66. ADIÓS AL AMOR DE MI VIDA
AL FINAL DEL CAPITULO HAY UNA NOTA IMPORTANTE.
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ADAM POV'S
— ¡Alice, estamos en casa! — dijo mi abuelo entrando al ahora, cómodo y acogedor hogar.
Agradecía que el pre-infarto que sufrió mi abuelo no fuera algo mortal. Sin embargo, a partir de ahora debía de cuidar de su salud.
La presión por la pronta pérdida de la fundación hizo que mi abuelo perdiera el control. Fue una noticia demasiado impactante para él.
Pero yo no dejaría que la fundación por la que tanto se esforzaron mis padres fuera acabada en segundos.
—Ah, esa niña ¿en dónde estará? — comentó mi abuelo con una risa envejecida, sin embargo era demasiado tarde para que ella no estuviera en casa.
Por alguna razón eso me inquietaba demasiado.
Caminé hasta la sala con las esperanzas de encontrarla, sin embargo en su lugar, vi una carta color crema. Sin dudarlo la leí.
Siento mucho irme de esta forma. Gracias por todo lo que han hecho por mí, nunca lo olvidaré. Por favor, cuídense mucho.
Reconocí instantáneamente la letra de Alice y mi preocupación se intensificó.
— ¿Adam, que ocurre? —ignorando a mi abuelo, corrí hasta la salida en busca de Andrew.
Él debía saber algo.
Al llegar a la mansión Rickford me causó curiosidad la casi nula presencia de los guardaespaldas. Muy diferente a como estaba hace unos días.
—Joven Adam, ¿A que debemos su presencia? —preguntó la Sra. Ellen con formalidad, sin embargo me era casi imposible reunir mis palabras en una oración.
—An... Andrew... él....no....
— ¿Preguntas por el paradero del joven amo? — complementó a mi pregunta no formulada, así que asentí. —Él salió a las 11:00 am con la Srta. Alice. No ha regresado.
— ¿Sabes en dónde están?
—Lo siento. No dispongo de esa información.
Corrí hasta el cuarto de Andrew, y como la Sra. Ellen había dicho, él no estaba en la casa.
—Joven Adam, ¿Sucedió algo? —me ericé al escuchar una voz a mis espaldas, así que giré y observé al gerente Tanne.
—Andrew, ¿En donde está? —insistí.
El Sr. Tanne me observó y luego observó el pasillo, para después cerrar la puerta.
—No debería decirle esto, pero creo que el joven Andrew lo necesita.
(...)
Tomé mi moto y manejé lo más rápido que el acelerador me lo permitía. Debía ver a Andrew, y si tenía suerte, lograría ver a Alice e intentaría que se retractara de su decisión.
La dirección del Sr. Tanne me llevaba a la mitad de la autopista, sin embargo no reconocí el auto de Andrew, sin embargo instantáneamente pensé que aquella camioneta azul era de su propiedad, debido a que estaba rodeada de otras camionetas negras que correspondía a los guardaespaldas de él.
— ¿Dónde está Andrew? — pregunté con nerviosismo.
—Lo sentimos, no puede pasar —dijo un guardaespaldas obstaculizando mi camino. Por alguna razón, reuní fuerzas y logré empujarlo para lograr correr hasta el auto azul.
Sin aviso, abrí la puerta y observé que Andrew estaba sujetando con fuerzas el manubrio mientras sus ojos estaban siendo cubiertos por unas gafas oscuras de sol.
—Andrew, ¿Dónde está Alice? — pregunté al ver que él no movió su rostro, y tampoco se alertó de mi presencia. — ¡Dime donde está Alice!
—No lo sé y no me importa —susurró en un gruñido.
—Andrew...
Decidí no insistir al ver que él mordió su labio inferior y reprimió sus ganas de romper en llanto.
Con eso confirmé que Alice se había marchado.
DAVID POV'S
Tomaba un vaso de café al lado de Nathan en un restaurante algo conocido; Starbucks.
Debía de admitir que los últimos días habían sido un completo desastre. Con la desaparición de Alice, los idiotas de Andrew y Adam ya no eran los mismos.
Cada uno se refugió en diferentes cosas. Pero eso me preocupaba.
— ¿Has sabido de Alice? —pregunté dándole un sorbo al café caliente.
—Bueno, ya busqué en todas partes, pero... es más difícil de lo que pensé.
