61. TE AMO
Estaba sentada en un yate mientras comía una uva. No comprendía todo lo que había sucedido. Fue tan rápido y tan fugaz que no lograba encajar todo.
Fui atacada por unos hombres y ellos me colocaron un pañuelo en mi nariz, así que caí dormida sin poder defenderme y al despertar, había aparecido como por arte de magia en ese yate.
Observé el reloj y supuse que la boda ya se había realizado y eso era... doloroso.
Bueno, era imposible plasmarlo en una sola palabra.
De repente observé que la puerta del yate se abrió y logré percibir a Andrew algo agitado, quien corrió a mi lado para abrazarme.
Parecía tan difuso, tan irreal. Llegué a pensar que mi cabeza me estaba haciendo un mal juego.
—Alice —susurró cerca de mi oído y entendí inmediatamente que estaba despierta. No era un sueño. Era tan real como el amor que sentía hacia Andrew.
Sabía que el objetivo de este contacto no era rodearnos con los brazos, sino acercar nuestro corazones uno al otro.
(...)
—La señorita Allie preparó algo especial para ustedes dos —mencionó la guardaespaldas de Allie después de abrirnos la puerta de la limosina negra.
—Oiga espere —murmuré un poco confundida a la guardaespaldas. — ¿Le podría dar un mensaje de mi parte a Allie?
—Claro señorita Alice.
— ¿Puedes decirle que si ella está de acuerdo podemos seguir siendo amigas? —susurré con demasiadas emociones en mi corazón.
Me sentía en la hermosa brisa que dejaba la tormenta.
—Por supuesto —la mujer asintió y de nuevo subió a la limosina, la cual rápidamente se alejó de nosotros dos.
— ¿Vamos? —mencionó Andrew mientras estiraba su brazo hasta mi hombro con el fin de acercarme a él.
Caminamos por la hermosa entrada llena de luces y flores hasta llegar a una sala decorada con candelabros y velas encima de cómodas, junto a rosas y adornos para San Valentín.
El olor a lavanda, romero y jazmín se fugó a mi nariz y simplemente pude toser fingidamente al sentir que mi corazón latía a mil.
Tomé la decisión de seguir caminando e intenté imaginar que Andrew no estuviera a mi lado.
Pero eso solo hacía que me incomodara aún más.
Un camino de pétalos de rosas rojas me llevó a una enorme habitación, pero no pude admirar el refinamiento del cuarto, debido a que salí apresurada de este.
¿La razón?
Solo pude ver que en el centro de la habitación había una enorme cama matrimonial vestida de seda blanca y roja, y en la mitad un gran corazón formado por pétalos rojos.
Amaba mucho a Andrew, pero yo solo tenía 17 años. Eso era demasiado para mí.
Caminé –mejor dicho, corrí- hacia el jardín y me deleité al ver el magnífico paisaje. Luces, pétalos, flores, esencias, candelabros y tantas cosas más.
Mis pies me llevaron hasta la mesa del centro donde había deliciosos y refinados alimentos al lado de un hermoso candelabro con velas.
Me dediqué a comer fresas con chocolate mientras Andrew me observaba con diversión. Me sentía tan incómoda que preferí llenar mi boca con frutas a tener que hablar con él.
Era algo tonto, pero mi cuerpo era un caos en ese momento.
—Señorita Alice, ¿Me permite bailar esta pieza contigo? —Andrew se levantó de su silla y se acercó a mí, para después estirar su mano con el fin de que yo la recibiera.
—No hay música —comenté con una sutil risa, sin embargo sabía que eso no detendría a Andrew.
—No es un problema —mencionó y como por arte de magia una dulce y lenta melodía resonó en el jardín. Simplemente pude observar a Andrew, y él me miraba con una hermosa sonrisa que hacía resplandecer sus encantadores ojos azules que combinaban con los colores cálidos del jardín.
Vaya, sí que soy cursi.
Me reí con mi pensamiento, sin embargo seguía divagando sobre bailar. Porque si no lo recuerdan, yo tengo un cierto problema con la danza.
—No sé bailar —murmuré con tono de burla hacía mí misma, sin embargo, Andrew en respuesta tomó de todas formas mi mano y me arrastró hacia la pista de baile.
—Lo sé —dijo al colocar su mano derecha debajo de mi espalda y su izquierda sostenía mi mano derecha. — ¿Crees que no recuerdo que la única vez que te vi bailar, tú estabas encima de los zapatos de Adam? —formé un pequeño mohín después de su comentario burlón, pero de todas formas deposité mi mano en su hombro.
