42. MÁS IDIOTA QUE ANDREW

MARATÓN!!!

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ANDREW POV'S

Comencé a escuchar distante y difuso... Intenté levantarme de la mesa pero un fuerte dolor de cabeza me lo impedía.

La maldita bruja se había pasado esta vez.

— ¡Tú! ¡No planeo casarme contigo! ¡Eres un imbécil! ¡Tú me quitaste los zapatos! —comenzó a gritar a diestra y siniestra la desagradable mujer que se suponía que era mi prometida.

La bruja había cometido muchas cosas, había tomado decisiones en las que yo no estaba de acuerdo, sin embargo se las seguía tolerando.... Pero esto excedía cualquier límite.

No permitiría que siguiera jugando con mi vida a su antojo como lo hizo con Isabelle. ¿Cómo no pude haber previsto que mi madre haría una cosa semejante? Ya había obligado a Isabelle a casarse con un tipo por un maldito hotel.

Su plan era casarme para conseguir una Compañía. Eso era demasiado bajo y rastrero incluso para ella.

Caminé hacia donde salió mi madre y observé que se detuvo en el hall en donde se encontraban los chicos, y Alice...

— ¿Qué demonios fue eso? —pregunté tratando de conservar la calma. — ¿De dónde sacaste un compromiso? —insistí algo sosegado a pesar que quería mandar todo al demonio. — ¿Y tú porque viniste? —caminé hacia Alice quien observaba al suelo.

Ella no tuvo que haber venido. Eso la iba a destrozar, no quería seguir viéndola llorar.

— ¿Crees que vine porque quise? —respondió con su voz quebrantada simulando determinación.

Quería que esto terminara, no podía seguir soportándolo más. Parecía que la bruja tuviera el cometido de asesinarme lentamente.

—Yo fui quien la invitó —interrumpió mi madre con una voz socarrona. Se suponía que la bruja era mi madre no mi enemiga. ¿Qué demonios le pasaba por su maldita cabeza? Yo no era un juguete para que ella moviera a su antojo. —Esta reunión era para presentar a tu futura esposa, tus amigos deben felicitarte ¿No lo crees? —explicó con una sonrisa.

Deseaba golpearla, pero no podía hacerlo. Su intención nunca fue que mis amigos me felicitaran, su intención era acabar todo lazo que tenía con ellos y con Alice.

— ¿Acaso eres tonta? —pregunté observando a Alice quien guardaba silencio. ¿Por qué demonios ella aceptaba las invitaciones de esa bruja? — ¿Por qué crees que te hizo venir?

—Andrew, no discutan aquí —interrumpió Nathan apaciblemente.

—Yo no tengo nada que hablar con él —espetó Alice en un susurro.

—Tienes razón, empiezas a entender las cosas —apoyó la bruja conservando esa terrible sonrisa. —No tienes nada que hablar con un hombre que está comprometido.

— ¡Cállate! —grité interrumpiendo a mi madre hasta que la fastidiosa chica rubia llegó al hall un poco confundida.

—Una pregunta, sobre el compromiso ¿No me están jugando alguna broma?

—Lo siento si te cayó de sorpresa, pero ya había llegado a un acuerdo con tus padres —explicó la bruja serenamente como si no acabara de intentar arruinar mi vida.

—Yo... es... es la primera vez que escucho sobre eso y...

—Ya cállate —espeté haciendo que esa chica detuviera su balbuceo. — Y tú ¿No tienes nada que decirme? —pregunté observando de nuevo a una frágil Alice. —Yo sí, así que sígueme —ordené mientras tomaba su brazo y la halaba al jardín.

Debía hablar con ella.

Debía aclarar las cosas.

No hice lo que hice con el fin de lastimarla, sino de protegerla.

Ella siempre fue mi prioridad.

—Después de todo lo que pasó, ¿No deberías saber que si la bruja te llama es una trampa? —pregunté severamente mientras la seguía arrastrando.

—Oye, espera...

—Increíble, eres un año más vieja y sigues sin aprender —continué amonestando. No era la primera vez que la bruja nos engañaba, y Alice sabía que a mi madre no le importaba nada además del reconocimiento y el crecimiento de la empresa. ¿Por qué fue tan estúpida de aceptarle una invitación? —Yo no te invité, fue la bruja ¿Qué demonios estabas pensando?

