49. DESTRUIR LO QUE AMAS

DAVID POV'S

Veía todo borroso con la combinación de luces neón, humo, y alcohol. Volteaba mi vista y todo era un mar de cabezas y luces a pesar de que estaba en sección VIP del antro.

Esa noche había tomado más de lo que mi cuerpo toleraba. En mi sistema tenía combinación de licores que ni me acordaba... Simplemente estaba perdiendo el control de mí mismo al escuchar que la música electrónica resonaba en mis oídos y un fuerte dolor de cabeza se apoderaba de mis sentidos.

Sin embargo eso no me detuvo a seguir tomando... Siendo honesto no sabía lo que estaba bebiendo, pero eso no me interesaba mucho, lo único que me importaba era que eso fuera un fuerte alcohol.

Me levanté forzosamente de la mesa, todo daba vueltas y la baldosa del suelo parecía que estuviera bailando. Yo chocaba contra todo y sentía al mismo tiempo mi celular vibrar, al sacarlo, no pude leer quien era el que llamaba, así que decidí dejar que el celular fuera hasta buzón de mensajes.

Todo el volumen de alcohol estaba sobre mi cabeza, y ni siquiera había notado en el momento en que tropecé al lado de otra mesa haciendo que cayera encima de una mujer que estaba sentada.

—Oh, me muero. ¡Eres David Cooper! —chilló la mujer haciendo que resonara en mis oídos. Al comprender que esa mujer me conocía y por su reacción debía de gustarle, con decisión me acerqué a ella y comencé a besarla. Necesitaba recuperar mis riendas, debía de olvidar a Rache, aunque fuera temporalmente.

— ¡Quién demonios eres! —gritó un hombre de la mesa mientras se levantaba al lado de otros tres y me empujaron lejos de aquella atractiva chica. —Lárgate de aquí —bramó mientras comenzaba a patearme en el suelo junto a los otros idiotas.

Por mi parte, no podía defenderme... De hecho no podía pararme o caminar.... Ni siquiera podía hablar de una forma correcta. Tal vez tanto alcohol era una mala combinación con mi estado de debilidad.

—O por Dios, detente, él es de F4 —chilló la mujer al lado de otra, sin embargo eso hizo que los golpes fueran aún más fuerte. Intenté levantarme al sentir el fornido ardor en mi cuerpo y la posible fractura de alguna costilla, sin embargo nada de eso se comparó cuando uno de los hombres estrujó con su pie mi mano derecha con mucha fuerza.

— ¡¿Qué hacen?! —escuché una voz lejana, sin embargo lo reconocía con facilidad. Era Nathan. —David —dijo mientras se acercaba a mí y los otros hombres se alejaban al ver el séquito de mafiosos de Nathan. —Creo que se te pasaron las copas, brother —mencionó mientras se agachaba a mi lado con ánimos de quitar la tensión de lugar, sin embargo yo seguía sintiendo el dolor en mi mano. Era realmente intenso, podía asegurar que mi muñeca había sido rota. Solo podía gimotear del dolor.

—Jefe, ¿Quiere que nos ocupemos de ellos? —dijo uno de los hombres, sin embargo Nathan negó con su rostro.

—Está bien. Yo me encargaré de estos idiotas —aseguró Nathan mientras se levantaba del suelo. — ¿Saben lo que hicieron? —inquirió mientras se acercaba a los sujetos y comenzaba a golpearlos uno por uno con tanta facilidad. Al llegar al último hombre, el cual había quebrantado mi mano, lo sostuvo desde su cuello. — ¿Sabes cuánto cuesta sus manos?

—No...no...—susurró el hombre con temo al ser sostenido por un iracundo Nathan.

Fue un error haber ido aquel antro. Fue un error haber tomado de esa forma. Fue un error haber besado a esa chica. Y fue un error hacer todo eso pensando en Rache....

Sí un alfarero pierde su correcta movilidad en sus manos, lo pierde todo.

—Vale más que tu miserable vida. ¡¿Tienes idea de lo que has hecho?! —finalizó Nathan dándole un rodillazo en el estómago del hombre haciendo que este cayera en un estado inconsciente.

Lo último que recordaba fue que los hombres de Nathan me cargaron y me alejaron del ruidoso antro.



ALICE POV'S

— ¿Cómo dormiste anoche? —le pregunté a Allie mientras me sentaba en el comedor donde estaba servido el desayuno.

