53. SE FUERTE

Por la mañana, mi hermano Max decidió ayudarme con mi entrega de las botellas de leche y el periódico... Yo andaba un poco torpe. Seguía pensando en todas las palabras de la Sra. Rickford, además temía de lo que ella podía hacer... Helena Rickford no era la clase de persona que admite una derrota fácilmente. Ella haría lo inevitable para hacer que me alejara de Andrew.

Sin embargo, eso no era mi culpa. En realidad, yo quería cortar todo lazo con Andrew. No era porque esa mujer me lo ordenara, sino porque quería hacerle el bien a mi corazón. No podía seguir sufriendo toda mi vida.

Al subir las escaleras de la azotea me sorprendí bastante al ver que unos hombres vestidos con traje estaban bajando. Lo primero que pensé fue que eso era obra de la Sra. Rickford, sin embargo me tranquilicé al ver a los chicos de F4 y a Abby sonriendo al lado de muchas cajas.

Observé rápidamente las cajas y estaban llenas de pinturas, pinceles, rodillos, tapizado rosa, blanco y púrpura... y muchas otras cosas.

— ¿Qué es esto? —pregunté señalando las cajas.

—Alice, es nuestro regalo para tu casa —respondió Nathan con una sonrisa.


(...)

Unos minutos después, yo estaba con Max en una panadería cerca de la casa... Los chicos insistieron que querían hacer un regalo, y por todos los materiales supuse que arreglarían la casa. Insistí en ayudarles, sin embargo ellos se negaron y me obligaron a ir a la tienda a desayunar.

Después de unas 3 o 4 horas, regresé al apartamento por una llamada de Abby. Al llegar, observé todo el lugar completamente cambiado. El tapizado amarillo viejo había sido cambiado por una de color crema y rosa, además había una nueva mesa, nuevo armario, nueva cama y nuevas cortinas. Era sencillamente hermoso.



ALLIE POV'S

Me dirigí hacia la gran casa Rickford, sin embargo, cuando mi limosina aparcó, observé que la seguridad de la mansión había aumentado. 

Un poco extrañada... ¿A quién trataba de engañar? Yo estaba muy curiosa, así que me apeé del auto y caminé hacia unos guardaespaldas para sacar la información que requería, sin embargo no fue necesario debido a que percibí que la Sra. Helena salía de su casa.

— ¡Señora Helena! —grité agitando mis brazos y dando leves saltos para que ella me viera... y ¡Bingo! Ella se había detenido.

—Señorita Allie, que alegría verla por aquí —mencionó con una agradable sonrisa.

—Venía a ver a Andrew. ¿Puedo salir con él? —comenté con una gran sonrisa y como respuesta Helena asintió.

—Claro, por favor pasa.

—Gracias —dije antes de encaminarme hacia la mansión, sin embargo su voz me detuvo.

—Espera Señorita Allie. Tengo un favor que pedirte.

—Quítele el señorita. Sin formalidades por favor —mencioné con una sonrisa amigable. Me agradaba mucho mi futura suegra, parecía que nos llevaríamos muy bien.

—Bien, Allie. Tengo que viajar a EEUU por asuntos laborales, así que te pido que cuides de Andrew.

—Bien lo haré. Suerte en el viaje —me despedí antes de adentrarme a la casa y poder subir hasta el piso de la habitación de Andrew. Al llegar a la entrada unas tres mucamas interponían el camino, sin embargo de todas formas me abrí paso.

—La señorita Klein desea verlo —dijo una mucama muy temerosa... Pobre chica.

— ¿Ahora qué quiere esa mono? —espetó Andrew, así que decidí entrar a su habitación y lo observé sentado en el sillón marrón.

— ¿Qué qué quiero? ¿Ya olvidaste que soy la prometida del heredero Rickford? Y ¿Quién es el heredero? —pregunté fingiendo que estaba pensando. —Ah, sí. Tú —continué inmediatamente mientras lo señalaba.

—No estoy de humor para soportarte —mencionó con una voz algo cansada... Sin embargo eso no me importó en lo absoluto.

—Vamos a un lado ¿Sí? ¿Sabes que casi no salimos juntos? No parecemos prometidos —comenté un poco fatigada.