—Espera...

—Mira, mi madre únicamente ha tratado de engañarnos. No entiendo como existe alguien tan inocente como para caer en todas sus trampas —continué ejerciendo más fuerza en mi brazo debido a que Alice comenzaba a detenerse. ¿Qué era lo que planeaba? ¿Qué la arrastrara por todo el jardín del hotel?

—Oye, Ricitos.

— ¿Ricitos? Pero quien te crees que er...—bastante molesto giré y observé que la mujer que estaba arrastrando no era Alice. ¿Qué demonios había pasado con todo mi discurso? Creí haber cogido el brazo de Alice y no el de esa chica rubia. — ¿Para qué me seguiste? —espeté mientras soltaba su brazo.

— ¡Tú me trajiste! —gritó a todo pulmón, así que contuve mis ganas de matar a alguien. El dolor de cabeza me estaba matando y los gritos de esta cría lo empeoraban.

— ¿Yo te traje? Entonces ¿Por qué lo permitiste?

—Para mí en París eras un hombre maleducado, pero ahora me doy cuenta que eres un ¡Idiota! —gritó nuevamente. ¿París? ¿Ya la había visto? Ah, ni idea.... No recordaba la mitad de las personas que vi en los últimos meses. —Si tienes ojos puedes usarlos, tengo la espalda descubierta al igual que mis piernas y estamos a la mitad del invierno, además perdí uno de mis zapatos —alegó mientras alzaba su tacón y señalaba que portaba un vestido corto negro.

¿Se suponía que mi madre pretendía que me iba a casar con esa mujer?

Ni siquiera había aceptado hacerlo y ya deseaba divorciarme.

— ¡Deberías disculparte primero! —continuó manifestando haciendo que me doliera aún más la cabeza. ¿Acaso no sabía hablar en tono bajo? Estaba a medio metro lejos de ella, podía escucharla con claridad.

— ¿Quién te pidió que me siguieras?

—¡¡Tú sabes que nunca te seguí!! —gritó aún más alto en tono ofendido. ¿Cómo es que esa chica era la heredera de algo?

—Está bien. Ahora ya vete —espeté continuando mi camino.

—¡¡Oye tú!! ¡Imbécil! —fue lo último que escuché antes de sentir que esa fastidiosa chica saltara encima de mi espalda.

— ¿Qué estás haciendo? Bájate —ordené tratando de sacarme encima a ese mono, sin embargo ella solo se aferraba más a mi cuello.

— ¡No hasta que te disculpes conmigo!

—Bájate.

— ¡No!

—Quítate o te tiro —amenacé, sin embargo por más que me movía para intentar que ella cayera, se había aferrado lo suficiente para no hacerlo. —Te comportas como un mono, bájate ahora. ¡Suéltame! —ordené, sin embargo la chica se me acercó a mi oreja y la mordió fuertemente. ¿Qué pasaba por la cabeza de esa estúpida mujer? La zarandeé más fuerte y logré hacer que ella cayera al suelo. — ¿Por qué mordiste mi oreja? —pregunté intentando tranquilizarme mientras la observaba en el suelo.

— ¿Acaso estás sonrojado? —preguntó la mujer en tono de burla. — ¿Eh? No me digas que tu sensibilidad es ahí —sonrió con picardía mientras yo seguí sosteniendo mi oreja.

—Cállate y vete donde no te vea. Ya te he dicho que me dejes tranquilo —mencioné un poco enojado. Estaba haciendo lo mejor para conservar mi calma, pero parecía que esa chica tuviera el cometido de hacerme sulfurar. Observé que la rubia extendió su mano hacia mí. — ¿Qué?

—Dame dinero.

— ¿Por qué?

—Tengo que pagar el taxi para regresar, ¿No ves que me trajeron a la fuerza? —torcí mis ojos y busqué mi billetera, sin embargo no la sentí. Creía haberla dejado en el salón del hotel.

—No tengo tampoco —mencioné, sin embargo la chica extendió de nuevo su mano. —Ya te dije que no traigo dinero.