—La verdad no pude dormir —respondió rápidamente. —Anoche fue una experiencia inolvidable para Andrew y para mí —observé con cara de horror a Allie sin embargo trataba de pensar que no debía suponer cosas. —Y creo que se sentía apenado porque se fue temprano otra vez a Cardiff —inconscientemente dejé caer el tenedor que estaba sosteniendo, y sin darme cuenta, Adam me entregó el tenedor de él —Anoche ustedes se veían muy felices. Ven que no fue mala idea venir aquí —comentó con una sonrisa, sin embargo me era imposible forzar una sonrisa para responderle.

Yo era la única que seguía atascada con el pasado. Andrew ya lo había superado. No había peor sentimiento que esto.

—Bien, debo irme. Voy a alcanzar a Andrew —mencionó Allie mientras se levantaba de la mesa. —Ustedes sigan disfrutando del lugar... Adam, que se la pase bien Alice, eh. Adiós —finalizó antes de salir del restaurante del hotel.

(...)

Más tarde, Adam y yo estábamos en el templo de un pueblo de la ciudad. Yo deseaba rezar para que mis exámenes de ingreso de medicina fueran aprobados.

Valoraba con todo mi corazón lo que Adam estaba haciendo por mí.

No solo era mi bombero y mi salvavidas, sino que también era mi confidente y mi amigo.

Caminamos en el templo hasta un lugar en donde debíamos escribir en una tabla nuestros nombres con nuestros deseos. Mientras escribía, decidí fisgonear lo que escribió Adam y me fue inevitable soltar una pequeña sonrisa.

"Adam Walcott. Un deseo por la eterna felicidad"

Después de ver lo que decía la tabla de Adam, decidí escribir lo que yo deseaba.

"Alice Lawler. Un deseo por el ingreso a la Universidad"

Estuvimos en el templo toda la mañana y aunque era un poco tonto pensar que entraría a la universidad únicamente con la fe, eso hacía que me destensara un poco. De alguna u otra forma necesitaba hacer esto.

—Si tomas esto, pasarás el examen —dijo Adam mientras me entregaba una pequeña copa con un agua de la fuente del templo. Se decía que si se bebía de esa agua, tu deseo se haría realidad. Sin protestar decidí tomar el agua y luego serví un poco más de la fuente al ver a un anciano acercarse.

—Buenos días —saludé con una sonrisa mientras le entregaba la copa al hombre y él la recibía con una sonrisa.

—Muchas gracias niña —dijo el hombre después de tomar el agua. Decidí seguir caminando, sin embargo no sentí a Adam a mi lado, así que me giré y observé que Adam estaba con el anciano.

Como buena entrometida que yo era, decidí acercarme a una distancia prudente para poder escuchar lo que ellos hablaban.

—Tiene un rostro limpio —aseguró el anciano con determinación. Observé que Adam frunció levemente su ceño, así que supuse que él tampoco había entendido. —Es como la flor de loto. Trátala con amabilidad —comentó el hombre, sin embargo Adam estaba confundido al igual que yo.

— ¿Qué? —finalmente preguntó Adam un poco desorientado.

—Esa linda muchacha te dará una familia —sentí que la sangre ascendió a mis mejillas y tomé la decisión de girarme y no escuchar más lo que decía aquel anciano. Después de unos segundos, observé que Adam me alcanzó y me brindó una sutil sonrisa.

—Hola —Saludé un poco tímida. ¿A qué se había referido ese anciano con que le daría una familia a Adam? — ¿Qué te dijo ese señor? —pregunté fingiendo que no había escuchado.

—En realidad, no lo sé. Era un poco extraño —aseguró con una sonrisa mientras seguía caminando.

(....)

—Hola, ya llegué —mencioné al llegar a mi casa mientras presionaba el interruptor, sin embargo se me congeló el cuerpo al ver a mis padres empacar unas maletas de viaje. —Mamá, ¿Qué es todo esto?

—Alice, siéntate por favor —dijo mi mamá con su voz un poco forzada, además sus ojos estaban muy rojos, señal que había llorado.

—Bueno hija, hay una noticia —mencionó mi padre en un susurro.

— ¿Otra ves? ¿En qué problema de metiste? —alegué un poco enojada. Mi padre era bueno para enredarse en deudas y muchos problemas financieros.