—Esto me preocupa —admití en voz alta. —No creo haber visto a Andrew tan mal, ni siquiera cuando estuvimos en Paris.
—You're right. Parece una bomba de tiempo que está a punto de explotar en cualquier instante. — concordó Nathan soltando un suspiro agotador.
—La presidenta Rickford también está inquieta. Por lo menos antes, Andrew respondía por su trabajo a pesar de estar con Alice, ahora....
—Ahora, él se la pasa en antro en antro para emborracharse todos los días. Es sorprendente que cada vez que lo vaya a ver, él esté ebrio. Incluso por la mañana — complementó Nathan bastante preocupado.
—Pero creo que es una reacción natural, así que no lo culpo — susurré defendiendo la acción de Andrew. Eso no significaba que lo que él estuviera haciendo estaba bien, sin embargo no podía criticarlo, porque yo hacía lo mismo. La cerveza y el alcohol de alguna forma, eran un escape de la realidad. —Pero el que más me preocupa es Adam.
—Lo importante es que él tiene a su abuelo —interrumpió Nathan mordiendo una rosquilla de chocolate.
— ¿Tú crees que es normal que pase tanto tiempo metido en la fundación? — Nathan me observó y concordó conmigo. —Él siempre estaba durmiendo o tocando un instrumento. Ahora está actuando más extraño que Andrew.
—Bueno, pero al menos la forma de escape de Adam es más saludable que la de Andrew. Por favor, conocemos a Andrew desde hace más de 17 años y no es normal que cada mañana una mujer nueva aparezca en su cama —prosiguió Nathan antes de morder la rosquilla.
—Lo sé. Pero lo mejor por ahora es no intervenir —susurré después de pensar en todas nuestras posibilidades.
Adam se había refugiado en el trabajo. Él había tomado cargo de la fundación después de que su abuelo se enfermara.
Andrew se había refugiado en el trago y las mujeres. Personalmente lo entendía. Sabía perfectamente el sentimiento que generaba cuando la mujer que amas se aleja de tu lado.
—Alice es alguien especial. Convirtió a los F4 en un completo desastre — murmuré en un suspiro.
(...)
Observé mi reloj mientras manejaba mi cabeza y confirmé que era hora para dirigirme a Ladybird Cardiff, la mayor discoteca de toda la ciudad.
Yo había abandonado parcialmente mi fachada de chico playboy y mujeriego. Sin embargo, los últimos días, tuve la costumbre de asistir a ese antro a la 2:00 am.
No era por mí, sino por Andrew. Él, alrededor de esa hora, iba a esa discoteca para olvidar las penas de amores.
Yo me senté en una sección VIP mientras observaba lo que hacía Andrew, (y como siempre había pensado), él realmente sabía cómo divertirse.
Andrew estaba con más de 10 mujeres quienes estaban completamente ebrias y desenfrenadas.
Unas chicas bailaban indecorosamente para Andrew quien simplemente las observaba. Otras colocaban sus pechos encima de él y otro grupo lo besaban sin discreción. Pronto, eso se convertiría en una orgía.
Y de alguna forma pensé en lo suertudo que Andrew era... sin embargo, inmediatamente retracté mi pensamiento al recordar lo que él estaba sufriendo por dentro.
Resistí la noche con solamente tres cervezas y rechacé las invitaciones de otras chicas –en otra situación hubiera aceptado sin escrúpulos y hubiera tenido una noche desenfrenada, sin embargo, ahora era diferente- Por alguna razón, sentía que no hacía lo correcto.
Comenzaba perder mi título de Playboy de los F4, y me asustaba que Andrew recibiera ese nuevo nombre. No eran celos, solo preocupación.
Alrededor de las 5:30 am, Andrew finalmente se levantó de la sección de VIP con tres chicas a su lado.
Dos rubias y una oriental de.... Wow, que cuerpo tenían esas mujeres.
Después de que ellos se montaran a una camioneta negra, yo me monté en mi auto naranja y comencé a seguirlos a donde sabía que irían.
Un motel.
Como siempre sucedía, yo seguía la camioneta hasta un carísimo y refinado motel, en donde Andrew bajaba con esas mujeres y con dificultad llegaban al interior.
