38. LEGADO
ANDREW POV'S
En el aeropuerto de la ciudad de París una comitiva completa estaba esperando el Jet privado de la Compañía A.K.
Del Jet descendieron una pareja adulta claramente de alta clase quienes tranquilamente caminaron por la alfombra hasta llegar donde estábamos mi madre y yo.
—Bienvenidos —saludó mi madre bastante sonriente.
—Gracias, es un placer conocerlos al fin. Me han hablado mucho de ustedes —respondió el hombre mientras nos saludaba con la mano.
—Que placer —continuó mi madre saludando a la señora.
—Mucho gusto —saludé esta vez yo formalmente. Sí la reunión con esos sujetos se estropeaba, de seguro mi madre me mataría.
La gran salvación y despegue de la corporación sería aliarnos con la Compañía A.K. Este grupo ha sido nuestra competencia desde hace varias décadas. Sí lanzábamos un proyecto juntos, significaría un gran logro para ambas compañías. Solo era cuestión de convencer a A.K para que no se sintieran estafados con el contrato que obviamente nos favorecía un poco más a nosotros.
—Debería estar orgullosa por tener un hijo tan apuesto —mencionó la señora Klein haciendo que mi madre sonriera con amabilidad.
—Ansiaba conocer a Allie, es una lástima que no nos acompañe ahora —comentó mi madre conservando su sonrisa. Tenía entendido que esa tal Allie era la heredera de la Compañía A.K, así que no debía causar problemas con ella.... Pero ¿Qué demonios creía esa chica para faltar a una invitación formal de los Rickford?
—De seguro ella anda aquí en París visitando los lugares de interés —mencionó el Sr. Klein antes de soltar una corta y sutil risa. —Ya nos dimos por vencidos con ella. Le gusta hacer todo a su manera.
—Me han comentado cosas muy buenas de ella —prosiguió mi madre con una sutil risa. —Espero conocerla muy pronto.
—No deben creer lo que dicen —respondió la mujer con una risa, así que mi madre también rió.
—Los preparativos ya están listos —avisó profesionalmente el Sr.Tanne así que yo asentí.
—Bien, por favor acompáñenme —mencioné con una sonrisa haciendo que los señores Klein asintieran.
Llegamos hasta la sala de conferencia del hotel, así que me preparé para exponer frente a todos los inversionistas en especial para el presidente de A.K
—Para el año 2023 la construcción será terminada. Uno de los objetivos de la Compañía Rickford es convertir al distrito Coita en Incheon en el último Resort City en Asia. Se estará estableciendo con las facilidades de 20 hoteles especiales. La compañía A.K cuenta con la experiencia en las Vegas, Macao y Dubai. Estas ciudades ya cuentan con este tipo de hoteles —mientras hablaba, observé a mi madre que sonreía orgullosa, y luego al presidente Klein quien asentía de manera concentrada. — Si combinamos la infraestructura de la compañía Rickford como Nro. 1 de Europa y los conocimientos y las habilidades en el campo de A.K les aseguro que el beneficio será mutuo y estos planes se convertirán en realidad antes de lo previsto, haciendo historia en la industria hotelera no solo de Asia, sino de todo el mundo —finalicé logrando que todos los presentes se pusieran de pie y aplaudieran. Incluyendo a mi madre y al señor Aaron Klein, presidente de las inversiones A.K
Después de la conferencia nos dirigimos al restaurante Epicure, el mejor restaurante de París. Debíamos hacer que el grupo A.K invirtiera en el proyecto.
—La comida está exquisita —comentó el Sr. Klein después de probar la comida gourmet. Mientras comía guardaba silencio. Yo seguía prefiriendo otros tipos de comida. Difusamente recordé las brochetas de pescado y los Arancini así que decidí tomar un sorbo de vino. Debía concentrarme. No debía distraerme.
—El hotel es sorprendente. París y Venecia han tenido grandes enfrentamientos sobre el título de la ciudad del amor, sin embargo, con este hotel es evidente quien es el ganador —aseguró la señora Addeline con una sonrisa.