—Tú teléfono.

— ¿Teléfono?

—Sí, tu celular —comentó como si fuera lo más obvio, ella se levantó del suelo y se acercó a mí tratando de encontrar mi celular en mis bolsillos. ¿Qué demonios?

—Hey, suéltame, no me toques —reclamé mientras me movía para que ella no encontrara el celular, sin embargo logró su cometido con una sonrisa victoriosa. Pronto observé que cuatro hombres de seguridad se acercaron, sin embargo, yo estaba seguro que ninguno de ellos eran guardaespaldas de Rickford.

En un segundo, los cuatros hombres me sujetaron de los brazos, y al comprender que no iban a soltarme comencé a golpearlos hasta reducirlos solo a uno, sin embargo, una mujer de traje se acercó a mi espalda y logró inmovilizarme.

Pude haber ganado contra ella si la hubiera visto. Observé que la chica rubia observaba con diversión, mientras los otros hombres se levantaron y me sujetaron nuevamente.

— ¿Señorita está bien? —preguntó la mujer de negro mientras le entregaba un abrigo a la chica.

—Lo estoy ahora —comentó con burla mientras observaba que esos malditos me tenían inmovilizados.

¿Dónde estaba mis guardaespaldas cuando los necesitaba?

Los despediría a todos por negligencia a su trabajo, su deber era protegerme, pero quién sabe dónde demonios estaban.



ALICE POV'S

En el camino en la camioneta blanca solo podía observar a la ventana sin poder hacer otra cosa más.

No quería hablar, tampoco tenía fuerzas para seguir sonriendo.

En el hotel nos habíamos separado, Nathan dijo que deseaba averiguar sobre el tema, David mencionó que llevaría a Abby a su casa, así que Adam estaba acompañándome a la mía.

Un poco más tranquila, pude reconocer que aquella chica rubia, era la misma que había visto en París. No había duda, era ella. Además ella me dijo que se llamaba Allie, y la Sra. Rickfrod la presentó como Allie Klein.

Ella era hermosa, agradable, simpática y provenía de una familia adinerada.

Era perfecta para Andrew.

— ¿Estás en shock? —preguntó tranquilamente Adam, así que simplemente pude arquear mi ceja. —Por el compromiso de Andrew.

—N-no, sí Andrew está comprometido o no, es algo que no debe importarme —susurré con un hilo de mi voz.

Ya no sabía que sentir. Ya no sabía si el amor era algo malo, era bueno, si me ayudaba o solo me estaba lastimando.

—Andrew se veía sorprendido, él no lo sabía —aseguró... sin embargo yo sabía que no era verdad. —Me refiero al compromiso. De haberlo sabido, nos hubiera dicho.

—No creo... esa chica... probablemente conoce a Andrew —sollocé sintiendo como las lágrimas se acumulaban en mis ojos.

— ¿Por qué piensas eso?

—Ya la había visto en París —fue lo último que dije antes de que la camioneta estacionara al frente de mi casa. —Gracias por traerme.

—Alice, lo que le dije en París a Andrew...

—Sí, lo sé —continué debido a que Adam guardó silencio. —Estabas enojado con Andrew y lo dijiste sin pensar —comenté haciendo que Adam siguiera en su silencio.

—Sí, fue eso —susurró sin verme.

—No me molestó lo que dijiste, no te preocupes —aseguré esbozando una pequeña sonrisa.

—Alice, lo que vemos con los ojos, no siempre es real... pero algunas veces.... Para creer necesitas ver.

—Gracias por todo —susurré forzando de nuevo una sonrisa. Aunque me sintiera destrozada solo podía esbozar una sonrisa para no preocuparlo.

—Descansa.



ADAM POV'S

Al llegar a mi casa, me dispuse a bajarme de la camioneta, sin embargo, antes de hacerlo un paquete rosa llamó mi atención.

Ese era el regalo que Alice le traía a Andrew.

Bajé el paquete y me adentré a mi casa para sentarme en el sofá y abrir cuidadosamente el regalo. Observé que era un peluche rosa de Felpa que traía unos pequeños rulos en la cabeza, al lado del peluche había una carta y me tomé el atrevimiento de leerla.