Siempre estaban ebrios hasta en el *#$*
Después de que ellos entraran al motel, yo decidía regresar a mi casa. No era necesario que entrara para saber lo que ellos hacían. Obviamente no estaban jugando póker o conversando sobre sus vidas.
Yo permanecía cerca de Andrew por temor de que algo malo sucediera, (como por ejemplo meterse en una pelea) pero, después de confirmar que Andrew no estaba en peligro, yo esperaba hasta las 2:00 am del siguiente día para observar que el ciclo se repitiera.
No sabía exactamente lo que Andrew hacía en la mañana y en la tarde, pero debía ser algo similar.... Todos los días sucedía exactamente lo mismo.
Sexo, sexo y más sexo.
Comenzaba a desconocer a mi amigo egocéntrico y ególatra.
Sin embargo, esta madrugada fue ligeramente diferente.
La camioneta negra se detuvo al frente de una plaza, y el único que bajó fue un alcoholizado Andrew.
Con dificultad caminó hasta unas maquinitas de peluches. Era esas cabinas en donde se debía insertar una moneda para lograr mover una garra metálica con el objetivo de sacar un deforme peluche.
Como lo supuse, Andrew no estaba bien en todos sus sentidos, así que fue una labor imposible sacar el muñeco. Con desespero, Andrew comenzó a patear la maquina algo exasperado, y aunque sus guardaespaldas intentaron detenerlo, no lo lograban.
Decidí apearme de mi auto y caminé hasta Andrew. Intenté sostener sus brazos para que no me golpeara, pero aun así lo hizo.
Extrañamente, nunca había deseado tanto de que Nathan estuviera aquí.
La conmoción y el bullicio se fueron esparciendo llamando la atención de los civiles que casualmente caminaban por ese lugar. Y desgraciadamente, la policía también hizo su aparición.
Como lo temía, Andrew los golpeó sin importar que eran la autoridad que se encargaban del orden público.
(...)
Horas después, caminaba de un lado a otro en la estación de policía esperando la llegada de Isabelle Jones o cómo prefería decirle Isabelle Rickford. -A pesar de que ella llevaba varios años de matrimonio, me era imposible acostumbrarme a su nuevo apellido de casada que le otorgó el Sr. Christopher Jones.-
Me era imposible intervenir en la presunta libertad de Andrew sí no era un familiar de él. Y por obvias razones, opté por acudir a Isabelle y no a la presidenta Helena.
Observaba que Andrew, detrás de los barrotes tenía una mirada perdida y quebrantada. No podía seguir viéndolo en ese estado.
Pensé que tal vez, Andrew solo necesitaba desahogarse, pero llegar hasta la estación de policía... Eso excedía todos los límites establecidos.
—David, ¿Qué ocurre? — inquirió Isabelle dando grandes estruendos con el choque de sus tacones contra la baldosa envejecida del lugar. — ¿Por qué Andrew está en la policía?
—Tranquila, solo está en la celda de la estación. Lo arrestaron por causar desorden público y desafiar a la autoridad —comenté.
Pero después de decirlo pensé que eso no sonaba nada bien.
Andrew no estaba nada bien.
ALICE POV'S
Observaba el mar desde el envejecido bote pesquero mientras sentía un nudo en mi corazón.
Intentaba ser positiva pensando en mi decisión, pero por más que intentara sonreír, mis lágrimas se derramaban en su lugar.
Al llegar al puerto, un fuerte olor de pescado hizo presencia en todo el lugar. Eso se debía a todos los puestos de venta que había en el muelle del puerto Penryh.
Mientras caminaba por el muelle intenté secar mis lágrimas para evitar que mis padres me vieran llorar.
No tenía ánimos de explicar mi presencia en el norte de Gales y la razón por la que no estaba en la escuela Rickford.
Deseaba volver a repetir varias cosas de mi vida. Unas para evitar haber hecho y otras para disfrutarlas una vez más. No debí preocuparme tanto por lo que haría la Sra. Rickford, tuve que haber vivido ese corto tiempo al máximo al lado de Andrew.
FLASHBACK
36 horas antes
Me destrozaba el corazón ver a Abby llorar de esa manera. Si su padre no conseguía trabajo rápidamente, ella debería hacerse responsable.
Y personalmente, sabía que eso era una labor muy difícil. Además, Abby tenía muchos hermanos menores, yo solo tenía a Max.