Mientras los escuchaba hablar me llegó un mensaje de un número desconocido, así que por debajo de la mesa decidí observar... Sin embargo no era un texto, sino una imagen... Varías imágenes.
Alice estaba en una góndola junto a Adam.
No supe que sentí en ese momento, solo sabía que estaba estrujando con fuerza el celular hasta que mi madre interrumpió.
—Propongo un brindis por la unión de Rickford y la Compañía A.K por un mejor futuro —dijo mientras se levantaba del asiento y elevaba su copa. Inmediatamente los señores Klein imitaron la acción y me vi obligado a soltar el celular para el brindis.
—Salud —respondieron al unísono después de hacer sonar las copas por el contacto. Al sentarnos observé de nuevo el celular y varias fotos de ellos estaban presentes.
Se suponía que eso era lo mejor. Alice y Adam harían que todo esto fuera más fácil para mí.... Sin embargo no me agradaba la idea... Para nada.
Sonaba algo egoísta, sin embargo sabía que debía dejarla ir, pero me exasperaba que ella lo hiciera. Quizás era inevitable que eso sucediera.
El resto del día fue igual que el comienzo. Juntas, reuniones y conferencias. Al finalizar lo único que deseaba hacer era dormir, aunque fueran 2 horas. Cerré mis ojos y rápidamente caí en un agradable sueño hasta que escuché el sonido de una fastidiosa trompeta.
Tomé una de las almohadas de la cama y la coloqué encima de mi cabeza con esperanzas que el sonido cesara, sin embargo fue sin éxito.
— ¡Ok! ¡Ya entendí! ¡Cállate! —ordenaba para que se detuviera, pero el hombre simplemente me ignoraba. Después de varios segundos escuchando ese molesto sonido, me vi obligado a levantarme. —Si no fueras el gerente del hotel, ya te habría despedido —murmuré caminando por su lado. —Buen trabajo —toqué dos veces su hombro para luego dirigirme al baño.
Después de una reunión con un grupo de Luxemburgo, estaba desayunando con tranquilidad hasta que el Gerente Tanne se acercó para mencionar todas mis obligaciones.
—A las 10 tiene una inspección en el lugar de la construcción, A las 12 tomará un Jet para ir a las oficinas de Inglaterra, a las 2 tiene una entrevista para la revista Forbes, a las 5 tiene una cita con el alcalde de París, y...
— ¿Y luego qué? ¿Qué otras citas tengo? —pregunté al escuchar que se detuvo.
—Debería tomarse un tiempo —sugirió sin abandonar el semblante profesional. —Para ver a sus amigos.
—No tengo tiempo —respondí mientras leía unos informes de la construcción.
—Ellos están en París desde ayer.
—Estoy muy ocupado. ¿Quieres que cancele mis citas por mis amigos? ¿Piensas que debería... hacer eso? —todo esto de la empresa me tenía casi acabado y sabía que los chicos no me ayudarían que todo fuera más fácil.
—Por supuesto que no, joven.
Lo que estaba haciendo era lo correcto, así que lo seguiría haciendo sin importar lo que yo quería y lo que querían ellos.
Estaba renunciando a todo. Eso era lo que debía hacer. Aunque me lastimara, debía dejar de lado mis sentimientos. Pronto cumpliría 20 años y no podía seguir jugando como lo estaba haciendo.
Todas las horas seguían siendo las mismas, estaba reunido con mi madre revisando diversos papeles y contratos, cuando viajamos a Inglaterra era lo mismo... Revisando contratos y planos en el Jet sin decirnos ninguna palabra más de la necesaria.
Alrededor de las 5:30 pm caminaba junto el Gerente Tanne y unos cuantos guardaespaldas por uno de los pasillos del hotel hacia una especie de gimnasio privado.
— ¿Qué clase de lugar es este? ¿Por qué el alcalde quiere que nos encontremos aquí? ¿Le gusta el deporte o qué? —pregunté un poco molesto caminando por el centro de entrenamiento.
—Lo siento —se disculpó el Gerente, así que negué con mi rostro. La culpa era de ese maldito alcalde.
