72. EL AMOR SE QUEMA

MINI MARATÓN!

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Cuando terminen lean porfa toda la nota del final, diré algo importante ;)


Estaba bien...

Solo dolía cuando respiraba.

No solía ser de las personas que pedían muchas cosas, sin embargo, deseaba que Andrew recobrara su memoria.

Apreté con fuerzas el vaso de café y sentí que mi mano comenzó a arder cuando este se rompió y mojó mi mano con su líquido caliente. Sin embargo ese dolor no se comparaba con lo que estaba viendo.

Andrew estaba sentado al lado de Naomi. Ambos estaban riendo mientras comían pizza y observaban el cielo estrellado.

Se suponía que ver las estrellas era algo de nosotros dos. Algo especial entre Andrew y yo... pero nuevamente me equivocaba.

Él era mi todo, sin embargo yo era su nada.

—Alice, vas a quemarte — dijo rápidamente David mientras me entregaba un pañuelo. — ¿Por qué no vamos? —susurró con una sonrisa con el fin de al menos motivarme un poco.

—Hey, What's up? — dijo Nathan saludando a Andrew y a Naomi, así que ellos voltearon a vernos. — ¿Estás mejor?

—Holas chicos —saludó con alegría Naomi.

—Nos vemos de nuevo —murmuró David elevando sus hombros con desinterés.

—Somos N.H —comentó Naomi fuera de lugar.

— ¿N.H? —repitió Nathan.

—Novios de hospital. Las enfermeras y otros pacientes nos llaman así —explicó con alegría mientras se aferraba al brazo de Andrew. — ¿Qué les parece? ¿No nos vemos bien juntos?

Pude escuchar como mi corazón se rompía en pedazos cuando él no mostró ninguna señal de molestia, tampoco intentó alejarla. Simplemente se dejó abrazar por Naomi.

—Andrew, ¿Ya recordaste algo más? —preguntó Adam después de verme. Yo simplemente estaba detrás de Nathan con el corazón hecho un desastre.

— ¿Me falta algo por recordar? —mencionó antes de darle otro mordisco a su pizza.

—A Alice —insistió. — ¿Sigues sin recordarla?

— ¿Por qué la sigues mencionando? ¿Por qué debería recordar a tu novia? —comentó frunciendo su ceño.

Simplemente pude guardar silencio para evitar llorar. Era terrible saber que lo estaba perdiendo. Cada día él se alejaba un poco más y yo seguía esforzándome para estar nuevamente en sus recuerdos.

—Adam, ya te dije que no me interesa. No sé en donde habrás conocido a esta chica, ¿Es parte de una pandilla o qué? —mencionó en tono despectivo. —No quiero que ella entre y salga de mi habitación como si fuera su casa.

—¡¡Andrew!!

Por mi primera vez en mi vida había visto los ojos turbios y enfadados de un sereno y pacífico Adam, él se abalanzó contra Andrew, sin embargo Nathan lo detuvo antes de que Adam lastimara a Andrew más de lo que ya estaba.

—Detente por favor —susurré en un sollozo mientras sentía que el mundo caía encima de mí.

Lo siguiente que vi fue que Adam se marchó con las manos en sus bolsillos seguido de Nathan y David quienes corrieron rápidamente detrás de él. Mi reacción fue más tardía, sin embargo, después de unos 30 segundos pude ordenarle a mis pies ir detrás de Adam.

Intenté buscarlo pero no lo encontré y fue en el Lobby en donde vi a Nathan y David, ellos dijeron que Adam había salido del hospital y con esa información en mi mente salí en busca de Adam.

Después de 20 minutos buscándolo en la fría noche pude ver que él estaba sentado en una banca del andén.

—Hola —susurré y Adam levantó su mirada.

...-...-..-

En pocos minutos ambos estábamos en la sala de espera de la pequeña clínica del abuelo Philippe, ninguno de los dos decía nada y un silencio sepulcral reinó entre los dos.

—Haré un poco de té —informé levantándome del sofá de la sala de espera, sin embargo Adam sostuvo mi mano para evitar que me fuera.

—Lo siento —murmuró.

— ¿Por qué te disculpas? Soy yo quien debería hacerlo.

