57. RENUNCIAR
MARATÓN 4/4
Me desperté al escuchar la alarma sonar. Hoy era lunes y debía de trabajar en la mansión Rickford. Algo que me molestaba era tener que despertar a Andrew, él siempre andaba de mal humor por las mañanas... además ¿Acaso él era un niño para tener que ser despertado? Incluso Max sabía manejar su propio horario.
—Señor despierte —dije con la intención de que Andrew se levantara, sin embargo seguía durmiendo, así que activé la alarma de mi celular y lo puse en su oído haciendo que él abriera sus ojos azules. —Señor es hora de levantarse —comenté en tono burlón.
—Apaga eso —refunfuñó mientras tapaba su rostro con una de las muchas almohadas de su gigantesca cama.
—Suelte eso —dije mientras forcejeaba con él por la almohada, sin embargo en un segundo él la suelta haciendo que yo pierda mi equilibrio. No pregunten cómo ni porqué debido a que yo tampoco lo sé. Lo único que sabía era que Andrew aprovechó mi situación para sostener mi brazo y acercarme hacia él, en consiguiente me abrazó y me sostuvo en su pecho haciendo que yo cayera levemente hacia la cama.
—5 minutos —susurró cerca de mi oído. Nuevamente hicieron presencia esas cosquillas que no sentía desde hace algún tiempo. Odiaba que mi cuerpo siguiera reaccionando de esa manera por Andrew.
Por más que me insistiera a mí misma y a los demás que ya no sentía nada por Andrew, sabía que en el fondo estaba mintiendo.
Muy en el fondo deseaba que Andrew regresara a mi lado, aunque me aferraba diciéndole a todos que ya no me importaba.
— ¡Andy ya estoy aquí! —escuché la voz chillona de Allie, así que rápidamente me solté de los brazos de Andrew.
En esos segundos, estaba viviendo el momento que tanto temía. Sabía que Allie se enteraría que estaba trabajando aquí, pero lo que no sabía era que decirle... Quizás tuve que haberle sido sincera desde un comienzo.
—Alice, ¿Qué sucede aquí? —preguntó Allie un poco confundida, sin embargo no sabía que explicarle.
—Allie, no es fácil despertar a Andrew —escuché la peor voz que podía escuchar en todo el mundo. Era la Sra. Rickford.... Andrew abrió sus ojos con horror y se sentó en la cama. —Pero veo que está despierto —susurró con algo de ira en sus ojos azules al entrar a la habitación. —Por dios ¿Por qué tú? — me observó de pies a cabezas y se alarmó al ver que yo usaba el traje de sirvienta. — ¿Por qué estás vestida de esa forma?
Podía explicarle mi situación a Allie y tal vez ella lo entendería, pero era seguro que Helena Rickford se enfadaría a tal punto de querer acabar con mi vida. De hecho, no me sorprendería que contratara a un asesino o algo parecido.
— ¡¿Quien tuvo la desfachatez de dejarte entrar a mi casa!? —bramó con enojo y yo cerré mis ojos deseando que la tierra me tragara.
—Señora Helena, yo lo hice —de la puerta entró la Sra. Ellen a paso lento con el bastón.
— ¿Nana? —preguntó un poco desorientada y luego suspiró algo resignada. —Nana ¿Qué estás haciendo aquí?
—Tanto tiempo sin verla señora Helena o mejor dicho, presidenta Rickford... todavía no me acostumbro a llamarla así.
— ¿Qué está pasando? —preguntó nuevamente la Sra. Rickford con determinación, sin embargo se veía un poco cohibida con la presencia de la Sra. Ellen.
—Espero que no lo haya olvidado. De acuerdo con el testamento del presidente Darell Rickford, yo me encuentro a cargo del manejo y la contratación del personal de esta casa —escuchaba con sorpresa cada palabra de la Sra. Ellen... Yo creía que ella me odiaba, pero fue un gran gesto que se enfrentara contra la Sra. Rickford por mí. En realidad le debía mucho a Ellen. —Nadie puede invalidar eso, ni siquiera usted presidenta.