— ¿Por qué siempre crees que es mi culpa? —dijo mi papá elevando su voz, sin embargo se calmó al ver la mirada desaprobatoria de mi mamá. —Me vi obligado a tomar una decisión importante —continuó un poco preocupado. —Mañana muy temprano, mamá y yo tomaremos un autobús y nos iremos al puerto Penrhyn, a casa de tu tía.

— ¿Por qué? —pregunté muy conmocionada. Mi tía vivía en el norte de Gales. Eso quedaba demasiado lejos.

—Es muy difícil seguir viviendo así. Creo que lo mejor es hacer dos bandos. Tu padre y yo nos iremos al norte para trabajar en la pesca, enviaremos dinero —dijo mi madre en un sollozo.

— ¿Qué pasará con Max y conmigo?

—Ustedes deben seguir yendo a la escuela. Además tú sigues becada en el instituto Rickford ¿Acaso crees que hay otra escuela así en el Puerto Penrhyn? —mencionó mi madre enojándose un poco... De hecho no deseaba volver a esa tonta escuela. Quería irme con mis papás para poder alejarme de la institución y de la prometida de Andrew... De esa manera podría olvidarlo con más facilidad.

—Cuida a tu hermano —comentó mi papá. —Ahora eres la que manda en la familia —observé a mi padre un poco incrédula. Yo ni siquiera era mayor de edad para poder sustentar sola a Max.

—Pero si Alice siempre lo ha hecho —refunfuñó mi hermano un poco molesto.

—Mamá, papá —los observé con esperanzas para que se quedaran o que por lo menos nos llevaran con ellos, sin embargo mi madre negó con su rostro.

—Lo sentimos mucho Alice —dijo mi madre con su voz quebrantada. —Obedece a tu hermana y báñate todo los días ¿Si? —ordenó mientras le acariciaba el cabello a Max. —Ay, mi pobre bebé —Max comenzó a llorar al igual que mis padres y por mi parte no sabía qué hacer.

Era muy pequeña para poder manejar todo esto yo sola. Debía encontrar otro trabajo... Además, estar sin mis papás me debilitaría mucho, sin embargo no lloraría. Debía ser fuerte por Max.

Al siguiente día, Abby comenzó a ayudarme a buscar en el periódico información sobre el alquiler de un apartamento.... Sin embargo era todo un fracaso.

— ¿Encontraste algo? —pregunté sin ningún ánimo mientras leía los clasificados y me desilusioné aún más cuando vi que Abby negó con su rostro.

—Es difícil esto... Que sea barato, que no pidan fianza y que sea un sitio para dos estudiantes —susurró mi amiga después de soltar un suspiro. —Puedes vivir en mi casa y compartiríamos habitación —sugirió Abby con una sonrisa, sin embargo me vi obligada a negar.

—Recuerda a Max.

—Cierto, lo había olvidado —mencionó con otro suspiro.

—Bien, es hora que me vaya a la clínica —afirmé mientras observaba el reloj de la pared del restaurante de avena.

—Creo que tú necesitas más ayuda que esas personas—susurró Abby un poco triste, así que le sonreí para no preocuparla.

Aunque me sintiera en el borde del abismo, siempre sonreía para no preocupar a nadie.

Al llegar al consultorio observé que no había demasiados pacientes, sin embargo me dirigí a la pequeña cocina para preparar un poco de té para la señora Griffin.

—Ten cuidado, está caliente —mencioné mientras le entregaba la taza en la sala de espera. — ¿Ya está mejor de su hombro? —pregunté mientras me sentaba a su lado.

—Estoy mejor con el hombro, pero ahora me duele la rodilla —comentó la mujer un poco adolorida.

—Le traeré un parche térmico —dije mientras me levantaba, sin embargo la Sra. Griffin sostuvo mi brazo.

—Eres una chica muy atenta y encantadora —mencionó con una sonrisa cálida y sincera. — ¿Qué es esto? —preguntó al ver el periódico que traía en mi mano, así que se lo entregué y ella observó detenidamente la hoja tachada y rayada. — ¿Buscas donde vivir? 

—Sí, pero no es fácil buscar un lugar barato. Le traeré el parche señora. Vuelvo en un momento —avisé para irme a traerlo, sin embargo la Sra. Griffin me detuvo nuevamente.

