45. CINCO PASOS
Me sentía tan culpable de haber hecho que Adam viera a su abuelo. Fue mi culpa. Fui una tonta.
Mientras estaba sumisa en mis pensamientos mi celular de pronto sonó, así que observé que era mi amiga Abby.
— ¿Abby? —pregunté al escuchar un grito de alegría de su parte.
— ¡Tengo una cita! —gritó con emoción. Me alegraba que ella le diera otra oportunidad al amor después de lo ocurrido con Ander.
—Eso es muy bueno. ¿Cómo se llama?
—Es David —comentó conservando su alegría, sin embargo eso me dio una mala sensación.
— ¿Cuál David? —pregunté un poco paranoica.
— ¿Cómo que cual David? Pues David de F4.
— ¿David Cooper? —pregunté asustada.
—Sí.
—No lo hagas —interrumpí rápidamente. No era una tonta, he visto como era David con las mujeres, y todos los días tenía una nueva novia. Por nada era llamado el Playboy de F4.
— ¿Por qué? David no es una mala persona ¿O sí?
—Bueno, no es... él no es una mala persona —susurré un poco pensativa. Él fue muy amable cuando yo estaba triste en París, sin embargo eso no le quitaba lo mujeriego. —Pero es el peor de los F4 para tener una cita.
— ¿Por qué?
—De cualquier manera Abby. Tienes que pensar muy bien lo que vas a hacer —no quería tener que estarle limpiando las lágrimas a Abby, eso me dolería mucho a mí. David no le traería nada bueno a ella.
—Ah... no sé. Él me dijo que mañana pasaría por mí temprano. Así que debo descansar, aunque no sé si pueda dormir en toda la noche. Nos vemos luego Alice —fue lo último que dijo antes de colgar sin esperar mi respuesta.
Nada de eso saldría bien.
¿David? ¿David? ¿El playboy David? ¿Por qué de todas las personas tuvo que interesarse en él? Me caía bien como amigo pero no como novio de mi amiga. Eso jamás.
Un poco dudosa llamé a Adam, sin embargo en las 6 llamadas que hice, mi celular siempre me llevaba a buzón de mensajes.
En toda la noche no pude evitar imaginar todo lo que le haría David a Abby. ¡Y no podía permitir eso! Él la enamoraría con cada detalle y luego la abandonaría como siempre hace.
Si Abby se encantó tanto por un imbécil como Ander, se enloquecería por un idiota como David, -él sabía cómo seducir a las mujeres-
Al despertar un poco insegura, busqué el contacto de Nathan debido a que Adam seguí sin contestar a mis llamadas. Solo podía rezar para que no estuviera enojado conmigo por lo que ocurrió con su abuelo.
— ¿Aló? —escuché su voz después del cuarto tonos.
— ¡Nathan! —suspiré. Menos mal él había contestado.
—Hey girl, What's up?
—Nathan... ¿Podrías hacerme un favor? —pedí un poco esperanzada, sin embargo no fue después de unos segundos que escuché de nuevo su voz.
— ¿Ahora?
—Sí.
—Bueno. Lo siento Alice, tengo que salir de la ciudad en dos horas.... Pero estoy con Andrew y no creo que él esté haciendo nada —al escuchar su respuesta mi corazón se alertó. Eso era lo peor que podía hacer... Sin embargo mi amiga estaba por encima de mis sentimientos.
— ¿Dónde estás? —pregunté un poco insegura.
—Mansión Rickford.... Bien, tengo que colgar —fue lo último que escuché antes del "bip"
Mientras me bañaba me debatí mucho mentalmente; tenía que hablar con Andrew para que me ayudara, pero no quería hablar con él. Pero, por otro lado, si no lo hacía quien sabría que tanto sucedería entre David y Abby. Ella podría salir muy herida de todo eso.
(...)
El bus me había dejado relativamente cerca de la casa de Andrew. Mi corazón latía a mil y yo intentaba controlar mis nervios.
—El joven amo está adentro con el joven Nathan —mencionó el joven canoso invitándome a entrar a la habitación de Andrew. Con muchos nervios la abrí y observé a Nathan sentado en el sofá tomando una bebida amarilla espumosa.