—No hay porque disculparse —respondí mientras abría las puertas del gimnasio, sin embargo no encontré al alcalde de París, sino a tres personas que no veía desde hace varios meses.
Ellos sonrieron al verme, y aunque me alegraba verlos después de tanto tiempo, no podía simplemente abandonar todo por lo que había trabajado.
—Hey, ¿has estado bien? — pregunto rápidamente David.
—Ha pasado mucho tiempo —continuó Adam lanzando el balón hacia mí.
Lo demás es algo que preferiría no recordar. David se sulfuró mientras Nathan trataba de controlarlo. Adam simplemente guardó silencio y observaba con atención la situación. Sentí que mi amistad con F4 se iba a la borda.
Pero era mejor de esa forma. Ellos podrían estar bien sin mí, a diferencia de la empresa que necesitaba a su heredero.
A las 2:30 am caminaba por la alberca de la piscina. Odiaba esos pequeños minutos que tenía libre porque miles de cosas pasaban por mi cabeza.
¿Por qué lo correcto tenía que ser tan doloroso? Pensar con la razón y no con el corazón.
—Andrew —escuché una voz a mis espaldas y no fue necesario que girara para saber que era Adam. Tomé un suspiro silencioso... No podía seguir fingiendo desinterés, pero era mi obligación ¿Por qué demonios no me hacían esto más sencillo? —Tengo un favor que pedirte.
—Dime —susurré observando la piscina.
—Habla con Alice una última vez —insistió.
— ¿Por qué debería hacerlo?
—Te lo pido por nuestra amistad.
— ¿Y porque me estás pidiendo este favor? —pregunté nuevamente sin dejar de observar la alberca. Adam era una de las pocas personas que reconocía cuando yo estaba fingiendo o mintiendo, el nació con una especie de don para hacerlo.
—Por el momento es lo único que puedo hacer por ella —susurró con una voz afligida. —Adiós —murmuró para alejarse, sin embargo yo sentía que no podía dejar solo las cosas de esa manera.
—A las 6:00 am. El Gerente Tanne te enviará un correo donde especificará el lugar —mencioné antes de que se marchara. Comencé a caminar alrededor de la alberca, me sentía devastado, deseaba gritar o llorar, pero no debía hacerlo. Simplemente guardé silencio y caminé guardando las manos en mis bolsillos.
A primera hora del día estaba observando las góndolas pasar desde un puente. Alice pronto llegaría y aunque lo que quería hacer era abrazarla y besarla no podía hacerlo.
Odié ver a Alice intentar soportar sus pequeñas lágrimas y me quebrantó verla llorar como una pequeña niña sin consuelo. Pero eso era lo más apropiado que podía hacer.
Decir que los días junto a ella fueron una pesadilla era una completa mentira, sin embargo Alice sí era algo que quería olvidar.
Solo era algo de mi pasado. Alguien que amé, pero debía de dejar atrás.
Solo estaba tratando de proteger a lo que más quería. Eso era lo mejor, lo mejor para ella y lo mejor para mi compañía.
— ¡Quítate! —le grité a un sujeto de seguridad que no me dejaba entrar a la oficina de mi madre. Tenía tanta rabia conmigo mismo y con mi madre que empujé al maldito hombre para poder abrir campo. Sin embargo al entrar, el guardaespaldas comenzó a retenerme hasta que la bruja interrumpió.
—Por favor, déjenos —ordenó, así que el hombre de seguridad se marchó por la puerta.
— ¿Estás satisfecha? —le pregunté al acercarme a su escritorio. Observé que al lado de unos contratos había una serie de fotos en la que aparecía Alice en el puente conmigo. — ¿Estás feliz por lo que acabo de hacer? —susurré mientras apretaba fuertemente mi puño.
—Bueno... Creo que no debemos seguir discutiendo el asunto de esa niñita —mencionó mientras cubría con unos papeles las fotos. —Se ha vuelto un problema.
