37. PESADILLAS Y CRUELDAD
Después de varias horas escuché que alguien abrió la puerta y comenzó a zarandearme levemente, esperaba que dicha persona tuviera una excusa excelente para despertarme. Abrí mis ojos un poco cansaba y observé que Adam estaba sentado a la orilla de mi cama.
—Lo siento por la hora —mencionó en voz baja con una sonrisa. Un poco extrañada observé el reloj que marcaba las 5:30 am
— ¿Qué sucede? —pregunté después de lograr sentarme en la cama.
—Acompáñame a un lugar.
— ¿A esta hora? —pregunté un poco incrédula y él asintió.
Después de bañarme y vestirme bajé al lobby en donde estaba Adam esperando. Seguí a Adam por la terraza del hotel mientras bostezaba. Eran las 5:50 am y el sol aún no había salido, pero pronto lo haría.
—Sé que hay personas que hacen ejercicios en la noche ¿Pero una caminata en la madrugada? — refunfuñé moviendo mis brazos como una pequeña niña.
—Ya llegamos —dijo Adam deteniéndose en la mitad de la nada. —A partir de aquí debes ir sola. Cruzando aquel puente...—señaló un puente de unos pocos metros que estaba por encima de una canal. —Está la razón por la que viniste aquí.
La razón por la que vine...
Era Andrew.
Todo el sueño y cansancio abandonó mi cuerpo para remplazarlo por unos fuertes nervios.
—Adam...—susurré al ver que él comenzó a devolverse por donde vinimos.
Caminé un poco confundida hasta el puente sobre la canal, y a medidas que iba subiendo unas escaleras, reconocí una silueta familiar.
La razón por la que estuve llorando todos estos días. Él estaba en el puente observando las góndolas pasar. Un poco nerviosa seguí subiendo las escaleras.
Debía hablar con Andrew... Debía enfrentarlo... En ese momento pensé que no había próxima vez, no había segunda oportunidades, a veces era ahora o nunca.
—Ho-hola —susurré mientras lo observaba. Él usaba una camisa blanca arremangada, unos Jeans oscuros y estaba guardando sus manos en sus bolsillos. —Gu-gusto en verte —susurré nuevamente al observar que el giraba su vista hacia mí.
— ¿Y? —arqueé mi ceja sin entender. — ¿Por qué viniste? —explicó seriamente. Solté un pequeño suspiro. No importaba cuanto ardiera mis ojos, no debía llorar.
—Yo-yo supe q-que tu papá murió y lo siento.
—Gracias —susurró sin ninguna emoción. —Así que... ¿Viniste hasta aquí para decirme solo eso? —guardé silencio durante unos segundos así que continuó. —Imagino que te está yendo bien.
— ¿Q-que?
—Cómo puedes ver a mí me va de maravilla. Ahora soy una persona muy ocupada —mencionó observando de nuevo el paisaje que proporcionaba el puente. —Bueno, ya te diste cuenta. Te puedes ir tranquila —terminó sin ni siquiera mirarme.
Guardé silencio, porque sabía que sí hablaba, lloraría.
— ¿Qué? ¿Hay algo más? —preguntó al ver que yo no me marchaba.
—D-dime la verdad —sollocé. — ¿Eso es lo que piensas?
— ¿Qué es lo que quieres? —preguntó con tranquilidad. —Ya lo sé. Quieres que diga "Lo siento" "Regresaré contigo" ¿En verdad es eso lo que quieres escuchar?
Lo observé con horror al recordar su último mensaje "Espérame...Regresaré pronto. Te amo Alice Lawler" Escuché como rió amargamente y mi mundo se destruía.
— ¿Por qué me dices eso? —sollocé con las lágrimas al borde. Lloraría, sabía que lo haría... Solo rezaba para hacerlo cuando Andrew se alejara.
—Ayer Adam me suplicó para que hablara contigo una última vez. Dijo que era mi deber por lo menos aclarar las cosas. Y eso es lo que estoy intentando —mencionó seriamente.
Parpadeé varias veces con ánimos de retener mis lágrimas.
—Tú una vez dijiste que somos del mismo mundo, y no voy a contradecirte eso. Sin embargo te equivocaste en una cosa.