—Por haber explotado de esa forma —explicó observando el suelo de la clínica.

—No te pedí que te detuvieras para protegerlo —mencioné en un suspiro. —Sé que te hubieras sentido mal si llegabas a golpearlo. Fue por eso que te detuve —Adam no dijo nada, él seguía observando el suelo. — ¿Cuánto tiempo estuviste afuera? Tienes las manos congeladas —acusé sosteniendo su mano entre las mías y luego comencé a acariciarla para darle un poco de calor.

—Lo que está frío... es tu corazón.

— ¿Qué? Estoy bien.

Bien mal.

—No pretendas hacerte la fuerte en frente de mí.

—No estoy pretendiendo ser fuerte porque estás aquí —susurré forzando una sonrisa. —El que estés aquí me llena de fuerzas.

Adam me observó y bajó nuevamente su mirada.

—Iré por el té —dije para después alejarme hacia la cocina improvisada de la clínica.



(...)

Al finalizar mi trabajo repartiendo periódicos y la leche, me dirigí hacia mi casa para poder cambiar mi ropa por el uniforme. Después de hacerlo, cogí la bolsita púrpura y la sostuve contra mi pecho.

— ¿No es muy temprano para ir a la escuela? Falta todavía una hora. Quédate a desayunar —mencionó mi madre, sin embargo negué con mi rostro.

—Tengo que hacer algo antes de ir a la escuela —comenté y salí corriendo para llegar a la parada del bus que me dejaría al frente del Nuffield Health Cardiff Bay Hospital.

Eran solo las 6:00 am el sol apenas daba indicios de salir y yo estaba recostada en el marco de la puerta de la habitación de Andrew mientras lo veía dormir.

Ese espantoso inmovilizador que bloqueaba su cuello había sido desaparecido al igual que la venda de su mano, y el yeso de su pie ya no era tan grande y escandaloso. Andrew se veía ligeramente mejor si no fuera por las ojeras oscuras bajo sus ojos.

Con mi dedo índice contorneé su marcado y perfecto rostro, y me detuve en sus labios.

Quedaban tantas cosas que contarle y que me cuente, tantos ratos y momentos por vivir a su lado.

Deposité la bolsita con las galletas caseras en la mesa de noche a su lado izquierdo con las esperanzas de que cuando despertara pudiera verlas (también tenía fe de que con esas galletas pudiera recordar por lo menos algo) y luego me quité el collar que tenía en mi cuello y comencé a balancearlo encima de su rostro adormilado.

—♫Abracadabra patas de rana que Andrew recuerde a su novia Alice♫ —susurré cantando la infantil canción de brujería por lo menos unas tres veces.

Si recurría a esta canción podría afirmar que me encontraba desesperada.



ABBY POV'S

Deposité la bandeja con la avena al cliente y con una sonrisa le desee buen provecho, después observé que Alice le entregó un paquete a una señora en donde estaba el pedido. Luego de eso pudimos descansar unos breves minutos.

Alice estaba extrañamente normal por así decirlo, pero no me creería sus palabras. La conocía, ella era mi mejor amiga, así que sé mejor que nadie que Alice siempre sonríe cuando quiere llorar... es alguna especie de mecanismo de autodefensa para ella.

Eso lo había confirmado cuando sonreía al ver a Allie, a pesar de que ella fue la prometida de Andrew, Alice nunca vio a Allie con desprecio ni odio, incluso llegaron a ser amigas.... Sin embargo, esa chica de la que Alice me había hablado, creo que se llama Naomi... No me traía buena espina.

—Bienvenidos —dije en voz alta con una sonrisa en el segundo que escuché la campanita, sin embargo lo que observé no fue a algún cliente regular. Entraron por esa puerta nadie más y nadie menos que David Cooper y Nathan Coleman.

—Quiero una avena con abolone —dijo Nathan entrando al local y sentándose en una de las mesas.

—Y yo una de calabaza —continuó David sentándose al frente de su amigo fortachón.

—Pero ustedes....

— ¿Qué hacen aquí? —complementé por Alice. Era extraño que dos de los millonarios de F4 estuvieran comiendo avena en un simple restaurante de la avenida. —No los esperábamos.

— ¿Y eso qué? Vinimos a comer —comentó Nathan con una sonrisa ladeada.