—Nana, a mí no me importa si regresaste, pero ¿Qué está haciendo esta chica como sirvienta? —espetó la Sra. Rickford con furia y desagrado mientras me observaba. —No soporto su presencia en mi casa. Te pido que la corras de inmediato — más que una petición fue una orden, sin embargo la Sra. Ellen no titubeó.
—No puedo hacerlo.
— ¿Y por qué no?
—Porque yo soy la responsable de haberla contratado, así que soy la única que puede despedirla. Entienda por favor, esto no tiene nada que ver con usted presidenta Helena, además ella tiene que mejorar sus habilidades como sirvienta. Creo que esos son motivos suficientes para no dejarla ir tan pronto. Dígame, ¿Cómo va a quedar la reputación de esta honorable familia si dejo ir a una chica en preparación?
—Nana, por dios...—la señora Rickford iba a decir algo, no obstante fue interrumpida por Ellen.
— ¿Qué estás haciendo? Alice, tenemos trabajo pendiente —con una sonrisa hice una reverencia y seguí a la Sra. Ellen quien salía del cuarto de Andrew.
Agradecía tanto que ella estuviera de mi lado.
—Muchas gracias —mencioné mientras entrábamos a mi cuarto.
—No hay necesidad de que me agradezcas. Así que no lo malinterpretes. Ni siquiera lo estoy haciendo por el favor que me pidió la señorita Isabelle.
— ¿Entonces...?—pregunté con ánimos de saber la razón.
—Aunque había estado lejos de esta casa, yo... estaba muy preocupada por el joven Andrew. Cuando él era pequeño, era un niño de buen corazón y sentimientos, pero al crecer, su carácter se endureció y se volvió violento.... Sin embargo, hoy me di cuenta que él ha cambiado, y es gracias a ti.
— ¿Gracias a mí?
— ¿Quieres escuchar una historia? —preguntó así que un poco confundida asentí.
—Por favor.
—Cuando Isabelle era pequeña, ella había heredado el carácter firme de su madre. La Sra. Helena mentalizó en su hija de que ella era superior a los demás, así que Isabelle creció con esa idea, hasta que entró a la universidad, allí conoció a un chico...
— ¿Un chico?
—Sí. Era un chico humilde y trabajador que había conseguido una beca de la universidad por su buen puntaje académico. Tengo entendido que Isabelle era excelente en humanidades y lenguas extranjeras, pero fallaba un poco en matemáticas. Ese chico comenzó a ayudarla en esa asignatura mientras ella le colaboraba en aprender francés y Mandarín.
— ¿Ellos se enamoraron? —pregunté suponiendo la historia.
—Por supuesto, fue un gran amor. Hasta que...
—La Sra. Rickford intervino ¿No es así? —supuse nuevamente.
—Así es. Amenazó a la familia de su novio, e incluso encontró un prometido para ella. La joven Isabelle entre lágrimas pidió ayuda a su padre. El presidente Darell era la única persona que podría detener a la Sra. Helena. Y así lo hizo.
—No lo entiendo, sí la señora Helena dejó de amenazar a la familia del novio de Isabelle ¿Por qué ella se casó con el dueño de un gran hotel?
—Ellos juraron amor para siempre, sin embargo el para siempre puede durar solo unos meses. El novio de Isabelle un día terminó con ella y desapareció... Tiempo después nos enteramos que se casó con una mujer de su mismo estatus social.
— ¿Por qué hizo eso? —pregunté bastante extrañada. Sí ellos se amaban entonces ¿Por qué él renunció a ella?
—Isabelle no lo sabía, tampoco el pequeño Andrew y mucho menos el presidente Darell... Tiempo después se anunció el compromiso de la señorita Isabelle y el Sr. Christopher y en pocos meses escuchamos las campanas de boda.
—El Sr. Christopher es el dueño del hotel ¿No es así?
—Así es... Andrew se enojó mucho con su hermana por la decisión que ella había tomado. El joven sabía que Isabelle no amaba al Sr. Christopher así que supuso que ella no sería feliz.... La relación de ambos hermanos se fue afectando a tal punto que solo se veían unas dos veces al año y cuando eso ocurría el joven Andrew prefería pasar la noche en un hotel.
