55. MALA SUERTE
MARATÓN 2/4
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Después de escuchar otro de las reprimendas de la Sra. Ellen y tener que limpiar otro salón, me dirigí a mi cuarto y me senté en mi cama mientras meditaba sobre lo que debía hacer.
Sí me iba de la mansión, lastimaría a Isabelle. Ella era una gran persona y solo deseaba ayudarme en mi difícil situación... Por otra parte tampoco tenía a donde ir.
—Oye Alice, necesito una sirvienta en este momento —escuché la voz de Andrew de un boquitoqui que la Sra. Ellen me había entregado en el día.
— ¿Andrew? —pregunté un poco perpleja mientras cogía el aparato negro.
—Sí. Alice, necesito que vengas a mi habitación. Cambio. —fue lo último que dijo antes de cortar la comunicación.
¿Quién diablos se creía él? ¿Porque debía ir a su habitación?
—Oye ¿Qué crees que haces? —pregunté furiosa mientras entraba a su gigante cuarto.
—Te tomó tres minutos en venir. Para la próxima que sea solo un minuto. ¿Estás bien?—dijo sentado en un sillón de cuero café. ¿Cómo iba a llegar en un minuto si mi habitación quedaba muy lejos de la de él?
— ¿Eres idiota o te hac...
—Este es Andrew llamando a Alice. Quiero que me hagas pasta instantánea —mencionó mientras le hablaba a su boquitoqui y se reproducía en el mío.
— ¡No quiero! —bramé hablando por el boquitoqui. Andrew era un idiota. —Estoy haciendo esto por tu hermana y nada más ¿Me oíste?
—Quiero mi pasta en 10 minutos. Cambio y fuera —me ignoró mientras le hablaba al boquitoqui con una gran sonrisa.
—Andrew. Realmente quieres que te golpee ¿Cierto? —mencioné con calma por el boquitoqui, sin embargo me alerté cuando escuché que la puerta se abrió.
—Jovencita ¿Por qué eres tan mal educada? —preguntó Ellen con cierto aire de enojo. — ¿Quién te crees que eres? —observé inmediatamente a Andrew quien tenía una gran sonrisa en su rostro, así que desee matarlo. Él sabía que la Sra. Ellen estaba escuchando por el boquitoqui.
—A sus órdenes —mencioné rechinando mis dientes antes de dar una pequeña reverencia y alejarme hacia la cocina.
Al llegar encontré todo lo que necesitaba para hacer la pasta instantánea. Mientras esperaba a que estuviera listo observé que unas 5 mucamas me veían algo sorprendidas y todas ellas tenían un boquitoqui en la mano.... Ellas habían escuchado que amenacé al Joven amo con golpearlo sí seguía dándome órdenes.
Después de terminar, un chef me ayudó a decorar el plato. Por alguna razón, a pesar de que era solo pasta instantánea parecía todo un platillo de restaurante. Subí hasta la habitación de Andrew y coloqué la bandeja en una mesita.
— ¿Qué es esto? —preguntó Andrew con algo de desprecio.
— ¡¿No dijiste que...—cesé mi grito al recordar que yo estaba trabajando y que Andrew era mi jefe. —...que querías pasta?
—No parece pasta. ¿Dónde está la tapa? —mencionó un poco molesto así que recordé el día que él fue a mi apartamento.
A Andrew le gustaba comer la pasta desde la olla. Bajé furiosa hasta la cocina y todos me miraron con curiosidad.
—El joven amo quiere comer desde la olla —comenté con mucho enojo en la cocina mientras cogía la olla y la cubría con la tapa.
Estaba llegando a las casillas de mi paciencia.
— ¿Satisfecho? —pregunté después de colocar bruscamente la olla en la mesa al frente de Andrew.
— ¿A dónde vas? —preguntó al ver que me dirigía a la salida.
— ¡¿Qué qui... ¿Qué se le ofrece al señor?