Después de que el Sr. Pierre preparara las deliciosas avenas las servimos en la mesa de David y Nathan. Ellos solo comían y hablaban de cosas sin importancias, parecían simplemente dos clientes comiendo avena.

Alice y yo nos sentamos en la mesa de al frente mientras esperábamos que terminaran de comer, de hecho, podía admitir de que nosotras estábamos mirándolos con expectativas esperando escuchar la razón de tan extraña visita.

—Ahora nos dirán. ¿Qué se traen entre manos? —fui yo la que corté el silencio después de que ellos terminaran hasta el último bocado de avena.

—Ya que Alice no puede cuidar a su novio porque tiene que trabajar, le trajimos algunas noticias —anunció Nathan haciendo tronar sus dedos.

— ¿Eh? ¿Qué?

—Andrew ya salió del hospital —mencionó esta vez David haciendo que mi amiga quedara con la boca abierta después de escuchar la asombrosa noticia.

— ¿E-es enserio?

— ¿Y porque se demoraron tanto para decir eso? —refunfuñé al ver que Alice no podía dejar de tartamudear.

La noticia la había pasmado.

—Ve a verlo

Después de lo que dijo Nathan, Alice se quitó rápidamente el delantal y corrió fuera del restaurante sin ni siquiera excusarse con el jefe Pierre.... Yo luego me encargaría de eso, ella simplemente estaba demasiado emocionada esperando a que su novio la recordara.

— ¡Buena suerte Alice! —grité moviendo mi mano de un lado a otro para despedirme, ella en respuesta levantó su pulgar y siguió corriendo para coger un autobús que la llevara a la mansión Rickford.

—Bueno, me voy —mencionó Nathan levantándose del asiento, y por alguna extraña razón además de despedirse de mí también lo hizo de David.

—Pe..ro ¿Te vas a quedar? —pregunté al ver que David seguía sentado en la mesa mientras me observaba. En respuesta asintió.

—En realidad vine a verte a ti, Abigail.


(...)

David y yo estábamos sentados al frente de un horno de alfarería que se encargaba de calentar la cerámica para alcanzar la temperatura deseada. El silencio fue sepulcral para ambos y no pude evitar sentirme incómoda y nerviosa.

—Creo que las tazas de allí se ven felices —comenté señalando el horno... Y ni siquiera yo entendía muy bien lo que estaba diciendo... Eran los nervios. —En lugar de sufrir por el calor del horno, parece que lo están disfrutando.

— ¿Lo crees?

—Saben que una vez que salgan, alguien las amará. Están llenas de esperanza.

—Entonces se parecen a ti Abigail —dijo con una sonrisa ladeada que hacía brillar su perfecta dentadura.

Nuevamente el silencio reinó entre nosotros y sabía que David debía decirme algo. Algo importante.

—Bien, te escucho —dije rompiendo el silencio.

— ¿Quieres primero la mala noticia? —preguntó, sin embargo no respondí porque David sabía la respuesta.

Me gustan los finales felices.

—Yo me voy.

No creía que la buena noticia pudiera balancear lo malo de la primera, sin embargo actué como si eso no doliera.

—Pensándolo bien, probablemente no es una mala noticia para ti —comentó observando el horno encendido.

— ¿A dónde te vas?

—A Suecia.

— ¿Por cuánto tiempo?

—Tal vez por 4 o 5 años.

Escuché un sonido desgarrador, tal vez era mi corazón rompiéndose.

—Eso es fantástico —dije con alegría esbozando una sonrisa... Creo que ahora entendía a Alice. —Regresarás como un mejor alfarero de lo que ya eres —David sencillamente sonrió y eso me motivó para seguir hablando. —Después de todo no es una mala noticia.

No era una mala noticia para él pero sí para mí.

— ¿Y cuál es la buena noticias? —indagué con esperanzas de que la buena lograra nivelar la mala... aunque estaba siendo egoísta al pensar que la ida de David fuera algo malo.

—Cuando vuelva, a la primera persona que buscaré es a ti.

—David...

—Bueno, eso sí todavía no has encontrado a tu alma gemela.

Ya la había encontrado.

—Le va a tomar mucho tiempo llegar a los 1300 grados —murmuró cambiando drásticamente de tema.