—Qué bien.

—Estoy hablando enserio.

—Yo también —comentó con total desinterés.

—Voy a la casa de Alice quiero darle esto —mencioné mientras levantaba una caja decorada que traía el celular que conseguí para ella. — ¿Quieres que vaya sola a ese barrio? Eso es terrible por parte de mi prometido —dije fingiendo estar ofendida... Claro que había inventado eso de que temía ir sola... Todos sabíamos que yo peleaba de maravilla y unos simples ladrones locales no significaban amenaza.

— ¿A dónde dijiste que vas?

—A casa de Alice —repetí haciendo que Andrew estuviera unos breves segundos pensativos. —Nos comimos su pasta la otra noche. Ya sabes, mi amiga. Chica de estatura baja, cabello oscuro un poco largo...

—Ya sé quién es Alice —interrumpió Andrew un poco exasperado, así que no comprendí que pasaba por su cabeza. —Bueno, si tanto insistes te acompaño —arqueé mi ceja un poco anonada... Era extraño que él accediera a tener una cita conmigo con tanta facilidad. La última vez tuve que insistir demasiado.

—¿Enserio? eso es bueno.

—Pero si mi madre pregunta, tú fuiste la de la idea.

—Ok. Así que vamos —comenté mientras halaba su brazo.

En pocos minutos ya estábamos en el barrio de la casa de Alice. Siempre me emocionaba eso de las casas en azotea. Era tan fantástico.

Observé que la puerta estaba entre abierta, así que decidí escuchar un rato antes de entrar.

—Max ¿Quieres otra costilla? —reconocí la voz de uno de los amigos de Andrew. Era Nathan. ¿Qué hacía Nathan en la casa de Alice?

—Creo que se durmió —luego escuché la risa burlona de David.

—Max, sí duermes sentado no vas a crecer —Oí la voz de Abby, así que me emocionó la idea de una gran reunión con todos juntos para inaugurar la casa de Alice.

— ¿Qué estás haciendo? —preguntó Andrew al verme espiándolos, así que tapé su boca con mis manos. Se suponía que yo estaba de infraganti.

—Max, dormilón. Despierta —dijo Alice con un poco de risa, así que abrí un poco la puerta para poder ver lo que ellos hacía. Percibí que Adam se levantó de la mesa llena de comida y se dirigió al armario para sacar unas sábanas para tenderlas en el suelo y poder acomodar a Max que estaba durmiendo.

—Bueno, ya que terminamos de comer, ¿Por qué no...

— ¿Acaso no querrás agradecernos con un beso? —interrumpió Nathan a Abby haciendo que ella riera. —Es algo a lo que no me opondría.

— ¿Quieren jugar a algo? Es algo sencillo. ¿Ustedes han jugado verdad o desafío? —inquirió Abby así que eso hizo emocionarme aún más. No sabía a qué se refería con ese juego, pero se escuchaba interesante.

— ¿Verdad o desafío? —preguntó David, así que supe inmediatamente que era el momento de actuar.

— ¡Yo también juego! —dije mientras abría la puerta con una gran sonrisa. Todos guardaron silencio y nos observaron durante unos eternos segundos. Por alguna razón todo el ambiente se había puesto bastante tenso.

Unos minutos más tardes, todos estábamos reunidos en una mesa con un círculo de velas, y en el centro había una botella de vidrio.

—Pueden hacer la pregunta que quieran a la persona que ustedes elijan —explicó Abby haciendo que todos entendiéramos. Por alguna razón las únicas personas que sabían el juego eran Abby y Alice.... Al parecer, verdad o desafío no era un juego que las personas de estrato social alto jugaran. Eso era muy injusto.

— ¿Cómo sabemos que no está mintiendo? —preguntó Nathan, así que Abby respondió inmediatamente.

—Mentir está prohibido. Pero se acepta la opción "Sin comentario"

— ¿Sin comentario? —preguntó David escuchando atentamente las explicaciones.

—Sí alguien no quiere responder a la pregunta puede ser válido. Pero como castigo debe...

—Dar un beso —interrumpí a Abby y ella levantó sus hombros. —Así es más divertido.