—Hey girl —saludó Nathan con su mano, sin embargo ignoré su saludo.
—Andrew, ¿Dónde está Andrew? —pregunté nerviosa. No podía perder ningún segundo. No sabía si David la recogería en su casa o a qué horas era la cita. No tenía ni idea a donde la iba a llevar.
Nathan me señaló la puerta de una habitación, así que sin dudarlo la abrí con determinación.
—Andrew —dije, sin embargo él estaba tapándose únicamente con una toalla mientras se secaba el cabello con otra.... Andrew estaba desnudo desde su cintura para arriba.
Sentí la sangre acumularse en mis mejillas, y después de soltar un gritó cerré con fuerza la puerta. Qué vergüenza.
— ¡Nathan! ¡¿Qué te pasa?!—chillé entre furiosa y apenada con mis mejillas sonrojadas.
—Keep calm. Tú me preguntaste donde estaba Andrew, no me preguntaste sí él se estaba bañando —corrigió como si tuviera lógica. ¡Pero no era cierto!
— ¿Qué quieres? —preguntó Andrew mientras salía arremangándose las mangas de su camisa.
—Mira... Bueno... Yo...—parecía que toda mi determinación se había esfumado. —Por favor ayúdame. Algo malo va a ocurrir.
— ¿Algo malo? —preguntó mientras se sentaba en el sofá a tomar esa bebida amarilla.
—Soy pobre. No tengo dinero, ni auto. No me perdonaré si algo llega a suceder —comencé a preocuparme por todo lo que podía pasar en la cita de Abby y David. Sería terrible que ellos dos entraran a un hotel y él la obligara a hacer algo que Abby no quisiera.
—Alice, sé que estás enojada por lo de la chica mono ¿Pero este alboroto que es? —preguntó Andrew un poco molesto. Sé que hice mal en entrar a su baño sin tocar la puerta o comenzar a gritar y balbucear cosas sin sentido... Pero estaba extremadamente preocupada como para que eso me importara.
— ¡Estúpido! No puedo permitir que David tenga una cita con Abby —expliqué bastante exaltada mientras Nathan soportaba la risa.
—Yo escuché que nuestro amigo estaba pasando un mal de amores... Tal vez la está usando para olvidar sus penas —comentó Nathan un poco pensativo. — ¿Me pregunto cuanto tiempo le tomará con Abby? ¿Dos días?... Nah, ni siquiera durara un día.
— ¿Ni un día? —pregunté con horror.
—Alice, él es conocido por sus cinco pasos de matador —explicó Nathan con una sonrisa un poco burlona.
— ¿Cinco pasos? —pregunté un poco confundida.
— Sí — Nathan tranquilamente caminó al frente mío. —Uno —tomó con delicadeza mi mano. —Dos —al sujetar mi mano, me haló hacia él, quedando pocos centímetros separados. —Tres —con su mano, suavemente puso un mechón de mi cabello detrás de mí oreja y me sostuvo por mi espalda como si fuéramos a bailar. —Cuatro —me inclinó hacia atrás mientras me sostenía desde mi espalda. —Cinco —Susurró en mi oreja para luego acercarse lentamente a mi rostro.
—Hey, ya entendió —interrumpió Andrew mientras nos separaba. Sin embargo, en mi mente, los cinco pasos se repetían con David y Abby. El último paso significaba un beso y eso haría que ella se enamorara de él y.... Por consiguiente David la abandonaría y la dejaría con el corazón roto. —Nathan ¿Crees que David esté consumiendo drogas?
— ¿Cómo? —preguntó Nathan después de una gran carcajada.
— ¿Por qué saldría con Abigail? —observé un poco ofendida a Andrew después de ese comentario. David no necesariamente estaba delirando como para salir con mi amiga. Ella era muy linda y dulce. —Escucha esto, para ser sincero, Abigail no es su tipo de mujer. David nunca ha salido con nadie a menos que tenga el cuerpo de Candice Swanepoel y el rostro de Barbara Palvin... Pero... Abigial...Te apuesto a que si estuvieran encerrados por 3 días, no pasaría nada.
