47. TELEFÉRICO
ALLIE POV'S
La compañía Rickford había organizado un gran evento para el lanzamiento de su nuevo modelo en celulares, según mis padres ese nuevo celular daría paso a una nueva generación y nosotros, como grupo A.K seríamos partícipes de eso.
La señora Helena sabía perfectamente cómo organizar un evento a lo grande, invitando a las personas más importantes del país para admirar una red carpet en donde modelaban unas chicas Europeas que exhibían el celular EXPO.
El evento había sido todo un éxito, los invitados observaban maravillados los prototipos de los celulares y ellos mismos aseguraban que era un triunfo para la tecnología. Realmente no entendía como lograban concentrarse, yo simplemente caminaba con dificultad al ver todas las luces neón y el humo que esparcían unas máquinas.
Saludaba a la gente con alegría mientras caminaba agarrada del brazo de Andrew, no entendía porque él nunca podía sonreír, parecía que no quisiera estar en el evento y... en ninguna parte... De hecho no recordaba un momento donde Andrew hubiera reído con sinceridad.
—Hey, Brother —saludó un amigo de Andrew mientras estiraba el puño y Andrew lo chocaba. Creía saber quién era ese chico, sin mal no lo recordaba se llamaba Nathan.
— ¡Hola! ¿Qué tal?—saludé a los amigos de Andrew elevando mi voz debido a la fuerte música que resonaba de los amplificadores.
—Hey —susurró Nathan sin ningún ánimo. David solo levantó su mano para saludar con desinterés, y por otra parte, Adam me ignoró.
Otra cosa que no comprendía era la actitud de los amigos de Andrew conmigo, parecía que me odiaran, pero yo no había hecho nada malo para recibir sus desprecios.... Incluso llevé un día a David y Nathan a comer y cantar al karaoke.... Eso era tan injusto.
—Miren, Andrew me regaló un celular igualito al de él —comenté mientras enseñaba el celular EXPO LIMITED, incluso el forro era idéntico.
—Que bien —murmuró David fingiendo interés al ver que Nathan lo miraba levantando sus hombros.
—Vámonos —mencionó Andrew después de fruncir su ceño y alejarse de los chicos, así que sin dudarlo decidí seguirlo hasta la mesa en donde estaba mis padres y la Sra. Helena.
—Buenas noches —saludé mientras me inclinaba un poco.
—Yo estoy segura que son la pareja perfecta, parecen que están hechos el uno para el otro —comento la Sra. Helena con una gran sonrisa, así que me fue inevitable no sonreír también. Agradecía mucho que Helena fuera mi futura suegra ya que era una mujer muy amable y parecía que era la única que no me odiaba de todo los conocidos de Andrew... De hecho hasta su hermana me veía con desprecio.
—Por supuesto —concordó mi madre. —Tienen poco de conocerse y Andrew ya se ve feliz.
—Sí...—susurró Andrew mirando hacia el suelo.
—Eres más que digno para nuestra pequeña hija —dijo mi madre esbozando una gran sonrisa, sin embargo Andrew estaba un poco perdido en sus pensamientos.
—No te vayas a comportar como una malcriada y no le causes disgustos o avergüences a Andrew. ¿Está claro? —continuo mi padre mientras me observaba y me regañaba como si fuera una niña. En respuesta solté un pequeño bufido mientras me cruzaba de brazos haciendo que la Sra. Helena riera sutilmente.
—No me parece así. Es hora que la futura esposa del presidente de la compañía rejuvenezca la imagen de la empresa.
—Estaba hablando con mi esposa sobre Allie y Andrew, y estábamos pensando que era tradición que la mujer cambiara su apellido por el de su cónyuge, sin embargo nos entristece que nuestra hija pierda su apellido —mencionó mi padre después de tomar un sorbo de vino haciendo que la Sra. Helena asintiera.
—Lo entiendo, tampoco me agradó mucho que mi hija cambiara su apellido, sin embargo eso refuerza más el compromiso de amor. —continuó Helena con una gran sonrisa intentado explicar algo. —Además, creo que Allie Rickford suena muy agradable.
—Puede ser —comentó mi padre no muy convencido... Sin embargo yo no estaba para nada de acuerdo ¿Por qué debía cambiar mi apellido de nacimiento al casarme? Eso era muy machista.