—Bien entonces que sea un beso en la boca —comentó Nathan para finalizar el juego, sin embargo la mayoría seguían en desacuerdo.

—Miren, no tengo problema en besar a Abigail, Alice o a Allie, sin embargo me vomitaría si debo besar a alguno de ustedes —intervino David señalando a los chicos de F4.

— ¿Entonces un beso en la mejilla? —sugirió Abby, sin embargo Alice interrumpió.

— ¿No les parece mejor un golpecito?

—Me parece buena idea —dijo Nathan empujando con sus dedos a una lata de cerveza que terminó al otro lado con una gran abolladura.... Un golpecito de Nathan era algo terrorífico.

—Que sea un beso —Alice tomó la decisión un poco nerviosa después de ver la lata comprimida.

Por azar del destino elegido por la botella, la persona que debía comenzar no era nadie más ni nadie menos que David Cooper, quien después de pensarlo un poco decidió hablar.

—Adam, ¿Amarías a alguien más aparte de Kathe? —preguntó observándolo fijamente, sin embargo eso me pareció algo extraño... ¿Adam no estaba saliendo con Alice? ¿Eso era un amor unilateral? Adam guardó silencio varios segundos, así que decidí observar a Alice quien andaba un poco perdida en su mente.

—Sin comentarios —respondió con una sonrisa mientras se levantaba y se acercaba a David.

— ¿Sabes qué? Retiro la pregunta —mencionó, sin embargo eso no era válido. Adam se sentó al lado de David mientras este tenía un semblante de un horror sobreactuado. —Ah, aléjate. que asco —dijo ante de que Adam besara su mejilla. Fue imposible de que todos no estalláramos en carcajadas, a veces pienso que hubiera sido genial tomarles una foto.

— ¿Sigo yo? —preguntó Adam mientras se posicionaba otra vez a su puesto. —Andrew —todos observamos a Andrew y yo esperaba saber un poco más de él con la pregunta que haría Adam. —Sí la persona que amas está sufriendo por tu culpa ¿La dejarías libre? —parecía como si toda la diversión del momento hubiera sido cortada por un cuchillo. Podía sentir la tensión en el aire.

—No. No la dejaría ir. Yo la haría feliz. No me separaría de su lado —respondió un poco pensativo.

 Eso me hizo pensar que no se refería a mí... Él se refería a otra chica. Yo no era tonta, sabía que en el corazón de Andrew reinaba otra mujer, pero yo haría todo mi esfuerzo por ocupar ese lugar. 

—Es mi turno... Alice, nuestra última promesa ¿Todavía existe? —escuchaba con atención todo lo que ellos decían... ¿A qué promesa se referían? Podía asegurar que Alice conocía mucho mejor a Andrew de lo que yo lo hacía.

"Los que no lo conocen dicen que es arrogante y demasiado frívolo. Siempre actúa como si lo supiera todo, pero es un ignorante. Creo que sí a él le gusta algo ignora la opinión de las otras personas, y al final hace lo que él quiere. Cuando está molesto, da un poco de miedo, pero si está feliz, Andrew... es realmente dulce."

Recordé las palabras de Alice y un fuerte nudo se apoderó de mi corazón. Andrew no era una persona que se abría fácilmente a las personas. Entonces ¿Cómo era que ella sabía todo eso? ¿Por qué ella conocía tan bien a Andrew?

"Bueno, es que vine a ver a alguien."

"Ah, ya veo. ¿Es por tu novio? "

"Ah... Sí, algo así."

"Que suertuda. Te envidio, ya quisiera tener uno."

Yo había conocido a Alice en París, y Andrew estaba allí en ese tiempo... Quería creer que Alice no se había referido a Andrew cuando yo había preguntado eso....

Quizás Alice y Andrew estuvieron juntos antes de que yo los conociera.

Quizás Alice era la chica que Andrew no podía olvidar.

Quizás el amor de la vida de Alice era Andrew.

Recordé de inmediato el collar que a Alice se le había caído el día que cayó a la piscina del hotel. Yo lo había tomado cuando ella lo dejó en el suelo después de irse con Adam... Sin embargo, por alguna razón, yo no se lo había regresado.