— ¿Y su padre no hizo nada?
—La Sra. Helena no obligó a la Srta. Isabelle a casarse, así que el presidente Darell no intervino.
— ¿Y cuál crees que fue la razón de que él se separara de ella? —pregunté refiriéndome obviamente al ex-novio de Isabelle.
—Investigué.
— ¿Y...?
—La Sra. Rickford ofreció una gran cantidad de dinero a esa familia. Era demasiado. Una gran fortuna, así que ese chico no dudó en aceptar el contrato.
—La condición era que ellos no podían volver a versen ¿No es así?
—Estás familiarizada con ese contrato ¿No es así, señorita Alice?
— ¿Cómo lo sabes? —pregunté un poco extrañada.
—Cuando la Srta. Isabelle me dejó tu cuidado me pareció un poco extraño, pero preferí ignorar eso. Pero la noche en que el joven Andrew te vio, supe que debía de investigar un poco...
— ¿Por qué?
—Porque el joven Andrew te miraba con dulzura —admitió con una sonrisa. —Como si estuviera enamorado, así que decidí enterarme de ciertas cosas.
— ¿Y que fueron esas cosas? —susurré sintiendo que mis mejillas se coloraban por lo que dijo la Sra. Ellen.
—Tú y el Sr. Andrew tuvieron un hermoso pasado, sin embargo fue interferido por la Sra. Helena... Pero algo muy curioso es que ella te ofreció una suma de dinero considerable, y a pesar de la condición de tu familia, tú no aceptaste. ¿Por qué no lo hiciste?
—Porque no quiero nada de esa señora —admití. —Además Andrew y yo prometimos que no nos separaríamos por culpa de su madre.
— ¿Entonces por qué están separados y él tiene una prometida? Eso suena a algo que haría la Sra. Helena.
—Él quiso alejarse y no soy nadie para evitar que así sea... El tiempo. El tiempo hizo las cosas tal y como son —susurré con mi voz algo quebrantada. —Pero sigo sin entender algo... Sra. Ellen ¿Por qué me estás ayudando?
—Con esta familia tengo una gran deuda, y creo que ayudar al joven Andrew a que tenga una vida llena de paz y felicidad es mi última tarea antes de tener que dejar este mundo. Creo que el Sr. Darell murió con la preocupación de que sus hijos no fueran felices. Puedo asegurar que la Srta. Isabelle vive feliz al lado del Sr. Christopher. Ella con el tiempo aprendió a quererlo y le hirió mucho que el otro muchacho hubiera preferido el dinero antes que a ella... Sin embargo la posición del joven Andrew es otra historia... —fue lo último que dijo antes de salir de mi cuarto.
Yo me senté en la cama y traté de procesar todo lo que había dicho la Sra. Ellen.
—Alice, creo que es momento de hablar —mis pensamientos fueron interrumpidos al ver que Allie entraba a mi habitación. —Te ves muy bonita —susurró fingiendo una sonrisa. —No pensé que un uniforme de mucama se viera tan bien.
—Allie... yo...
—Lo sé. Sé que era difícil decírmelo. Alice, conozco tu situación y puedo creer por qué hiciste todo esto.
—Lo lamento.
— ¿Sabes? Pensé que éramos amigas y no solo la prometida de Andrew... Me hubiera gustado que me tuvieras más confianza —susurró con un hilo en su voz.
—Disculpa, pero no quiero que lo malentiendas.
—No te malinterpreto. Solo te diré una cosa. No voy a rendirme con Andrew... Verás, haré todo lo posible para que él se quede conmigo. No quiero lamentar algo que no hice... Solo quería decirte eso, Alice —susurró elevando sus hombros mientras esbozaba una sonrisa amarga. —Bueno, me voy.
DAVID POV'S
Esperé afuera de la pequeña escuela de Rache con el objetivo de hablar con ella. La había perdido, pero podía remediarlo.
Yo sabía que ella no era una simple brisa. Ella significaba mucho más que eso.
—Sí, ya voy en camino... Será mejor que no te lo comas todo sin mí —observé a Rache salir de la escuela con el celular en mano, así que decidí esconderme detrás de unos pilares con el fin de seguirla hacia donde se dirigía.