—No, creo que él dijo que Abby tenía algo que llamaba su atención —comentó Nathan. —Dijo que quería abrir sus horizontes con las niñas buenas.
— ¿Qué significa eso? —pregunté un poco asustada.
—No lo sé Alice, descúbrelo tú misma —mencionó Nathan con una gran sonrisa. —Oh! Mira la hora, voy tarde a mi vuelo —comentó mientras veía su reloj y salía apurado de la habitación.
— ¿Ves? ¡¿Qué es lo que vamos a hacer?! —le grité a Andrew muy angustiada.
—No grites, ¿Qué quieres que haga? —preguntó tranquilamente mientras se sentó de nuevo en el sofá.
—Llama a David y pregúntale en donde está —mencioné mientras caminaba de un lado a otro. —Sí sabemos en donde estarán podemos seguirlos en la cita y evitar que algo suceda. —Andrew me observó no muy convencido, así que junté mis manos en señal de súplica.
—Está bien —suspiró un poco rendido. —Trae mi celular, lo dejé en el baño.
—Por favor. Se dice por favor —le recordé lo que se debía hacer cuando se pide algo. Yo no era su sirvienta como para estarle obedeciendo.
— ¿Por favor? Yo soy el que va a malgastar mi día ayudándote a perseguir a David, así que no debo estar pidiéndote favores —mencionó un poco enojado, sin embargo no refunfuñé nada porque él tenía razón.
Caminé hasta el enorme baño en busca del celular y tuve suerte de encontrarlo pronto. Sin embargo este comenzó a sonar y me tomé el atrevimiento de observar quien era, y vi que decía "Mono"
—Andrew, te están llamando —susurré mientras salía del baño y le entregaba el celular. Sin embargo él frunció levemente su ceño y rechazó la llamada.
(...)
Una hora más tarde estaba escondida detrás de unos arbustos mientras veía con unos binoculares a Abby salir de su casa. Yo estaba tratando de parecer lo más desapercibida posible, para que ella no me reconociera, así que estaba usando un gorrito, una chaqueta de cuero y unas gafas.
Observé que ella saludó sonriente a David y este le abrió la puerta del automóvil deportivo. Tuve suerte de que los vidrios no fueran oscuros así que pude observar lo que pasaba dentro. David hablaba con Abby y luego él se acercó a ella... ¡Demasiado cerca! Para después abrocharle el cinturón de seguridad.
— ¿Ves ese amigo tuyo? Está invadiendo el espacio personal de Abby —me quejé con Andrew quien estaba parado de brazos cruzados. —Agáchate. Agáchate, te van a ver —mencioné en un murmuro así que él obedeció. Yo seguía viendo el coche y observé que David prendió el carro. —Enciende el auto, ve hazlo —mencioné un poco desesperada y Andrew de nuevo obedeció sin rechinar.
Pronto estábamos estacionados cerca de una tienda de maquillaje y perfumería. Abby estaba sonriendo mientras esparcía la fragancia de un perfume. Sin embargo me disgustó mucho al ver que David le puso loción a Abby en su cuello y se acercó a olerla, también compró un colorete y lo aplicó en los labios de Abby.
—Disimula más —mencionó tranquilamente Andrew mientras me veía.
—Estoy siendo disimulada —refunfuñé mientras veía que David acariciaba la espalda de Abby.
— ¿Disimulada? Pero si pareces una loca espiando con binoculares —se quejó Andrew nuevamente.
— ¿Tú me hablas a mí de ser disimulados? ¿No pudiste traer un auto más llamativo? —protesté señalando mí alrededor. El auto de Andrew era un carro deportivo rojo poco discreto.
Deseaba poder salir y acercarme más a la tienda, sin embargo Andrew lo evitaba y al ver que David y Abby salían del local, Andrew subió mi ventanilla para que no me descubrieran.
Más o menos así fue todo el día, yo estaba atenta a todos los movimientos de David y los perseguimos a todos los lugares, inclusive a la pista de patinaje de hielo.
David guiaba a Abby en la pista y ella estaba muy sonriente y entretenida mientras yo estaba a una distancia prudente observándolos con los binoculares. Ellos se movieron al polo este de la pista, así que me giré para perseguirlos, sin embargo me choqué con el pecho de Andrew.