—No me lo recuerdes —refunfuñé un poco avergonzada.
Después de pisar a Andrew –más de cien veces- pude bailar decentemente... creo.
La combinación de un vestido largo, altos tacones y que mi corazón latía a mil, no era algo bueno. Pero, eso no arruinó mi dulce velada al lado de Andrew.
De hecho, todo era sencillamente hermoso... incluso esas cosquillas que generaban el tacto de Andrew. No podía desear estar en otro lugar.
Solo él y yo.
No importaba nada más.
—Desde hace tiempo he querido preguntarte algo —mencioné apoyando mi cabeza en su pecho mientras bailábamos.
— ¿Qué cosa?
— ¿Por qué yo? No soy bonita, no tengo dinero y tampoco nací en una familiar prestigiosa —había escuchado que las personas se enamoraban de maneras misteriosas, pero la de Andrew... Vaya, eso sí que era una locura.
No soy especial, y en definitiva él sí lo es. Así que ¿Por qué yo? De todas las mujeres del mundo ¿Por qué se interesó en mí? ¿Por qué en alguien como yo?
Mi cabeza retumbaba con esa pregunta y en un comienzo mi respuesta era que él solo deseaba jugar conmigo... pero después de un tiempo supe que no era así. Había algo más, solo que lo ignoraba... O tal vez mi cabeza no pensaba igual que la mente ridícula de Andrew.
—Porque lo tengo todo —respondió, así que sutilmente separé mi cabeza de su pecho y decidí observarlo fijamente.
— ¿Qué?
—Dinero, familia y reputación... Lo tengo todo —alardeó sin dejar de bailar. —No necesito nada más, lo único que me hace falta eres tú, Alice.
Lo amaba. Me encantaba su nombre, la forma en la que me miraba, su hermosa sonrisa... Y me encantaba como él transformaba un pésimo día en uno radiante.
Y entonces entendí que prefería pelear mil veces con él que dejarlo ir.
(...)
—Wow, es muy lindo —mencioné con alegría después de ver el cielo estrellado a través de un gran telescopio. Nunca había tenido la oportunidad de hacerlo y se había convertido en mi paisaje favorito.
— ¿Ves la estrella más brillante allí? —mencionó señalando mi izquierda, así que observé desde el telescopio y rápidamente identifiqué aquella estrella.
—Sí.
—Se llama Sirius y está en la constelación de Can Mayor —comentó mientras se quitaba el blazer del traje y lo depositaba en mis hombros descubiertos. —Es la estrella más brillante en las noches de invierno —observé la deslumbrante estrella y era opacada únicamente por la luna. —Se podría decir que se parece mucho al gran Andrew Rickford —comentó en tono burlón, así que me fue imposible no reír.
Incluso Andrew se burlaba de ese ridículo apodo.
—Me encantó eso —dije soltando una gran carcajada. —Yo quiero ser esa —mencioné después de señalar la segunda estrella más brillante. —Mira, mira. ¿La ves? —me moví un poco para dejar que Andrew observara el telescopio haciendo que soltara una pequeña risa.
—Tienes buen gusto —comentó después de ver la estrella que yo señalaba. —Esa es Procyon, es la estrella más brillante en la constelación de Can Menor —inconscientemente había escogido la estrella más brillante del Can Menor y Andrew la del Can Mayor.
No sabía exactamente qué significaba eso, pero era algo lindo.
—Puedes ser esa. Eres como ella, acaparas toda la atención. Te queda bien.
— ¿Qué? —pregunté entre risas. —Tengo una duda. ¿Cómo es que conoces el nombre de todas las estrellas después de pensar que eran satélites?
"Esas no son estrellas. Son satélites, chica estúpida"
Recordé el día en que ambos quedamos atrapados en el teleférico y ahora que lo pensaba esa había sido nuestra primera cita. Andrew era un completo idiota en ese entonces.
— ¿Satélites? ¿Yo dije eso? —inquirió elevando su ceja izquierda, así que le proporcioné un golpe en su hombro. —Hey, sí lo recuerdo. Yo te dije eso cuando tomábamos el café barato.
— ¿Cómo es que pasaste de ser un ignorante a ser un sabelotodo de las constelaciones?