— ¿Qué les parece Andrew Klein? —intervine muy decidida, sin embargo mi padre me fulminó con la mirada hasta que la Sra. Rickford rió sutilmente.
—Luego discutiremos el apellido de Allie —mencionó la Sra. Helena un poco divertida. —Srta. Allie, le suplico que siga siendo la misma, por favor no cambie.
—Muchas gracias —mencioné soltando una risita.
—Es por eso que las chicas de buena familia son diferentes —continuó Helena tomando un sorbo del vino. —La Srta. Allie tiene un corazón bondadoso que solo pudo haber sido educado en las mejores escuelas —escuchaba con atención las palabras de la Sra. Helena, sin embargo no coincidía con ella. Tener un buen corazón no era precisamente formado por la escuela, eso depende de tus valores y principios como personas.
—No lo creo. Hace poco me hice amiga de una chica de bajos recursos, pero ella posee un gran corazón —comenté con una sonrisa mientras recordaba a Alice. Ella era una chica muy humilde y trabajadora, sin embargo me había mostrado su amistad de una manera desinteresada. Por alguna razón yo tenía un sexto sentido para saber si una persona se me acercaba con el fin de obtener un bien monetario, sin embargo con Alice era diferente. Ella era una chica extraordinaria.
— ¿Amiga? —preguntó Helena frunciendo levemente su ceño.
—Allie ¿Nos vamos? —interrumpió Andrew automáticamente... Era como si no quisiera que yo respondiera a eso, sin embargo dejé el tema a un lado. Sí el hizo eso, fue por alguna razón, y debía confiar en él.... Además, era la primera vez que me decía por mi nombre y no por el apodo de mono.
—Sí... Entonces, ¿No hay ningún problema que nos vayamos a otra parte? —le pregunté a mi padre con una sonrisa mientras señalaba a Andrew.
— ¿Y a dónde irán? —preguntó mi padre un poco curioso. Él siempre ha sido muy sobreprotector, de hecho siempre le había disgustado que yo consiguiera un novio, sin embargo, al parecer, Andrew había sido el único de su agrado.
—Es que es nuestra primera cita. Pensábamos estar solos —expliqué para que mi padre entendiera que no quería que los guardaespaldas me siguieran.
—Ya entendí, está bien —comentó mi padre en modo resignado mientras mi madre reía.
—Andrew, cuida mucho a mi princesa —continuó mi mamá brindándole una cálida sonrisa.
—Si señora —susurró antes de inclinarse levemente y alejarse del lugar.
En pocos minutos estábamos en la sala de cine de la mansión Rickford, yo había escogido la película y opté por una de comedía, sin embargo a pesar de que era muy chistosa, Andrew no reía ni siquiera en las mejores partes.
—Oye Andy —lo llamé mientras estiraba mi mano con palomitas cerca de su cara.
— ¿Andy? ¿Crees que soy perro? —refunfuñó antes de girar su cabeza y chocarse levemente con las palomitas de mi mano. —Oye no...—lo interrumpí, debido a que estiré más mi mano hacia su boca con el fin de que se comiera las palomitas.
Después de ver la película salimos al centro comercial y empecé a admirar a unos osos exhibidos en unas vitrinas quienes se movían gracias a unas pilas, decidí entrar y observé que todo el lugar estaba decorado con ambiente navideño y eso fue realmente hermoso.
Todo era maravilloso y muy tierno, así que yo arrastraba a Andrew para que admirara los ositos, pero él simplemente los veía sin ninguna reacción.
Intenté tomarnos una foto en una cabina instantánea, sin embargo Andrew salió antes de que se tomara la foto, así que fue un completo desastre. Después de eso, vi a un osito de felpa muy tierno, y a pesar de que le insistí a Andrew que yo lo quería, dijo que yo era muy grandecita para eso.
De todas formas me lo compré.
Caminé hasta al frente de la torre principal de Cardfiff, y después de ver el teleférico, le señalé a Andrew que quería ir allí. Observé que él palideció levemente antes de responder.
—No voy a subir a eso.
— ¿Por qué no? —refunfuñé cruzando mis brazos. —Todo turista que se respete debe subir al gran teleférico en forma de rueda de la fortuna de Cardiff.
—Si tanto quieres subir, ve tu sola —espetó un poco enojado.
