41. FIESTA DE CUMPLEAÑOS
MARATÓN!!!
3/4 ✔✔✔
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Moría de los nervios cuando di el primer paso dentro del hotel. Aunque estuviéramos en el hall no podía dejar de zarandear el brazo de Abby.
Debía de admitir que ella se esforzó mucho para que me viera bonita. Estaba usando un vestido corto de color rosa con encajes, y el propio vestido tenía un velo rosa que lo hacía aún más hermoso.
Yo no era una chica de usar tacones, sin embargo Abby me obligó... los zapatos eran de un amarillo claro así que eran perfectos. Mi amiga insistió en maquillarme y en ondularme el cabello, cosa que nos demoramos unas 3 horas.
Sin embargo, podía admitir que me veía bonita.
Abby también estaba hermosa, ella estaba usando un vestido largo color azul degradado que le quedaba radiante. Ella de por sí es muy linda y con el sutil maquillaje estaba magnifica.
Mientras caminábamos observamos que unas 15 o 20 chicas estaban reunidas gritando en un círculo. Al acercarnos observamos que estaban admiradas por F4.... O mejor dicho, por Adam, David y Nathan que estaban elegantemente vestidos.
—Viniste —Mencionó Adam saliendo del tumulto de mujeres para acercarse a mí.
—Ya no quería huir, por eso decidí venir. Pero no puedo dejar de pensar que cometí un error —Murmuré forzando mi sonrisa.
—Habrá un buen festín, no te lo puedes perder —Interrumpió Nathan —Considerarlo como comida gratis.
—Además, si huyes, la señorita Abigail se quedará sola. Pensé que eras una buena amiga, eso es desleal —continuó David algo serio, sin embargo él era un tramposo que deseaba persuadirme.
—Alice —susurró Adam mientras me ofrecía su brazo para entrar. Observé a Abby y sonrió antes de darme un pequeño empujón en la espalda. De nuevo miré a Adam y con una sonrisa de vergüenza acepté su brazo.
Al entrar al evento, observé un salón hermosamente adornado. Unos meseros nos guiaron a nuestra mesa, y por suerte los cinco estábamos juntos. Mis manos temblaban al igual que mis pies, solo podía cerrar mis ojos y respirar para lograr controlarme.
En una enorme mesa central -decorada diferente a todas las demás- se encontraba Andrew acompañado de su madre y algunas otras personas.
En la tarima atrás de la mesa central un grupo de músicos tocaban una bella melodía clásica. Yo simplemente jugaba con mis dedos esperando el momento adecuado para hablar con Andrew. Mientras esperaba observé que la Sra. Rickford elegantemente se levantó y caminó hasta el escenario.
—Señores, bienvenidos —saludó la mujer con mucha pulcritud. —Hoy, en nombre de mi hijo Andrew y mío les agradezco por venir a la fiesta. Como todos ustedes saben, nuestra capacidad para superar estos tiempos difíciles es gracias a ustedes. A partir de ahora hasta el día en que la Compañía Rickford se convierta en la empresa más importante de todo el mundo espero que sigan apoyándonos. Así que me dispongo a presentarles al festejado de hoy. El futuro presidente de la Compañía Rickford. Para todos, mi hijo Andrew Rickford.
Entre aplausos, Andrew se puso de pie y se dirigió al escenario, cerré mis ojos e intenté respirar paulatinamente. Seguía siendo difícil esto. Al abrir mis ojos observé que trajeron un gran pastel lleno de velas y pronto comenzó a sonar la canción de cumpleaños adaptada por violines.
Todos comenzaron a cantar al unísono, a excepción de nuestra mesa que simplemente aplaudía. Al terminar la canción, Andrew se inclinó a soplar las velas, sin embargo en esos segundos me observó fijamente.
Estaba segura, él me estaba viendo mientras soplaba las velas. ¿Cómo hacia eso? Solo con observar sus ojos azules calvados en mí, hacía que todo mi esfuerzo por olvidarlo se fuera a la basura.
— ¿Estás bien? —preguntó Adam algo preocupado.
—Siento que... debería irme en este momento —susurré casi sollozando. No podía seguir con eso. —No sé qué hago aquí.