Esperé unos minutos hasta que ella encendiera su carro y se pusiera en marcha, así que decidí imitar sus movimientos con mi auto.
Deseaba que ella supiera que yo estaba aquí por ella. Le estaba brindando todo mi corazón para llenar su falta de amor.
Mi objetivo era cerrar la puerta de su dolor. Rache no debía temer a nada, porque yo la estaría cuidando.... Lo único que necesitaba era que ella me aceptara.
Después de unos minutos me detuve en una pequeña repostería... Yo conocía ese lugar... era la tienda que mi hermano mayor había creado después de renunciar a toda la herencia de los Cooper.
Recuerdo el conflicto entre mi padre y Gave. Él era el primogénito, sin embargo no deseó hacerse cargo de los museos ni tampoco quiso profundizar su habilidad en la cerámica... Él dijo que yo estaba más capacitado para hacerlo.
Desde mi auto, seguí con mi vista a Rache y ella se acercó a Gave para darle un abrazo bastante cariñoso para mi gusto. Él le sirvió varios postres y ella sonreía al probar cada uno.
No hacía falta que siguiera viendo para entender lo que sucedía.
Cuando Rache apareció en mi vida, se metió profundamente en mi ser, ella encendió la luz... Ella me llenó de fe.
Gave comenzó a reír con ella y pronto comenzaron a darse tiernos y cariñosos besos.
Ella había llegado en mi vida como una bendición... Pero esa bendición había sido apreciada más por mi hermano porque yo no pude estimarla como Rache lo merecía.
Busqué el contacto de Gave en mi celular y lo llamé, inmediatamente observé que mi hermano se alejó de Rache y se dirigió a la salida.
—Hola David, que sorpresa —dijo con alegría y no pude evitar sentir impotencia y algo de aflicción.
—Hola. ¿Cómo estás?—susurré en un sollozo. No podía controlar mi voz, era de alguna u otra forma algo inevitable.
—Estoy bien, gracias —respondió inmediatamente y pude observar que sonreía mirando al cielo. —Oye, ¿Por qué no llamaste? ¿Acaso no extrañas a tu hermano? Deberías venir más seguido ¿No lo crees?
Sin poder evitarlo, sentí que una lágrima se derramó de mi ojo y solo podía esbozar una sonrisa amarga.
No pretendía que Rache dejara a Gave por mi absurdo sentimiento.
—Lo siento —sollocé aún con más fuerza. —Por tu voz, veo que te va bien.
Tampoco podía asegurar que conmigo ella estaría mejor. Solo deseaba que Rache no ignorara su corazón... porque al fin de cuentas su corazón siempre tenía la razón.
—Por supuesto, cuando quieras puedes venir. Para que hablemos y salgamos un rato, además tengo que presentarte a alguien —intentaba normalizar mi respiración al escuchar la confesión de Gave.
¿De qué me servía la vida si no la vivía con Rache? ¿De qué me servía la vida si ella era lo único que pedía? ¿De qué me servía la esperanza sí ya la había perdido?
— ¿Presentarme a alguien? —susurré al pensar en Rachele...
—Sí. Quedarás realmente sorprendido, te encantará su forma de ser. Ella es muy dulce —comentó con una sonrisa, así que fue inevitable no soltar otra lágrima.
Había inventado mil razones para olvidarla, me había refugiado en el alcohol y las mujeres, pero eso era una distracción pasajera, porque todo volvía a recordarme a ella.
—Gave...
—Dime, David.
— ¿Eres muy feliz? —sollocé mientras mi vista se nublaba al ver a mi hermano. Él se veía feliz al lado de Rache, al igual que ella junto a Gave.
—Sí, y lo lamento si tú no lo eres tanto como yo —rompí en llanto como si fuera un niño, así que decidí cortar la llamada para evitar que mi hermano me escuchara llorar.
No dejaría de amar a Rache aunque ella estuviera con Gave... Mi prioridad era que ella fuera feliz, y lo era al lado de mi hermano.
Y entonces, entendí que aunque la amara, debía elegir otro camino.
