73. ¿ALEJARME O INTENTARLO?
—Alice detente —insistió Adam, sin embargo yo seguía corriendo por toda la avenida hasta que él sostuvo nuevamente mi brazo obligándome a detenerme.
—Ya no hay nada entre los dos. Todo se terminó —susurré sintiendo un nudo en mi garganta. —Tenía la leve esperanza de que Andrew se enamorara de mí aún si teníamos que empezar de nuevo. Supongo que cometí un error —sollocé ordenándole a mis ojos no derramar más lágrimas.
Estos últimos dos años había llorado más de lo que lo había hecho en toda mi vida.
—Eso no es verdad —insistió Adam con esperanzas de consolarme... Pero ahora, ni siquiera mi bombero podía apagar el incendio que Andrew había provocado.
—Es verdad. Tal vez me sienta triste y engañada, pero tengo que aceptar que Andrew... que el Andrew del que me enamoré, ya no existe —sollocé sintiendo la punzada de mis lágrimas cerca de mis ojos.
— ¿Recuerdas que te dije que no te puedes convertir en la Sirenita?
"Así que es por eso que te digo que tú no quisieras ser como la Sirenita. Es triste volverse espuma por un amor no correspondido"
Las palabras de Adam me cayeron como un balde de agua fría. Yo me desmoronaba por un amor no correspondido.
—No dejaré que ustedes terminen de esa forma tan ridícula —mencionó observando al frente. —No puedo aceptarlo —lo dijo esta vez mirándome a mí.
—Esto no es por Naomi —susurré viendo mis zapatillas. —Al final, Andrew Rickford y Alice Lawler no tendrán....un felices para siempre.
(...)
Caminé por el campus de la institución algo desanimada. Ni siquiera pude concentrarme en clases. Parecía que mi mente y mi corazón se habían aliado para hacerme caer a mi triste realidad.
Cuanto hubiera deseado que ese carro me hubiera atropellado a mí y no a Andrew. Quizás hubiera sido mejor no recordarlo o quizás era mejor nunca haberlo conocido.
Era curioso que la persona que usualmente me lastimaba era aquella que me prometió hacerme feliz.
—Hola Alice —murmuró David levantando su mano.
Elevé mi mirada y hasta apenas en esos momentos vi que estaba rodeada de muchos estudiantes, y en el centro estaban los aclamados F4 o mejor dicho lo que últimamente parecían ser los F3.
— ¿A que vinieron? —musité haciendo que Nathan viera a David.
—Ten —murmuró entregándome una tarjeta plateada con decoraciones negras. Los rostros de los tres no me tranquilizaban y sentí temor por leer la invitación.
. . .
Fiesta en el jardín
Sábado 21 de Mayo
20:00 horas.
Mansión Rickford.
Andrew Rickford y Naomi Sawasaki.
. . .
Y ahí estaba yo. Tocando repetidamente mis manos como si tuviera algún virus o una especie de sarampión, lo cual era imposible porque me había enfermado de eso cuando era pequeña.
Soltaba el aire regularmente y observé a los invitados con alguna esperanza de ver si ellos también tenían calor o era mi estrés que me generaban ganas de arrojarme a la gran piscina de la mansión Rickford con el fin de refrescarme.
Después de ver que estaba lastimando mis manos en especial mis dedos, me di la auto-orden de que debía dejar de actuar tan paranoica. Pero como mi mente y mi maravillosa conciencia siempre jugaban a mi favor –sarcasmo- me vi obligada a buscar otro factor distractor mientras escuchaba el marco resonante que generaba las cuerdas del arpa.
Olvidando el poco afecto que Naomi y yo teníamos entre ambas, debía admitir que ella sabía tocar muy bien ese instrumento. Deslumbraba tanto que hizo que los demás invitados guardaran silencio mientras admiraban la bella melodía que generaba Naomi al tocar las cuerdas con elegancia y pulcritud.
Los celos me seguían invadiendo... No, no solo era eso. Era esa sensación de estar perdiendo a Andrew, así que comencé a balancearme en el talón de mis pies como alguna forma de distraerme y dejar de pensar en cierto chico alto de cabello rizado y ojos azules.
Pero, como me llamo Alice Lawler y soy una completa distraída, olvidé que estaba usando unos gigantescos tacones color crema por cortesía de Nathan.
La noche anterior a esta, Nathan llegó con ciertos paquetes para que yo asistiera a tan dichosa fiesta en la piscina donde sus anfitriones serían Andrew y Naomi, la pareja N.H que no solo se volvieron Novios de Hospital sino que consolidaron su relación a Novios.