Decidí ir hasta el club de los F4. Nathan o David debían saber algo de la situación de la fundación Walcott, y también podían facilitarle un trabajo al Sr. Thompson si les pedía el favor.
— ¿De verdad? ¿El grupo Rickford presionó a su proveedor? — me detuve al escuchar la voz de Nathan y decidí esconderme detrás de la puerta. —Vaya, la presidenta Rickford tiene buenas jugadas, ya pensaba que estaba todo muy tranquilo. No es propio de ella.
—Sí, el grupo subcontratado de la compañía Rickford obligó al padre de Abigail a renunciar en solo un día — continuó David dándole un sorbo a una lata de cerveza.
Todo comenzaba a tener sentido. La responsable del despido del Sr. Thompson era la Sra. Rickford. ¿Era posible que existiera alguien con tan poca alma?
—Pero, ella está empeñada a lograr su objetivo. Parece que Adam también está en problemas — prosiguió Nathan masajeando su cabeza. —Creo que la presidenta busca apoderarse de la fundación de su abuelo.
— ¿Qué?
—La construcción del nuevo Centro de Artes se pospuso.
— ¿Por qué? —preguntó David con preocupación.
—La compañía Rickford va a abrir un Centro de Artes. Hay dos opciones; ellos compran la fundación Walcott, pero sí el Sr. Philippe se niega, lo abrirán en otro lugar y serán la competencia de ellos.
—Si se establece la competencia, el Centro de Artes de Adam estará acabada en solo unos meses— mencionó David. — Pero, si ellos la venden, la presidenta Rickford convertirá la fundación en una oportunidad de comercio.
—Sí —susurró Nathan. —Se perdería el significado del centro de Artes del Milenio de Gales... Pero... —guardó silencio antes de continuar. —Debes prepararte David, tal vez tú seas el siguiente de la lista.
— ¿Lista?
—Primero fue Abby y luego Adam. La presidenta Rickford está atacando a los que apoyan a Alice, y considerando la larga lista de sus amigos, seguimos nosotros. Mi trabajo es del bajo mundo y eso le costará un poco de trabajo atacar, pero eventualmente lo hará.
—Sería más fácil acabar primero con el museo — continuó David en un susurro. —Entonces, todo esto...
—Es parte del plan para deshacerse de Alice —explicó Nathan tronando sus dedos.
(...)
— ¡Salgan de aquí ahora, mocosos!
Adam y yo obedecimos la orden del abuelo Philippe, me alegraba que su salud estuviera mejorando, sin embargo algo seguía inquietándome.
La Sra. Rickford estaba atacando a las personas que yo quería. Y la fundación y la clínica eran todo para Adam y su abuelo.
Esa mujer en verdad era una bruja. No me sorprendía que todas mis desgracias estuvieran relacionados con esa señora.
—Nunca pensé en querer proteger algo con todo mi corazón— murmuró Adam mientras caminábamos al lado del puente con vista al mar. —Pero, desde que te conocí, quise proteger más cosas. —Adam detuvo su paso, así que yo también lo hice. —Mi abuelo... la clínica... la fundación, y también, a ti.
Abrí mi boca para poder responder algo, sin embargo la cerraba inmediatamente. No sabía que decir.
Mi cabeza estaba ocupada pensando en una respuesta, hasta que una gran fuente de la plaza encendió unas luces y expulsó chorros de agua que caían con belleza y elegancia.
Adam, al igual que yo, decidimos admirar el espectáculo de la plaza. Y mientras seguía pensando en una respuesta, un recuerdo apareció en mi mente con el fin de acabar el agradable momento.
"Creo que la presidenta busca apoderarse de la fundación de su abuelo."
Adam, había hecho tantas cosas por mí. No era justo que yo le pagara de esa manera.
Adiós, mi querido bombero.
(...)
—Un diente de león siempre vive como un diente de león. Una hierba siempre vive como una hierba, y un llanté (hierba especial), siempre será un llanté pase lo que pase sobre ella —estaba sentada en mi habitual asiento de la finca leyendo uno de los cuentos de aquel curioso libro. No estaba segura si al señor canoso le gustaba o no, pero yo me entretenía mientras lo leía. —Aún aquellas que crecen grandes en suelos fértiles, se requiere de una apariencia noble que se crea que el suelo es fértil. Como quiere que sea, nunca olvidemos que la vida es una planta perfecta.