ALICE POV'S
—Magret de pato asado con salsa Ximenez y frutas del bosque —susurré mientras le servía el platillo a Andrew en la mesa. Él estaba sentado en un extremo y la Sra. Rickford en el otro mientras se miraban fijamente.
Zara me observó un poco asustada mientras le servía el pato asado a la Sra. Rickford... Sí ella le temía a Andrew no quería saber cómo se sentía al estar al lado de la Sra. Helena.
El incómodo ambiente se esfumó cuando entró a la sala una alegre Allie seguida de su guardaespaldas mientras arrastraba unas maletas.
—Buenas noches —saludó con una gran sonrisa.
—Buenas noches, señorita Allie...
—Mono ¿Por qué traes eso? —preguntó Andrew rápidamente interrumpiendo a su madre.
—Por principio voy a presentarme —mencionó haciendo una pequeña reverencia al personal de la mansión Rickford. —Soy Allie Klein y además soy la futura esposa de Andrew.
— ¿Por qué sigues diciendo eso? Mejor vete a tu casa —espetó Andrew mientras tomaba un sorbo de su vino.
—Pasemos a la sala. Tomemos algo de té, ¿Estás de acuerdo señorita Allie? —preguntó la Sra. Rickford con una gran sonrisa haciendo que Allie asintiera.
Pronto, Allie, Andrew y su madre estaban sentados cada uno en un asiento estilo victoriano mientras Mary y Diana servían el té. Las demás mucamas (Como yo) estábamos paradas atrás de ellos formando dos filas.
—Señora Rickford —mencionó el Sr. Tanne haciendo presencia en el lugar.
— ¿Ya están listas? —preguntó la Sra. Rickford depositando la taza de té en la mesa.
—Sí señora —el gerente le entregó una tarjeta color crema a la señora Rickford, y ella inmediatamente estiró su brazo para que Andrew la recibiera. Él un poco confundido tomó la tarjeta entre sus manos y después de leerla palideció.
— ¿Qué es esto? —preguntó Andrew frunciendo su ceño.
—Cómo te puedes dar cuenta, hablé con los padres de Allie. Concordamos en adelantar la boda. —anunció la Sra. Rickford con una gran sonrisa de preponderancia. —Los dos ya son adultos... y como van yendo las cosas, entre más rápido se casen, mejor —Andrew cerró la tarjeta mientras se le marcaba una vena en su frente.
—Ni siquiera nos tomaste en cuenta —mencionó manteniendo la vista en su madre quien sonreía con superioridad.
—Yo estuve de acuerdo con ellos —intervino Allie defendiendo a la Sra. Rickford.
Ese dolor en mi pecho incrementaba cada segundo, mi respiración se volvía agitada y sabía que las lágrimas no tardarían en salir. Pero simplemente no podía llorar en la mitad de la sala... No debía hacerlo...
Sabía que ese día llegaría. Andrew y Allie estaban comprometidos y eso anunciaba una boda... Sabía que ellos se casarían... Solo que no pensé que fuera tan pronto.
—La Srta. Allie vivirá con nosotros hasta el día del matrimonio —continuó la Sra. Rickford con serenidad a pesar de la confusión de Andrew. —Así podrá habituarse a su nueva familia... Además me da mucho gusto saber que ella quiere prepararse para ser tu esposa. Por fortuna sus padres lo han aprobado y han dado sus bendiciones... ¡Ah! Casi lo olvido... Gerente Tanne.
—Sí —el señor Tanne asistió con su rostro antes de continuar. —Los futuros esposos tendrán que grabar juntos el nuevo comercial de los celulares EXPO —explicó observando a Andrew y a Allie.
— ¿Comercial? ¿De quién fue la idea? —preguntó Andrew tratando de conservar la calma.
Por mi parte... Solo quería no estar allí. Quería estar con Abby o con Adam... Muy lejos de la mansión Rickford.
—El día de la presentación del nuevo modelo, los dos se veían tan bien juntos —respondió la Sra. Rickford con esa sonrisa que yo odiaba. — Los sitios de Internet y las revistas estaban fascinados con ustedes, y según nuestro departamento de relaciones públicas, ustedes son la pareja perfecta para promocionar uno de nuestros principales productos... Allie ¿Nos podías colaborar con este proyecto?