Sencillamente pude sonreír y él también lo hizo.

Este era el final de una nueva historia.



ALICE POV'S

Entré con total facilidad a la mansión Rickford, a diferencia de la última vez, ya no había gigantescos guardias protegiendo la habitación de Andrew como si él fuera un criminal o como sí un dragón evitara que el príncipe rescatara a la damisela.

Olvidando mis tontos pensamientos me dirigí al gigantesco cuarto de Andrew y sin esperar una aprobación abrí la puerta como si esa fuera mi casa. Después de todo no era la primera vez que entraba a su habitación decorada de caprichos costosos.

—Andrew, qué bueno que ya...

—Hola Alice, ¿Cómo has estado? —saludó una sonriente Naomi al lado de Andrew.

¿Por qué ambos están juntos?

Díganme ¿porque Andrew y Naomi están tan cerca?

Además ella estaba tocando el gran telescopio blanco que Andrew tenía en su cuarto y él sencillamente estaba apoyado en una mesa al lado de este.

—Ah... hola —susurré con incomodidad.

— ¿Qué estás haciendo aquí? Adam no está —espetó Andrew con desagrado.

—Ahh... bueno, oí que te dieron de alta y por eso vine —mencioné con una sonrisa a pesar de estar muriendo de celos.

Nunca me había sentido así, ni siquiera cuando Andrew estaba con Allie. Ella era mucho más hermosa que Naomi y la personalidad de Allie era asombrosa, sin embargo me causaba más inseguridad Naomi que Allie. 

—Eres demasiado entrometida —comentó masajeando el puente de su nariz. —Preocúpate por tu novio, ¿Adam sabe que te mueres por mí?

—Oye, mide tus palabras.

— ¿Qué?

—Adam no tiene que oír semejante tonterías de tu parte.

—Entonces compórtate como su novia —recriminó con tranquilidad esbozando una sonrisa ladeada.

—Es verdad. Mejor no hubiera venido. De todas formas, espero que te sientas mejor —siseé frunciendo mi ceño.

—Ay mi amor, ¿Por qué eres así? —amonestó Naomi con cariño.

¿Mi amor?

¿Ella le dijo mi amor a Andrew?

Yo que era su novia nunca le había dicho mi amor a Andrew.

Normalmente no era celosa. Siempre había pensado que no había necesidad de armar un show con eso, porque los celos injustificados eran la mayor ofensa que se puede hacer a la persona que quieres...

Sin embargo sí esa persona no te recordaba era una malísima y grave señal.... Solo tenía miedo de perder a la persona que amaba.

Y sí. Admitía que estaba celosa y estaba controlando mis inmensas ganar de gritarle a Naomi que dejara de coquetearle a mi novio, sin embargo no podía hacer eso porque para Andrew nosotros no éramos nada y eso me irritaba aún más.

—Alice, no te vayas, quédate ¿Si? Acabo de ordenar el té. Aquí preparan un té riquísimo. Pasa, siéntate —insistió Naomi con una gran sonrisa, sin embargo yo tenía un cierto don para saber cuándo una sonrisa era fingida... y obviamente ella no me tenía mucho cariño.

—El té ya está listo —mencionó Jess entrando con Zara mientras arrastraban un carrito con el té y brownies.

—Por favor déjalo aquí —ordenó Naomi señalando una mesa del cuarto de Andrew.

Jess y Zara se acercaron a la mesa y Naomi se sentó en el mueble de cuero seguida de Andrew, por mi parte yo estaba estática al lado del telescopio sin poder creer que a Andrew no le molestó que Naomi le dijera mi amor.

—Ven Alice. Siéntate aquí —insistió Naomi palmeando el mueble justo a su lado.

Sin rechinar me senté a su lado y observé que Zara sirvió el té. Primero a Andrew, luego a mí y por último a Naomi, sin embargo en la taza de ella, accidentalmente derramó el té encima de Naomi.

Zara y Jess se disculparon por tremenda negligencia, sin embargo la sonrisa de Zara fue suficiente para saber que no fue un mero accidente.

—Lo siento mucho, señorita. Voy a tráele algo para que se limpie —dijo Zara con una sonrisa socarrona. —Dejaré otra ropa en el baño de al frente. Mis disculpas.