Intenté oponer resistencia en un inicio, pero luego supe que debía cerrar un capítulo... O eso fue lo que mencionó Abby cuando le conté el peor problema que había tenido... o uno de mis problemas.
Así que finalmente accedí. Pisaría nuevamente la mansión Rickford... Podía ser para iniciar algo nuevo o para jamás volver.
Sentí que me iba para atrás por la torpe costumbre que tengo por balancearme sobre mis pies, sin embargo David empujó levemente mi espalda para que yo pudiera hallar mi estabilidad. Por suerte, ningún invitado se había percatado de tan posible bochornoso acto, así que agradecí a David en un susurro recibiendo como respuesta una de sus típicas sonrisas que enloquecería a cualquier mujer.
Excepto a mí.
Solté nuevamente otro suspiro al sentirme profundamente incómoda al ver que estaba a pocos metros de la nueva pareja. Esbocé una sonrisa, esas que decían por sí solas Mírame, estoy bien... pero solamente los que me conocían sabía que era una de mis otros intentos de ser fuerte.
Solté el aire una vez más por aquel terrible calor, a pesar de estar en el aire libre, específicamente en el jardín trasero de la mansión, yo sentía que estaba dentro de un cuarto encerrado con una pequeñísima ventana.
Tal vez eran los nervios o quizás el vestido. No estaba acostumbrada a usar vestidos de aquella clase exceptuando unas cuantas veces.
Bajé mi mirada para detallar el encaje del vestido color cameo rosa -O eso fue lo que dijo mi madre-. Para mí, eso seguía siendo rosa claro
El vestido llegaba por encima de mis rodillas. Era un vestido pink lace (O recuerdo que eso dijo Nathan) Bueno, un vestido de dos telas, uno de seda y otro lleno de encaje. Los encajes eran varios tonos más bajo que el de la seda... pero... ¿Cómo iba a saber eso?
Solo puedo decir que el vestido era sencillo pero hermoso. Básicamente resaltaba por su simpleza.
Seguí escuchando la melodía y como había dicho, Naomi sabía muy bien lo que hacía. Observé a Adam y él tenía una expresión indiferente. Esas que te hacen pensar que si está muy concentrado o si está intentando dormir con los ojos abiertos.
Me sentía algo hipócrita estando en una fiesta en donde no me importaba en lo absoluto la destreza de Naomi, así que sabiamente sin explicarle a los F4 –Que ahora parecían F3- caminé hacia la piscina solitaria porque todos estaban escuchando a Naomi en el ala oeste.
Este jardín era exageradamente grande. Perfectamente alguien podría perderse allí.
Observé el agua de la piscina y me entristecía un poco saber que nunca podría volver a nadar, pero intenté alejar eso de mi mente. Tenía demasiados problemas en mi cabeza como para agregar otro más.
— ¡Alice! —pronto, mis no-agradables pensamientos fueron interrumpidos por un chillido de una voz femenina que reconocí como la voz de cierta chica asiática, que al parecer ya había terminado su improvisada función. —Que gusto verte.
— ¿Cómo has estado? —pregunté por cortesía.
Obvio que ella estaba bien. ¿Por qué no lo estaría?
—Muy bien. Desde hace tiempo quiero decirte algo —murmuró encogiéndose de hombros.
—Dime.
—Lo siento mucho. Pero no creo que Andrew vuelva a recordarte.
—Uhm. ¿Enserio? —comenté con una sonrisa. Esas que no eran de felicidad, sino una forma de llorar con bondad.
—Y además nosotros... bueno, no sé cómo decírtelo... —susurró con sus hombros encogidos como si se apenara de decir lo que debía decirme. —Andrew y yo estamos enamorados.
— ¿Cómo?
—No fue algo que me propuse... Solo pasó de repente —explicó con una sonrisa. —Ahora no nos podemos separar. Andrew está muy enamorado de mí. Lo siento —dijo con firmeza pero sentía que en su voz no había ni una pisca de lamento.
Y algo que sabía perfectamente era que Naomi nunca tuvo la intención de hacer que Andrew me recordara. Ella simplemente manipuló sus difusos recuerdos y los manejó a su antojo.
—Estoy segura que lo entenderás —comentó arreglando un mechón de su cabello recogido. —Uno nunca debe interferir con los sentimientos de los demás.