—Quédate aquí hasta que terminé —mencionó mientras comía la pasta, así que después de maldecirlo internamente, tuve que obedecer su orden mientras me sentaba en un sillón de cuero. —Hay un botón al lado. Presiónalo —observé a Andrew comer desde la tapa de la olla, así que con resignación presioné el botón y el sillón se extendió para poder reposar mis pies, además comenzó a vibrar pasivamente.
Era muy relajante... demasiado.
— ¡Tu...! Digo, señor ¿Qué está tratando de hacer? —pregunté con curiosidad al ver que Andrew estaba actuando un poco extraño. Era como si regresara el Andrew que había conocido hace un año, y eso hacía que mi corazón se acongojara.
—Has lo que te digo —mencionó mientras seguía comiendo la pasta, incluso se tomó la sopa que había en la olla.
Yo estaba demasiado cansada. Fue un día agotador y tener a mi disposición uno de los asientos más cómodos del mundo hizo que rápidamente cayera en un agradable sueño.
(....)
— ¿Ya viste que hora es y todavía sigues dormida? —Abrí mis ojos al escuchar la voz de la Sra. Ellen así que observé que yo estaba acostada en mi cama. ¿Ya había amanecido tan rápido? ¿Y porque estaba en mi cuarto? Podía apostar que me había dormido en el sillón de la habitación de Andrew. —Date prisa. Hay que despertar al amo.
Me levanté de la cama y observé que tenía puesto el uniforme de mucama, así que de todas formas me dirigí al baño y después de cambiarme de nuevo por el traje caminé con pesadez hacia la habitación de Andrew mientras cargaba un plumero para limpiar.
—Yo no quiero entrar allí.
—No puedo ser despedida, estoy pagando mi universidad.
—Mis padres me matarían si pierdo el empleo.
— ¿Por qué tenemos que hacer esto? Que miedo.
—Debería hacerlo la Sra. Ellen —escuché a todas las otras mucamas hablar al frente de la habitación cerrada de Andrew. No entendía por qué a ellas les generaba miedo.
—Vete de aquí, si vuelven a despertarme las voy a despedir a todas —escuché la voz de Andrew que provenía del cuarto y enseguida observé a Mary salir corriendo de la habitación con lágrimas en sus ojos.
—No llores, tranquila —Jess comenzó a consolar a Mary y yo seguía observando perpleja toda la escena.
Ellas eran unas chicas jóvenes que necesitaban ese empleo. Ellas estaban trabajando para ser mucamas, no para ser esclavas. Andrew no era un niño de 5 años para tener que armar todo ese alboroto por ser despertado. Eso era muy infantil e injusto.
Con determinación caminé hasta la habitación y después de abrir la puerta observé que Andrew seguía en la cama y cubría su rostro con una almohada.
—Joven Andrew, por favor despiértese ¿Si? —mencioné amablemente antes de tener que desatar todo mi enojo.
—Estás despedida, ahora vete —dijo sin siquiera mirarme.
—Señor Andrew por favor...
—Lárgate —espetó nuevamente mientras me arrojó una almohada al rostro... él seguía sin verme así que supe que cometió un grave error. ¿Quién se creía él? ¿El dueño del universo? Las mucamas también eran personas y merecían respeto.
—Andrew, levántate ahora. ¿Por qué amenazas a las chicas con ser despedidas? —vociferé mientras lo golpeaba con el plumero entre mis manos. — ¡Levántate ya!
— ¿Alice? —preguntó con sorpresa mientras se sentaba en la cama. —Está bien —murmuró con pesadez, sin embargo él seguía sentado en la cama así que señalé la puerta. Esas chicas merecían una disculpa de su parte.
Andrew se levantó y caminó hacia la salida en donde estaban seis mucamas. Todas se posicionaron en dos filas e hicieron una reverencia. Al ver que Andrew no tenía intensión de decir algo, lo golpeé suevamente en el hombro con el plumero.
—Lo de despedirlas... no era cierto —mencionó tranquilamente así que todas las chicas comenzaron a agradecer con felicidad. — ¿Contenta? —Andrew murmuró hacia mí, así que después de que yo asintiera él caminó hacia el enorme baño.