—Pero si estamos en una cita —observé que Andrew observó las cabinas y negó con su rostro. —Ahh, le tienes miedo a las alturas, ¿Es eso? ¿Quién diría que Andrew Rickford es un miedoso?
—No le temo a las alturas —explicó mientras yo reía aún más fuerte.
—Si me dices la verdad no tienes que subirte —solo era una rueda de la fortuna muy grande ¿Cuál era el problema en subir? —Sería horrible oírte gritar allá arriba. —mencioné y después de eso solté unos leves gritos para imitar una futura posible reacción de Andrew. —Parecerías un loco.
—Pero si eres un mono muy tonto —refunfuñó un poco molesto. —Está bien, vamos a subirnos —comentó antes de caminar hacia las cabinas. Yo solo pude esbozar una sonrisa victoriosa. Por suerte Andrew tenía demasiado ego como para dejar que me burlara de él.
Cuando la cabina comenzó a moverse, yo abracé a Andrew desde su brazo e intenté tomarnos algunas selfie's. De hecho, el nuevo celular tenía una muy buena cámara.... Aunque era un lástima que Andrew no quiso sonreír en ninguna foto.
Después de eso, comencé a admirar el lugar. La ciudad de Cardiff era muy hermosa de noche. Sin embargo, la cabina se movió bruscamente, haciendo que yo perdiera el equilibrio, pero antes de caer, Andrew me sostuvo evitando mi golpe.
Permanecimos en esa posición por lo menos unos 4 segundos, antes de que Andrew me levantara y me soltara delicadamente.
No pude evitar una tonta sonrisa, porque Andrew pudo haberme dejado caer, sin embargo él me atrapó para que no me lastimara. Quizás él si tenía corazón.
Aunque fuera duro, lo intentaría. Haría lo posible para que él me amara.
Lo intentaría hasta que pudiera demostrarle mi amor.
Lo intentaría hasta que él me mostrara su corazón.
Lo amaba y lo amaría solo a él.
ALICE POV'S
Estaba en las escaleras de incendio mientras leía unos libros de anatomía. Pasar el examen de ingreso sería todo un desafío, pero no debía ceder a algo que me apasionaba.
—Hola —mencionó Adam mientras caminaba a mi lado.
—Hola —respondí con una sonrisa y después de eso me concentré de nuevo en el libro.
— ¿Cómo van tus estudios?
—Bien, pero será un milagro si logro entrar a la escuela de medicina —murmuré después de soltar un suspiro.
—Tú haces maravillas.
— ¿Qué?
— ¿No lo recuerdas? Alice Lawler, la mujer maravilla del Instituto Rickford —mencionó con una sonrisa haciendo que yo riera al recordar esos tiempos.
—Aunque si no entro a la escuela de medicina puedo ayudar en la pequeña clínica de...—decidí guardar silencio debido a que no era apropiado que mencionara al Sr. Philippe delante de Adam. Observé que Adam comenzó a ver el suelo, y no pude evitar sentirme profundamente culpable. — ¿Por qué no arreglas las cosas con tu abuelo? —pregunté con un hilo de mi voz. Estaba siendo un poco entrometida, sin embargo sabía que Adam y su abuelo estaban sufriendo con todo eso.
—Nunca nos peleamos. Él fue quien decidió alejarse de mí —susurró sin observarme.
—No es así —aseguré con una sonrisa. Aunque conocía al Dr. Philippe hace poco tiempo, sabía que él quería mucho a su nieto. —Tu abuelo vive con remordimientos, además él...
— ¿Además qué?
—Tu abuelo se pone triste cuando piensa en ti —susurré, sin embargo escuché que Adam soltó una suave risa amarga. — ¿Qué tienes?
—Es que siento que tú conoces mejor a las personas que yo. Primero a Kathe y ahora a mi abuelo —susurró con una triste sonrisa y yo no sabía qué hacer para reconfortarlo. Él siempre había estado para mí y no podía hacer nada por él.
—Adam, yo no...—no pude continuar, porque observé que Adam miró al frente con una cara de horror.
— ¿Por qué eres así con tu prometida? —resonó una voz femenina que provenía del pasillo. —Yo soy siempre la que te pide todo —giré paulatinamente y observé que Allie agarraba el brazo de Andrew mientras caminaban por el pasillo. —Nunca estamos de acuerdo.