Me parecía hermoso y quería que tomaran esa cadena como base para hacer los anillos de matrimonio porque los de mis padres eran muy anticuados... Yo deseaba incrustar en las argollas las letras A❤A que observé en la cadena.

A❤A significaba Andrew y Allie, o quizás Allie y Andrew

Sin embargo había ignorado algo... Quizás en el collar de Alice no significaba Adam y Alice sino Andrew y Alice

Sin embargo no podía olvidar de que estaba suponiendo muy rápido antes de saber los hechos. Alice era mi amiga. Mi mejor amiga... Y ella me contaría cualquier cosa, inclusive si ella fue la novia de mi prometido.

Era de amiga contarnos nuestros secretos...

Alice siempre había sido sincera conmigo, así que debía confiar en ella. Sí Alice nunca mencionó algo era porque nada sucedía.... Deseaba creer que todo lo que había pensado solo era mi imaginación.

—Ya no. La persona que hizo la promesa y quien la escuchó, ya no existen —susurró Alice como respuesta.

Solo quería irme a casa... Tenía miedo de decirle a Whitney que investigara sobre eso....

—Bien, es mi turno — mencionó Alice con una risa forzada. —Nathan... hmm... dime, Sí los F4 fueran mujeres ¿Con cuál te gustaría casarte? — con cualquier otra situación me hubiera dado risa la pregunta, sin embargo ni siquiera reí al ver que David casi se atragantaba con el vino.

— ¿La verdad? Ninguno de ellos. Me niego —respondió muy decidido a pesar de que él estaba un poco pasado de copas. — ¿Saben por qué? Egocéntrico —dijo señalando a Andrew. —Ermitaño —continuó señalando a Adam. —Y mujeriego —finalizó con David. —No desperdiciaría mi vida con ninguno. Preferiría vivir en un convento.

— ¿Cómo que egocéntrico? —preguntó Andrew fingiendo estar ofendido... Claro que yo debía admitir que él era muy egocéntrico. Se creía el centro de todas las preocupaciones y atenciones.

— ¿Ermitaño? —inquirió Adam.

— ¿Me dijiste mujeriego? —finalizó David con el mismo tono de voz que el de Andrew. También coincidía con Nathan... Apostaría a que David ni recordaba el nombre de la chica con la que durmió anoche. 

—Oigan, no tenía opción —dijo Nathan en grandes carcajadas mientras los tres chicos se levantaron a golpearlo. Claro que los golpes eran inofensivos y se reían de eso... Podía apostar que no estaban peleando... ¿Jugar de esa forma es algo que hacía los amigos?

Toda la velada fue muy agradable. Intentaba reír aunque era algo forzoso... Seguía sintiendo que algo no encajaba, faltaban piezas en esa encrucijada. Sin embargo tenía miedo de averiguar algo que no quería saber.

Podía perder a mi amiga o a mi prometido si continuaba metiéndome en donde no debía....

Quizás solo debía confiar en ellos. Sí Andrew y Alice no me dijeron algo era porque no tienen nada que decir. Quizás solo eran amigos, y lo amigos hacen promesas.

En breves minutos, la limosina parqueó al frente del hotel Rickford en donde me estaba hospedando.

— ¿Satisfecha? —preguntó Andrew después de bajarse del auto y esperar a que yo saliera.

—Espera —lo detuve antes de que él volviera a subir a la limosina... Lo hice porque mi corazón seguía intranquilo.

— ¿Ahora qué?

—Yo también quiero jugar.

— ¿Jugar?

—Verdad o desafío —mencioné con un hilo en mi voz. No había tenido la oportunidad de preguntarle algo a Andrew, y después de pensar mucho en todo el camino, ya tenía mi pregunta formulada.... Tal vez no era algo directo como preguntar si él amaba a Alice porque me destrozaría escuchar esa respuesta... Tal vez preferiría el beneficio de la duda.

—Olvídalo. Ya se acabó el juego —mencionó tranquilamente mientras giraba hacia el auto.