—Oh descuida, solo voy a limpiar esto —mencionó Naomi con una sonrisa, sin embargo la vena en su frente delataba su enojo. —Alice, ¿Me acompañas?

— ¿Eh? ... ah, sí.

En el gigantesco baño se creó un silencio mortal. Naomi ni yo decíamos algo además de cruzar las palabras necesarias.

—Alice —murmuró observando mi reflejo en el espejo del baño. — ¿Tú eres la persona que Andrew no puede recordar? ¿Cierto?

En respuesta bajé mi mirada observando mis sucias y envejecidas zapatillas.

—Ya lo suponía —susurró con desgana. —Pero, como te habrás dado cuenta, creo que lo mejor es que Andrew ya no te vea más.

— ¿Cómo?

—Cada vez que lo visitas se pone muy mal. Así que sería una buena idea que ya no vinieras por aquí —comentó con una sonrisa demasiado amable a pesar de las estupideces que estaba diciendo. —No te preocupes, yo haré todo lo posible para que te recuerde y todo regrese a la normalidad.

—Señorita vengo para pedirle nuevamente mi perdón. Fui muy torpe — la puerta del baño se abrió levemente y de esta apareció Zara con la mirada agachada.

—Ya dije que no había problema.

—Bueno, el té va a enfriarse. Es mejor que vayan a tomarlo —sugirió con una sonrisa.

—Ah, Vale. Cuídate Alice —dijo Naomi despidiéndose de mí, sin embargo yo seguía pasmada por todo el veneno que había expulsado en su boca anteriormente.

—Oh! ¿La señorita Alice no va a comer la pequeña merienda? Mi compañera y yo ya lo hemos servido y es una desgracia tener que desperdiciarlo —mencionó Zara con lamento, sin embargo yo sabía que ella hacía eso para que yo no me fuera. No era la primera vez que se desperdiciaba comida en la mansión Rickford. —Nuestra superiora, la Sra. Ellen se enfadaría si debemos votar la comida. Debíamos servir las porciones adecuadas y bueno... servimos para tres personas, así que por favor... Srta. Alice, quédese.

—Ah... está bien —susurré haciendo que Zara sonriera y Naomi frunciera débilmente su ceño.

—Uh, esto se ve rico —comentó Naomi al llegar a la habitación de Andrew y ver los brownies servidos en la mesa. Ella pinchó con un palillo un pequeño brownie. —Di "Ahh" —mencionó estirando el pastelito cerca de la boca de Andrew.

—Yo puedo hacerlo ¿Sí? —dijo Andrew con una sonrisa recibiendo el palillo del brownie.

Ella sabía que yo era alguien especial para él y aun así insistía en coquetearle en frente mío.

Y lo peor de todo esto era que no podía reclamarle, porque para Andrew nosotros éramos básicamente... nada.

—Pruébalo —dijo Andrew cogiendo un brownie y llevándolo a la boca de Naomi quien gustosamente lo aceptó con una risilla.

—Hmm, está delicioso.

Con firmeza cogí un pastelito y lo metí entero a mi boca esperando ahogarme con el brownie y morir... era broma, con esto evitaba gritarle a Naomi o a Andrew por estar en plan romance.

Ellos seguían hablando y riendo como si fueran novios y este era mi límite, así que cogí la taza del té y lo tomé todo en un sorbo para bajar la comida.

—Ya me voy —dije con la boca llena. Era casi imposible tragarse un brownie entero.

—Oye, no vuelvas por aquí —mencionó Andrew con desinterés antes de darle otro mordisco a un pastelito de chocolate. — ¿Sabes que siempre me irritas? No soporto verte.

—Ya entendí. Y lo lamento, ¡Jamás volveré! — grité saliendo de su habitación hecha una furia.

Estaba caminando por el pasillo a paso decidido, sin embargo algo dentro de mí me insistía en volver donde Andrew... y así lo hice. Solo que no entré a su habitación, sino que accidentalmente desee escuchar lo que ellos decían.

Bueno, sí. Estaba espiando.

—Hazlo de nuevo —escuché la voz de Andrew, y cómo la curiosidad mató al gato, decidí ver por el entre abierto de la puerta.