—Muchas gracias, Alice.
—Eres nuestra heroína.
—Eres mi ídolo.
—Has salvado mi empleo —dijeron todas las chicas mientras comenzaban a abrazarme con gratitud.
Seguí con mi trabajo limpiando de nuevo las escaleras con ayuda de Zara. Había descubierto que ella era una chica muy amable y alegre, además muy trabajadora. Ella vivía una situación parecida a la mía; sus padres quedaron sin trabajo así que ella estaba sustentando su hogar gracias al pago de este trabajo.
—Alice, eres genial ¿Cómo lo haces? —preguntó mientras limpiaba las gradas.
—Andrew no es... digo, el Señor Andrew no es una mala persona, hay que saber tratar con él —mencioné con una sonrisa recordando todas las veces en que Andrew fue tan atento conmigo... Sin embargo esos eran meros recuerdos.
—Lo de ayer fue muy tierno. En el año en que llevo trabajando aquí nunca lo había visto ser tan amable. Yo creo que le gustas al amo Andrew —dijo con una sonrisa soñadora.
— ¿Qué dices? No, no. —corregí con mis manos mientras sentía que mis mejillas se coloraban. — ¿Qué sucedió ayer? —pregunté con curiosidad al recordar lo que ella dijo. Además podía asegurar que yo me acosté en el sillón y terminé en la cama de mi habitación.
—Mary iba a buscarte pero no te encontró en ningún lado, así que ¿adivina en donde te encontró?... En el cuarto del señor Andrew —chilló con emoción. —Todas corrimos hacia allí y observamos desde el entreabierto de la puerta. Tú estabas en un sillón dormida mientras el señor Andrew te acobijaba y te acariciaba el cabello. Fue tan lindo.
— ¿Y cómo terminé en mi habitación? —pregunté con una tonta sonrisa en mis labios.
—Él te cargó hacia allí. Fue muy romántico. Tú le gusta, eso es seguro —insistió con una sonrisa.
(...)
—A veces me pregunto ¿Por qué la vida es tan injusta con nosotras? —le dije a Abby mientras limpiaba una mesa del restaurante de avena.
— ¿Qué será peor? ¿Trabajar como la sirvienta personal de tu ex novio o juntar accidentalmente al chico que te gusta con su primer amor? —continuó Abby algo desanimada. — A eso se le llama mala suerte.
Era muy triste comparar quien de nosotras era más patética.
—Bienvenido —susurré al escuchar el tintineo de la puerta, sin embargo me sorprendió ver una cabellera rubia que ya conocía.
— ¿Alice volviste a mudarte? ¿Dónde está tu casa? Parece que se la tragó la tierra —preguntó Allie mientras se acercaba a nosotras.
—Ahh, verás, es que surgió un problemita —dije con una risa algo nerviosa mientras me planteaba en mi cabeza una idea "No decir nada sobre mi estadía en la mansión Rickford"
—Entonces ¿Dónde vives ahora? Hagamos otra reunión como la última vez —insistió, así que pensé en todas las mentiras que podía decir, sin embargo ninguna era creíble.
—Está viviendo conmigo —interrumpió Abby con una sonrisa así que agradecí mentalmente que ella fuera mi mejor amiga. ¿Yo que haría sin ella? —Está viviendo en mi casa y compartimos habitación así que es por eso que no te hemos invitado.
—Ah, ya veo. Eso es bueno —dijo con una sonrisa. —Si quieres puedes vivir conmigo —sugirió, así que en respuesta sonreí. Claro que la respuesta era obvia; NO. — ¿Me pueden preparar una avena para llevar?
— ¿Para llevar? —repitió Abby un poco confundida.
—Llamé a Andy antes de venir aquí y me dijo que no se sentía muy bien. Así que quiero ir a visitarlo.
— ¿Andy? —murmuró Abby algo confundida, sin embargo yo había entendido.