Y yo estaba aquí, imaginándome un "Final feliz", final que tal vez nunca existiría. Mi corazón estaba tan lastimado que quizás, en otra ocasión estaría llorando sin consuelo.
Mi corazón aclamaba la sonrisa de Andrew y exigía un abrazo correspondido, también deseaba una simple mirada cálida y tierna de su parte. Pero, dentro de poco tiempo, este terco y frio corazón dejaría de latir, por así decirlo.
—Oh! Mira la hora. Tengo que irme a la fiesta del jardín. Tengo un anuncio importante que dar
— ¿Anuncio? —repetí frunciendo mi ceño.
—Alice, te veo después —se despidió con una sonrisa socarrona que no me causó buena espina.
Esa sonrisa sedosa escondía algo y temí por tener que escuchar aquella noticia.
Suspiré por undécima vez en el día y observé a Naomi alejarse, sin embargo mientras ella se iba, Adam se acercaba.
—Hola —mencionó Naomi levantando su mano hacia Adam, sin embargo él se tomó la libertad de ignorarla y seguir caminando hasta donde yo estaba.
Describir mis inmensas ganas de llorar era algo imposible y de un momento a otro una fuerte ventisca congeló todo mis sentidos. Ya no tenía calor, tenía mucho frio y simplemente quería irme a mi casa a llorar a solas en mi habitación.
—Alice —susurró Adam quitándose el balzer de su traje y colocándolo sobre mis hombros para cubrir mi espalda. —No te vayas a desmayar. Estás muy pálida.
Simplemente pude observarlo. Ni siquiera le respondí o le sonreí. Yo era la propia imagen de un muerto viviente.
—Ven, acompáñame. Escuchemos que tienen que decir —mencionó Adam sujetando mis hombros con el fin de hacerme caminar de nuevo al jardín iluminado.
—Los hemos reunido aquí porque tenemos un anuncio muy importante que darles —dijo Naomi sosteniendo el brazo de Andrew. Él simplemente no decía nada, solo veía un punto fijo de algún árbol. —El próximo mes, Andrew y yo tenemos planeado ir a estudiar a EEUU por un tiempo.
Cerré mis ojos, mordí mi labio y sonreí dolorosamente. Esbocé esa clase de sonrisa que te dan ganas de llorar.
Hasta el último momento –y aunque lo negara- tenía la pequeña esperanza de que Andrew pudiera recordarme. Pero ahora, me sentía como si estuviera esperando algo que nunca iba a suceder.
Sí la esperanza era lo último que se perdía y yo ya la había perdido ¿Qué me quedaba?
— ¿Qué? ¿De qué está hablando esa chica? —susurró Nathan frunciendo su ceño.
—Yo continuaré con mis estudios de música mientras Andrew se centrará en sus negocios —informó Naomi con una sonrisa que achinaba aún más sus ojos. —Así que no se sientan triste si no estamos, espero que sean felices durante nuestra ausencia.
Pronto, todo el jardín muy invadido por el sonido que generaba los invitados al aplaudir exceptuando a nosotros cuatro.
—Esa niña tomó ventaja del problema de Andrew —murmuró David con desagrado.
—Esa noticia cayó como un balde de agua fría —continuó Nathan.
—Vámonos ahora si no quieren que golpeé a esa maldita —siseó David alejándose de la mansión, pronto fue seguido por Nathan, y por mi parte, permanecía estática sin poder moverme o respirar.
Segundos después, sentí la mano de Adam sobre mi espalda quien me guiaba de nuevo hacia la alberca.
—Te traeré un poco de agua —susurró antes de irse.
Mi mamá siempre me decía que la luz de la esperanza brillaba por encima de cualquier oscuridad, ¿Pero qué haría si mi esperanza se había apagado? ¿Simplemente me dejaría consumir por la oscuridad o encendería de nuevo esa vela que me motivara a seguir adelante?
Toqué mi cuello y me quité la cadena de la estrella y la luna mientras pensaba en lo que debía hacer.
La decisión más difícil era decidir entre "Alejarme" o "intentarlo un poco más"
Y el momento de la decisión debía ser tomada ahora, pues pronto escuché unos pasos que se acercaban a la piscina. Levanté mi rostro y no vi a Adam, sino que a unos metros de mí estaba Andrew perfectamente arreglado con un smoking.
Él al verme frunció levemente su ceño y giró para regresar por donde había venido, sin embargo lo detuve.
¿Alejarme o intentarlo de nuevo?
—Andrew...
KATHERINE PIERCE
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