Por suerte cuando me marché no la cerré completamente.

— ¿Qué cosa?

—Las galletas que me llevaste al hospital.

¿Qué?... Andrew pensaba que Naomi había llevado las galletas que YO había hecho.

Incluso me había trasnochado para hacerlas con su rostro al igual que las anteriores dos veces. Esto era sencillamente injusto.

— ¿Las galletas?

—Sí, las galletas, hazlas de nuevo. Tú dijiste que las hiciste ¿no?

— ¡Ah! Si, si... las galletas... está bien mi amor —dijo con una gran sonrisa, sin embargo se veía un poco nerviosa.

Deja de decirle mi amor a mi novio.

—Pero aquí preparan comida muy rica, ¿Por qué quieres unas simples galletas?

—Simplemente las quiero. ¿Lo harás? —preguntó Andrew dándole un sorbo al té.

—Por supuesto mi amor. Lo que tú quieras.

Lo siguiente que vi hizo que soltara el suspiro que estaba reteniendo, pero no era solo eso... me sentía desbastada... Tanto amor para nada. Tanto daño para nada.

Andrew se inclinó hacia Naomi y ambos se besaron. Ella gustosamente aceptó a pesar de saber que solo estaba jugando con los recuerdos de Andrew.

Debía aprender a olvidar a las personas que se olvidaban de mí.

A paso lento caminé hasta la salida, sin embargo en la mitad del eterno pasillo sentí que choqué contra alguien. No tenía ánimos de levantar mi mirada, pero aun así lo hice.

—Adam —susurré al borde del llanto.

—Deja de huir —dijo sosteniendo mi brazo para evitar que me moviera.

—Déjame ir —forcé mi brazo para librarme de su agarre pero él era más fuerte que yo.

—No quiero... No te des por vencida aún.

Adam comenzó a arrastrarme por todo el pasillo. Sabía perfectamente el destino e intenté sostenerme de todo lo que veía para no regresar a la habitación de Andrew.

Tardaré mucho tiempo en olvidar la imagen de Andrew besando a Naomi.

— ¡Andrew! — Adam con brusquedad abrió de golpe la enorme puerta de madera oscura del cuarto de Andrew mientras me arrastraba, sin embargo se quedó estático de un momento a otro.

No podía ver gracias a que su espalada ocultaba mi visión, así que me moví levemente... y hubiese preferido no hacerlo.

Andrew y Naomi estaban dormidos en el sofá. Naomi apoyaba su cabeza en el hombro de Andrew y él descansaba encima de la cabeza de ella.

Un sentimiento de deja vú me invadió al recordar nuestra primera cita en el teleférico... Esos eran buenos momentos que tuve que haber valorado más.

Adam soltó mi brazo y tomé esa oportunidad para salir corriendo de la mansión Rickford.

Esto era demasiado para mí. Siempre soporté los maltratos y amenazas de la Sra. Rickford porque amaba a Andrew y él me amaba a mí, pero, sí él ya no me quería, ¿Para qué seguir luchando?

Cuando me enteré que Andrew había perdido nuestros recuerdos, pensé que solo debía enamorarlo nuevamente, pensaba que debía actuar como yo misma lo haría... como siempre.

Actuar como Alice Lawler, la tonta lavandera, plebeya y gánster que no tenía miedo de decir lo que pensaba.

Pero el amor, era algo que se daba de pronto de forma tan natural y si lo forzaba se marchitaba o simplemente se quemaba.

Y lo forcé y por consiguiente se quemó.


FIN


¿Qué les pareció la novela AMOR CHICOS Y DINERO?

Quiero agradecerles a todas las personas que leyeron esta novela desde el inicio y me divertí mucho escribiéndola. Espero que me sigan apoyando y los invito a leer también mi anterior novela (Aunque creo que la mayoría ya se la habrán leído)

Espero que les haya gustado el final de Abby y David. Por fin el playboy sentó cabeza, yyy bueno el final fue así porque la vida es cruel y los finales felices solo ocurren en los cuentos de hadas y...

Nah, es broma.

Es broma.

En cuatro días actualizo el siguiente capítulo: ¿ALEJARME O INTENTARLO?


KATHERINE PIERCE


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