Rápidamente olí su aroma tan característico, su esencia que tanto adoraba y su loción que tanto deseaba de nuevo percibir. No deseaba separarme, quería que el tiempo se detuviera para ambos.
Andrew sujetó mis brazos para que yo no cayera, sin embargo conservamos esa posición durante varios segundos. Sentía que el mundo se borraba al contacto de su piel.
Jamás había deseado tanto que el tiempo se detuviera.
Tantas palabras que nos habíamos dicho, tantos recuerdos que añoraba, tantos besos que hacía que perdiera mis sentidos, todos los momentos en que nos habíamos mirado fijamente....
El tiempo que pasé junto a él.... deseaba que hubiera durado mucho más.
Un poco incómoda me solté delicadamente de Andrew y decidí de nuevo ver a Abby y David. Tenía que despejar mi mente, sin embargo el olor de Andrew había envuelto mi chaqueta.
Observé que David galantemente se quitó su abrigo y lo depositó en los hombros de Abby quien sonrió un poco tímida.
— ¿Cómo no se da cuenta que es un mujeriego? —refunfuñé un poco molesta. —David está demasiado seguro de sí mismo.
—Entonces ¿Prefieres que tu amiga se muera del frío? —comentó Andrew observando la escena.
—No, yo no me refería a eso —susurré debido a que Andrew tenía un poco de razón.
—Mira, tienes los labios azules —continuó Andrew así que rápidamente los mordí. Yo tenía mucho frío porque en vez de usar un abrigo tenía una chaqueta poco acogedora. —Morirás de frío intentando salvar a tu amiga. —observé que Andrew comenzó a desabrochar su abrigo negro y se puso detrás de mí para acogernos a ambos.
— ¿Q-que estás haciendo?
—Tranquila —susurró cerca de mi cabello y me fue imposible no recordar el día en que me regaló el collar.
Por más que intentaba olvidar a Andrew parecía que él se empeñara para que yo no lo hiciera. Yo no podía seguir viviendo solo de recuerdos.
—Yo... enserio... estoy bien —susurré un poco incómoda y nerviosa, sin embargo sentí los brazos de Andrew alrededor de mi cintura para evitar que yo me moviera.
Deseaba que lo de nosotros hubiera sido un cuento de hadas, de esa forma tendríamos un final feliz... Lástima que no lo era.
Pronto observé que todo el cielo fue decorado por fuegos artificiales de colores. Supe inmediatamente que fue obra de David al ver que él chasqueó sus dedos.
— ¿Por qué los F4 organizan fuegos artificiales como si fueran serpentina? —susurré un poco incómoda al sentir que sus manos seguían en mi cintura.
—Ese David se robó mi idea —susurró cerca de mi cabello. —Cuando yo lo hice ¿También te gustó?
Todo esto simplemente me hacía sufrir más. Esa era la peor forma de extrañar a alguien; estar a su lado y saber que nunca lo iba a tener de nuevo.
—Ya suéltame —refunfuñé mientras me alejaba de él. — ¿A qué se refería Nathan con el último paso del matador? —pregunté con el fin de cambiar el tema.
— ¿Qué más puede ser? Cualquier persona pudo haberlo entendido.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Quieres que subamos? —preguntó observando al frente, así que seguí su mirada hacia un gran hotel. Inmediatamente busqué a Abby y David con mi vista y ellos se dirigían a aquel lugar.
Los seguimos hasta el hotel con una distancia prudente, y agradecí tener al lado a Andrew, ya que él pudo averiguar la habitación de ellos, así que pidió la de al lado.
Minutos después yo estaba tratando de oír por la pared, sin embargo no escuchaba nada.
—Aunque es mi amigo, debo de admitir que es un mujeriego —comentó Andrew divertido con la situación.... Aunque yo no veía ninguna gracia a todo eso. — ¿Cómo pudo traerla hasta un hotel? Me estaba preguntando porque la invitó a patinar.... Claro, sabía que había algo detrás de todo esto.