—No, cielo, no. Mira, conozco un apartamento que puede ser de tu agrado. No es muy grande ni lujoso pero es reconfortarle, además puedo hacer que te lo dejen muy barato.



DAVID POV'S

Caminaba alrededor del taller mientras observaba mi mano vendada. Si no recuperaba su correcta movilidad, significaba el fin de todo.

Mientras deambulaba observé el torno de alfarería y me fue inevitable recordar ciertas cosas que pensé que había olvidado debido a que ya habían pasado 2 años. 

Flashback

Estaba esculpiendo un jarrón de barro en el torno mientras observaba con el rabillo de ojo a Rache concentrada moldeando otro jarrón un poco más sencillo pero más grande.

Nunca había visto a alguien que se concentrara tanto haciendo algo además de mí, y eso me causaba intriga... Aunque alguno de sus movimientos eran torpes, ella hacía que todo se viera perfecto a su paso.

Intenté concentrarme en mi cerámica, pero Rache seguía distrayéndome y después de unos minutos, decidí tocar su escultura haciendo que perdiera levemente su forma.

—Oye, no hagas eso —dijo con un tierno mohín en sus labios mientras intentaba arreglar el desperfecto del jarrón. Observé que toda su atención estaba puesta en el pequeño desastre, sin embargo ella no podía arreglarlo.

Con una sonrisa me acerqué más a ella y desde adentro presioné el hundido del jarrón haciendo que se estabilizara, ella me observó con maravilla, así que posicioné mis manos sobre las de ella y comencé a deslizarlas en el barro para uniformar el jarrón.

—Es increíble, ¿Por qué a ti te sale tan bien? —comentó sorprendida al ver que el jarrón estaba en perfectas condiciones.

—Tú eres la que me sorprende —mencioné con una sonrisa que hizo que ella arqueara una ceja en señal de confusión. — ¿Qué tipo de chica se interesa únicamente por la cerámica? —desde que la había conocido, ella siempre mostró interés en la alfarería. A diferencia de otras chicas que les interesaba únicamente su aspecto físico u otras trivialidades.

— ¿Y qué me dices de ti? ¿Además de la cerámica hay algo? —preguntó con una sonrisa curiosa mientras limpiaba sus manos del barro.

—Lo hay.

— ¿Las mujeres? —solté una pequeña risa por su comentario. Nunca había tenido problema para estar con chicas, sin embargo eso solo era un entretenimiento.

—Uhm... las mujeres son como un problema de matemáticas.... Primero te preguntas como resolverlo y entendí que si lo estudias un poco la respuesta estará allí —las mujeres a diferencia de los hombres son en realidad muy complejas, ninguna piensa igual que la otra, así que al estar con ellas se debe tener en cuenta sus gustos y sus pensamientos... Sí se tiene en cuenta eso, puede ser muy sencillo y entretenido. — ¿Y esa mirada? —inquirí al ver que Rache me observaba fijamente un poco pensativa.

A pesar de que podía comprender con facilidad a las mujeres, había una a la cual me era imposible penetrar en su mente. Esa mujer era Rachele Tyler.

—Para mí eres, como un problema sin solución —comentó observando al suelo y con sus mejillas levemente coloradas.

— ¿Qué? —ella me miró con una sonrisa y tocó con su índice el barro para luego tocar la punta de mi nariz.

—Eres como un problema mal formulado desde el principio —comentó con diversión al ver mi nariz ensuciada por el barro.

—Oye, vuelve aquí —dije en tono jocoso al ver que ella se levantó de la silla y comenzó a correr por todo el taller, y por alguna razón corrí tras ella... Rache poco a poco se estaba convirtiendo en mi todo.

Flashback End

Ahora, lo único que podía hacer era lamentarme por haber perdido lo que había encontrado como un milagro. Ahora solo estaba en un mundo tan vacío.

El tiempo me estaba matando.

—Oye, ¿Cómo sigue tu mano? —me sobresalté al escuchar una voz en la entrada y comprobé que Andrew estaba recostado en el marco de la puerta.

—No lo sé —admití levantando tenuemente mis hombros. —¿Por qué estás aquí?

—Tomé el primer vuelo hasta Cardiff solo para verte y me dices ¿Porque estás aquí?— comentó mordazmente, sin embargo no reí ante eso.— ¿Por qué hiciste eso?—preguntó mientras se sentaba en la barra de la cocina. —Nathan me dijo que...