—Ha pasado mucho tiempo señorita Alice —al tratar de levantarme una voz me detuvo. Una voz que tanto me desagradaba. —Gracias por aceptar mi invitación —sonrió la Sra. Rickford cínicamente. Simplemente asentí, me era imposible sonreírle a esa mujer. —Ya que estás aquí, ¿Puedo preguntar si ya le deseaste feliz cumpleaños a mi hijo?
— ¿Disculpe? —pregunté bastante extrañada, observé por el rabillo de mi ojo a Adam quien estaba frunciendo su ceño.
—Entiendo que eres una joven muy inteligente y que fuiste educada por el esfuerzo de unos padres humildes pero responsables —simplemente podía observarla sintiendo un mal presentimiento. — ¿Sería mucho pedirte que tocaras el piano para nuestro invitados?
— ¿Alice sabe tocar el piano? —susurró Nathan a David y él levantó sus hombros.
—Creo que no. Esa es la razón por la que la invitó —susurró en respuesta para que Helena Rickford no escuchara ni siquiera un murmullo.
—Ella estaba a punto de irse —mencionó Adam mientras se ponía de pie atrás de mi asiento.
—Lo haré —respondí mientras me levantaba. —Me invitó aquí, y debo darle algo a cambio ¿No es así? —observé que en el rostro de la presidenta se formó una sonrisa maliciosa.
Seguía sin entender porque había aceptado. Quizás fue solo un impulso. Adam me había enseñado a tocar algunas canciones, sin embargo nunca lo había hecho sola.
—Bien, ve alistándote, pronto te llamaré al escenario —se despidió la mujer con esa sonrisa ladeada.
—Vámonos ya Alice —mencionó David mientras se levantaba.
— ¿Por qué? —pregunté firme con mi decisión.
—Hay que irnos ahora. Señorita Abigail, te mentí.
— ¿Qué? —preguntó Abby un poco confundida.
—Andrew no me entregó las tarjetas de invitación, de hecho ni siquiera he hablado con él desde París —admitió un poco avergonzado. —Nathan falsificó las invitaciones.
—Alice, no sabíamos que la presidenta te había invitado —se excusó Nathan, sin embargo ya había tomado mi decisión. Subiría a ese escenario.
—Ahora, la señorita Alice Lawler del Instituto Rickford va a interpretar una pieza musical. Por favor un aplauso —anunció la presidenta haciendo que todos obedecieran, a excepción de Abby, Adam, Nathan, David y... Andrew quien me observaba con pánico.
Un poco temblorosa subí hasta el escenario y me ubiqué en un gran piano de cola. Trataba de calmarme pero no podía conseguirlo.
Toqué una tecla y respiré profundamente antes de continuar. Estos últimos meses había practicado con Adam tocar el piano, sin embargo esta sería mi primera vez haciéndolo sola. Mentalmente recordé las partituras de una canción que adoraba.
"Say Something"
Toqué las teclas según el acorde indicado y mientras lo hacía observé a la Sra. Rickford quien me miraba asombrada y con desdén de odio.
Estaba tocando Say Something... Y lo hacía bien, sin equivocarme.
El tono melancólico envolvió el lugar, sentía una fuerte punzada de nervios, sin embargo ese debía ser mi momento de expresarle a Andrew todo lo que guardaba. Comencé a olvidar a todos los presentes hasta que solo sentí que estaba el piano, Andrew y yo.
Mientras yo lo observaba, él también lo hacía, así que eso facilitó a que yo pudiera cantar.
Sí, sabía cantar, no podía decir que cantaba como Adele, pero sabía defenderme. En mi anterior colegio hacia parte del coro, y aunque el canto nunca fue algo que me llamó mucho la atención, podía decir que me defendía bastante bien.
♪ ♫ "Di algo, estoy renunciando a ti
Seré la indicada, si quieres que lo sea,
A cualquier parte, te hubiera seguido,
Di algo, estoy renunciando a ti,
Y yo... Me estoy sintiendo tan insignificante,
Todo está sobre mi cabeza y no sé nada en absoluto.
Y yo... Voy a tropezar y caer,
Todavía estoy aprendiendo a amar, apenas comenzando a gatear.
Di algo, estoy renunciando a ti,
Y lamento que no pude tenerte,
A cualquier parte, te hubiera seguido,
Di algo, estoy renunciando a ti.