—Ella no es una niñita —respondí con un hilo en mi voz. —Tu no.... Jamás lo entenderías ¿O sí? —mi madre me observaba detenidamente mientras sentía que mi vista se nublaba. —Ella es la única mujer que he amado desde que nací —susurré casi en un sollozo.
Cuando la conocí toda mi vida tomó sentido. Ya no veía a blanco y negro sino que empecé a ver el color.
Y fue tan fácil, quererla tanto.... Fue algo que nunca imaginé. Eso simplemente pasó.
—Bien, entonces ¿Qué harás? —preguntó después de soltar un suspiro. — ¿Quieres abandonar todo y correr hacia ella? ¿Quieres olvidarte de los empleados de la Compañía y de tu futuro? —apreté con más fuerza mi puño.
La bruja tenía razón... Guardé silencio mientras ella hablaba. Por primera vez en mi vida sentí que si hablaba iba a llorar.
— ¿Qué es lo que diría tu padre? —recordar a mi difunto papá hacia que todo fuera más difícil. Él le entregó toda su vida a esto, y yo simplemente no podía arruinarlo. —Yo sé que te gustaría abandonarlo todo. Pero no olvides a tu padre, él le dedicó toda su vida. ¿Quieres decepcionarlo?
—Ya basta —susurré mientras sentía que mis lágrimas iban a salir. No recordaba la última vez que había llorado... Creía que fue en el funeral de mi padre.
Pero de todas formas no lloraría, no delante de mi madre.
— ¿Y qué me dices respecto a Alice? —insistió la bruja quien al parecer disfrutaba hacer eso. — ¿Quieres que no tenga a donde vivir en todo Cardiff?
— ¿Sabes qué? —mencioné tratando de reunir todas mis pocas fuerzas. — ¡No te meta con ella! —grité con intensidad haciendo que la bruja se sorprendiera y cerrara sus ojos. —Si llegas a tocarla, si rompes tu promesa... Destruyo todo —amenacé antes de salir de la oficina y caminar hacia la mía.
Tuve algo de suerte que estuve en reunión tras reunión, eso hacía que me mantuviera ocupado y no pensara en lo estresante que fueron estos 6 meses.
Trabajaba con dedicación y evitaba dormir, no era porque no podía sino porque no quería. Prefería usar esas horas trabajando que estar pensando en Alice. Me estaba muriendo por dentro.
Me encontraba en un laberinto sin salida. Solo caminaba sin ningún rumbo. A las 4:00 am me encerré en mi oficina para revisar unos planos del proyecto, sin embargo mi vista se fijó en la caja purpura del gran moño.
Por alguna estúpida razón compré esos zapatos. Nunca se los entregaría. Debía esperar a que ella se fuera. Ella estaba bien... O estaría bien sin mí.
Adam la estaría cuidando y si debía renunciar a ella, preferiría entregársela a Adam que al cualquier otro imbécil.
Abrí el computador y revisé unos informes y contratos sin embargo observé detalladamente una carpeta que en su nombre decía "Alice"
Un poco dudoso presioné click sobre el archivo y más de 200 fotos aparecieron sobre la pantalla. Mi respiración comenzaba a fallar y un maldito dolor en mi pecho se hizo presente.
Conecté el proyector con el computador y las imágenes se hicieron presente en una gran pantalla. Pasé foto tras foto recordando aquellos pequeños momentos de mi vida en que fui feliz.
Todos mis recuerdos felices se arremolinaron en mi mente, uno tras uno.... Cada quien tenía una forma de matarse. La mía era esto.
Era imposible sentirme más solo y desdichado de lo que ya estaba.
Mientras veía las fotos, un vídeo sin descargar apareció en mi pantalla.
Ese era un vídeo que Adam había enviado hace una semana... No tuve tiempo de escucharlo... y tampoco había querido hacerlo....
Con mis manos temblorosas descargué el vídeo y una fuerte opresión en mi pecho apareció al ver la imagen de Alice con una sonrisa nerviosa.
—Ah... hmm... Andrew... ¿Me escuchas? Desde el día en que desapareciste he pensado en ti y...es... extraño.
Estaba en mi límite, no podía soportarlo más. Una lágrima se derramó en mi rostro y solo podía respirar para poder controlarme.