—Todo se acabó —interrumpí un poco taciturno. Por más que mi mano recuperara su movilidad, no tendría de nuevo mi habilidad en la cerámica.

— ¿Eso es verdad? ¿No hay nada que hacer?

—Un nadador renuncia por una lesión en el hombro, y ahora, un alfarero tiene que renunciar a su torno —susurré haciendo que Andrew frunciera levemente su ceño.

— ¿Qué estás diciendo? ¿Acaso hablas de Alice?

— ¿Conocemos algún otro nadador que nos importe aparte de Alice? —inquirí soltando una forzosa risa.

—David, ¿Qué es eso de que ella se lastimó el hombro? —preguntó perdiendo sus estribos mientras sostenía las solapas de mi camiseta. —En París dijiste eso.

—Si lo piensas bien, el Andrew de París tenía toda la razón —mencioné sin ningún ánimo mientras me soltaba de su agarre. —Nosotros no merecemos el amor verdadero. Eso es algo que no se puede comprar —comenté de manera sensata. El amor verdadero solo aparecía una vez en la vida... y Andrew y yo habíamos desaprovechado esa oportunidad.

—Dime la verdad —exigió bastante exaltado.

— ¿Recuerdas cuando recibió el golpe con la silla? Le dijeron que nunca más podía nadar —mencioné sin observar a Andrew en ningún momento. —Hubieras visto cuanto lloró la pobre de Alice —susurré sintiendo un poco de compasión por ella.

— ¿Es...eso....verdad?

—No importa cuanto lo intentemos. Los tipos como tú y yo.... siempre terminamos lastimando a la mujer que amamos.

Cometí un error al igual que Andrew... Nosotros no éramos tipos de ofrecer el corazón. Nosotros solo ofrecíamos destrucción y sufrimiento aunque no quisiéramos.

Andrew guardó silencio y logré percibir que sus ojos se cristalizaron levemente antes de que él se retirara de mi casa. Él solo le había regalado penas y dolencias a Alice aunque esa no fuera su intención.

Yo caminé hasta la cocina y tomé una copa para llenarla de vino. Después de tomar toda la botella observé fijamente la copa, preguntándome ¿porqué todo lo que Andrew y yo amábamos, lo terminábamos destruyendo?



ALICE POV'S

— ¿Estarán bien? ¿Vivirán aquí los dos? —preguntó Abby observando el pequeño apartamento mientras dejaba una caja de las mudanzas en el suelo.

—Estaremos bien. La vista es genial y el cuarto es acogedor ¿No es así Alice? —dijo Max con mucho positivismo. El apartamento era un poco viejo y muy pequeño, sin embargo era nuestro nuevo hogar.

—Muchas gracias Abby, ve a casa con cuidado —mencioné antes de darle un cálido abrazo.

—Chao, chao Max —se despidió Abby antes de salir del apartamento mientras movía sus manos.

—Max, ¿Estás bien? —pregunté mientras me agachaba a su estatura. Max siempre ha sido un niño que simulaba estar bien a pesar que no lo estuviera. Él solo tenía 11 años, era muy injusto. 

—Claro —dijo con una sonrisa, solo que no sabía si era fingida o natural.

—Bien, no podemos preocupar a nuestros padres, así que a trabajar —comenté, así que Max asintió y comenzó a acomodar el lugar mientras yo limpiaba el polvo del suelo y la cocina —Max, acomoda eso —dije mientras señalaba un escritorio, así que mi hermanito rápidamente comenzó a mover las cosas.

Al siguiente día, Max me ayudó a entregar el periódico y repartir la leche por la mañana... Por alguna razón se veía muy motivado y con muchos ánimos de ayudar.

—Vamos a desayunar —dijo Max mientras subía por las escaleras traseras del edificio para entrar a nuestra pequeña casa

—Ajá. ¿Qué prefieres huevos o cereal? —pregunté con una sonrisa agradecida de toda la ayuda de mi hermanito.

—Hey repartidora —giré mi rostro al escuchar una risa burlona de la azotea del otro apartamento, y confirmé que él estaba allí.

Andrew....

¿Que opinan sobre David? El playboy de F4 sí tiene corazón!! 

¿Quieren seguir leyendo sobre lo de David, Rachele y Abby? O solo lo de Alice? Comenten ;)

KATHERINE PIERCE

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