—Siempre lo fui. Solo pretendía no saberlo —mencionó elevando sus hombros, sin embargo no me conformaría con esa justificación. —Sé muchas otras cosas. ¿Crees que heredaré toda la compañía siendo un idiota? —nuevamente elevó una ceja. —De hecho mi promedio de la Universidad es de un 4,8. —abrí mis ojos con sorpresa debido a que la calificación universitaria es de 1 a 5.
— ¿Conseguiste ese promedio tú mismo o amenazase a alguien para que hiciera tus trabajos?
—Sólo obligué a una persona. Si mal no recuerdo fue al director —comentó con suspicacia. —Fue un solo trabajo, le exigí que lo hiciera y él lo hizo.
—Vaya, un trabajo hecho por el director debe ser digno de admirar. ¿Sacaste un 5?
—Sí. Pero no entregué la carpeta del trabajo del director.
— ¿Entonces?
—Entregué el que yo había hecho —admitió elevando sus hombros.
— ¿Por qué le obligaste al director hacerlo si tu no lo ibas a entregar?
—Castigo por desafiarme... Quizás —murmuró. —Pero eso no es importante ahora.
—Bueno, cambio mi punto de vista sobre ti. Pasaste de ser un ignorante a ser menos tonto —mencioné con burla. —Pero no entiendo que tiene que ver lo que estudias con las constelaciones ¿Cómo empezaron a gustarte las estrellas? —Andrew guardó silencio y bajó sutilmente su mirada.
—Cuando era pequeño mi padre me envió un telescopio como regalo de cumpleaños, y en la tarjeta decía "Juntos veremos las estrellas, así que estúdialas." Así que eso fue lo que hice —asentí mientras lo escuchaba y una tierna sonrisa se escapó de mis labios al imaginar a un pequeño niño de cabello rizado memorizándose las estrellas para poder estar más tiempo con su padre.
—Entonces fuiste a ver las estrellas con tu papá —mencioné observando las estrellas desde el telescopio.
—No.
— ¿Qué?
—Ni una sola vez.
— ¿Por qué no? —pregunté y me alarmé un poco al ver que los ojos azules de Andrew comenzaron a cristalizarse.
—Creyendo en su promesa, estudié mucho... Fue tanto, que mi madre se preocupó al pensar que yo estudiaría astronomía. ¿Sabes que recibí la navidad de ese año?
— ¿Qué te regalaron? —pregunté con una sonrisa.
—Otro telescopio... Después descubrí que los regalos y las tarjetas eran comprados y enviados por la secretaria de papá —mencionó observando al cielo. — ¿Puedes imaginar cual es mi sueño?
—Hmm, ¿Ver las estrellas con tu hijo? —mencioné al ser lo primero que cruzó por mi cabeza.
—Eso es simple y muy cursi —comentó con una sutil sonrisa haciendo que yo riera. —Mi sueño es nunca prometer algo que no voy a cumplir.
Me fue imposible no sonreír tontamente.... De nuevo.
—Alice.
— ¿Sí?
—Siento haberte lastimado —murmuró observándome fijamente y mi corazón aceleró de manera inimaginable. —Alice.
— ¿Ahora qué? —mascullé entre risas.
—Te amo —él se acercó, yo a él, y me besó.
Fue el tipo de beso que no podía hablarlo en voz alta y tampoco podría plasmarlo en letras. Fue el tipo de beso que me hizo saber que nunca había sido tan feliz en toda mi vida.
Y no solo fue un beso, fue mucho más.
Una conexión de cuerpos. Un lazo de amor.
Sentir su piel rozar con la mía con perfecta sincronía, sentir la calidez de su cuerpo con el que me proporciona más que amor y escuchar el latir de su corazón que se entrelazaba con el mío.
Mis pequeñas y delicadas manos sobre su cuello, mis ojos resplandecía la profundidad del éxtasis, donde nuestra respiración se tornó densa y donde nuestros cuerpos respondían por inercia.
Ambos sabíamos que éramos uno solo esa noche.
DAVID POV'S
El sorprendente final de la ceremonia hizo que fuera un caos entre los invitados. Y era cuestión de tiempo para que los medios de comunicación realizaran el trabajo de esparcir la inaudita noticia.
Los Klein y los Rickford rompían su lazo familiar.
La farándula se habían encargado de crear una falsa fachada en donde hacían ver que Allie y Andrew eran la pareja perfecta. Así que sería una gran conmoción revelar la realidad.
—Ya para de llorar —mascullé después de detener el auto deportivo naranja cerca de un paisaje con flores y vista al mar.