"Andrew, ¡feliz cumpleaños! Espero y pido para que en este cumpleaños no estés solo y estés lleno de felicidad. Que seas siempre feliz, -Alice Lawler"

Guardé nuevamente el peluche y la carta y decidí sacar mi celular para llamar a Andrew, en el tercer tono, contestó, sin embargo esa no era su voz.

— ¿Hola? —preguntó una voz femenina.

— ¿Dónde está Andrew?

— ¿Andrew? —preguntó nuevamente la chica, así que revisé si había marcado bien, sin embargo ese era el contacto de Andrew.

—Andrew Rickford.

— ¡Ah! Ricitos, si, si ya me acuerdo. Que tonta —comentó la chica riéndose de sí misma. — No, no está —decidí colgar un poco confundido.

Pronto recibí una llamada de un número desconocido, así que mientras me debatía si responder o no, caminé cerca de la entrada de mi casa y observé a Andrew desde el ventanal llamando a alguien.

Él levantó su mirada hacía mí y cortó la llamada haciendo que mi celular dejara de sonar.

—Vine porque tu casa es la más cercana —mencionó cuando abrí la puerta. —No puedo ir a ver a David por la pelea que tuvimos en París y en la casa de Nathan sus hermanos son muy ruidosos. —se excusó mientras se adentraba a la sala.

— ¿Y sobre el golpe que recibí? —pregunté en tono de burla mientras nos sentábamos en el sofá.

—Eh... está bien —soltó un suspiro antes de continuar. —Golpéame. No me defenderé, así que hazlo. Golpea —mencionó en tono resignado, así que simplemente reí amargamente.

— ¿Qué pasará con tu compromiso?

—No lo sé. No es fácil saber lo que hará esa bruja.... ¿Comprometido? ¿De dónde sacó una chica como ella? —comenzó a refunfuñar un poco molesto. —Y ustedes, ¿Regresaron bien?

—Sí estas preocupado por Alice, entonces sí, ella llegó bien.

— ¿Cuándo dije que yo estaba preocupado? —replicó fingiendo indiferencia, sin embargo él ha sido mi amigo por más de una década. Lo conozco lo suficiente para saber cuándo está actuando. —Es el cumpleaños de tu mejor amigo ¿No? No veo ningún regalo —mencionó con arrogancia cambiando de tema.

Me fue inevitable no reír por su actitud altiva, así que tomé el paquete rosa que estaba en la mesita.

— ¿Rosado? —preguntó Andrew recibiendo el regalo. —Adam, comienzo a cuestionar tus gustos. —comentó en tono burlón. — ¿Qué es? —preguntó, sin embargo lo ignoré y me levanté hacia lo cocina al ver que comenzaba a destapar el regalo.

Mientras tomaba un vaso de agua, escuché que Andrew gritó con dolor y desesperación. Cerré mis ojos por inercia. Todo esto lo estaba destruyendo a él también.

Me senté en el mesón de la cocina después de escuchar objetos quebrarse desde la sala. Normalmente lo detendría, sin embargo esta vez toleraría que destruyera mi casa. Andrew estaba contra la espada y la pared, eso del compromiso había llegado demasiado lejos.

No quise intervenir porque a diferencia de Alice... Cuando Andrew está enojado es recomendable dejarlo solo.

Él era mi mejor amigo y estaba cruzando una gran crisis, sin embargo fue un idiota. Él dejó que todo avanzara hasta ese extremo. Era difícil dar vuelta atrás.

Mientras escuchaba los bramidos de Andrew y los cristales rompiéndose recordé las palabras de Alice en la camioneta.

Ella pensaba que lo que dije en París fue solo un impulso, pero yo hablaba en serio aunque ella no lo creyera. Tal vez ya no tenía oportunidad de recuperarla. La había perdido cuando renuncié a ella por ir a EEUU en busca de Kathe.

Fui un idiota... más idiota que Andrew.

FIN DEL MARATÓN!!! ESPERO LES HAYA GUSTADO, EN 4 DÍAS ACTUALIZO NORMALMENTE.

KATHERINE PIERCE

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