— ¿Qué?
— ¿Qué es lo que ves? —preguntó señalando el horizonte.
— ¿París? —contesté un poco insegura. No comprendía en que se relacionaba todo esto... Sin embargo escuché de nuevo su amarga risa.
—Tú ves a Paris. Yo veo un gran futuro y una buena inversión —contestó para después observarme fijamente. —A pesar de que estamos parados en el mismo lugar, no vemos las mismas cosas —después de decir eso volvió a mirar el horizonte. —Soy parte de una nueva realidad.
—Ok, ya lo veo. Ahora lo entiendo —sollocé con mis ojos cristalinos. —Pretendes no conocerme y ni siquiera me miras. ¿Esta es tu realidad? —pregunté aumentando mis sollozos. Parecía que él se divirtiera con mi dolor. Sentía que estaba en un mundo que ardía y me estaba consumiendo. —Así que para ti soy... soy...
—Una pesadilla que quiero olvidar —complementó fríamente.
Bastaron esas palabras para que todas mis lágrimas se derramaran de mi rostro.... En ese momento ya no sabía que sentir.
—Eso fue cruel Rickford. Te has vuelto demasiado cruel —susurré mientras sentía mis lágrimas caer. Al final la vida tiene destinado a cada quien en su lugar... Y yo estaba sufriendo por tratar de tocar el fuego.
—No. Siempre he sido así. Solo pretendía no serlo —aclaró, así que después de un suspiro reuní mis últimas fuerzas. Tenía tantas cosas que decirle y preguntarle... pero en ese momento ya no importaba. Ya nada importaba.
—Bien. Ya me voy. Cuídate —susurré secando mis lágrimas.
—Sólo preocúpate por ti misma —sentenció antes de dar media vuelta y luego continuó caminando por el puente.
Mi mundo se detenía y observaba paulatinamente a Andrew alejarse. Todo mi interior se quebrantaba. Él había roto no solo mi corazón sino todo mi ser.
Creí en ese momento, que no había peor sentimiento que extrañar a alguien que ya no pensaba en ti. ¿Realmente él había dicho que era solo una pesadilla? ¿Solo fui eso para él? ¿Algo que quería olvidar?
El sol comenzaba a salir y caminaba casi sin corazón hacia el hotel. En un momento decidí recostarme a los pies de unas columnas tratando de procesar todo lo que había sucedido.
Él decidió alejarme, él decidió dispararle a mi corazón. No quería saber nada más de Andrew y aunque recordarlo ardía, no caería de nuevo. No dejaría que esto me destruyera.
De pronto uno de los gondoleros se acercó a saludarme así que rápidamente sequé mis lágrimas y le sonreí.
—Jolie fille, êtes-vous d'accord?
— ¿Qué? —pregunté al no entenderle.
— ¿Hablas español? —preguntó nuevamente el hombre y asentí. Después de pensarlo un poco, decidí tomar un viaje en góndola. —Tú eres mi chica especial de la suerte, porque eres la primera del día—dijo el hombre con un acento un poco marcado... Simplemente asentí y saqué de mi bolsillo dinero para que el cantase una canción. —No, no, no. Yo invito.
El hombre comenzó a remar en la góndola y pronto una hermosa melodía envolvió el lugar.
Escuché con atención la canción en francés hasta que mis lágrimas insistieron en volver a salir. Andrew había aparecido en mi vida de una manera tan rápida e intensa y de ese mismo modo se había alejado.
Él Andrew que había visto hoy no se parecía al Andrew que una vez amé.
"Andrew R ❤ Alice L. ¡Primera noche!"
Intentaba guardar mis sollozos al recordar la vez en que nos habíamos quedado encerrados en la cabina del teleférico. Siempre fue tan terco, incluso esperó por mí en la nieve muchas horas. Él siempre hacía lo que quería... siempre lo hizo... También recordé cuando dijo delante de todo el instituto que yo era su novia... sin habérmelo preguntado antes.
"A partir de hoy, y en adelante. Alice Lawler de 2do año, clase B, es mi novia"
También me llevó a Nueva Caledonia porque quería hacer algo lindo para mí.... Incluso me mostró el corazón formado en la tierra desde el helicóptero.