Cerré el libro, y esta vez, a diferencia de las otras veces no indiqué la página que había leído. Ya no era necesario si no regresaría.
—Señor, creo que ya no puedo visitarlo de nuevo —susurré con rendición. La Sra. Rickford había logrado su objetivo. —Quiero seguir viniendo para ver como mejora. Hay muchos cuentos que quisiera leerle. Lo siento mucho... Le confieso, que a mí no me importa en donde duermo o si paso hambre.
Recordé lo que había vivido cuando demolieron el apartamento que yo había alquilado. Sin embargo, a pesar de la situación, yo seguía firme... Pero meterse con Abby y Adam... eso era algo que no podía ignorar.
—Pero hay una cosa que no puedo soportar, y es ver sufrir a las personas que amo por mi culpa —sollocé al sentir que mis lágrimas amenazaban por salir. —Supongo que la señora Rickford ha ganado —susurré. —Sé que es un poco injusto, pero ella siempre estuvo un paso por delante de nosotros. Sé que me será difícil renunciar a Andrew, pero no tengo más opción. No quiero huir, pero debo hacerlo.
Por alguna razón que no comprendía, mi boca expulsó todo lo que había estado guardando para mí misma.
—Bueno, ahora tiene que recuperarse sin mí ¿Si?
...
Próxima parada; Mansión Rickford.
El autobús me dejó cerca de la gigantesca casa, y cada paso que daba, hacía flaquear mis piernas.
—Hola, ¿Qué tal? —saludé entrando a la sala principal en donde observé a Mary, Jess, Zara y otras mucamas limpiando el lugar.
— ¡Hola Alice! —chillaron al unísono al mismo tiempo que corrían para abrazarme.
—Qué bueno que estés aquí —dijo Jess. —Me alegro por la ruptura del joven amo y la señorita Klein. ¿Qué sucedió? La Srta. Allie se veía muy entusiasmada.
—No lo sé — mencioné inocentemente.
— ¿Ya te dieron permiso para entrar? —prosiguió Mary un poco preocupada viendo sin disimulo todo el alrededor para cerciorarse de que la Sra. Rickford no estuviera cerca.
—Descuiden, no me matarán por estar aquí —comenté con burla haciendo que ellas rieran.
—Buena suerte Alice, sabes que siempre te apoyaremos.
—Si fuera mi decisión te contrataría de nuevo —dijo Thalia con un ligero puchero, sin embargo su rostro se palideció al escuchar un gruñido.
Rápidamente, todas ellas se alejaron y continuaron con su trabajo. La razón era muy simple, la Sra. Ellen había llegado.
— ¿Cómo está señora? Gusto verla — comenté con una sonrisa mientras daba una pequeña reverencia.
—Es un placer tenerla aquí señorita Alice.
—Pero si soy yo. La que una vez fue su aprendiz ¿Recuerda? — dije después de escuchar la formalidad de la Sra. Ellen. Había sido extremadamente amable conmigo.
—El día de hoy, tú eres una invitada en esta casa. ¿Qué te trae por aquí?
— ¿Vienes a ver al joven Andrew? — interrumpió Zara con una mirada soñadora. —Está en su cuarto.
—Zara vuelve a tu trabajo —reprendió con dureza la señora Ellen.
—No, no es por eso —murmuré sintiendo mis mejillas encendidas. —Vengo a....
—Srta. Alice, la presidenta Rickford la está esperando —fui interrumpida por el Sr. Tanne quien se inclinó levemente con una mirada de tristeza.
No podía creer que alguien tan formal y amable como el Sr. Tanne estuviera trabajando para una bruja como Helena Rickford.
—Ah, sí. Ya voy — mencioné inclinándome un poco. —Muchas gracias a todas. Nunca las olvidaré —dije levantando mi mano para despedirme de las chicas. —Y muchas gracias también a usted señora Ellen —finalicé dándole un cálido abrazo.
Esta sería la última vez que la vería, y yo nunca olvidaría el día en que Ellen me defendió de los insultos y amenazas de la Sra. Rickford.
—Lo siento. No podré cuidar más a su persona querida — le mencioné un poco avergonzada al Sr. Tanne refiriéndome al señor canoso.