—Cállate —murmuré. Solo deseaba pensar que en la habitación de al lado no pasaba nada raro. —No me dejas escuchar lo que dicen.
—Este es un hotel de 5 estrellas. No oirás nada —aseguró después de soltar una sutil risa.
— ¿Cómo sabes? —refunfuñé un poco molesta. — ¿Acaso eres el arquitecto?
—No, pero sé que este es mi hotel y está elaborado de los mejores materiales. Fue hecho así, precisamente para que no se escuchara nada de una habitación a otra.
— ¿Y qué hago?
— ¿Por qué no vas afuera y haces guardia? —sugirió, así que opté por ese nuevo plan. Busqué mis gafas y me las puse al igual que mi gorrito. —Hey, estaba bromeando —dijo, sin embargo lo ignoré y abrí la puerta...
Inmediatamente la cerré después de ver a un mesero arrastrar un carrito perfectamente decorado con velas y diversos manjares.
— ¡Andrew! —grité mientras corría hacía él quien estaba sentado viendo su celular.
— ¿Qué sucede?
—Ven, ven. Rápido —dije mientras lo jalaba del brazo haciendo que se levantara. Pronto estábamos viendo desde una abertura de la puerta y no pude evitar pensar que todo eso fue ordenado por David. —Haz algo —chillé un poco preocupada.
— ¿Por?
—Está tratando de seducir a Abby. No podemos dejar que eso llegue a su habitación.
— ¿Y qué quieres que haga?
—Ehmm... ¡Ya lo sé! Trae eso hacia aquí —ordené de imprevisto. —Anda, anda —continué mientras lo empujaba hacia la salida. Andrew después de soltar un suspiro se resignó a caminar hacia el empleado.
Intenté escuchar lo que decían, pero era imposible. De hecho yo era un fracaso haciendo esto. ¿Cómo esperaba escuchar a Abby en otra habitación sino podía escuchar a Andrew quien estaba en el pasillo?
Observé que Andrew sacó su billetera del bolsillo de su pantalón y le entregó al señor varios billetes, así que el mesero cambió su dirección hacia nuestra habitación
En pocos minutos, Andrew y yo estábamos sentados alrededor de una mesa redonda que estaba decorada con flores y velas encendidas, además también tenía encima unos deliciosos platillos, incluyendo un pastel de fresas con velas.
—Felicidades —susurré intentando romper la tensión del ambiente.
— ¿Por?
—Yo sé que es tarde, pero feliz cumpleaños —susurré nuevamente jugando con mis dedos.
—Aunque sea tarde, gracias por el regalo —comentó un poco pensativo, así que me fue imposible no fruncir levemente mi ceño.
— ¿Recibiste mi regalo?
—Aunque sea la primera vez que recibo un regalo tan feo y barato, lo voy a aceptar porque la intención es lo que cuenta —continuó un poco divertido, así que yo me crucé de brazos. ¿Él que esperara que le diera? ¿Un reloj o qué?
—Felicidades por tu...—esas palabras se atoraban en mi garganta, sin embargo debía decirlas. —Por tu... compromiso.
—Ya te dije que olvides eso.
—Allie me pidió ser su amiga, y creo que en verdad le gustas.... —susurré mientras observaba hacia una vela.
— ¿Por qué haces esto?... No, está bien. No serías Alice si no te entrometieras —comentó después de una sonrisa, sin embargo yo no tenía ánimos para reír.
Lo de nosotros estaba destinado al fracaso, porque el Titanic nos enseñó que hasta el amor más verdadero se hundía.
—Dime, ¿Estarías feliz si mañana me caso? —preguntó después de ver que guardé silencio. Yo no quería hablar, estaba sintiendo ese nudo en la garganta que me avisaba que lloraría. — ¿Eso te haría sentir mejor?
— ¿Qué estará pasando con Abby? —susurré fingiendo preocupación para cambiar el tema. —Saldré a echar un vistazo.
Salí de la habitación y me arrimé a la puerta de Abby con esperanzas de escuchar algo, sin embargo no tenía ningún éxito.
—Tú... ¿Qué estás haciendo aquí? —al escuchar esa voz detrás de mí, mi piel se erizó.
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KATHERINE PIERCE
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