"¿Lo ves? ¿Mi corazón?"
¿Eso también había sido una completa mentira? Mordí mi labio al recordar la famosa "Baratija" Abby me había dicho que esa manilla se le debía entregar al verdadero amor.
Andrew.... Todo parecía tan distante, tan lejano... Como si hubiera sido un sueño.
Él siempre me ayudó, aparecía en los momentos indicados. Comencé a recordar cuando Andrew me salvó de los estudiantes que incendiaron mi bicicleta. También cuando él soportó a Ander solo por mí... Ese día fuimos a la pista de patinaje y Andrew fue muy atento conmigo cada segundo.
Por un momento, pensé que los únicos recuerdos que tenía con Andrew eran nuestras constantes peleas... Pero me equivocaba.
Él se encargó que decoraran todo un parque para que yo sintiera como era estar en los Campos Elíseos. También mandó a hacer una cadena especialmente para mí. Incluso cuando estaba enojado conmigo, arriesgó su vida buscándome en una colina nevada o se dejó golpear por 5 hombres solo para que no me lastimaran.
¿Todo eso fue una pesadilla para Andrew? ¿Solo signifiqué una mala hierba que no lo dejaba crecer? Cada recuerdo punzaba mi corazón.
Él fue tan fuerte, y yo tan débil... Me ilusioné y me equivoqué. Se suponía que debía tener precauciones con el amor, y no lo hice. Ahora mi corazón estaba roto y su herida estaba abierta.
Mi dolor se resumía en 5 palabras: Él ya no me amaba.
Mientras lloraba fuertemente como una niña pequeña sin importar que alguien la escuchara entendí que el dolor me hacía más fuerte, las lágrimas me hacían más valiente y el corazón roto un poco más inteligente.
Perder a Andrew era un sentimiento desgarrador, pero era aún más triste amortiguarme por su recuerdo.
Tenía que comprender que era imposible ser feliz si me aferraba a cosas que me hacían estar triste.... Él no regresaría, y tampoco quería que lo hiciera.
No voy a negar que alguna vez Andrew me hizo feliz. Lo amé y no me arrepentía de haberlo hecho, porque aprendí algo de toda esta historia. Me llevé una linda experiencia.
A veces se gana perdiendo.
Después de limpiar mis lágrimas al ver que el pequeño viaje en la góndola había terminado, caminé un poco más tranquila por el centro comercial y finalmente decidí sentarme en una banca.
Andrew no fue un error, él había llegado a mi vida para enseñarme lo que era el amor. Mientras estaba sumergida en mis pensamientos, alguien puso un helado delante de mí.
—Cette jolie dame peut acheter cette crème glacée? —preguntó la persona que tenía el helado a pocos centímetros de mi cara.
—Disculpe señor, pero no hablo muy bien francés así que...—mis palabras se atoraron en mi garganta al ver a la persona que me ofreció el helado. Era Adam. — ¿Qué fue lo que dijiste? —pregunté y él sonrió.
— ¿Puede esta linda señorita comprarme este helado? —respondió mientras se sentaba en la banca.
— ¿Y crees que puedes vender cualquier cosa de esta manera? —pregunté cruzando mis brazos y fingiendo estar indignada. Claro que mi risa me delataba.
—Ya sé que tú me lo compraras. —aseguró esbozando una sonrisa. Observé el apetitoso helado de vainilla con chocolate y sabía que Adam tenía razón.
— ¿Cuánto cuesta?
—Hmm... Un día —respondió después de pensarlo unos segundos.
— ¿Un qué?
—Eso es lo que cuesta el helado. Que pases un día junto a mí —observé a Adam quien me ofreció nuevamente el helado, así que con una sonrisa lo acepté. El dulce siempre subía mi ánimo, al igual que lo hacía Adam.
Adam y yo recorrimos el centro comercial comiendo el helado y luego nos dirigimos a los juegos. En eso gastamos demasiado tiempo ya que nos subimos y jugamos prácticamente en todo. A pesar de que ya casi tenía 17, la emoción de esos juegos era para siempre. Reí y me divertí con muchas fuerzas. Comenzaba a abrir otro capítulo en mi vida.