Claro que me confundía un poco ya que esta mañana él estaba bien, yo no lo había visto enfermo o algo parecido. Seguía siendo el Andrew que despedía a diestra y siniestra a todo el mundo por sus propios errores.
Después de terminar mi turno en el restaurante me dirigí al consultorio para ayudar al Dr. Philippe. Simplemente podía admirarlo... Mi sueño era estar en el consultorio de esa misma manera.
Cuando se fue el último paciente caminé hasta el consultorio del doctor mientras llevaba una taza de té, sin embargo me alertó escuchar sus quejidos.
—Doctor ¿Qué tiene? —pregunté alarmada mientras ayudaba a levantar al Dr. Philippe del suelo.
—Niña estoy bien. Conozco mi enfermedad —dijo entre quejidos, sin embargo yo sabía que nada estaba bien. —No tienes por qué preocuparte.
—No señor, usted no está bien. ¿Qué habría pasado si yo no lo hubiera encontrado en la clínica?
—Estoy bien. —repitió, pero no confiaba en sus palabras. Por experiencia, sabía que decir "Estoy bien" significaba "Estoy bien mal"
—Señor, no puedo dejarlo así. Me preocupa.
— ¿No me digas que me llevarás a un asilo de ancianos?
—Sí —afirmé con la intención de molestarlo. Él necesitaba saber que se encontraba en mal estado y necesitaba la mayor ayuda posible.
— ¿Qué dices...? —dijo, sin embargo fue interrumpido por su quejido.
En definitiva el Sr. Phillipe no podía estar solo. En ese estado lo más aconsejable era estar con su familia, así que eso hice.
Tomé un taxi hasta la casa de Adam y después de tocar cientos de veces la puerta (Al punto de casi patearla) Adam la abrió un poco perplejo.
— ¿Alice? —preguntó confundido mientras me veía con dos maletas en mis manos. Por alguna razón el Sr. Phillipe dijo que esperaría en el jardín, así que Adam no podía verlo. — ¿Por qué estás aquí? —preguntó nuevamente, así que sin esperar su invitación me adentré a la casa y deposité en el suelo las dos maletas. — ¿Qué es todo eso?
— ¿Tienes una habitación para invitados? —pregunté con una sonrisa haciendo que Adam en forma extrañada señalara con su dedo una dirección.
— ¡Entra ya! —grité, sin embargo no recibí una respuesta del señor Phillipe. —Espera ¿Si? —le dije a Adam e inmediatamente salí al jardín para traer forzado al abuelo.
(...)
Unos minutos después estaba en la habitación de invitados limpiando un poco el suelo para que el Sr. Phillipe no se enfermara.
—Bien, siéntese aquí —dije mientras le señalaba la cama.
—No puedo creerlo —murmuró el doctor un poco perplejo mientras trataba de procesar la situación.
—Listo. De ahora en adelante puede vivir aquí.
— ¿Qué estás diciendo? ¿Por qué lo hiciste sin pedirme permiso? Mi nieto y yo necesitamos tiempo para procesar las cosas —se quejó un poco molesto, sin embargo yo sabía que él necesita a Adam, y que Adam necesita al señor Phillipe.
—Ya han pasado 15 años —recordé con determinación. Ya era hora para arreglar las cosas. —Ya fue demasiado... Oiga, si no hace lo que le pido voy a decir su secreto.
— ¿Cuál?
—Pues de que usted está enfermo. Hmm ¿O debería hacerlo ya? —murmuré llevando un dedo a mi mentón y pronto escuché la risa de Phillipe.
— ¿Quién te enseñó a ser una niña tan entrometida? —dijo en tono burlón y ahora que lo pensaba, esa no era la primera vez que alguien me decía entrometida.
—Yo creo que tengo habilidades para negociar —continué entre risas. —Que descanse señor.
—Espera Alice.
— ¿Si?
— ¿Crees que mi nieto me llegue a perdonar?
— ¿Por qué le tienes miedo? Usted es su abuelo. Y si no lo entiende usted le da una paliza y asunto arreglado —sugerí después de reír haciendo que Phillipe soltara una gran carcajada. —Buenas noches.
