿Por qué nunca me has dicho que me quieres? Yo sí te lo he dicho, muchas veces."

"Alice, te amo"

—Alice, despierta —la sacudí nuevamente después de haberme separado de ella y pronto, el silencio de expectativa fue interrumpido por sus leves tosidos.

Alice abrió levemente su mano empuñada haciendo revelar la cadena que yo le di.

Tonta. Siempre quiere matarme del susto.

— ¿Estás bien? —susurré al verla toser. Ella abrió sus ojos frunció su ceño y luego esbozó una tierna sonrisa.

— ¿Y-ya me recordaste?

—Mira Alice, si tú vuelves a asustarme de esa forma, te mato.

—Me recuerdas —susurró ensanchando su sonrisa.

—Perdón... Perdón...

—N-nada más di mi nombre. Solo dilo.

Su cuerpo se sentía extremadamente frío por todo el tiempo en que estuvo en la piscina, así que por algo más que instinto la acerqué hacia mis brazos mientras escuchaba su respiración irregular.

—Alice te amo.

Recta Final!

Falta exactamente dos capítulos sin contar el posible epílogo ;) Por fa pasen a leer la novela Viviendo con un odioso de CarolineKnight5

KATHERINE PIERCE

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