Luego fuimos a ver las tiendas donde nos entretuvimos jugando con los maniquíes hasta que yo dañé el brazo de uno y salí corriendo del local seguida por Adam.
Estaba en París, podía hacer ciento de cosas, sin embargo lo que quería hacer era algo simple y sencillo: Recordar mi infancia en donde lo único que me lastimaba era un raspón de mi rodilla.
ADAM POV'S
Durante todo el día fui a todos los lugares que mencionaba Alice. Desde un centro de juegos hasta las tiendas del centro comercial, también habíamos reservado unas boletas para ver un show que iba a presentar por la noche.
Me reconfortaba un poco que Alice sonreía, sin embargo sabía que ella deseaba llorar. Alice podía fingir una sonrisa. Podía forzar una risa... Pero solo era una humana. Una humana que colapsaba y se quebraba.
Al entrar a una tienda Alice comenzó a ver los zapatos y se detuvo en una baletas grises para admirarlas. Me causó un poco de gracia esa acción, debido a que en su alrededor habían cientos de zapatos llamativos y de gran tacón... Sin embargo ella se fijó en el par más sencillo y tierno de toda la tienda.
Después de mirarla con diversión, volteé mi rostro hacia el ventanal de la tienda y observé que Andrew caminaba junto a su comitiva. Él caminaba leyendo uno papeles, sin embargo el Gerente Tanne le dijo algo al oído haciendo que Andrew girara su rostro hacia la tienda en donde estábamos nosotros.
Observó a Alice y se detuvo durante unos segundos, sin embargo giró su rostro y siguió caminando.
No podía creer en la forma tan idiota en la que él se estaba comportando. Todo eso lastimaba aún más a Alice. Su pequeño corazón no podía seguir soportando más cicatrices. Observé inmediatamente a Alice quien seguía admirando los zapatos... Fue suerte que ella no observara a Andrew.
Alice giró las baletas y observó el precio con un rostro bastante sorprendido. Rápidamente los regresó al mostrador. Me acerqué a ella y coloqué mi mano en su hombro para guiarla a una tienda de perfumería al frente de la tienda de zapatos.
Ella se quedó oliendo todas las fragancias, así que aproveché para regresar a la tienda de zapatos.
—Buenos días señor —saludó la vendedora. — ¿Puedo ayudarlo en algo? —sin responder me acerqué a las baletas grises anacaradas.
— ¿Para su novia? —preguntó la mujer. —La chica que estaba con usted hace unos minutos pareció encantarle esta nueva colección de Jimmy McQueen —asentí, así que mencioné la talla de zapato de Alice. —Oh! Que suerte. Solo hay dos pares de esa talla. De hecho solo hay dos pares de esa baleta —mencionó la mujer mientras caminaba hasta la caja de pago.
Después de comprar los zapatos salí del local, pero me escondí en unos pilares al ver a Andrew entrar a la tienda. Observé inmediatamente el local de al frente y vi a Alice divertida oliendo todas los perfumes.
De nuevo me concentré en Andrew quien se adentraba a la tienda buscando algo. Cambié mi vista hacia las únicas baletas grises y una chica rubia los observaba un poco fascinada. De repente Andrew cogió los zapatos, sin embargo la chica también lo hizo.
—Suéltalas —espetó Andrew jalando las baletas.
— ¡Yo las vi primero! —reclamó la rubia jalando también los zapatos.
—Yo los tomé primero, así que suéltalas —insistió Andrew forcejando por las baletas un poco fastidiado.
—Muérete —dijo la chica bastante decidida.
—Lo siento mucho señorita, ¿Podría por favor cederles los zapatos al joven? —interrumpió el Sr. Tanne haciendo que la chica algo desconcertada aflojara un poco los zapatos haciendo que Andrew le arrebatara el par.
— ¿Y porque? —preguntó un poco perpleja.
—Señor, ¿Sabe que número calza? —preguntó la vendedora de la tienda que me atendió hace unos minutos.