—Me estás hartando ¿Sabes? —murmuró Andrew un poco tranquilo, aunque sabía que estaba muy enojado en el fondo. —Si no te agrado entonces deja de seguirme.
—Me siento insegura —susurró Allie con un leve sollozo.
— ¿Qué? —preguntó Andrew mientras se detenían.
—Me siento muy insegura —continuó Allie observando fijamente a Andrew. —Si me demuestras que puedo confiar en ti, no seguiré molestándote y prometo ser paciente.
— ¿Qué es lo que quieres que haga? —preguntó Andrew mientras la observaba.
—Quiero que me beses —susurró Allie, sin embargo me fue audible. Adam me observó, así que esbocé la más fingida sonrisa que pude recrear. Quería decir que no sentía dolor, pero estaría diciendo mentiras.... No me sentía para nada bien. — Por favor.
Observé que Andrew sostuvo a Allie desde sus mejillas y se inclinó rápidamente hacia ella, sin embargo, antes de poder ver algo más, sentí que Adam me giró para evitar que yo viera el beso y me apoyó en su pecho.
Podía cerrar los ojos a las cosas que no quería ver, pero no podía cerrar mi corazón a las cosas que no quería sentir.
(...)
Una hora después, estaba al lado de Adam admirando el hermoso paisaje que proporcionaba un río con el cielo tinturado de naranja.
—En tu vida pasada tuviste que ser una nutria —mencionó Adam rompiendo el silencio del lugar.
— ¿Quién yo? —pregunté un poco consternada.
—Eres muy parecida a una, porque ambas son trabajadoras, lindas y además no pueden vivir sin agua —me fue imposible no soltar una tonta risa por el comentario de Adam.
—Oye, ¿no pudiste decir que era igual a la sirenita o algo así?
—No te gustaría ser como ella —mencionó mientras me veía con una sonrisa.
— ¿Por qué?
—Al parecer alguien solo se vio la película de Disney y no leyó el libro original.
— ¿La sirenita es un libro? —pregunté un poco curiosa.
—Fue escrito por Hans Christian. El final de la Sirenita es un poco trágico.
— ¿En serio? —pregunté un poco extrañada.
— ¿Cómo terminó la película de Disney?
—Bueno, al final Ariel se casa con el príncipe y tienen una hija —mencioné tratando de recordar las dos películas.
—Al final del libro de Hans, el príncipe se casa con una princesa, así que la Sirenita con el corazón destrozado se lanza al mar y su cuerpo se convierte en espuma — comentó observando el río.
—Me has arruinado la infancia —mencioné con dramatismo.
—Así que es por eso que te digo que tú no quisieras ser como la Sirenita. Es triste volverse espuma por un amor... no correspondido.
Asentí levemente mientras mordía mi labio. No podía seguir lastimándome con simples recuerdos. Andrew había aparecido mágicamente y me había hecho sentir miles de emociones, sin embargo él solo era una persona más que entraba y salía de mi vida.
En ese momento comencé a comprender que la vida era como un piano. La teclas blancas eran la felicidad y las negras la tristeza. A medida que transcurría la vida, había que recordar que las teclas negras también hacían música.
—Al parecer la nutria tiene hambre —comentó Adam después de escuchar como mi estómago rugió... Tal vez tenía mucha hambre.
—Vámonos, yo invitaré la cena —mencioné muy segura mientras caminaba hacia la motocicleta.
(...)
Adam y yo estábamos comiendo pasta en un rico y familiar restaurante. No era nada ostentoso ni lujoso, sin embargo tenía una exquisita sazón.
—Oye mono ¿Por qué me traes a un lugar como este? —levanté mi rostro al reconocer esa voz y observé que Allie arrastraba a Andrew dentro del pequeño local.
—Es un lugar muy bueno. Tienes que probar la comida —insistió Allie mientras halaba el brazo de Andrew.
— ¿Andrew? —preguntó Adam, así que ellos nos observaron antes de que Allie soltara un grito de alegría.
— ¡Alice! —chilló Allie mientras corrió hacia mi mesa y me abrazaba desde mi espalda. —Creo que tenemos poderes telepáticos —sonreí forzosamente como si todo estuviera bien.