—Eso fue muy hermoso —Abigail lloraba sin consuelo y segundos después subió sus pies al asiento de cuero café de mi auto. —Allie... ella es muy comprensiva —difícilmente podía escucharla con tanto sollozo, pero eso me causó algo de ternura.
—Baja —mencioné mientras me apeaba del auto y me apoyaba en su capot.
Segundos después, Abigail imitó mi acción.
—Hace poco, preguntaste por qué no fui a verla —comenté al recordar lo que Abigail había dicho el día antes del matrimonio.
"¿Por qué no fuiste ese día a verla? Hace tres años atrás, el día de San Valentín. "
—Yo no acepto los finales felices —admití mientras observaba el mar avanzando sobre la arena y recordaba todo lo sucedido y al mismo tiempo le narraba todo a Abigail.
Le estaba contando, tal vez, el peor error de mi vida.
La noche en que perdí a mi alma gemela.
FLASHBACK
3 años atrás.
Entré al taller con dos mujeres a cada lado de mi brazo. Hoy casualmente era San Valentín, y estos días suelen ser los más tediosos.
Chocolates, rosas y regalos.
A diferencia de Andrew y Adam, yo sí acepto todos los obsequios, a pesar de que sé que nunca los abriré o simplemente los regalaré de nuevo.
Divisé que en el mesón principal de madera rústica, Rache estaba sentada sosteniendo una taza de cerámica, pero al verme, la dejó caer hacia el suelo haciendo que se volviera añicos.
Tontamente, ella se inclinó para recoger los trozos, pero al ver un hilo de sangre recorrer su dedo índice, me precipité para estar a su lado.
— ¿Estás bien? —pregunté y al ver que sus ojos se inundaban de lágrimas que se negaban a salir, tomé la decisión de llevar su dedo a mi boca para limpiar el rastro de sangre. —Te he dicho muchas veces que tengas cuidado.
—Lo lamento. Está bien. Será mejor que me vaya —susurró después de observar a las dos mujeres a mis espaldas. —Veo que tienes visita.
Observé que dio pequeñas zancadas hacia la salida, y después de unos segundos, decidí ir tras ella.
Por alguna razón, me negaba a dejarla ir.
—Pensé que querías hablar conmigo —pregunté al detenerla.
—Debo pedirte un favor —susurró observando el suelo, y al mismo tiempo jugaba con sus pequeñas y delicadas manos.
Era la primera vez que Rache me pedía un favor.
— ¿Favor? —sin explicar, ella me entregó una carta color crema con una decoración escarlata.
— ¿Puedes ir a este lugar mañana a las 7:00 am? —decidí abrir mi boca, sin embargo ella me interrumpió. —No me preguntes por qué.
—Rache, ¿Por qué? —pregunté de todas formas ignorando sus últimas palabras.
—Nos vemos mañana.
FLASHBACK END.
— ¿Por qué no fuiste sí ella te lo pidió? —inquirió Abigail con curiosidad mientras me escuchaba atentamente.
Esta era la primera vez que yo narraba lo que sucedió en voz alta. Ni siquiera Nathan, Andrew o Adam sabían lo que había ocurrido aquel día.
—Cuando llegué a mi casa, comencé a tomar y bailar con esas mujeres... Yo estaba realmente ebrio y accidentalmente derramé cerveza encima de unos papeles.
— ¿Entre esos papeles estaba la carta? —preguntó suponiendo lo que había sucedido. Yo asentí.
—Intenté arreglar el desastre con mi poca sobriedad, y terminé arrojando los papeles húmedos a la basura. Al siguiente día, con la resaca me fue imposible levantarme de la cama. Además tampoco me acordé de eso... Hasta que fue tarde.
ALICE POV'S
—Miren a esos tortolitos de allí —Andrew y yo estábamos disfrutando de la exquisitez del desayuno, hasta que una voz llamó toda nuestra atención, así que levanté mi vista y observé que Nathan entró por la puerta, seguido por Adam, David y Abby.
— ¡Abby! —chillé con emoción mientras me levantaba y abrazaba a mi mejor amiga.
Entre todos, decidimos desayunar al aire libre, en donde solo se escuchaba nuestras fuertes risas y carcajadas. Nunca había reído tanto en toda mi vida.
—Hey, Andrew, ¿Puedo hablar contigo? —preguntó Nathan, así que Andrew un poco confundido se levantó de la mesa y siguió a Nathan.