— ¿Número? —preguntó Andrew un poco extrañado. Solté un suspiro al escuchar su respuesta. ¿En serio él no sabía cuánto calzaba su novia? —Oye —mencionó viendo a la mujer que torcía sus ojos un poco frustrada. —Pruébatelos —Andrew se agachó y le quitó las botas de tacón a la rubia para ponerle las baleta mientras ella reclamaba. —Te quedan perfectos —observé a la distancia y los zapatos habían encajado perfectamente. Confirmé que la chica calzaba igual que Alice debido a que esa era la única talla y era la misma que yo llevaba en la bolsa de compras. —Ahora quítatelos —negué con mi rostro al escuchar a Andrew. ¿Realmente él haría que esa chica decidida, le entregara los zapatos que estaba usando?
Andrew había madurado y cambiado, sin embargo seguía siendo lento en algunas cosas.
—No quiero —mencionó la mujer sacando su lengua para luego salir corriendo por toda la tienda.
— ¿Por qué eres tan necia? —preguntó Andrew un poco frustrado y comenzó a correr detrás de aquella chica ágil. Me escondí un poco más detrás de los muros para evitar que él me viera. Luego observé que Andrew jaló el brazo de la chica haciendo que esta se resbalara y con rapidez Andrew la sostuvo para evitar que ella cayera.
La mujer se quedó observando a Andrew durante varios segundos mientras era sostenida entre sus brazos, así que Andrew aprovechó la situación para quitarle las baletas y lograr su cometido.
Dirigí mi mirada de nuevo a la perfumería y Alice comenzaba a salir, así que rápidamente me acerqué a ella.
—Hola —mencioné con una sonrisa haciendo que ella se sorprendiera.
—Hola —respondió con una sonrisa. — ¿Qué es eso? —preguntó señalando la bolsa.
—Compré unas cosas para David y Nathan.
—Ah! ¿A qué hora es la función? —revisé mi reloj y comprobé que faltaba menos de 30 minutos.
—Vámonos, ya va a empezar —mencioné mientras la tomaba del brazo y la hacía caminar, sin embargo observé una última vez a Andrew quien estaba sosteniendo una caja decorada con un gran moño. También observé a la chica rubia quien estaba sentada en un sofá con los brazos cruzados.
Fui con Alice al espectáculo del Cirque du Solei que se estaba presentando en la ciudad, ella disfrutaba el show con una cara de asombro. Debía de admitir que eran demasiado buenos. Dejarían humillados al circo de Cardiff.
Mientras Alice observaba con una gran sonrisa el espectáculo, yo pensaba en dos cosas.
La primera es que no sabía quién estaba más emocionada, la niña de unos 7 años al lado de nosotros o Alice.
Y la segunda. Sí Andrew dijo que ya no tenía ningún interés por Alice ¿Por qué compró esos zapatos con tanta insistencia? Algo no cuadraba, sin embargo me era imposible averiguarlo. Andrew era toda una caja de sorpresas.
Horas después al llegar a la suite no encontramos ningún rastro de David y Nathan así que los llamé mientras Alice leía unas revistas.
—David ¿Dónde están? —pregunté después de escuchar la voz de David.
—Sobre eso... Nathan tuvo un negocio de emergencia así que decidí acompañarlo. No pude llamar antes.
—Bueno, no importa. ¿Están en Cardiff?
—No, en Rusia, pero mañana en la noche regresaremos a Gales —respondió serenamente.
—Bien, adiós —corté y me acerqué a Alice quien me observaba un poco extrañada. —Tenían unas cosas que hacer y se fueron antes.
—También deberíamos irnos —sugirió Alice al ver que en la televisión se transmitía una publicidad del hotel protagonizada por Andrew. Rápidamente cogí el control y lo apagué.
—Nos vamos mañana en el primer vuelo —mencioné haciendo que ella sonriera.
Esbozó esa sonrisa que tanto odiaba. Aunque ella se sintiera destrozada, siempre sonreía para que nadie se preocupara.
¿PORQUE CREEN QUE ANDREW COMPRÓ ESOS ZAPATOS?
NOTA: TODAS LAS RESPUESTAS ESTARÁN EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO CON UN POV'S DE ANDREW, PERO LLEVO APENAS 1500 PALABRAS Y TENGO TANTAS IDEAS EN MI CABEZA.
CUANDO ESTE CAP LLEGUE A 10 VOTOS SUBO EL SIGUIENTE CAP ;)
KATHERINE PIERCE
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top