En pocos minutos, los cuatro estábamos sentados en la mesa sin decir nada, así que decidí observar el lugar, hasta que vi un anuncio que llamó mi atención.
"Si puedes comer un mega tazón de Pasta en 20 minutos, ganarás 50 cupones para comer gratis"
—Disfruten su comida —mencionó la mesera mientras depositaba en la mesa el pedido de Andrew y Allie.
—Disculpe —le dijo Allie a la mesera con una sonrisa. — ¿Eso es verdad? —preguntó señalando el anuncio que yo estaba leyendo.
—Sí, pero es muy poco tiempo para lograrlo ¿Quiere intentarlo? —preguntó la chica un poco extrañada.
— ¿Entonces si ganas te dan 50 cupones para comer gratis? —preguntó Allie nuevamente.
—Por supuesto, pero ¿Quién de ustedes piensa arriesgarse? —preguntó la mesera observando a Andrew y a Adam.
—No me metas en tus juegos —espetó Andrew un poco molesto.
—No creo que pueda comer todo eso —mencionó Adam con una sonrisa un poco nerviosa.
—Yo —dijo inmediatamente Allie mientras levantaba su mano. —Alice ¿Los quieres verdad? —preguntó con una sonrisa refiriéndose a los cupones. A mis padres les ayudaría mucho esos cupones, sin embargo era muy difícil comer todo el tazón en tan solo 20 minutos.
—Sí, pero....
—Está bien, los ganaré para ti —me interrumpió esbozando una gran sonrisa.
—No podrás comerte todo eso —mencionó Andrew mientras escribía algo en su celular.
— ¿Qué pasaría si yo gano? —preguntó Allie muy confiada. —Sí yo gano tendrán que concederme un deseo —sentenció mientras nos señalaba a todos. Observé a Adam para que él respondiera. Por mí no había problema, sin embargo también los estaba metiendo a él en el trato.
—Aceptamos —mencionó Adam muy seguro haciendo que Allie sonriera con emoción.
En pocos minutos, Allie estaba comiendo el gran tazón de Pasta, se veía rico, sin embargo tanta cantidad me causaba un poco de nauseas. Ella comía con gran rapidez y en pocos minutos el contenido del tazón se había visto muy reducido.
Andrew observaba a Allie un poco asquiento, mientras que Adam la veía muy sorprendido. Nunca había visto a una persona comer tan rápido... Ni siquiera yo podía hacerlo.
—5...4...—la mesera comenzó a hacer la cuenta regresiva, mientras que Allie cargaba el tazón hasta su boca para comer hasta el último bocado. —3...2...1 —al terminar los 20 minutos, Allie soltó el gran plato y lo dejó encima la mesa. Así que todo decidimos observarlo y nos dimos cuenta que estaba completamente vacío.
— ¡Gane! —chilló Allie mientras levantaba su puño con orgullo. Todos en el restaurante comenzamos a aplaudir a excepción de Andrew.
—Señorita, su premio. —dijo la mesera mientras le entregaba un sobre a Allie. Ella lo abrió y comenzó a contar los cupones.
—48, 49, 50.... Alice, son para ti —dijo antes de entregarme el sobre con los cupones del restaurante.
—Muchas gracias.
—Ahora todos me concederán un deseo —sentenció con una gran sonrisa.
— ¿Qué es lo que quieres? —espetó Andrew mientras masajeaba su cabeza.
—Vámonos de viaje juntos —nos observó muy emocionada, sin embargo no sabía cómo rechazar esa idea.
— ¿Qué? —preguntó Andrew un poco desconcertado.
—Los cuatro juntos. Alice, Adam, tú y yo.... Un viaje de pareja. Una cita doble —explicó con mucha emoción. —Llegaremos a uno de mis hoteles.
—Mira mono. Yo detesto las citas dobles —espetó Andrew mientras masajeaba nuevamente su cabeza.
— ¿Qué quieres decir? Yo gané. Hicimos un trato —refunfuñó Allie formando un puchero con su boca. —Alice, anda ¿Si? —me insistió un poco esperanzada... Y aunque quería rechazar su oferta, me era imposible decirle que no después de todo lo que hizo por mí.
—Hey mono. ¿Quién demonios eres? ¿Cómo una mujer puede comer tanto? Que glotona —sentenció Andrew con desagrado antes de levantarse de la mesa y salir del restaurante.