Por mi parte, también decidí retirarme y caminar descalza por la suave arena mientras escuchaba el movimiento del mar.
—Hola —volteé al escuchar la voz de Adam, así que simplemente pude sonreír.
—Hola Adam.
—No sé qué está pasando entre ellos, pero preferí dejarlos solos —mencionó señalando el lugar en donde estaba la mesa, así que supuse que se refería de Abby y David. — ¿Te molesta eso?
—Nop. A esta altura me alegro por Abby —admití con una sonrisa.
—Es un alivio.
— ¿Qué?
—Que estés sonriendo —ante su comentario, solo pude reír mientras guardaba mis manos en mis bolsillos. —Casi se me olvidaba. Ten —Adam extendió su mano y me entregó el collar de luna y estrella que había perdido hace varios días.
— ¿Dónde lo....
—No sé por qué lo tenía ella, pero me pidió que te lo entregara —fruncí levemente mi ceño y supuse que se refería a Allie.
— ¿Dónde está ella? —pregunté rápidamente un poco preocupada. Sí Allie no me lo podía entregar personalmente significaba que no podía volver a verla.
Adam observó su reloj antes de responder.
—Su vuelo está por salir.
(...)
— ¿Estará en viaje internacional? —preguntó Andrew mientras corría al lado mío por todo el aeropuerto.
—Supongo —murmuré sin saber en dónde estaría Allie. Tenía tanto que agradecerle, ella no se podía ir simplemente de esa forma. — ¡Allie! —chillé con emoción al ver una cabellera rubia que resaltaba en una sala de espera.
—Hey mono.
Ambos corrimos rápidamente hacia ella, quien estaba al lado de tres hombres de seguridad quienes cargaban cinco maletas rosadas.
— ¡Hola Alice, Andrew! —chilló con emoción mientras cogía su bolso y se acercaba a nosotros. — ¿Qué hacen aquí?
—No te puedes marchar así —mencioné con súplica. — ¿No pensabas despedirte de nosotros? —ella simplemente sonrió. — Dime, ¿Qué amiga hace eso? —refunfuñé sobreactuadamente.
—Lo siento. La verdad, soy muy débil con las despedidas —se excusó con su habitual sonrisa.
—No sabía que tenías una debilidad —comentó Andrew con cierto tono de burla.
—Pues sí —refunfuñó ella cruzándose de brazos.
—Buen viaje mono, y gracias por todo —mencionó Andrew haciendo que Allie sonriera nuevamente.
—Me voy a enojar mucho si se llegan a separar —comentó Allie en tono de amenaza. En respuesta solo pude reír fuertemente. —No vayan a cometer una tontería como esa ¿De acuerdo?
—Allie...
— ¿Qué dices? ¿Puedo darle un abrazo a mi mejor amiga? —asentí después de escuchar el comentario de Allie, e inmediatamente me abrazó de una manera maternal.
—Srta. Allie, su viaje a los EEUU ya está preparado. Por favor prosiga al avión —interrumpió la guardaespaldas, así que Allie se separó y dio pequeñas zancadas hacia la entrada para el avión.
—Oh, casi lo olvidaba —ella abrió una maleta y sacó de este unas baletas plateadas, iguales a las que Adam me había regalado tiempo atrás. —Me quedaré con estas.
— ¿Al fin las compraste? Pensé que se habían agotado —preguntó Andrew observando los zapatos, y Allie en respuesta negó con su rostro.
—De hecho tú las compraste —explicó con una sonrisa.
— ¿Yo?
—Las encontré en el suelo del aeropuerto de París en una caja púrpura. Me tomé la libertad de cogerla.
Intenté recordar el día en que me fui de París, y vino a mi mente la imagen de Andrew con sus ojos cristalinos sosteniendo una caja morada con un gran moño.
—Fue tierno verte llorar —comentó Allie con burla haciendo que Andrew abriera sus ojos de sorpresa.
—Hey —se quejó un poco avergonzado, y eso hizo que yo riera con fuertes carcajadas.
—Sé que estos zapatos eran para Alice, pero me quedaré con este recuerdo. Creo que merezco este regalo para nunca olvidarlos. ¡Adiós! —fue lo último que dijo antes de atravesar la puerta que conectaba con la entrada para el avión.
Sí pensaron que era el fin, pues NO. Aún falta algunos capítulos más ;)
Si te gustó porfa voten :)
KATHERINE PIERCE
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