—Solo me viene a la mente que discutíamos... todos mis recuerdos son de nuestras peleas, pero aun así, sonrío cuando pienso en ti.
Continué llorando mientras veía borrosamente la pantalla. ¿Qué demonios había hecho? ¿Por qué la había alejado de mi lado? Podría trabajar en la compañía y estar con Alice al mismo tiempo.... Sería arriesgado, y estaría jugando con el futuro de la empresa, pero no podía seguir estando lejos del amor de mi vida.
— ¿Cuándo vas a volver para pelear conmigo? Creo que te echo de menos.
Al terminar el vídeo, me levanté decidido para salir de la oficina. Arreglaría todo. Iría por Alice. No era demasiado tarde. Regresaría a ella.
Antes de poder salir una voz de un vídeo me detuvo.
—Andy —me detuve al escuchar la voz del vídeo. Mi padre me llamaba así... Volteé lentamente a ver la pantalla, y un vídeo se había reproducido automáticamente. —Vamos juntos ¿Te gusta? ¿Has visto esta belleza de avión antes? —observé en la pantalla que mi padre me mostraba un pequeño avión antiguo... Yo tenía en ese entonces 8 años. —Más adelante podrás volar esto —mi padre de forma orgullosa me cargó hasta sentarme en el asiento del piloto. —Este es el timón.
— ¡Si papá! —observé en el vídeo, que yo respondí mientras tocando el timón.
— ¿Puedes ver? Hay mucho botones. Tienes que aprender todo esto para aprender a volar —observaba el vídeo y solo pude confundirme más. — ¿Quién eres tú? Pequeñín.
— ¡Andrew Rickford!
— ¿Y Andrew es?
— ¡Soy tu hijo, y tú mi papá! —observé que levanté mis manos mientras le respondía a mi padre.
— ¿Qué harás si papá no está? —cerré mis ojos al recordar lo que yo diría...
— ¡Cuidar de mi mamá, de mi hermana y del grupo Rickford!
—Andy, ¿Puedes prometérmelo de hombre a hombre?—dijo mi padre mientras estiró su dedo meñique hacia mí.
Mientras observaba el vídeo me fue imposible no llorar de nuevo. Parecía que el destino deseaba jugar conmigo.
— ¡Si señor! —respondí mientras colocaba mi mano en mi cabeza como un sargento y luego crucé mi meñique con el de mi padre. — ¡Es una promesa!
Observé la pantalla y la promesa se repetía una y otra vez en mi mente. Esa promesa que me mantenía atado a la compañía y que a su vez partía mi alma.
¿Por qué estaba haciendo todo esto? Estaba comenzando a perder la cabeza. Estaba a punto de dejar mi verdadero yo abandonado a la deriva.
"No pierdas quien eres" Era una de las frases que mi padre siempre repetía, sin embargo hacía todo esto por él... Por su esfuerzo, deseo y legado.
Era difícil seguir a tu corazón y hacer lo correcto al mismo tiempo. Solo debía escoger una y quería convencerme mentalmente que estaba bien no sentirme bien.
Llorar no significaba haber perdido, todos tenemos heridas. Pero yo las estaba profundizando. Esto era más de lo que podía manejar. Comenzaba todo a salirse de mis manos... No podía reconocerme, ya no era fiel a lo que yo era. Entonces ¿Quién soy ahora?
Comenzaba a perder mi nombre, y todo mi apellido monopolizaba mi ser. Empezaba a tener miedo. ¿En qué me había convertido? Parecía que todo estaba ardiendo en llamas.
Estaba dolido, me sentía perdido, estaba siendo abandonado en mi propia oscuridad y no podía encontrar una manera de salvarme.
¿En qué momento había perdido las riendas de mi vida?
¿SIGUEN ODIANDO A ANDREW?
VOTA SI TE GUSTÓ EL POV'S DE ANDREW. ME ESFORCÉ UN MONTÓN EN ESCRIBIRLO.
¿QUE LES PARECE UN MARATÓN?
KATHERINE PIERCE
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