— ¿Si? Alice, Vamos. Dime que sí, Por favor —insistió Allie con cara de perrito, y me vi obligada a aceptar. Ella había conseguido los 50 cupones para mí
—Está bien.
ABBY POV'S
—Hola, mi nombre es Rachele Tyler y me alegra que estén aquí —dijo una joven mujer quien dirigía una clase de alfarería. No entendía la razón por la que yo estaba asomada en la puerta... Ni siquiera entendía por qué había decidido ir. Quizás había sido un error — ¿Qué tal? Bienvenida al mundo de la cerámica. —saludó la mujer mientras abrió la puerta en donde yo estaba escondida. —Me da gusto que estén aquí.
La agradable mujer de unos 20 a 23 años me guio hasta una mesa y me dio unas instrucciones para moldear un sencillo recipiente.
—Debes hacerlo así. Con suavidad —explicó la mujer mientras me mostraba la forma correcta de hacerlo.... No entendía como lo hacía de una forma tan natural.... Parecía que sus manos danzaran en la cerámica. —Mira, pon esto así —me instruyó la profesora con amabilidad. Comenzaba a divertirme, y ni siquiera noté que había pasado más de una hora.
Al finalizar, decidí quedarme con la profesora Rachele unos minutos más para ayudarla a organizar. Había descubierto que era una mujer muy agradable y amable.
—Muchas gracias —mencioné con una sonrisa después de que ella me entregara mi bolso.
—Mejor dicho, gracias a ti —comentó Rachele brindándome una sonrisa. —Usualmente son señoras las que vienen a mi estudio, es bueno ver una alumna joven. Muchas gracias. ¿Qué te dio por ponerte a estudiar cerámica?
—Ah... alguien que conozco se dedica a esto —susurré con una pequeña sonrisa al recordar a David.... Tal vez la cita que tuvimos significó una mentira para él, sin embargo fue algo más para mí.
— ¿Y te gusta esa persona? —más que preguntar ella lo aseguró así que me dejó bastante anonada. —Quieres involucrarte más con él, por eso deseas compartir la experiencia de crear cerámica —aseguró mientras se sentaba en un asiento. —Sé cómo te sientes.
— ¿Tuviste una experiencia así?
—Era un amigo de la infancia.... Mientras otros niños jugaban a la casita, nosotros aprendíamos cerámica —mencionó con una sutil sonrisa mientras observaba el techo.
— ¿Y tu novio se convirtió en un gran alfarero?
—Hmmm —Rachele llevó un dedo a su mentón y pensó un poco antes de responder. —Él se convirtió en un gran alfarero... Sin embargo, no es mi novio —susurró con una sonrisa un poco fingida.
—Ahh...—me era imposible decirle algo, había estropeado todo el ambiente.
—Por favor no sientas compasión. Gracias a él, ahora soy una persona más fuerte —Rachele se levantó y tomó una taza de cerámica. —Por ejemplo, esta taza se ve muy frágil, aunque en realidad es muy fuerte —aseguró después de tocarla tres veces. —Fue tamizada, presionada y tallada, además resistió en el fuego...
—1300 grados —dije complementando su frase al recordar las palabras de David.
"Esta cosa se ve muy frágil ¿Cierto? Es más fuerte de lo que parece. ¿Sabes cuánto tiempo le tomó volverse así? Clasificarlo, pisarlo, cortarlo y quemarlo a 1300 grados. Sin embargo ese no es el final, sí después de todo eso todavía no está bien, tiene que ser desechado"
—Así es —dijo Rachele con una enorme sonrisa. —Después de resistir estas altas temperaturas esta taza se vuelve muy resistente... Pero... ¿Cómo sabes de eso?
—Es porque ya lo he escuchado antes —comenté con una sonrisa tímida al sentir mis mejillas sonrojadas.
—Para mí, ese amigo fue mi horno y mi rueda de alfarero —admitió con una melancólica sonrisa.
— ¿Y ya olvidaste a tu amigo?
—La próxima vez invita a tu amigo. Me gustaría conocerlo —sugirió Rachele cambiando totalmente el tema.
Después de eso, decidí marcharme hacia mi casa, debido a que no era adecuado que insistiera con un tema que entristecía a Rachele.
KATHERINE PIERCE
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