—Por supuesto que sí, futura suegra —dijo Allie con una gran sonrisa de felicidad... porque después de todo, su sueño se estaba cumpliendo... Y yo era una muy mala amiga por no sentirme feliz por eso.
—No voy a ser parte de esto —comentó Andrew mientras se levantaba de la silla victoriana.
—Andrew.... Dar y recibir. ¿Olvidaste el concepto básico de los negocios? —mencionó su madre mientras lo observaba con algo de frialdad y pude percibir que en un segundo me miró a mí con una sonrisa socarrona.
Andrew sin decir nada se alejó de la sala y subió por el ascensor dejando un ambiente demasiado tenso.
Yo cerré mis ojos al sentir la mirada de Zara y Ellen encima de mí.
Después de terminar mi horario laboral establecido, me dirigí a mi cuarto y me acosté en la cama... Yo... quería desaparecer.
No quería seguir estando en esa mansión. Debía renunciar... debía hacerlo. Esto ya no era cuestión de que Isabelle se enojara conmigo o no.
Mientras cerraba mis ojos, escuché una notificación de mi celular, así que me levanté para leerlo. Quizás era Abby o mi familia... Sin embargo no eran ellos, era Allie.
Alice, ¿Puedes venir a mi habitación?
Un poco dudosa, me cambié el uniforme de mucama por mi ropa y caminé hacia la habitación en la que se estaba quedando Allie. Toqué la puerta dos veces antes de recibir una respuesta.
—Pasa —abrí la puerta y lo que vi hizo que mi corazón se detuviera por pequeños segundos.
Allie estaba al frente de un espejo usando un hermoso vestido de matrimonio estilo princesa... Ella se veía hermosa, pero... no podía sentirme feliz por ella.
Yo era muy egoísta.
— ¿Cómo me veo? —preguntó con una gran sonrisa mientras daba media vuelta para verme.
—Muy bonita —susurré fingiendo una sonrisa... Este tiempo era muy importante para Allie, ella necesitaba de una amiga... y yo era la única que tenía. Yo debía de simular estar contenta por su matrimonio aunque fuera mi desgracia.
—La madre de Andrew me lo dio. Creo que tiene más de 30 años, pero sigue siendo igual de hermoso, además es muy moderno. Este es el que usaré el día de mi boda —comentó con sus ojos cristalinos mientras esbozaba una sonrisa de prosperidad. —También me dio esto —dijo mientras se acercaba a un cofre de terciopelo negro, y sacaba de este un hermoso collar de diamantes. —Dijo que no me daría un collar de perlas ahora, sino cuando naciera nuestro primer hijo... Creo que se está adelantando demasiado, aunque me gustaría imaginar a un niño parecido a Andrew y a mí.
Forcé la sonrisa más falsa que pude recrear... Hijos... Eso era lo que venía después del matrimonio...
Andrew compartiría su vida al lado de Allie. Ellos formarían una familia, llenos de hijos y de felicidad... Crecerían y envejecerían uno al lado del otro.
—Alice, quiero pedirte un favor —prosiguió con una sonrisa mientras guardaba el collar. —Antes que nada, prométeme que aceptarás ¿Si? Por favor —pidió casi en súplica con un pequeño chillido de insistencia, así que asentí. —Quiero que seas mi dama de honor junto a Abby... y que además, también seas mi madrina de boda.
— ¿Qué? —pregunté un poco extrañada... Yo no soportaría estar en la boda de Andrew.
—No quiero a nadie más... Yo quiero que estés a mi lado, en el día más importante de mi vida. Por favor, dime que lo harás —insistió nuevamente, así que después de pensarlo asentí con mi rostro.
Sería muy egoísta de mi parte no estar con ella el día de su boda. Yo era su mejor amiga, era mi deber acompañarla en el día más importante de su vida... Debía verla caminar hacia el altar donde estaría Andrew esperándola.
FIN DEL MARATÓN!!
Este capítulo fue re difícil de escribir, pobre de David y Alice :/
¿Cómo les cae Allie?
KATHERINE PIERCE
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