—Amor o Amistad.... Si tuvieras que elegir uno de los dos ¿Cuál preferirías? —mi corazón había sentido nuevas cosas por Andrew que nunca había sentido por mis anteriores novios. Sin embargo Alice era mi primera amiga. No solo eso, ella era mi mejor amiga. ¿A quién debía renunciar?

—A ambos —respondió con serenidad antes de girar a verme. —Yo no soy de los que renuncian... Ve al hotel y descansa —fue lo último que dijo antes de que yo viera a la limosina alejarse del hotel para adentrarse a la autopista.

Se suponía que yo elegiría a través de su respuesta. Pero sí Andrew seguía dando esa clase de solución... Yo no sabía qué hacer.

¿Andrew o Alice?

Quizás no debía escoger.

El peor enemigo de una persona es su imaginación....

Quizás solo era eso.



ALICE POV'S

A la mañana siguiente estaba durmiendo hasta tarde. Era fin de semana así que no tenía horas laborales. Eso era algo de suerte... Quizás había dejado de atraer los problemas.

Pero no todo era bueno para siempre...

Pronto escuché unos fuertes ruidos y sentí como el suelo comenzó a moverse. Lo primero que cruzó por mi mente fue que había un terremoto... no era un simple temblor.

—Max levántate —le insistí a mi hermanito y los dos nos vimos obligados a bajar del edificio... Sin embargo no estaba temblando... Bueno, no de esos terremotos que aparecen en las noticias.

El edificio estaba siendo demolido por más de una docena de constructores.

—Empaquen sus cosas porque este edificio será demolido —dijo un hombre con un casco naranja que estaba en la azotea.

— ¿Por qué harían algo así? —pregunté con preocupación. Yo no tenía dinero para alquilar otra vivienda... No sabía qué hacer en ese momento.

—Solo hacemos nuestro trabajo, así que por favor empaque sus cosas. Tenemos la orden de derribarlo hoy.

— ¿Quién lo ordenó? —pregunté suponiendo la respuesta.

—Entienda. Solo sigo órdenes —insistió nuevamente el constructor.

"Llamar a un hombre comprometido para que vaya a tu casa sin que nadie lo sepa. ¿Qué significa eso?"

La señora Rickford además de ser un dolor de cabeza se había convertido en mi pesadilla. Ahora no sabía a donde ir y menos teniendo a Max a mi cuidado.

— ¿Hermana que vamos a hacer?

—Todo estará bien. Calma —le susurré a mi hermanito mientras lo abrazaba.... Yo solo quería llorar, esto era más de lo que una chica de 17 años podía soportar.

Por la tarde, después de coordinar todo, caminaba al lado de Max mientras arrastraba unas maletas por toda la estación de trenes.

—Tu ticket —susurré mientras estiraba mi mano hacia Max, sin embargo no quería soltar el pasaje... Si él se iba yo estaría sola... Sin papá, sin mamá y sin hermanito.

—Estás celosa ¿Cierto hermana? A partir de mañana yo comeré sushi fresco, calamares y almejas —comentó Max para tratar de apaciguar el pesado ambiente. Yo como hermana mayor debía simular que estaba bien.

—Suertudo —mencioné con una risa a pesar de que deseaba llorar con todas mis fuerzas. Yo estaría sola, ya no dormiría al lado de mis padres y tampoco escucharía sus voces en un largo tiempo.

Deseaba ir con ellos, sin embargo no me lo permitirían. Debía graduarme del colegio Rickford, y si tenía un buen resultado en el examen y conservaba el promedio podría seguir en la Universidad Rickford o en otra universidad. 

—Cuidaré a papá y a mamá —dijo mi hermano con una sonrisa... Sonrisita que no vería en mucho tiempo. Mi familia era todo para mí... Y ahora no los tenía. —Me voy —anunció antes de coger el Ticket y subir al tren. —Desayuna bien, no comas solo leche —dijo desde la ventana del tren y yo difícilmente lo escuchaba. —Y creo que todavía le sigues gustando a Andrew —mencionó así que fruncí levemente mi ceño. —Se fuerte hermanita —fue lo último que dijo antes de que el tren emprendiera su viaje.

Veía desde la ventana como mi hermanito se alejaba, y con él todas mis esperanzas de seguir luchando.


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KATHERINE PIERCE

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