Y yo... Me tragaré mi orgullo.
Eres el único al que amo, y te estoy diciendo "Adiós"
Di algo, estoy renunciando a ti.
Y lamento que no pude tenerte
A cualquier parte, te hubiera seguido,
Di algo, estoy renunciando a ti.
Di algo, estoy renunciando a ti." ♪ ♫
Al terminar de cantar, seguí tocando la partitura hasta el final, sin desviar mi vista de Andrew quien me observaba fijamente escuchando atento cada palabra mientras que sus ojos se cristalizaban.
Me enamoré de sus imperfecciones, me enamoré de la profundidad de su mirada, de su voz, de su misterio, de sus gustos extraños, me enamoré incluso de su frialdad.
En, fin. Me había enamorado perdidamente de Andrew.
Al terminar observé que Nathan se levantó de la mesa y comenzó a aplaudir, pronto todos los invitados arremedaron la acción.
—Al hacer una inesperada petición, parece que se estropea el ambiente —mencionó la Sra. Rickford en el micrófono con una falsa sonrisa tratando de ocultar su odio hacia mí. —Una persona debe conocer su lugar y no hacer cosas fuera de lugar. Pido disculpas por el atrevimiento.
Algo molesta y con mis ojos llorosos decidí bajar del escenario, observé que Andrew me miró un poco preocupado al igual que Adam.
—Todos han estado esperando mucho tiempo para esto —continuó esa terrible mujer sin percatarse que bajé de la tarima y me acercaba a mi mesa. —Hoy tenemos que dar un anuncio muy importante que concierne a la Compañía Rickford, y es la principal razón de que nos hemos reunido.
Observé un poco intrigada a David y Nathan, sin embargo ellos estaban igual de desconcertados que yo.
—Con nosotros, hoy está... la prometida de mi hijo Andrew, la futura esposa del líder de la Compañía Rickford.
Tardé unos segundos en procesar lo que había dicho esa mujer.... ¿Prometida y futura esposa de... Andrew?
Sus palabras en mi cabeza eran cuchillos en mi corazón.
¿Andrew se casaría? Todo parecía tan irreal. Oficialmente estaba muriendo.
No sabía que sentía... Ya ni sabía si podía sentir algo.
—Por favor déjenme presentarles, a la heredera de la Compañía A.K, la señorita Allie Klein. —finalizó de decir esa detestable mujer, y la gran puerta de la entrada se abrió.
— ¡Suéltenme! —por la puerta entraron dos guardaespaldas cada uno sujetando a una chica que iba levantada en el aire pataleando y gritando. — ¡No me gustan este tipo de eventos! —la gente rápidamente comenzó a murmurar y al parecer la chica rubia los escuchó porque comenzó a alterarse. — ¡¿Compromiso?! ¡¿De qué compromiso hablan?! ¡Les ordeno que me bajen!
Pronto sentí la mano de Adam quien comenzó a jalarme y todos salimos del salón para detenernos en el hall.
—Compañía A.K —susurró David un poco confundido.
—Eso en definitiva lo está haciendo la mamá de Andrew —continuó Nathan preocupado.
— ¿Es realmente tan poderosa? La he escuchado pero...—preguntó Abby un poco asustada.
—No tanto en Reino Unido, pero en EEUU es una Compañía muy importante —respondió David después de un suspiro. —Poseen algunos yacimientos y hoteles.
Simplemente guardé silencio mientras los escuchaba hablar. Era tanto el dolor, y la conmoción que sufría, que en ese instante no derramé ni una sola lágrima, por el contrario, estaba conteniendo las náuseas.
No podía moverme ni decir nada, sentía que me habían arrancado el alma.
—Pensé que aún actuaban como niños desconsiderados, pero veo que han madurado — una voz nos interrumpió y era... La Señora Rickford quien entraba con una sonrisa victoriosa. — ¿Por fin lo viste? No cualquier persona se puede convertir en la esposa de mi hijo —mencionó esta vez observándome fijamente a mí mientras esbozaba una ruin sonrisa.
Ella había ganado, lo había conseguido. Se había deshecho de la "Mala hierba"
.
KATHERINE PIERCE
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