—Buenas noches.
Me dirigí hacia la salida y observé que en el gran jardín Adam estaba sentado observando el agua de una fuente.
— ¿Qué tratas de hacer? —preguntó sin la necesidad de verme, así que yo solo pude ver su espalda.
—Tú y tu abuelo necesitan una familia, solamente los ayudo.
—Mira Alice yo no estoy...
— ¿Tú también necesitas tiempo? —le interrumpí después de escuchar su voz molesta. —Son las mismas palabras que me acaba de decir tu abuelo —comenté con una sonrisa. — ¿Cuántos años más necesitas para poder perdonarlo? ¿No crees que ya es tiempo para que hagan las paces? Estoy segura que el Adam que yo conozco aún ama y extraña a su abuelo —finalicé con un murmuro y decidí marcharme al ver que Adam no se inmutó con mis palabras.
Sin embargo sabía que él estaba actuando. Puede ser que no vi su rostro, pero pude sentir su corazón y sabía perfectamente que ese silencio significaba que Adam lo estaba meditando porque yo tenía razón.
(...)
Caminé pesadamente hasta mi cuarto. Solo podía rezar para que Adam y su abuelo pudieran convivir pacíficamente y que unieran nuevamente sus lazos familiares. Ambos merecían ser felices...
—Alice contesta —escuché la voz de Andrew que provenía del boquitoqui que estaba en mi mesa de noche. —Sirvienta personal, ¿Todavía sigues de perezosa? —después de soltar un gran suspiro de frustración tomé el artefacto.
— ¿Qué? Me toca descansar hoy —mencioné elevando mi voz con cierto aire de enojo. Gracias a Isabelle solo me tocaba trabajar cinco días a la semana después de las 5:00 pm debido a mis estudios y mis otros trabajos.... Y hoy era sábado así que no era mi día laboral.
—Ven inmediatamente.
— ¿Por qué no me llamas el lunes después de la 5:00 pm? —bramé un poco enojada al boquitoqui. De hecho lo hubiera amenazado e insultado, sin embargo me contuve al recordar que la Sra. Ellen escuchaba todo.
—Te voy a pagar horas extras si vienes en este instante.
Medité todas mis opciones. En el restaurante de avena no recibía mucho dinero y yo trabajaba gratis en la clínica... Todo el dinero que recibía de más podía usarlo para ayudar a mi familia. Mis padres estaban trabajando en una isla pesquera y todo ingreso les sería de mucha ayuda... Por otra parte los caprichos de Andrew no eran difíciles de complacer y yo podía soportar una que otra orden tonta.
— ¿Qué? ¿Quieres más pasta? —pregunté al abrir la puerta de la enorme habitación, sin embargo en respuesta, Andrew tomó mi brazo y me arrastró hacia un sofá de cuero. — ¿Qué quieres?
—Siéntate allí —fruncí levemente mi ceño porque no sabía si esa orden la dijo como mi jefe o solo lo dijo por decirlo.
Sin embargo, de todas maneras me senté y observé que el gran televisor se encendió y reprodujo una película de miedo. "The Grudge" ese era el nombre.... Yo era pésima para las películas de fantasma, la última vez que vi "El aro" no dormí por toda una semana.
Sigo pensando que Samara saldrá de mi ducha o algo parecido.
Veía con atención la película o simulaba hacerlo ya que me incomodaba un poco tener a Andrew a mi lado. Él seguía teniendo esa misma fragancia y podía asegurar que sus brazos eran iguales de acogedores que siempre... Incluso sus besos debían seguir haciendo que mi cuerpo fuera un caos.
De nuevo me concentré en la película, justo en el momento en que el niño fantasma apareció detrás de la chica haciendo que yo me sobresaltara y me acercara por inercia a Andrew....
No me equivocaba, su pecho era igual de cálido que siempre... Él en el fondo seguía siendo el mismo Andrew del que me enamoré perdidamente... Era el mismo Andrew que confundía los satélites con las estrellas y que intercambiaba los refranes.