—Descuida Srta. Alice. Si va a tomar esa decisión, por lo último que debe inquietarse es por eso —asentí con una sutil sonrisa y pronto una sensación de sofocación se instaló en mi pecho al ver en lo lejano la puerta de la habitación de Andrew que estaba siendo escoltada por más de 6 guardias. —Y, si decide tomar esa decisión, exija por lo menos un día. —Abrí mi boca para poder pedir una explicación, sin embargo me detuve al ver una enorme puerta que reconocí rápidamente como la oficina de la presidenta Rickford. —Por favor aguarde aquí.
Obedecí la petición del Sr. Tanne mientras tocaba mi –ahora largo – cabello. Antes había pensado en cortarlo hasta mis hombros, sin embargo, el corte que hizo Adam me había gustado demasiado. Lo conservaría así, sería una especie de recuerdo.
—Pasa por favor —asentí y me adentré al gran cuarto. En el centro estaba la Sra. Rickford sentada en un lujoso escritorio mientras firmaba unos papeles.
— ¿Qué tienes que decirme Alice? — preguntó levantando sutilmente su rostro sin dejar de firmar los papeles.
—Déjelos en paz.
— ¿A quiénes? — preguntó soltando los papeles y observándome con incredulidad.
—A la familia de mi amiga y también a la fundación de Adam. Le pido que los deje en paz —espeté con enojo ante su indiferencia.
— ¿Qué das? Quiero escuchar tu oferta. Si no es algo que me importe, estás perdiendo tu tiempo —me observó con aborrecimiento y pensé en lo diferente que eran los ojos de Andrew y su madre. A pesar de que eran del mismo color azul grisáceo, expresaban diferentes sentimientos.
—Me marcharé de aquí. Me iré y dejaré a Andrew —la Sra. Helena me observó con atención. —Me cambiaré de ciudad y voy a encontrar otra escuela. Y haré que Andrew no vuelva a buscarme, ¿Con eso le basta? —espeté con ira.
—Acepto siempre y cuando cumplas tu promesa — comentó con una sonrisa ladeada.
—Siempre cumplo —espeté nuevamente.
—Bien. Creo que ya hay un trato.
—No crea que me estoy dando por vencida — continué sintiendo un nudo en mi garganta. Sin embargo, no podía seguir callándome. Me sentía como un perro asustado que nunca había ladrado. —Tampoco estoy huyendo de usted.
Di un paso al frente y solté todo lo que había guardado en mi pecho.
—Usted es la peor persona que he conocido en mi vida. Me voy de aquí porque no estoy dispuesta a que ahora involucre a mis amigos en este asunto. ¿Usted no está muy grande para actuar de una forma tan inmadura? —la Sra. Rickford abrió sutilmente su boca en señal de asombro, sin embargo, yo no había terminado. Ya no había razón para temerle. —Es una lástima que no pueda salvar de sus garras al hombre más maravilloso de este mundo.
— ¿Perdón? —comentó con una indignación fingida.
—Por hoy. Solo por el día de hoy estaré con Andrew. Me despediré y luego me iré — informé sin esperar su aprobación.
Y después, salí de su oficina grande y solitaria, llena de lujos innecesarios.
—¡¡¡Andrew vamos a divertirnos!!!
Grité a todo pulmón.
Desde el momento en que empecé a amarlo, había deseado que él fuera una persona común y corriente. Deseaba que Andrew no tuviera nada que ver con la compañía Rickford. Deseaba que Andrew no cargara ese apellido y lamentaba mi falta de coraje por no mantener nuestra promesa.
Andrew, perdóname por favor.
Este era mi adiós.
El adiós al amor de mi vida. Al hombre más maravilloso de este mundo.
END FLASHBACK
Vota si te gustó el capítulo.
No estoy segura quienes han leído mi anterior novela "MI NOVIO ES UNA MENTIRA" Pero espero que quienes lo hayan leído les haya gustado.
NOTA: Estuve escribiendo algo más para esa novela, no va a ser otra temporada, pero serán especiales para dar un final. Serán más o menos 4 o 5 capítulos extras que estaré subiendo a la novela, así que si no la tienes guardada en la lista de lectura o la biblioteca, es hora de hacerlo porque estaré subiendo. Comenta si quieres que suba los capítulos que tengo escritos en Word jajaja
Aquellos que no sepan de lo que estoy hablando, por favor revisen mis obras.
Espero que deseen saber más de Erika y Andrew, y en cuatro días publico en esta novela más de Alice y Andrew jajaja
KATHERINE PIERCE
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