No sabía si seguir intentando estar con él o dejarlo ir. Era estúpido esperar algo que me lastimaba, pero también era estúpido dejar ir todo lo que yo quería.
—Debo irme —susurré después de separarme de él. Yo podía ser feliz sin Andrew.
—Alice —murmuró mi nombre para evitar que me fuera, pero de todas formas lo hice.
Salí de la enorme habitación, sin embargo observé a unos metros la última persona que necesitaba ver aquí... bueno, a parte de la Sra. Rickford.
—Andrew, ¿Qué vamos a hacer? Ayúdame —dije con voz preocupada mientras me adentraba nuevamente a su cuarto y Andrew me observaba como si yo tuviera tres cabezas.
— ¿Qué? ¿De qué hablas?
—Allie. Ella se dirige aquí —expliqué rápidamente mientras corría por toda la habitación buscando en donde esconderme.
—Quédate quieta ¿Si? —mencionó tratando de tranquilizarme, sin embargo sería terrible que Allie me viera en la habitación con Andrew. —Es mejor que se entere... ¿Sabes qué? Se lo diré yo mismo —dijo mientras se dirigía a la salida y comenzó a abrir la puerta, así que corrí y la cerré rápidamente.
—No lo hagas —murmuré un poco molesta y corrí hacia un pasillo del cuarto en donde había un pequeño hall para dar cabida a un baño así que me escondí en un enorme armario del hall.
— ¿Qué estás haciendo? —preguntó Andrew después de soltar una sutil risa. — ¿Por qué te metiste allí?
—Cierra la puerta —mencioné debido a que no podía cerrar la puerta del armario desde adentro.
—Te hice una pregunta Alice —continuó un poco molesto, sin embargo mi piel se palideció cuando escuché que la puerta principal fue abierta.
— ¡Andy! ¡¿Dónde estás?! —escuché los gritos de Allie, así que le hice señas a Andrew para que cerrara el armario.
Después de que él resoplara y torciera sus ojos decidió hacer lo que le pedí... E inmediatamente toda mi visión se volvió oscura.
— ¿Qué estás haciendo? —escuché la voz de Allie demasiado cerca, así que supuse que ella estaba en el hall.
—Oye mono, ¿Por qué estás en mi casa?
—Nah, ni que fuera una extraña —respondió ella entre risas.
— ¿Qué?
—Debe sonarte gracioso, pero mi padre me dijo que hay frases escondidas en las canciones. Nunca entendí bien lo que quiso decirme, pero ahora lo entiendo. ¿Será porque estoy enamorada?
— ¿Enamorada? —repitió Andrew en tono burlón. — ¿Por qué estás aquí?
—Quiero ver una película contigo. La he querido ver hace tiempo, pero me ha dado un poco de miedo verla sola... Vamos ¿Sí?
Después de unos minutos de completo silencio escuché de pronto el televisor que reproducía una película... Poco a poco mis parpados se fueron cerrando y aunque el armario era algo incómodo, por alguna razón pude dormir plácidamente gracias a la fragancia de Andrew que estaba impregnada en todas sus camisas.
Gracias por leer ;) Actualizo a los 10 votos, yyy... ¿Pueden pasar por la novela de NicollMantilla? Tiene mucho potencial y se ve super diferente a las demás.
Se Titula HIJO DE LA LUNA
¿Enamorarse de una humana está mal? Esa es la pregunta que se hace Lucas todos los días desde que conoció a Lucia, una chica aplicada, bonita, inteligente, buena amiga, Lucas tiene una misión y lo que no sabe es que su misión se irá al bote de la basura. Estos dos tendrán que afrontar las consecuencias, hay un pasado que nadie sabe de Lucia y Lucas está dispuesto a decirle toda la verdad.t
También recomiendo la novela de Jessgossip13,
Noudoubtforlove?
Es super, super, buena y entretenida y te dan ganas de seguir leyendo más y más. Adoro la personalidad de Dove y es muy entretenida. ;)
KATHERINE PIERCE
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